Julio Reyero
La Iglesia es otra de las estructuras del poder Da igual cuando
leas esto. Y no por mantener cierta invisibilidad deja de existir. El problema es
que hoy en día no solo la gama cromática parlamentaria verde-azulada en la
Península Ibérica defiende sus preceptos, sino que prácticamente no hay
oposición en todo el ámbito político.
Desde luego – y siguiendo con el caso del Estado Español - hay
posturas más ásperas que otras. Por poner un ejemplo, los intentos de endurecer
el código penal, tanto para las mujeres que aborten como para aquellos que
colaboren, han sido constantes desde Gallardón hasta los neofranquistas de Vox.
Desde hace años este tema figura en una tabla que distribuyen grupos fanáticos
invitando indirectamente a votar a esa formación, pues es la que mejor defiende
los preceptos religiosos que ellos seleccionan adecuadamente de la Biblia.
Alimentando a la Bestia
Con un poco de estómago y mucho humor negro se puede visitar la
web de Hazteoir, ver 13tv o escuchar la Cope, para comprobar quién ha estado
alimentando la bestia parda durante años y qué poco se dice. Es conveniente recordar
que 13tv, quizá la cadena más volcada en propagar las ideas reaccionarias extremas,
lleva 9 años con unas pérdidas anuales medias de 10 millones de euros, una
situación que en cualquier empresa llevaría a la quiebra técnica. En este caso
la Conferencia Episcopal se ha estado encargando de la «respiración asistida»
financieramente hablando. Esto debería llevarnos a afirmar sin duda alguna que,
hoy en día, el mejor antifascismo que se puede enarbolar es la crítica acerada
a las estructuras del cristianismo católico, algo que sería mucho más sencillo
de hacer de no ser por la actitud de partidos y organizaciones de izquierda,
que en ocasiones llega a la connivencia con esas mismas estructuras.
Hemos visto a una concejal de Madrid pidiendo disculpas al
arzobispo por la protesta en una capilla universitaria que la llevó a juicio, también
situar en puestos de responsabilidad a personas vinculadas a Cáritas o lavar el
pasado del Padre Ángel protagonizando una cena de pobres en el Ayuntamiento de Madrid
por parte de la exalcaldesa Carmena, acciones que vienen a confirmar, para
nuestra desgracia, lo que estamos señalando. Qué pocos se acuerdan del
nombramiento de Ana Botella como Presidenta de honor de Mensajeros de la Paz,
hecho que representaba como ningún otro las buenas relaciones históricas de ese
sacerdote con las altas esferas del PP de Aznar. Pero vamos, que no estamos
descubriendo la Atlántida. Algún titular de prensa hace referencia directamente
a «los sectores cristianos de PSOE y Unidas Podemos».
La Iglesia y el franquismo
Los trabajos de memoria histórica en torno a la contrarrevolución
de 1936 con la represión franquista consecuente han sido uno de los puntos
donde han crujido las costuras. Y lo
han hecho porque la realidad histórica, por muy interpretable que sea, a veces
también es tozuda. Se lleva tiempo haciendo pasar a la Iglesia en este asunto
por un ente neutral entre víctimas y verdugos, si no directamente como víctima
del anticlericalismo más feroz, algo que supone un revisionismo histórico a la
altura de los negacionistas del Holocausto. Hay fotografías, documentos
escritos y cientos de testimonios incuestionables en decenas de libros
publicados que sitúan a sus curas y obispos promoviendo, financiando, aplaudiendo
y lucrándose de la matanza ideológica que supuso la guerra abierta (a lo que
denominaron «Cruzada») y las décadas de represión posterior en dictadura. Por
ello, resulta atroz contemplar al arzobispo de Valladolid en un acto de
homenaje a las víctimas del franquismo impulsado por los partidos de izquierda
de la ciudad. No como muestra de arrepentimiento de la colaboración en los
asesinatos de la institución que representa, no, sino como funcionario de la
muerte que pasaba por allí a un acto fúnebre donde el mensaje principal es que
nos llevemos bien con nuestros verdugos. Y esto sucede mientras el último
bastión defensor de los homenajes al dictador es una abadía benedictina.
