Federación Obrera Regional Argentina
Argentina
ha sufrido un gran cambio con el paso de milenio, el 2001 funcionó como un parteaguas que expuso
la crisis social que formó el
modelo neoliberal impuesto
desde la última dictadura militar de
1976 y profundizado por el gobierno de Menem
en la década del 90. Luego del estallido social a fines del 2001, las dos
décadas siguientes manifestaron
una importante renovación en la actividad política de los sectores
populares, incluida la sindical.
Es en este contexto donde la FORA
comenzó un proceso de revitalización de sus actividades.
La misma se había sostenido en su
mínima expresión en las últimas décadas gracias
a la permanencia de una camada de viejos
militantes, pero que ya no estaban insertos dentro de la actividad laboral.
Junto con la crisis social se
produjo una búsqueda de
alternativas políticas y económicas para poder
enfrentar esa situación, revitalizando un
interés general por las ideas anarquistas. Empero
esto no significó que el anarquismo haya
canalizado o dirigido este proceso social, pero sí que ha impregnada con sus valores
solidarios y combativos, y su metodología organizativa horizontal, en una
amplia gama de iniciativas
populares impulsadas en la
época (cooperativas, asambleas barriales, toma
de fábricas y terrenos, organizaciones de
desocupados, etc.).
Una camada de jóvenes libertarios
con pretensiones de activar
dentro del movimiento obrero se vieron atraídos por el legado de la FORA y se
dieron a la tarea de revivir
aquella referencia dentro del ámbito sindical.
La brecha generacional entre los militantes
más jóvenes y los más viejos puso de
manifiesto la falta de herramientas para poder
lograr una incidencia significativa en aquel
ambiente sindical burocrático y complaciente. Para ello se procuró organizar núcleos intersindicales, las denominadas Sociedades de Resistencia de Oficios Varios,
desde las cuales se pueda
trabajar y discutir libremente
sobre las estrategias a utilizar en cada
ámbito laboral en el que estaban ocupados los y las militantes, prestando
solidaridad inmediata ante la presencia de algún conflicto.
Al mismo tiempo las sociedades de resistencias
actuaron y actúan como grupos de
propaganda que denuncian situaciones de
abuso patronal (como las empresas tercerizadoras) y difunden la
propuesta organizativa de la federación en todos los ámbitos posibles.
En los últimos quince años se han
organizado Oficios Varios en distintas localidades del país, pero su radicación
estable solo la hemos
conseguido en torno a la ciudad de Buenos
Aires y su conurbano, siendo más ambivalente
el sostenimiento de los grupos en
otras regiones del país. Actualmente contamos con cinco sociedades de
resistencia, cuatro de ellas de
Oficios Varios (Capital, La
Plata, Lomas de Zamora y Zona Norte) y una
específica de Trabajadores de la Educación (en Pilar). La inserción sindical de
los militantes de los Oficios
Varios se ubica mayoritariamente en los ámbitos de servicios, industria y educación, y las estrategias de actuación varían según la zona de actuación y el gremio al que pertenecen. El matiz se encuentra entre quienes tienen la posibilidad
de participar en algún grado dentro de la vida
de los sindicatos «representativos», generando una oposición a la burocracia
que la conduce, y quienes no
tienen la posibilidad de
manifestar abiertamente su oposición a la conducción
por el carácter mafioso y patotero que los caracteriza, por lo cual los compañeros
deben desarrollar tácticas «clandestinas» dentro de sus ámbitos de
trabajo, al margen de la
estructura sindical.
En este sentido, el modelo
sindical imperante en nuestro país dificulta en gran manera el desarrollo de una propuesta gremial alternativa,
ni decir libertaria. Desde mediados del siglo
XX, con el peronismo, se impuso
una legislación que habilita solamente a un sindicato por rama de actividad a ser el legalmente
reconocido para negociar los convenios colectivos de trabajo, basándose en la potestad teórica
de que los mismos representan a
la mayoría de los trabajadores.
Los sindicatos «minoritarios» pueden existir legalmente pero cuentan con muchas menos facultades. Este modelo ha sido denunciado históricamente por la FORA, reclamando la libre asociación de los
trabajadores para poder defenderse de las patronales, pero también del Estado.
Volviendo al presente de nuestra
organización, en los últimos años se ha avanzado en
saldar discusiones por medio de Plenarias y Reuniones Regionales de Delegados, las cuales ayudaron a afianzar nuestra orgánica.
Al mismo tiempo, en el último tiempo se han organizado diferentes grupos de trabajo en relación a espacios o tareas más específicas, es así que un grupo de compañeros
jubilados organizaron una comisión dentro
del Oficios Varios de Capital para poder
abordar y reclamar por su situación particular,
ya que en Argentina las jubilaciones es un área donde recurrente se apela al recorte para achicar el gasto público en detrimento
de las condiciones de vida de las personas
mayores. También se han armado comisiones
de género para trabajar en torno al
problema de la opresión patriarcal y sus efectos
en los ámbitos de trabajo, insertándose en un contexto de gran activismo feminista
en nuestra sociedad. Por otro lado se ha formalizado
la constitución de un grupo de estudios
sindicales con el objetivo de analizar de forma más detenida las estructuras imperantes, su legislación y sus permeabilidades
para poder dilucidar alternativas de acción.
Por último, hace ya unos años que nuestra
editorial —Ediciones FORA— se lanzó a la tarea de publicar una serie de libros,
dando así un salto cualitativo
en relación a la folletería
habitual hasta ese entonces. Los títulos
editados varían entre la reedición de textos
clásicos de militantes foristas como Juana
Rouco Buela, Emilio López Arango y Diego
Abad de Santillán, junto algunos más cercanos
como Eduardo Colombo, y la producción de un compañero contemporáneo como es Leonardo Eldorriaga.
La perspectiva internacionalista
continuó siendo una preocupación constante para
nuestra organización, ya que desde su formación
estableció como norte la unión fraterna
de los trabajadores de todo el globo más
allá de las fronteras nacionales. En este sentido,
como ya se sabe, hemos compartido el camino emprendido por la USI [de Italia],
FAU [Alemania] y la misma CNT
[Península Ibérica], debiendo desvincularnos de una
entidad histórica como la AIT ya que no
estaba cumpliendo con las expectativas ni
objetivos mínimos que debería tener una internacional
obrera, por lo cual, al igual que nuestras
organizaciones hermanas de Europa, esperamos que con la fundación de la Confederación
Internacional del Trabajo (CIT) podamos cumplir con nuestros objetivos.
¡Salud y revolución social!
[Artículo originalmente publicado
en el periódico CNT # 423,
abril-junio 2020. Número completo accesible en https://cloud.cnt.es/s/PBkXjTHjPKLwZQ2#pdfviewer.]
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