María Migueláñez
«Los trabajadores
revolucionarios de América tienen ya sus lazos de solidaridad y de organización
por encima de todas las fronteras y de todos los dogmas del nacionalismo
capitalista. La Asociación Continental Americana de los Trabajadores ha surgido
al calor de una aspiración de hermandad y de ayuda mutua en la propaganda y en
la lucha en esta parte del mundo. (...).
¡Trabajadores! No son las fronteras
nacionales las que deben separar a los hombres; las fronteras que dividen
realmente a la humanidad son las que impone el monopolio de la riqueza por las
castas parasitarias que usufructúan, a la sombra de la fuerza militar, policial
y judicial, privilegios inicuos.»
Así
invocaba en marzo de 1930 La Continental Obrera, órgano mensual de la
recién creada Asociación Continental Americana de Trabajadores (ACAT). Reciente
estaba el congreso internacional que la había puesto en pie, celebrado en
Buenos Aires del 11 al 16 de mayo de 1929. La novedad e importancia del evento
radicaban en la presencia, "ante una numerosa concurrencia de camaradas de
la capital y del interior" argentinos, de grupos anarquistas y centrales
anarcosindicalistas de buena parte de los países del continente. Además de
Argentina, concurrieron con delegación directa organizaciones de Paraguay,
Bolivia, México, Guatemala, Brasil y Uruguay. Se trataba de la Federación
Obrera Regional Argentina, representada por Emilio López Arango y Suceso y
Serafín Fernández; el Centro Obrero Regional del Paraguay, por Juan Deilla; la
Federación Obrera Local de La Paz, Bolivia, por Miguel Rodríguez; la
Confederación General de Trabajadores de México, por Enrique Rangel; el Comité
de Acción Sindical de Guatemala, por Manuel Bautista Grajeda; la Federación
Local de Río de Janeiro, por João Martins, quien representaba a su vez a otras
cinco centrales sindicales brasileñas (las federaciones locales de Bagé, Pará y
Pelotas; la Unión General de Trabajadores de Uruguayana y el sindicato de
canteros de União de Leão) y la Federación Obrera Regional Uruguaya, por
Pascual Minotti. Por delegados indirectos se hicieron presentes grupos de
Bolivia (agrupaciones La Antorcha y Luz y Libertad, de La Paz), Perú (grupo La
Protesta, de Lima), Costa Rica (Agrupación Obrera de Estudios Sociales de San
José) y EE.UU. (periódico Cultura Proletaria, de Nueva York). Asimismo,
la AIT se hallaba directamente representada por su secretario, Augustin Souchy,
y el Bureau Internacional Antimilitarista de La Haya asistió por intermedio de
Diego Abad de Santillán. También estuvieron presentes dos miembros IWW
chilenos, entonces exiliados en Buenos Aires: Armando Triviño y Pedro Ortúzar
[1].
El
congreso constituyente de la ACAT se reunió en el amplio salón de la calle
Bartolomé Mitre número 3270, sede de la Federación Obrera Regional Argentina
(FORA), central anarcosindicalista que, desde hacía décadas, lo venía
impulsando. La acompañaba en esta tarea el grupo editor de La Protesta,
la publicación ácrata más longeva e influyente de Argentina, nacida en 1897 y
desde entonces vinculada al sector del anarquismo organizador que en 1904 dio
lugar a la FORA. Juntas dedicaron grandes esfuerzos a estrechar los lazos con
el resto del continente. Para ello "la Argentina [debía tomar] la iniciativa
del fomento del envío de emisarios a otros países, secundados por la prensa
numerosa (...) y por los libros y folletos que se editan sin cesar en Buenos
Aires" [2]. De este modo, los propios anarquistas constataban la
importancia que tienen las circulaciones, las conexiones y los cruces de
frontera en los procesos de germinación, recepción y difusión de ideas.
Ya
en 1920, un Congreso Extraordinario de la FORA facultó a su Consejo Federal
para emitir bonos con los que financiar una gira y conferencia continentales,
estrategia que ratificó su IX Congreso, de abril de 1923. Entre uno y otro
evento, jugó un papel clave la toma de contacto con la CGT mexicana, creada en
1921 con participación plural de anarquistas y comunistas. En 1923, con la
salida de los comunistas y la ruptura con Moscú, la CGT se afilió a la AIT
anarcosindicalista y amplió sus contactos con la FORA [3]. Como han señalado varios trabajos, y se
verá más adelante, las relaciones entre el anarquismo mexicano y el argentino
habían sido intensas en años previos, pero es a partir de esta fecha cuando se
plasmaron en multitud de campañas propagandísticos conjuntas, con las que
buscaban hacer frente a problemas comunes [4].
Estos
problemas comunes, junto con las problemáticas específicas de la FORA y La
Protesta, motivaron el acelerón continentalista de la década de los veinte.
