Boletín electrónico Hypomnemata
En Brasil, a partir del 1º. de enero de 2019, el Estado, además de ser el emisor histórico de lo verdadero a través de sus instituciones, del lenguaje jurídico y de sus medidas de gobierno, también establecerá lo que sea "falso", o en los términos globalizados de hoy las fake news.
Es más que sabido que la libertad de expresión de los periodistas está gobernada por los intereses de los medios para los que se labora. Cuando lo que los periódicos y revistas vehiculan pasa a ser definido como "fake news", los derechos de quienes los emiten, o sea, de sus respectivas empresas, son interceptados. Por lo tanto, la "libertad de expresión" y los derechos humanos están siendo incumplidos, como siempre. En el pasado no tan distante de las largas dictaduras aquí instituidas, eso era considerado censura impuesta por el gobierno autoritario de turno en el Estado.
En Brasil, a partir del 1º. de enero de 2019, el Estado, además de ser el emisor histórico de lo verdadero a través de sus instituciones, del lenguaje jurídico y de sus medidas de gobierno, también establecerá lo que sea "falso", o en los términos globalizados de hoy las fake news.
Es más que sabido que la libertad de expresión de los periodistas está gobernada por los intereses de los medios para los que se labora. Cuando lo que los periódicos y revistas vehiculan pasa a ser definido como "fake news", los derechos de quienes los emiten, o sea, de sus respectivas empresas, son interceptados. Por lo tanto, la "libertad de expresión" y los derechos humanos están siendo incumplidos, como siempre. En el pasado no tan distante de las largas dictaduras aquí instituidas, eso era considerado censura impuesta por el gobierno autoritario de turno en el Estado.
En los tiempos actuales, con la diseminación de opiniones por los medios electrónicos de acceso a cualquiera por las redes sociales, esos juicios ganan una nueva dimensión y son utilizadas como escudo para los pronunciamientos individualizados de autoridades gubernamentales, calificando lo que es verdadero (la expresión legítima de quien gobierna) y el falso. El contradictorio tan enaltecido por la ciencia del derecho pasa a ser un problema a ser barrido o escenificado, un problema menos, o el problema de los demás.
Lo que dice el gobierno pasa a ser lo verdadero, lo justo, lo democrático. Está basado en la sencillez de la democracia, la de que el resultado electoral da a la mayoría no sólo el poder de gobernar al Estado como el poder de determinar lo que es verdadero. Esta reducción de la democracia representativa da a los gobernantes y a su electorado no sólo la libertad de decir lo que entienden como la verdadera verdad, así que pone en riesgo la propia democracia representativa.
Transforma al individuo en poder ejecutivo dentro y fuera del gobierno. Le da la aureola de omnisciente, omnipotente y omnipresente. En pocas palabras, ofrece a cada uno una fe visible de Dios. Y eleva la religión sobre la política y la laicización del Estado de derecho, para revelarlo como el Estado del derecho del vencedor en los comicios electorales. Así, poco importan las etnias (o tribus como prefieren referirse las autoridades militares gubernamentales) porque ellas se encuentran debajo de la conciencia judeocristiana y no son todavía humanas, como nosotros (ellos). El indio debe ser considerado un individuo como nosotros. Así, sus historias y sus resistencias no son más que falsas noticias, pues según las autoridades y su rebaño quieren es ser como nosotros; les falta un director de conciencia.
Según el actual gobierno del Estado, tomar las etnias indígenas brasileñas como caso literalmente fronterizo, justifica la seguridad territorial y las estrategias de inteligencia inminentes para garantizar la soberanía nacional ante la globalización. Un país orientado hacia el orden y el progreso estará fortalecido y garantizado por la obtención de obediencia a las nuevas prácticas jerárquicas inspiradas en la corporación militar porque estas saben traducir las aspiraciones nacionalistas del pueblo y son capaces de rediseñar su importancia en el ambiente nacional, continental e internacional. Este discurso que fue propio de la dictadura civil-militar está siendo actualizado y reintroducido.
Se trata de una reacción moral conservadora al nuevo orden mundial sin que la racionalidad neoliberal, individualista e imperativa, sufra cualquier rasguño. La democracia simplista es demasiado importante, pues será a partir de decisiones de mayoría inmediata que se programará la productividad, el mérito y el formato del capital humano para la gestión empresarial contemporánea de la vida y del Estado.
Estamos ante el argumento comprensivo por el cual el capitalismo, en los días de hoy, funciona tanto con dictadura del proletariado como con simplificaciones democráticas. No hay nada de populismo en eso, sólo expresiones variadas del imperativo de la innovación, hasta el punto de siquiera exfoliar los supuestos de la sustentabilidad aspirada, incluso por la ONU, y proyectada para consolidarse en 2030. Sólo hay una revolución circunstancial en las directrices específicas de los gobiernos que se oponen a la omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia. En el caso de las mujeres, la mayoría de las veces, la mayoría de las personas que viven en el país. En estas circunstancias, los parlamentos pasan al segundo plano, o quizás a planes más bajos de acuerdo con las situaciones. El verdadero político pasa a ser aquel que representa la voluntad que eligió a los representantes de la mayoría vencedora y, principalmente, al jefe del ejecutivo.
