A.C. Kapé Kapé
La preocupación diaria de la gran mayoría de las familias hoy en día es la alimentación. Un dilema diario que resuelven a duras penas. En Venezuela, durante los últimos años ha habido un aumento de las personas sub-alimentadas, y organizaciones nacionales e internacionales han advertido la urgencia de aplicar políticas públicas de fondo en concordancia con la segunda meta del Desarrollo Sostenible del milenio que se propone “poner fin al hambre”.
Caritas Venezuela ha lanzado el alerta: 52% de los niños presenta algún tipo de déficit nutricional y 25% mostró alguna forma de desnutrición. Aunque no hay cifras oficiales, tristemente se puede presumir que la situación de los niños y niñas indígenas es significativamente peor. La mala alimentación es apenas el primer eslabón de la cadena de problemas sanitarios que padecen los niños y niñas indígenas.
Es de recordar que la Constitución Bolivariana de Venezuela otorga rango constitucional al derecho a la salud de los pueblos y comunidades indígenas como una forma de no discriminación, incluyendo los aspectos físicos, mentales y espirituales de las personas, reconociendo la diversidad cultural y sus aplicaciones en materia de salud. Los niños indígenas se encuentran además protegidos por todas las normas del marco internacional de derechos humanos. Entre ellas están la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH). En particular los niños deben gozar de la protección de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), y los Convenios de la OIT sobre Trabajo Infantil.
A pesar de todos estos aspectos legales de protección, las poblaciones indígenas de los Estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, por sus condiciones socioeconómicas, origen étnico o cultural y ubicación geográfica son altamente vulnerables a condiciones adversas del ambiente físico o social, concentrando factores de riesgo y mayor posibilidad de enfermar y morir. Lamentablemente a este tipo de poblaciones se suma menor protección social y menor acceso a los sistemas de salud por barreras geográficas y socioculturales.
Los menores de cinco años, comprenden un importante grupo de población en estas comunidades, en una fase biológica y psicológica que requiere atención integral desde la perspectiva familiar y del estado venezolano. Estos niños, ocupan una posición particularmente vulnerable en cuanto a su capacidad de tener acceso a derechos y protección, con consecuencias determinantes en su desarrollo, agregándosele a esto una situación social que lo puede marcar para toda la vida como lo es el hambre y la desnutrición.
Más de la mitad de las muertes de niños menores de cinco años se deben a enfermedades prevenibles y tratables mediante intervenciones simples y accesibles; esto indica que el fortalecimiento de la capacidad resolutiva de los sistemas de salud, para que todos los niños accedan a tales intervenciones en forma oportuna contribuirá a salvar la vida de estos menores. Los niños malnutridos, especialmente aquellos con una malnutrición aguda grave, tienen más probabilidades de morir por enfermedades comunes en la infancia como la diarrea, la neumonía y el paludismo. Estas comunidades están siendo afectadas por una importante epidemia de sarampión desde septiembre de 2017 que está diezmando a la población indígena, sobre todo a los menores de cinco años. La OMS/OPS en su informe de septiembre 2018, reporta 486 casos de sarampión, incluida 48 defunciones.
En relación a la Difteria, la actualización epidemiológica de septiembre de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que el brote iniciado en julio de 2016 sigue activo. Desde entonces y hasta la SE 32 de 2018 se notificaron1.992 casos sospechosos y 168 fallecieron. La situación de Malaria es igual de preocupante, la OMS en su reporte de junio de 2018, indica que el número de casos de malaria en Venezuela aumentó de manera considerable en los años 2015 (136.000), 2016 (240.000) y 2017 (406.289). La diarrea infantil, está asociada a la escasez de agua, saneamientos inadecuados, aguas contaminadas con agentes patógenos de enfermedades infecciosas y falta de higiene, Este es el escenario donde se encuentran la población menor de cinco años de las comunidades indígenas de los estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro.
Ante este escenario del análisis del comportamiento de algunos indicadores asociados a las causas estructurales de las condiciones de salud de las comunidades indígenas, se deben establecer estrategias que dé respuesta a las necesidades de esta población. En el marco del Día del Niño Indígena, Kapé Kapé una vez más llama la atención al Estado venezolano para que ponga en práctica un plan eficiente para alcanzar las metas de los Objetivos del Desarrollo Sostenible con vías a reducir la mortalidad infantil, con énfasis en la mortalidad materna prevenible para fomentar la cobertura universal de una atención materna y neonatal de calidad, la prevención y el tratamiento de la neumonía y la diarrea, erradicación del Paludismo y un plan severo y sostenido de vacunación para prevenir las enfermedades infantiles por esta vía.
[Tomado de https://kape-kape.org/2019/03/18/ninos-indigenas-en-el-olvido-del-sistema-de-salud-venezolano.]
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