Dentro de
ese comportamiento generalizado hay que reconocer que algo está moviéndose (no
me atrevo a decir «cambiando »). Al traslado de los restos de Franco le sigue
ahora la intención de sacar a los religiosos de Cuelgamuros, algo que no se puede
dejar de aplaudir como primer paso para la transformación completa del recinto
o su demolición directamente (siempre hay que aportar ideas). Se ha hablado de
trasladarlos a Paracuellos del Jarama para seguir con su actividad, en sus
propias palabras, a favor de «los caídos por dios y por España», lo que no deja
de ser un exceso de sarcasmo que viene a reírse de nuevo de las víctimas. Tampoco
sorprende mucho que Monseñor Reig Plá, obispo de Alcalá de Henares, les haya
ofrecido cobijo. No hace demasiados años que se publicaba una fotografía suya
en un oficio religioso para la Hermandad de los Mártires de Paracuellos con la
bandera franquista al lado del altar. Y con memoria (o con un rato en cualquier
buscador), encontraremos declaraciones sonrojantes cargadas de odio contra el
colectivo LGTB, el feminismo, etc., pero de las que no hacen intervenir a la
fiscalía, por supuesto. Lo que sí suele sorprender un poco más es saber que
Convergencia i Unió evitó con una enmienda a la Ley de Memoria Histórica la
liquidación de la fundación gestora del Valle de los Caídos. Los hermanos
benedictinos de Montserrat acudían así al auxilio de los madrileños, utilizando
al partido como correa de transmisión de sus intereses. Sí, los mismos que organizaban
misas por la independencia.
También
se ha abierto el debate público de hacer pagar a la iglesia el ibi y otros
impuestos de los edificios y empresas que poseen no destinados al culto, y en
línea con ello se estaban revisando los edificios y terrenos que robaron bajo
el método de la inmatriculación. Echando la vista atrás y sabiendo del interés
del gobierno político (no el real, el económico), dudo mucho que estas medidas se
lleven a efecto, sino que seguramente vengan a constituir una amenaza
disuasoria, que diría cualquier psicópata de despacho presidencial para
justificar sus misiles. Porque esa relación de mecenazgo de la iglesia para con
la ultraderecha no se le escapa ni a Pedro ni a Pablo, y perfectamente han podido
ver con buenos ojos la estrategia de amenazar a las sotanas para debilitar a
los de Abascal.
Siendo
así, quedándose en un amago, quizá sea incluso lo mejor que nos puede pasar. No
vaya a repetirse la hazaña de Zapatero de cobrarles el IVA. En aquella ocasión,
tras tres amenazas de sanción de la Unión Europea al gobierno español por
mantener a la iglesia exenta de ese impuesto, se les obligó a pagar. Pero el
cobro de esos 30 millones de euros nos salió caro. Para compensar, se subió la
cantidad de la casilla del IRPF del 0,5 al 0,7 lo que supuso a la Conferencia
Episcopal aumentar la recaudación respecto al año anterior en más de 70
millones. La sonrisa en rueda de prensa de su portavoz, Martínez Camino, era el
resumen perfecto de la operación.
Si
queremos hacer frente de forma más eficaz a la amenaza de la extrema derecha lo
más inteligente es no abandonar la actitud beligerante contra su fuente
material e ideológica. El franquismo no fue nacional-católico por casualidad y
el patriarcado ha sido y sigue siendo justificado por la religión como hijo
predilecto.
Por ello
es posible que no se entienda esta relación de gobiernos que se dicen
progresistas con quienes ponen en peligro la vida y la libertad de los
colectivos socialmente más explotados, pero hay que entender que el poder, de
cualquier signo, siempre busca la paz social por encima de la justicia, y los
púlpitos continúan siendo una herramienta de calidad para ello.
[Artículo
publicado originalmente en el periódico CNT
# 423, Madrid, abril-junio 2020. Número completo accesible en https://cloud.cnt.es/s/PBkXjTHjPKLwZQ2#pdfviewer.]
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