En el siglo XX, los efectos de este tipo de gobierno eran definidos como característicos del totalitarismo y relacionado al gobierno de partido único. Hoy, es parte del espectáculo pluralista democrático-electoral. Algunos podrían objetar diciendo que en el capitalismo los totalitarismos surgieron de resultados electorales y que para consolidarse dependieron de cerca con el parlamento, o incluso que el totalitarismo socialista, por medio de revoluciones, también experimentó procedimientos similares. Y eso no sería incorrecto, ni sería falso.
Pero, según la simplicidad del gobierno actual de Brasil, las medidas que se tomarán evitan completamente el socialismo en el país. Ellos pretenden prohibir el socialismo, el comunismo y la autogestión libertaria del imaginario popular. Para ello, deben llevar adelante sus medidas de seguridad innovadoras y orquestar las decisiones rituales de la Cámara y del Senado a los deseos del Ejecutivo, de sus redes sociales de apoyo y de partidos alineados, componiendo un nuevo-viejo espectáculo pluralista.
Es necesario mantenerse atento al hecho de que los clamores por seguridad traducidos por el fin de las impunidades y de la corrupción en el Estado fueron mayores de lo expresado por el electorado del actual presidente y dan a este gobierno la autoridad para llevar adelante programas de seguridad policiales y militares fundamentados en una jerarquía rígida para sanar la falta de seguridad.
En el ámbito de los políticos, advierten que esa práctica de "toma allí da acá" acabó. Pero no informa ni comunica que no hay gobierno democrático o no, que rechaza el control de cargos en la burocracia estatal. Proclama la sustitución de políticos por técnicos competentes, lo que no es novedad, ya que en Brasil formó parte de los gobiernos dictatoriales del Estado Novo y del post-64. Gobernar con las palabras de la constitución y, por encima de ellas, las de la Biblia son sólo para completar un exquisito sándwich familiar.
En el ambiente social, al lado de la retórica acerca de la conservación de los portadores de derechos inacabados advierte que lo políticamente correcto llegó a su fin. La oratoria simplista pretende reducir las medidas de respeto a las minorías a partir de un nuevo direccionamiento para la educación (escolarización) con su desideologización. En suma, si todo lo que escapa de la propuesta gubernamental sobre la base de una jerarquía militar es ideología, cualquier medida tomada deberá ser asimilada como verdadera y necesaria para el pueblo brasileño, con sus niños y jóvenes, y la contestación se reducirá a una distorsión ideológica se suprimir, a toda costa. Se trata de la programación que pretende incentivar y recompensar la conducta policial entre los ciudadanos y sea capaz de poner más orden para el progreso, cuyo corolario es: si el culpable es el otro, entonces se puna.
Durante este nuevo tiempo, el gobierno pretende trazar las directrices apropiadas para interpretar las decepciones acumuladas o instantáneas de la masa insatisfecha con la falta de empleo y darles un rumbo, dirigiéndola para aceptar cualquier forma de empleo para que se sienta en condiciones de trabajo se constituye como capital humano individualista y meritocrático.
Esta masa desea una escuela paternal y autoritaria, seguridad donde vive, encarcelamiento de bandidos (o incluso su muerte), un vasto abanico compuesto de variadas sanciones determinando las conductas condenables y previendo castigos inmediatos, alejando de sus narices, aunque temporalmente, el olor fétido de ella les llegue.
Ella desea que todos sean sometidos al orden con leyes penales rígidas; quiere más castigos a cielo abierto y mucho más encarcelamientos; moralización de la conducta y de las relaciones sexuales (hasta acepta a los homosexuales en tanto sean productivos, declarados religiosos y constituyentes de familias); y hace de la Biblia, leída por los pastores, su guía iluminada. Por eso mismo, y por encima de la constitución, es el libro que da acceso a la interpretación correcta de la constitución.
Ahora los gobernantes nos dicen: El Estado no es neutro, de todos, de la nación, de la patria y poco importa si es laico o no, sea aquí, en el Oriente Medio, en el socialismo, etc. El Estado es imprescindible para creer en el dirigente político, el individuo, la sociedad, la patria, la nación, los empresarios, la policía, las fuerzas armadas, las redes sociales, los satélites... El Estado es el templo de la racionalidad moderna y contemporánea y desde que reconoció la libertad de las religiones se hizo más fuerte como el santuario de todos. Él produce verdades y la mayor de ellas es que él es más que una fake news que tranquiliza a los asustados.
[Publicado originalmente en portugués en http://www.nu-sol.org/blog/hypomnemata-209. Traducido al castellano por la redacción de El Libertario.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.