El comunismo también se había lanzado a una proyección continental. En 1919
había dado lugar a la Komintern o IC y en 1921 a su filial obrerista la
Profintern o ISR, y tenían sus oficinas de propaganda en América, primero en
México, D.F., y luego en Buenos Aires y Montevideo8. En este sentido, el gran
impulso a la ACAT lo dio la necesidad de hacer oposición a "la conquista
roja de la América latina" [5]. La Protesta criticó constantemente
la invasión del continente por parte de los delegados y de los rublos rusos,
con los que infructuosamente se pretendía comprar centrales sindicales que
llevar a Moscú, imprimir literatura bolchevique y crear artificiales oficinas
de propaganda, como las secciones mexicana y argentina del Bureau Sudamericano
de la IC. A partir de 1928, con la adopción por parte de los comunistas de la
estrategia del tercer periodo o doctrina de clase contra clase,
consistente en la creación de estructuras sindicales propias, los protestistas
criticaron sus intentos de establecer una central obrera continental. Aun así,
no consiguieron evitar, un año después, el nacimiento de la CSLA [6]. Una
Confederación que los anarquistas reputaron de improvisada, "sin obreros y
al estilo moscovita: de arriba abajo", compuesta por delegaciones
inventadas o construidas ad hoc. En definitiva, un "castillo de
naipes" que "se derrumba sin necesidad de empujarlo" [7]. La
historiografía atribuye a estas iniciativas mayor valor que los anarquistas, lo
que tiene lógicamente sentido, y apunta, de nuevo, a la cuestión de la
competencia [8].
La
aparición constante de estos artículos contrapropagandísticos, además del hecho
de que ambas continentales, la anarcosindicalista ACAT y la comunista CSLA,
nacieran en la misma fecha y a escasa distancia (a mediados de mayo de 1929,
una en Buenos Aires y otra en Montevideo), perfilan esa rivalidad continental
en aumento. Paralelamente, la prensa anarquista denunciaba los intentos de los
sindicalistas europeos (la Federación Sindical Internacional, FSI, que se había
refundado en Ámsterdam en 1919) y del "anexo obrerista de la Liga de
Naciones" (la OIT) de crear sus propias filiales en el continente [9]. No
obstante, los protestistas también reconocían, haciendo más complejo si cabe el
panorama de la competencia continental, la dificultad de estas dos últimas
empresas, pues el reformismo sindical mundial contaba en América con otro
organismo bastante bien cimentado, sobre todo en el norte, la Confederación
Obrera Panamericana (COPA), liderada por Samuel Gompers. Esta había sido creada
en 1918 y pretendía –afirmaban–, con la connivencia del gobierno estadounidense,
la conquista del continente para facilitar la propagación del sistema
capitalista. De ahí que se refirieran a ella como el "monroísmo
obrero" [10].
Este
contexto, con todos estos peligros acechantes, a los que habría que sumar la
penetración del fascismo en América [11], explica el fuerte estrechamiento de
lazos entre protestistas, foristas y la CGT. Numerosos artículos expresaban una
especie de reparto de tareas y de esferas de influencia dentro del anarquismo
continental:
«Por
su posición geográfica, México y la Argentina ocupan posiciones estratégicas
inmejorables para una resistencia defensiva en el terreno de las contiendas
ideológicas. Por el norte entra el gomperismo (…), por el sur invaden
simultáneamente los rublos rusos y el reformismo social-demócrata, pero el peligro
es uno y el fin de los invasores es uno: el desalojo de la idea anarquista del
movimiento revolucionario de los trabajadores. (…) Si conseguimos que los
camaradas de la Confederación General de los Trabajadores de México se
compenetren y se solidaricen con los de la Federación Obrera Regional Argentina
(…) el resto de los países será protegido contra la rapacidad de nuestros
enemigos» [12].
Con
el norte y el sur funcionando como baluartes, argentinos y mexicanos convocaron
a un primer congreso continental en la ciudad de Panamá, en noviembre de 1925,
que hubiera contado con delegados de Perú, Chile, Uruguay, Argentina y México
de no haber sido apresados estos a su paso por Balboa por exigencia de las
autoridades de los EE.UU. Un segundo intento de creación de la ACAT llegó con
la reunión de Buenos Aires de mayo de 1927, también promovida por la FORA y la
CGT. De nuevo, la represión, esta vez en los respectivos contextos locales,
impidió la llegada de delegados, más allá de los de Argentina, Uruguay,
Paraguay y Brasil. Los pocos asistentes animaron a la constitución, por parte
de la FORA, de una Secretaría de Relaciones Internacionales que diera nuevos
impulsos al proyecto, elaborando una nueva convocatoria para mayo de 1929 que
esta vez sí contó con el quórum suficiente para dar nacimiento a la
Continental. Foristas y protestistas hacían entonces balance de la década,
subrayando la intensidad y eficacia de las actividades desplegadas:
"Actualmente –afirmaban– es raro que exista una organización, un grupo de
propagandistas o un compañero en cualquier país americano de habla española que
no se relacione con la F.O.R.A." [13].
Notas:
[1] "En torno al congreso continental.
