Julián
Vadillo
Realizar una reflexión sobre la historia
del anarquismo desde la fundación de la Internacional es igual que hacer un
repaso histórico de 150 años de historia del movimiento obrero. Una cuestión
muy ambiciosa para unos pocos párrafos. Sin embargo, y aunque sea de forma
sintética, vamos a tratar de analizar dicha historia a través de los grandes
debates que circundaron el anarquismo organizado. Imprescindible porque es
parte fundamental de la historia del movimiento obrero internacional. Y viene
muy rodado ya que este mismo año 2014 se cumplen 200 años del nacimiento de uno
de los impulsores de aquella Internacional: Mijaíl Bakunin.
Lo primero que habría que plantear es
que el anarquismo ha tenido mala suerte a la hora de ser analizado. La
historiografía conservadora y liberal lo han tratado siempre con desdén, presentándolo como una
ideología violenta y terrorista. Cuestión que no deja de ser evidente al ser el
anarquismo una de esas “amenazas” que pudo hacer girar el curso de la historia
y perder privilegios a las clases pudientes. Tampoco ha tenido mejor suerte el
anarquismo cuando ha sido analizado por la historiografía marxista. El máximo rival del marxismo en el campo obrero
fue presentado en muchas ocasiones como un accidente, como una ideología
divisionista o infantil. Enmarcándola en los sectores más atrasados de la
sociedad, el anarquismo no podía triunfar nunca pues le faltaba el prurito del
análisis del marxismo. Incluso podemos decir que el anarquismo ha tenido mala
suerte cuando ha sido analizado por los propios anarquistas. En muchas
ocasiones se ha presentado su historia como demasiado mítica tendiendo a
desdibujar la carga pragmática que representó el anarquismo en muchos lugares.
Pero si hacemos un balance serio desde
el punto de vista historiográfico de lo que ha significado el anarquismo en
estos 150 años de vida, desde la fundación en 1864 de la AIT, nos daremos
cuenta de que ni fue una ideología violenta (aunque utilizase la violencia
según en qué circunstancia), ni fue infantil, ni divisionista, ni utópica,
etcétera. Estudiando a sus pensadores, investigando sus luchas y
organizaciones, nos damos cuenta de la capacidad del anarquismo, de su lectura
de la sociedad que le tocó vivir y de su pragmatismo en muchos contextos de sus
luchas. Lejos tiene que quedar la visión negativa del anarquismo, que en muchas ocasiones responde más a criterios de
crítica puramente ideológica (puede gustar más o menos el anarquismo) que a la
realidad del movimiento libertario. Aquí podíamos establecer una apreciación a
tener en cuenta. Es curioso comprobar cómo si se escribe algún trabajo, por muy
investigado que esté, sobre la historia del anarquismo, el historiador que lo
haga va a tener la sospecha de ser llamado “historiador militante”. Sin
embargo, si el trabajo de investigación ejerce una crítica sin cuartel al
anarquismo (aunque aquí se puede
inscribir a otras muchas ideologías del obrerismo) el historiador será
“objetivo” o “académico”. Curiosa interpretación cuando muchos de los primeros
son también parte de la academia y escriben con todo criterio científico y los
segundos son muchas veces reconocidos simpatizantes de ideologías o movimientos
que podríamos denominar “políticamente correctos” y que sacan conclusiones
acerca del anarquismo o del movimiento obrero con pobres bagajes de
investigación.
Para hacer un repaso reflexivo sobre el anarquismo lo
vamos a estructurar de la siguiente forma. En primer lugar, analizaremos qué
significó el anarquismo en el seno de la I Internacional y las consecuencias de
su ruptura. En segundo lugar, analizaremos el anarquismo en alguno de los
procesos revolucionarios más importantes, como la Comuna de París de 1871 o la
Revolución rusa. En tercer lugar abordaremos el anarquismo en España, país donde
más y mejor desarrolló su propaganda y organizaciones. Y por último nos
adentraremos en el anarquismo tras la derrota de la Guerra Civil y el final de
la Segunda Guerra Mundial. Todo de forma muy sintética para ubicar este
movimiento fundamental para la historia del movimiento obrero.
El
anarquismo y la I Internacional
Viene siendo lugar común presentar la I
Internacional como una permanente pugna entre anarquistas y marxistas,
haciéndolo desde una posición laxa y excesivamente esquemática.
