Rubén
Trejo
* Párrafos tomados del libro Magonismo:
Utopía y revolución 1910 1913.
Para [Ricardo] Flores Magón existe una
concepción vulgar de la utopía, la
que proviene de los conservadores de todos los tiempos, que la define como sinónimo de sueño
inexistente e irrealizable. Por
el contrario, para los magonistas la utopía de hoy es la realidad de mañana. La historia, en consecuencia,
es la constante realización de utopías. El progreso de la humanidad, la llamada
civilización, surge gracias al esfuerzo de los utopistas.[1] Deshacerse
de éstos es renunciar a todo avance del género humano.
Las utopías son propuestas de una vida
distinta a la del orden establecido.
En ellas, en los sueños, en la imaginación, los conservadores de todos los
tiempos ven la promoción de la libertad
y un peligro al status quo. Ésta es la razón por la que los utopistas
han sido perseguidos, encarcelados y asesinados por las “personas serias”, los
gobiernos y las iglesias. No ha existido
revolucionario o reformador social profundo –sostiene Flores Magón– que “no haya sido atacado por las
clases directoras de su época
como utopista, soñador e iluso”. [2]
La reivindicación de la utopía como
pensamiento transformador no quiere decir que los magonistas abandonaran su inclinación
por el rigor científico. Siempre señalaron que la
revolución estallaría por causas que podían explicarse científicamente y que a
la insurrección tenía que imprimírsele la orientación que la ciencia indicaba. [3] Más bien, reivindicaron tanto a la ciencia como a la utopía.
La historia mexicana ha sido –según
Flores Magón– la realización de utopías que a los individuos serios y al poder
establecido les parecieron, en su momento, sueños ilusos e irrealizables:
«Para los gachupines era una utopía la
independencia de México; para
los frailes era una utopía el expropiarlos de sus bienes; para los conservadores que están en el gobierno
de México es una utopía el
sufragio efectivo de los maderistas, porque dicen que el pueblo no está preparado para ese mentido
bien; para el maderismo, las aspiraciones del Partido Liberal son utopías, porque
dicen Madero y sus compinches que el pueblo no está apto para trabajar las tierras por su cuenta.
A pesar de todo, la utopía de la
independencia nacional fue cosa
realizada; la utopía de expropiar de sus bienes al clero la realizó Juárez; la utopía del voto
electoral, aunque para nada sirve,
la realizó el maderismo; la utopía de entregar la tierra al pueblo para acabar con la miseria, el
crimen, la prostitución y la
tiranía, la realizará el Partido Liberal, que es el único que lucha por la
clase trabajadora.» [4]
En efecto, para Flores Magón, la utopía
de hoy es la realidad de mañana.
Por ello señala: “¡Utopía, ilusión, sueños! ¡Cuánta poesía, cuánto progreso, cuánta belleza y,
sin embargo, cuanto se os
desprecia! [...] ¡Adelante! El insulto, el presidio y la amenaza de muerte no
pueden impedir que el utopista sueñe”. [5]
Notas
[1] Ricardo Flores Magón, “Los
utopistas”, en Regeneración, Núm. 12, 12 de noviembre de 1910.
[2] 664
Idem.
[3] Por ejemplo, Ricardo Flores Magón
sostenía: “la revolución es inminente: ni el
gobierno ni los oposicionistas podrán detenerla. Un cuerpo cae por su propio
peso, obedeciendo las leyes de
la gravedad; una sociedad revolucionaria, obedeciendo las leyes sociológicas incontrastables.
Pretender oponerse a que la revolución estalle, es una locura que sólo puede cometer el
pequeño grupo interesado en que no suceda
tal cosa” (“A los proletarios”, op.
cit).
[4] Ricardo Flores Magón, “El rebaño
inconsciente se agita bajo el látigo de la verdad”, en Regeneración, Núm. 27, 4 de marzo de 1911.
[5] Ricardo Flores Magón, “Los
utopistas”, op. cit.
[Tomado del libro Magonismo: Utopía y
revolución 1910-1913, México D.F., Ed. Cultura Libre 2005, pp.263-265. Obra
completa accesible en https://ielibertarios.files.wordpress.com/2017/07/trejo-rubem-1910-1913-magonismo-utopia-y-revolucion.pdf.]
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