Debates y resoluciones", La Protesta, 14 de mayo de 1929. Véase
también: Diego ABAD DE SANTILLÁN: Memorias…,
p. 127 y Congreso Constituyente de la ACAT (Acuerdos y resoluciones),
Buenos Aires, Ediciones de la ACAT, 1930.
[2]
Diego ABAD DE SANTILLÁN: "América. Un programa revolucionario", La
Protesta. Suplemento Semanal, 4 de enero de 1926.
[3] John M. HART: Anarchism
and the Mexican Working Class, 1860-1931, Austin, University of Texas
Press, 1978, pp. 156-177.
[4]
María Fernanda de la ROSA: "Las relaciones entre el anarquismo...",
pp. 69-83 y Pablo YANKELEVICH: "Los magonistas en La Protesta.
Lecturas rioplatenses del anarquismo en México, 1906-1929", Estudios de
historia moderna y contemporánea de México, 19 (1999), pp. 53-83.
[5]
"Conquista roja de la América Latina", La Protesta, 23 de septiembre
de 1924.
[6]
Ibid. También en: "El movimiento obrero de América. Un informe
equivocado y tendencioso del factótum de la I. Sindical Roja", "La
estrategia bolchevique en América" y Manuel VILLAR: "La A.C.A.T.
frente al bolcheviquismo", La Protesta, 5 de enero, 1 de julio y 1
de septiembre de 1929, respectivamente.
[7] "Los hilos de Moscú en el movimiento
obrero continental", La Protesta, 23 de marzo de 1929. También en:
"Influencia sobre el movimiento obrero de América" y "Resultados
previstos", La Protesta, 7 de marzo y 30 de agosto de 1930,
respectivamente. Multitud de artículos dieron cuenta de la "forma que en
que fueron fabricadas las delegaciones" al congreso de la CSLA. Entre
otros: "Las maniobras de los comunistas en la República de Ecuador. Reseña
de un pintoresco congreso", La Protesta, 25 de mayo de 1929. Este
artículo, junto con "Táctica de Moscú. Cómo se fabrica una delegación
obrera", se vuelve a publicar en La Continental Obrera (Buenos
Aires), julio de 1929.
[8]
Ricardo MELGAR BAO: "Redes y representaciones cominternistas: el Buro
Latinoamericano (1919-1921)", Revista UNIVERSUM, 16 (2001), pp.
375-405 y Hernán CAMARERO: A la conquista de la clase obrera...
[9] "El movimiento
obrero continental" y "Cuestiones internacionales", La
Protesta, 5 de enero y 22 de septiembre de 1929, respectivamente.
[10]
Diego ABAD DE SANTILLÁN: “Los peligros del monroísmo obrero”; "El anzuelo
monroísta" y "Monroísmo obrero", La Protesta, 15 de mayo
de 1924; 8 de mayo de 1926 y 24 de julio de 1927, respectivamente. También,
entre otros muchos artículos: "Monroísmo obrero" y " Servicio de
prensa de la A.I.T. El origen de la Confederación Panamericana del
Trabajo", La Continental Obrera (Buenos Aires), septiembre y
octubre de 1929, respectivamente. También Sinclair SNOW: The Pan-American
Federation…; Fabián HERRERA LEÓN y Patricio HERRERA GONZÁLEZ: América
Latina y la OIT…
[11]
"Panorama internacional. El fascismo en América" y "Debates y
resoluciones", La Protesta, 4 de julio de 1926 y 14 de mayo de
1929, respectivamente.
[12]
Diego ABAD DE SANTILLÁN: "Consideraciones sobre la propaganda
revolucionaria en América", La Protesta. Suplemento Semanal, 2 de
febrero de 1925.
[13]
"Cuestiones internacionales", La Protesta, 22 de septiembre de
1928. Estos antecedentes se pueden seguir, además de en las referencias
mencionadas en nota 16, en: "La necesidad urgente de crear un instrumento
de lucha y de propaganda del proletariado de América latina", "FORA.
Informe de actividades" y "El movimiento obrero continental", La
Protesta, 20 de abril de 1928, 1 de mayo de 1928 y 5 de mayo de 1929,
respectivamente. Sobre la detención de los delegados en la ciudad de Balboa,
véase carta de José C. Valadés a Diego Abad de Santillán (México, D.F., 4 de
noviembre de 1925), IISG, Diego Abad de Santillán Papers, carpeta 282.
[Fragmento
de la tesis doctoral “Mas allá de las fronteras. El anarquismo argentino en el
período de entreguerras”, Universidad Autónoma de Madrid, 2018. Texto completo
de la tesis accesible en https://www.google.co.ve/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=3&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwiyjems4NngAhXIqFkKHZxKCP8QFjACegQIBBAC&url=https%3A%2F%2Frepositorio.uam.es%2Fbitstream%2Fhandle%2F10486%2F686553%2Fmiguelanez_martinez_maria.pdf%3Fsequence%3D1%26isAllowed%3Dy&usg=AOvVaw2Cjwgpe0CEg3Mj5JPiwJ-X.]
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