Sin embargo, lo primero que habría que determinar
es que cuando en 1864 surgió la I Internacional en Londres (aunque el
funcionamiento efectivo se comenzó a fraguar en el Congreso de Ginebra de 1866)
las secciones que componían aquella organización supranacional estaban alejadas
de las tendencias que la determinarán ya en la década de 1870. Por ejemplo, en
Francia las sociedades obreras adheridas a la I Internacional eran básicamente
proudhonianas, sin dejar de lado las posiciones de personajes como Louis Blanc
o Auguste Blanqui. En otros lugares como Italia el peso del republicanismo
político era evidente (teniendo en cuenta que era una zona en proceso de
unificación) al igual que en Alemania, donde personajes como Wilhem Liebnekcht
o Ferdinand Lassalle marcaron el ritmo. Y sobre todo en muchas zonas asentadas
sobre el mundo de los oficios.
Los debates del marxismo y el bakuninismo no fueron
el epicentro del debate hasta una vez represaliada la Comuna de París, aunque
las diferencias entre ambos modelos de entender la organización ya se
constataban en los congresos y las conferencias de la I Internacional.
Las diferencias entre ambas concepciones fueron
básicamente las siguientes
- Los bakuninistas o colectivistas (como se hacían
llamar en la época), concebían la organización de la AIT como una unión de
secciones, dotándoseestas de libertad de funcionamiento. Alejados de
cualquier posición políticay de partido, los colectivistas creían en la
descentralización de la Internacional. El Consejo General solo debía ser una
mera estructura de recepción y distribución de correspondencia entre las
secciones. La finalidad de las secciones era la destrucción de todo poder
político y la creación de una sociedad nueva sin Estado por medio de la libre
federación de productores.
- Los marxistas o socialistas científicos
consideraban que el Consejo General debía tener capacidad e influjo sobre las
secciones, centralizando parte del trabajo de las mismas. Al contrario que los
bakuninistas, creían en la capacidad de creación de partidos políticos obreros
que por medio de la conquista de poder pudieran desde ahí transformar la
sociedad antes de pasar a la sociedad sin Estado.
Mientras que los bakuninistas tuvieron una fuerte
implantación en Italia, partede Suiza, España y parte de las secciones francesas
(recogiendo toda la tradición del proudhonianismo), los marxistas obtuvieron
más éxito en las secciones inglesa, alemana u holandesa.
Podrían haber sido modelos de organización
complementarias pero no existió voluntad para ello. El Consejo General que
residía en Londres ejerció unadirección sobre la Internacional, cuestión que no
agradó a las secciones más decantadas por el modelo de organización
bakuninista.
El fracaso de la Comuna de París fue el canto del
cisne de la propia Internacional. La Conferencia de Londres de 1871 sirvió para
empezar a mostrar divisiones irreconciliables así como actas formales de
acusaciones contra Bakunin. Allí Utin acusó al anarquista ruso de ejercer un
poder en la sombra a través de la propia Alianza de la Democracia Socialista,
organización fundada por Bakunin que al integrarse en la Internacional acabó
por disolverla. En aquella conferencia pocas voces salieron en la defensa de
Bakunin. André Bastelica fue una de las pocas junto a un Anselmo Lorenzo que no
daba crédito a lo que oía en aquel comicio.
Las disputas entre las secciones de la Suiza
romanda y la Federación de Jura, las acusaciones por distintos periódicos de
ambas tendencias de intentosde control y los movimientos de ambos grupos
hicieron condenar al fracaso ala Internacional. España fue un ejemplo de cómo se
dirimió esa batalla. Constituidos los núcleos de la Internacional desde
finales de 1868 por las gestionesrealizadas por Fanelli, la división de aquellos
vino de la mano de los propiosdebates internacionales. Max Nettlau dice que
aunque la misión de Fanelli fuefundamental, Bakunin no quedó contento con sus
gestiones ya que confundiólos estatutos de la Alianza con los de la Internacional.
Algo que a la larga generó los conflictos. Pero igualmente los internacionales
españoles entendieron la Alianza como el grupo específico cohesionado que en
caso de dificultades para la propia Internacional no hiciese desaparecer por
completo el movimiento obrero naciente. Unas estructuras de la Alianza en España,
que a tenor de los documentos aportados por el historiador anarquista Max
Nettlau, fueron del conocimiento de Bakunin cuando Lafargue comenzó a publicar
artículos en el periódico L'Egalité.
