Jhoalys Siverio (Correo del Caroní)
El 18 de febrero de 2019, Damaris Cervantes, trabajadora de Corpoelec y miembro de la Intersectorial de Trabajadores de Guayana (ITG), ofreció declaraciones a los medios de comunicación para advertir lo que era evidente: la falta de mantenimiento en las centrales hidroeléctricas del estado Bolívar.
Ese día, en compañía de José Cedeño, jubilado de Corpoelec, y Geovanny Zambrano, trabajador de la estatal, Cervantes denunció una serie de carencias en la dotación de uniformes e implementos de seguridad para los empleados. Además, aseguró que sólo hacían el 50% del mantenimiento a las máquinas por no contar con los insumos necesarios.
El 18 de febrero de 2019, Damaris Cervantes, trabajadora de Corpoelec y miembro de la Intersectorial de Trabajadores de Guayana (ITG), ofreció declaraciones a los medios de comunicación para advertir lo que era evidente: la falta de mantenimiento en las centrales hidroeléctricas del estado Bolívar.
Ese día, en compañía de José Cedeño, jubilado de Corpoelec, y Geovanny Zambrano, trabajador de la estatal, Cervantes denunció una serie de carencias en la dotación de uniformes e implementos de seguridad para los empleados. Además, aseguró que sólo hacían el 50% del mantenimiento a las máquinas por no contar con los insumos necesarios.
“Todo lo que se necesita para el mantenimiento de las unidades generadoras y el área de transmisión no lo tenemos (...) muchas veces ni contamos con un destornillador para atender una máquina. Asumimos el riesgo y trabajamos expuestos”, declaró Cervantes aquel día en el que empezó la persecución contra ella y sus dos compañeros.
Cervantes se refirió también a unas unidades generadoras en alto riesgo porque estaban por encima de su capacidad. Advirtió que su paralización podía implicar una destrucción de la central hidroeléctrica. Comparó esta alerta con lo que pasó en Rusia con la central hidroeléctrica Sayano.
El jueves 7 de marzo, a menos de un mes de sus denuncias, ocurrió el gran apagón nacional. Esa tarde, antes de que todo el país quedara sin electricidad, Damaris Cervantes recibió la notificación de despido. Tres días después, funcionarios del Servicio de Inteligencia (Sebin) estuvieron en casa de su hermana y de otros familiares, incluso vecinos, tratando de dar con su paradero.
Cervantes tuvo que exiliarse de Venezuela, luego que su compañero Geovanny Zambrano fuera detenido en dos oportunidades. Primero fue el 11 de marzo por parte de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), y al día siguiente lo detuvo el Servicio de Inteligencia (Sebin). En ambos casos lo interrogaron por el paradero de Damaris.
Las últimas declaraciones -desde el exilio- de la extrabajadora de Corpoelec, junto a José Cedeño, fueron a finales de marzo en una entrevista para Correo del Caroní, donde ambos afirmaron que continuarían los apagones por daños en los equipos y disminución en la capacidad de transmisión.
Más de un año ha transcurrido desde aquella advertencia que implicó su persecución política, es el mismo tiempo que varias regiones del país llevan padeciendo por el declive del sistema eléctrico con constantes apagones y fallas eléctricas, producto de la mala gerencia.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/especiales/5155-damaris-cervantes-perseguida-por-denunciar-la-desidia-en-las-centrales-hidroelectricas.]
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