A de Libertad
La posición libertaria y anarquista es clara: la guerra es la tragedia de la humanidad. La guerra es el mecanismo de acción del poder del estado en su proceso de expansión y hegemonía. Pero este flagelo es todavía más cruel cuando proviene de un estado que tiene características genocidas, imperiales y saqueadoras. La historia de América Latina, África y Asia ha sido la de la imposición militar, la ocupación territorial, la violación a todo lo humano y el saqueo producto de la destrucción de los ecosistemas y de las comunidades que sobreviven en medio de las desigualdades y hasta de las miserias.
A de Libertad ha escuchado todas las posiciones políticas, anarquistas incluidas, sobre la tensa situación que se vive en Venezuela y donde Costa Rica ha tenido una participación directa a través del gobierno de Carlos Alvarado, para lo cual es fundamental aclarar un posicionamiento para todas las organizaciones sociales y anarquistas de América Latina y otras partes del orbe.
La posición libertaria y anarquista es clara: la guerra es la tragedia de la humanidad. La guerra es el mecanismo de acción del poder del estado en su proceso de expansión y hegemonía. Pero este flagelo es todavía más cruel cuando proviene de un estado que tiene características genocidas, imperiales y saqueadoras. La historia de América Latina, África y Asia ha sido la de la imposición militar, la ocupación territorial, la violación a todo lo humano y el saqueo producto de la destrucción de los ecosistemas y de las comunidades que sobreviven en medio de las desigualdades y hasta de las miserias.
A de Libertad ha escuchado todas las posiciones políticas, anarquistas incluidas, sobre la tensa situación que se vive en Venezuela y donde Costa Rica ha tenido una participación directa a través del gobierno de Carlos Alvarado, para lo cual es fundamental aclarar un posicionamiento para todas las organizaciones sociales y anarquistas de América Latina y otras partes del orbe.
Primero, como anarquistas, nos posicionamos en contra de cualquier conflicto bélico que no conlleve la desaparición del estado y la libertad última y definitiva de la humanidad, esto por cuanto entendemos que el poder del estado-capital jamás se autodestruirá en beneficio de las grandes mayorías históricamente excluidas, vilipendiadas y asesinadas. La lucha por la libertad, con las implicaciones que alcanzarla conlleva, solo puede ser lograda de abajo hacia arriba. Por lo tanto, la guerra, tal y como la conocemos, es solo un aparato de dominación del estado para someter y expandirse. Nosotros y nosotras, no somos instrumentos del estado para legitimar ni participar directa o indirectamente en conflicto bélico alguno. Todo lo contrario, instamos a las personas a ejercer la desobediencia en contra de cualquier autoridad militar o civil que pretenda la participación o legitimación de la guerra en cualquiera de sus formas.
Segundo, como anarquistas, estamos en contra de cualquier estado, sea este de tipo burgués o proletario, dictatorial o democrático. El estado es y siempre será el estado, indistintamente de su color político o tendencia. El estado implica control y dominio sobre el individuo y la colectividad, y es farsante cuando habla en nombre de la mayoría. El estado es, simple y llanamente, el instrumento de la clase dominante para someter a la clase dominada. Defendemos la libertad absoluta del ser humano y su lucha constante contra toda autoridad, sea esta política, económica, social, cultural, intelectual, bienhechora, burócrata y de cualquier otro signo.
Tercero, como anarquistas, solo podemos posicionarnos contra quien, en estos momentos, está en medio de un conflicto por el poder que no le compete ni le es de recibo. Estamos con las masas trabajadoras, desempleadas, marginadas, excluidas, encarceladas, vilipendiadas, encadenadas, torturadas y asesinadas. Estamos con toda persona explotada por el capitalismo y sometida por cualquier estado o servil de este.
Por lo tanto, con respecto al conflicto que actualmente se vive en Venezuela, nos posicionamos con las personas que están obligadamente inmersas en esta lucha por el poder interna, pero al mismo tiempo, nos posicionamos contra los aires discursivos intervencionistas de los Estados Unidos. Despreciamos cualquier intento de militarización imperialista en Venezuela y nos uniremos a quienes, con sus manos trabajadoras y miserables, se defiendan a sí mismos y a sí mismas en caso de cualquier agresión bélica. Desconocemos a Nicolás Maduro y a Juan Guaidó como representantes de cualquier naturaleza política. De igual forma desconoceremos a cualquier otro gobierno que se imponga por la vía democrática o por la fuerza, especialmente si entra con el apoyo de los Estados Unidos u otra fuerza imperialista del norte. Nuestra solidaridad y reconocimiento es para cada persona de toda edad que vive en la sumisión, la explotación, la discriminación y la humillación por causa de quienes aspiran y defienden el poder del estado y, en última instancia, de la supervivencia del capital.
Llamamos a las organizaciones sociales de Venezuela a resistir cualquier ataque de los Estados Unidos y a la comunidad internacional que lucha por la libertad a impedir que el imperialismo militar y expansionista se desate en la región. Les instamos a generar un movimiento de organización popular y alternativo a lo que ofrece el poder político y económico, desde las comunidades y autogestionado, que desconozca cualquier gobierno y que siente las bases de una sociedad nueva basada en el apoyo mutuo, la autogestión, la libertad, la comunidad, el antiautoritarismo, el antimilitarismo y el anticapitalismo.
[Tomado de https://www.facebook.com/notes/a-de-libertad/venezuela-para-que-no-quede-duda/1150835681751539.]
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