La llegada de Paul Lafargue, una de las figuras más
importantes del socialismo internacional, a España iba a generar conflictos en
el seno de la propia Internacional. Cercano al grupo en torno al periódico La
Emancipación y con el apoyo de José Mesa y Francisco Mora, se creó en Madrid la
Nueva Federación Madrileña, aceptada en el seno de la Internacional por el
Consejo General y condenada por el Consejo federal de la Federación Regional
Española (sección de la Internacional en España) que reconocía a la Federación
local de Madrid. Aunque el congreso de Zaragoza de abril de 1872 intentó una
solución de consenso, esta no fue posible. Las acusaciones entre La
Emancipación y El Condenado(periódico de Tomás González Morago) marcaban la
línea de división que se ejemplificó en el congreso de Córdoba de diciembre de
1872 y enero de 1873 y el posterior congreso marxista de Toledo en mayo de 1873
y que mostró el fracaso de las tesis marxistas en España. De hecho la formación
marxista del núcleo madrileño y otros que le siguieron era realmente escasa, como
se muestra en los artículos de La Emancipación y nos muestra el historiador
Michel Ralle.
A nivel internacional la ruptura se da en dos
congresos celebrados en septiembre de 1872. Uno en La Haya, donde se produce la
expulsión de Bakunin, Guillaume y Schwitzguebel, en ausencia del propio
anarquista ruso. Otro, el celebrado pocos días después en Saint-Imier (Suiza)
donde el movimiento de índole anarquista fundó su propia Internacional. Incluso
en aquel congreso se ofreció la posibilidad, por iniciativa de Bakunin y
Guillaume, de crear dos internacionales:
A) Una de síntesis, donde se unieran moderados y
revolucionarios, sin tutelade ningún Consejo general.
B) Otra exclusivamente anarquista. Propuesta que
nunca se materializó. El movimiento obrero quedó dividido definitivamente. A
partir de ese momento el anarquismo tuvo un camino propio, dando figuras y
pensadores de primer nivel como Piotr Kropotkin, Errico Malatesta, Rudolf
Rocker, Johann Most, etcétera, que hicieron avanzar el anarquismo y sus
posiciones (mutualismo, colectivismo, comunismo libertario).
El
anarquismo y algunos procesos revolucionarios.
La Comuna
de París (1871) y la Revolución rusa
(1905 y
1917)
La Comuna de París significó el primer escenario en
el que la clase obrera sehizo con el control de la situación. París se
organizó de forma muy distinta alo que hasta ese momento se conocía y en un
contexto realmente complicado:
la guerra que mantenía Francia con Prusia. Sin
embargo, la ciudad de París no confió en los políticos republicanos, que
huyeron de la ciudad y se establecieron en Versalles. Los barrios de París se
autoorganizaron, crearon distintos comités, y la ciudad se proclamó en Comuna.
Se tomaron medidas de avance para la clase obrera como el fomento de los
Talleres Nacionales (algo que ya se puso en marcha tras la revolución de 1848),
la reducción de la jornada laboral para los trabajadores, fomento de la escuela
y la educación, igualdad hombre-mujer, etcétera. Todas eran medidas que estaban
en los programas de
las organizaciones obreras y revolucionarias. A pesar
de ello existió un profundo debate en el seno de la propia Comuna, sobre todo
el representado por los blanquistas y los proudhonianos. Y en ese contexto
tuvieron aparición también marxistas y bakuninistas. Mientras los marxistas
trabajaron más en sintonía con los blanquistas, los bakuninistas lo hicieron
más con los proudhonianos, con los que coincidían en muchos puntos. Por la Comuna
pasaron personajes de primera fila como Varlin, uno de los dirigentes del
movimiento obrero francés más relevantes que fue fusilado en la represión de la
Comuna. Por la experiencia de la Comuna llegaron al anarquismo otros personajes
como Louise Michel, que pasó a la historia como una de las mujeres más
brillantes del anarquismo.
Podemos decir que el movimiento obrero francés era
en su mayoría segui-
dor de Proudhon, lo que hizo que el anarquismo
tuviese un gran arraigo en la
Comuna de París. Una vez que el proceso finalizó de
forma traumática, todas las ideologías obreras lo reivindicaban como propio.
