Afiliad@s individuales FORA Córdoba
Sobre las espaldas del
pueblo trabajador de Córdoba pesan los mayores niveles de pobreza, 34,2% según
el INDEC para el Gran Córdoba, y los impuestos y tarifas más elevadas del
país, que por supuesto redundan en calamidades sociales cotidianas generadas
por la permanente profundización de la explotación y opresión patronal de la
clase capitalista.
Hace pocos días, 120 familias del Barrio
Comunitario Parque Esperanza en el municipio de Juárez Celman, fueron reprimidas,
desalojadas y abandonadas a la intemperie por los perros policiales del
gobernador Schiaretti que defendían la propiedad privada con el aval del poder
judicial. Esa es la única política habitacional que prevalece, beneficiar a
las empresas inmobiliarias y constructoras que se expanden por el territorio
cordobés como pulpos especuladores que hacen negocios con la necesidad
social.
En el valle de Punilla, al oeste de la
capital de la provincia, el pueblo tuvo que levantarse en defensa de sus
condiciones de vida, ya que la provincia pretende avanzar con una autovía
innecesaria sobre el territorio serrano protegido por la Ley de Bosques,
alterando la dinámica natural de la vegetación, la fauna y las vertientes,
poniendo en peligro la vida de los pobladores del valle por la posible
contaminación radioactiva al marcar la traza sobre un yacimiento de uranio. El
Punillazo, como se denomina a esta resistencia popular, ha permitido detener
este avance poniendo en cuestión los intereses empresariales a beneficiar y la
obstinación de los gobiernos locales, provinciales y nacionales, que no escuchan
razones y siguen insistiendo en que la obra se haga aunque cueste vidas.
Con el índice del 40%
de trabajo en negro, la región noroeste supera las tasas de precarización
laboral en todo el país. La mayoría de los/as trabajadores/as en Traslasierra
vive con un salario a destajo, como es el caso de los jornaleros que se
enfrentan al monte para provecho de los patrones y sufren malarias o picaduras;
o los panaderos que en todo el valle tienen un sueldo de $400 a $600 por día,
trabajando 12hs. entre producción y cocinado, en panaderías donde el patrón
abusa de la necesidad de los/as que llevan la economía familiar al hombro. La
realidad es que la mayoría de los panaderos o ayudantes en panaderías van
desde los 14 a 20 años de edad, y con la excusa de que se le enseña un oficio
son explotados corriendo la misma suerte otros oficios como la construcción. El avance del turismo
devasta también Traslasierra y precariza a un rubro que crece en temporada alta
como es el caso de los/as gastronómicos/as.
A 100 años de la Reforma Universitaria
cientos de estudiantes han practicado la auto-organización, por fuera de los
aparatos burocráticos de la Federación Universitaria de Córdoba, en manos del
radicalismo y el peronismo, para resistir la presencia de los organismos
internacionales que avanzan en la mercantilización del conocimiento. Estos,
aprovechando el centenario reformista han utilizado la estructura de la Universidad
de Córdoba en acuerdo con el gobierno nacional para presentar los lineamientos
del Educación 2030 (nueva denominación de la reforma educativa mercantilizadora
a nivel global) durante la Conferencia Regional de Educación Superior. Cientos
de estudiantes y docentes, entendiendo de qué se trataba la Conferencia, se
organizaron para rechazarlo en las calles y durante las charlas que se
realizaron.
A nivel gremial, las burocracias
enquistadas someten a los/as afiliados/as con paritarias ruinosas y luchas
infructuosas que debilitan cualquier animo de reivindicación. La intima
relación de las conducciones sindicales con los partidos gobernantes (como es
el caso del sindicato docente UEPC) esta tan naturalizada que la disociación de
las bases gremiales con las dirigencias es insalvable. Es así que gremios
regionales como la UTA han sido intervenidos e inmovilizados, mientras que los
ataques a Luz y Fuerza son tan duros y con tan poca respuesta, que corre
peligro el sostenimiento de la empresa y los puestos de trabajo.
Las circunstancias sociales mencionadas
nos brindan un panorama provincial paupérrimo que requiere un avance
organizativo de la clase proletaria. Como sabemos, todo esto no sería posible
sin la complicidad de los partidos políticos y sus aparatos clientelares, sumado
a las burocracias sindicales que impiden la organización de las bases. A los
ojos del pueblo trabajador es evidente que tenemos muchos problemas que no
están encaminados a resolverse y que es necesario recorrer caminos de
coordinación para la lucha por nuestras reivindicaciones.
Las compañeras feministas, los habitantes
de Punilla y los/as estudiantes universitarios/as que se organizan por fuera de
las burocracias de los centros de estudiantes son un ejemplo a seguir para
superar los obstáculos políticos y burocráticos estructurales que se nos
presentan. Desde las bases, en asamblea, generando acuerdos de unidad en la
acción y ampliando las luchas de manera solidaria es cómo podemos hacer
retroceder a la burguesía expoliadora.
Como afiliados
individuales de la FORA nos sumamos a todas la luchas sociales en defensa de
los intereses proletarios y llamamos a sumar esfuerzos en este sentido a
todos/as aquellos/as que compartan los principios foristas de federalismo, solidaridad
y acción directa.
[Tomado del periódico
Organización Obrera # 75, Buenos
Aires, julio-agosto 2018. Número
completo accesible en http://capital.fora-ait.com.ar/2018/07/organizacion-obrera-n75.]
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