Pero lo cierto es que partiendo de la base de que la Comuna fue de cariz
federal, la autoorganización de los diferentes barrios de París y la
horizontalidad del proceso le hace estar muy cerca a las posiciones
anarquistas. Además un precedente de la misma fue la toma del Ayuntamiento de
Lyon donde Bakunin tuvo un papel protagonista. Y desde París se hizo un
llamamiento al resto de ciudades de Francia para poder federarse entre sí, ya
que hubo intentos de movimientos similares al parisino en Marsella, Narbonne,
etcétera.
Y aunque hubo procesos o intentonas revolucionarias
posteriores a la Comuna de París, fue la Revolución rusa una de las
oportunidades más importantes que se le presentó al anarquismo. Más teniendo en
cuenta que dos de los más importantes pensadores anarquistas eran rusos: Mijaíl
Bakunin y Piotr Kropotkin. Si en 1905 el movimiento anarquista ruso se presentó
más atomizado, con algunos grupos importantes en grandes ciudades como San
Petersburgo o Moscú, con la Revolución de 1917 nos encontramos con unas
organizaciones libertarias más asentadas y más fuertes. Los anarquistas crearon
importantes órganos como Goloss Truda, tuvieron multitud de grupos e incluso
algunos soviets como el de Bialystok fueron de mayoría anarquista. Y es que
esta ciudad, junto con Krynki, fueron bastiones del anarquismo ruso. Personajes
como Yuda Grossman, Emma Goldman, Vsevolod Eichembaum “Volin”, Alexander Berkman,
etcétera, pusieron al anarquismo ruso como protagonista del cambio revolucionario.
Los anarquistas participaron desde primera hora en los soviets, fueron fuertes
entre los marinos de Kronstadt desde antes de 1917, etcétera. Incluso fue un
anarquista quien irrumpió en la Asamblea Constituyente para clausurarla.
Pero los grandes actos del anarquismo ruso fueron
Kronstadt y el majnovismo. Y ambos en medio de una oleada represiva contra el
anarquismo ruso por parte del gobierno bolchevique. Una represión que le costó
al anarquismo el cierre y clausura de periódicos, persecución y cárcel de sus
militantes e incluso la muerte de alguno de ellos como Lev Chorny y Fanny
Baron.
Nestor Majno organizó un ejército guerrillero, el
Ejército Insurreccional Majnovista, que durante tres años de guerra civil en
Ucrania combatió la invasión alemana, a los nacionalistas de Petlura y toda
suerte de aventureros de la zona. Aunque alcanzaron hasta tres acuerdos con el
Ejército Rojo, estos fueron rotos y finalmente los bolcheviques persiguieron y
acabaron con el majnovismo en 1921.
Mismo año en el que el soviet de Kronstadt se
levantó pidiendo libertad de prensa y organización para las distintas fuerzas
socialistas, perseguidas en casi todos los rincones de Rusia. A la cabeza del
movimiento una suerte de soldados y marinos que estaban, como Stepan
Petrichenko, muy cercanos al anarquismo. Mientras se celebraba el X Congreso
del Partido Bolchevique en Petrogrado, las fuerzas del Ejército Rojo arrasaron
la ciudad de Kronstadt y acabaron con una rebelión que pretendía convertirse en
la Tercera Revolución rusa.
La historia del anarquismo ruso se puede calificar como
tragedia, pues aunque se mantuvo dentro de todas las estructuras
revolucionarias acabó siendo engullida y represaliada por las fuerzas
bolcheviques triunfantes.
El
anarquismo en España
De todos los lugares en el mundo donde el
anarquismo encontró más resonancia a sus ideas, ese fue España. Ya explicábamos
más arriba cómo se produjo la introducción del anarquismo en el país y cómo los
postulados de Bakunin en la I Internacional fueron mayoritarios dentro del
movimiento obrero español. Personajes como Anselmo Lorenzo, Tomás González
Morago, Francisco Ferrer, Mauro Bajatierra, Ricardo Mella, Salvador Seguí, Juan
Peiró, Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso, Isaac Puente, etcétera, jalonan
su historia.
Se ha debatido y estudiado largamente sobre las
razones del triunfo del anarquismo en España. Algunas teorías hablan de las
influencias milenaristas, como el caso de Gerald Brenan. Visión simplista que
venía a decir que el anarquismo sustituía en España al cristianismo como movimiento
redentor. Otros consideran que al ser España un país atrasado y de base agraria,
el anarquismo tuvo más influencia. Sin embargo, este argumento cae por su
propio peso cuando se comprueba que en la zona más industrializada de España
como era Cataluña, el anarquismo fue la fuerza obrera mayoritaria.
Quizá las razones para entender el arraigo del
anarquismo en España son otras:
1. El sistema de la Restauración que encorsetaba la
participación política a un turnismo de partidos dinásticos donde cualquier
movimiento de renovación no tenía cabida, hizo del anarquismo una ideología y
movimiento influyente para los deseos de transformación social. Si republicanos
y socialistas insistían en la participación institucional, para el anarquismo
ese camino era inútil y más en un país como España. Ahí el discurso anarquista
fue mucho más persuasivo para la clase obrera.
2. La capacidad de organización de los anarquistas
fue mucho más efectiva que la de los otros movimientos obreros. Y eso a pesar
de los largos periodos de clandestinidad por los que pasaron sus
organizaciones. Esa capacidad organizativa fue también base de su éxito.
3. Los anarquistas supieron entender que si el
marco de relaciones políticas y sociales que le rodeaban no le iba a dar
ninguna oportunidad a la clase obrera, era necesario crear unas estructuras
alternativas. Por eso los anarquistas en sus centros crearon escuelas y las
dotaron de bibliotecas, con el objetivo de instruir a la clase obrera y hacerla
consciente de la situación de explotación que sufría. Fueron las bases que
sentaron una cultura propia, la cultura libertaria dentro de la cultura obrera.
Sus centros, sus escuelas, sus formas de relaciones, sus símbolos, sus gestos,
etcétera, crearon toda una cultura alternativa a la cultura burguesa imperante.
Los anarquistas españoles fueron pioneros en muchas
cuestiones. La coeducación de sexos, el desarrollo de pedagogías alternativas,
la cuestión de la emancipación femenina, la crítica a la sociedad católica y
clerical que le rodeaba, etcétera, fueron conceptos desarrollados por los
anarquistas que se hicieron parte de la cultura obrera. La enorme cantidad de
cabeceras de periódicos anarquistas demuestra el afán que sus militantes tenían
por desarrollar lo que denominaban La Idea (en mayúsculas).
Sin embargo, el anarquismo, y el español en
particular, ha sido víctima de algunos lugares comunes que se han desarrollado
con el paso del tiempo. Vamos a desentrañar alguno:
a) La naturaleza violenta del anarquismo: a pesar
de que el anarquismo, o más exactamente algunos anarquistas, ejercieron en
determinados momentos episodios de violencia política, la inmensa mayoría del
movimiento anarquista no aprobó esas acciones. Lo primero que habría que
explicar es qué motivaba a los anarquistas a ejercer esa violencia. Algunos
estaban convencidos de que la eliminación física de algún personaje iba a
desencadenar un proceso revolucionario. Otros se movían de forma individual
como venganza por acciones represivas. Otras acciones fueron de dudosa
procedencia ya que tenían a infiltrados policiales como protagonistas. Además,
el periodo del terrorismo anarquista duró apenas diez o doce años. Esto ha
llevado a concluir a algunos historiadores que hay una línea que une el llamado
terrorismo anarquista con el yihadismo. Una auténtica aberración historiográfica.
Para otros historiadores más ecuánimes como Juan Pablo Calero, el anarquismo
español tiró más periódicos que bombas. Incluso durante la Guerra Civil se
acusó al anarquismo de ejercer una violencia sin cuartel. Sin eximir de
responsabilidad al anarquismo en esa violencia, no fue mayor que la que
ejercieron otras organizaciones políticas y sindicales del campo republicano.
Incluso anarquistas como Juan Peiró, Juan García Oliver o Melchor Rodríguez,
entre otros, tomaron actitudes contrarias a la propia violencia desde los
puestos de dirección que desempeñaron en el conflicto.
b) El anarquismo estaba fuera de la realidad:
muchos han querido presentar al anarquismo como una ideología fuera de la
realidad, un accidente en la historia del movimiento obrero. Presentar a un
movimiento obrero bueno y consciente frente a un movimiento obrero malo y
díscolo. Pero esta cuestión pierde peso cuando compruebas que la clase
obrera española se afilió al movimiento obrero libertario de forma mayoritaria
hasta la Guerra Civil y en la clandestinidad. Un movimiento que se considere un
accidente nunca habría llegado a tales cotas de organización. De hecho la
fundación de la CNT en 1910 hace de este sindicato uno de los más dinámicos y
modernos de Europa por su modelo organizativo de Sindicatos Únicos (aprobados
en Sants en 1918 y el Congreso de la Comedia de 1919) que renovó el panorama
sindical de las sociedades obreras. Igualmente, la malformación histórica de la
FAI, nacida en 1927, la aleja de lo que en realidad fue: una unión de grupos narquistas
que extendieron las ideas libertarias por la geografía peninsular. Ni en su
acta de fundación ni en la documentación de sus grupos se atisba nada de la
acusación que la ha perseguido de ejercer un control sobre la CNT.
c) El anarquismo siempre fue un elemento de
división: Se ha pretendido presentar el anarquismo como un outsider de la
política. Organizaciones sectarias que no querían caminar con nada ni con
nadie. Sin embargo, la historia del anarquismo nos muestra un movimiento que en
muchos momentos históricos caminó de la mano de otras organizaciones y
movimientos. Durante las revueltas cantonales, en la oposición a la monarquía
de Alfonso XIII, contra la dictadura de Primo de Rivera, durante la Guerra
Civil, etcétera. Pactos con republicanos, con socialistas y con movimientos que
en momentos históricos eran importantes. Cuando tuvo que caminar solo lo hizo.
Y a diferencia de otros movimientos se comprueba en las actas de sus congresos la
capacidad de autocrítica que tuvieron. El mayor grado de colaboración llegó con
la propia Guerra Civil cuando hasta cinco anarquistas ocuparon cargos
ministeriales en los gabinetes de Largo Caballero y Juan Negrín. Pero también
hubo cargos en el ejército, concejales y alcaldes, jefes de carabineros,
etcétera. Algunos denominan esto la contradicción del anarquismo. Otros lo
establecen como el mayor ejercicio de pragmatismo y coherencia en un periodo de
guerra.
La propaganda del anarquismo le llevó a convertirse
en el movimiento obrero mayoritario. Y esto posibilitó que al producirse el
golpe de Estado contra la República en julio de 1936 el anarquismo estuviese
preparado para la resistencia y para dinamizar una de las revoluciones más
profundas de la historia. Las colectivizaciones y el control obrero industrial
y agrario que realizaron los sindicatos (CNT y UGT) durante la Guerra Civil
constituyeron la mayor capacidad organizativa de la clase obrera. Ya no solo
eran capaces de reivindicar mejoras salariales y de condiciones de vida, sino
que se mostraron capaces de poder dirigir la economía y la política de un país.
Ha sido, con diferencia, el mayor logro histórico del anarquismo.
Sin embargo, el final de la Guerra Civil y el
triunfo de Franco impusieron en España un régimen de corte fascista que ejerció
una represión inquisitorial contra sus enemigos (el anarquismo entre ellos) y
que estableció un modelo social que era diametralmente opuesto al anarquismo.
El
anarquismo tras la Segunda Guerra Mundial
La derrota en la Guerra Civil y la represión
consiguiente no fueron óbice paraque el anarquismo continuara luchando por sus ideas,
si bien sus fuerzas disminuyeron. Los anarquistas reconstruyeron en la
clandestinidad sus organismos, participaron de la resistencia guerrillera y en
la lucha contra nazis y fascistas durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, el mundo que se encontraron tras la
Guerra Mundial no fue el esperado. El anarquismo tuvo que lidiar entre las dos
superpotencias quemarcaban el ritmo de la política mundial: EE UU y
la URSS. Demasiado paraun movimiento que acumulaba muchas derrotas.
A pesar de ello los anarquistas siguieron
coordinándose a través de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT)
y de la Internacional de Federaciones Anarquistas. Tuvo un importante papel en
algunos movimientos como el Mayo del 68 y participó de forma activa en la
oposición al franquismo. La reconstrucción de la CNT marcó una vitalidad en las
ideas libertarias que fueron atajadas por el Estado con las armas que había
utilizado siempre: represión y guerra sucia. El problema fue que la respuesta
del anarquismo en esta ocasión no fue contundente como en otros momentos. El
movimiento libertario español se sumió en una profunda crisis de la que tardó
en salir años, sumido en luchas intestinas que llevaron a una escisión que
terminó por partirlo.
A pesar de ello los libertarios han seguido participando
en muchos movimientos sociales. En el ¡No a la Guerra! se volvió a ver una
emergencia de las ideas libertarias así como en luchas por la vivienda y en el
campo sindical. Durante el 15M no solo la participación anarquista fue evidente
sino que parte de los postulados de ese movimiento partían de la raíz
libertaria.
Tras 150 años de la fundación de la I Internacional
las ideas anarquistas siguen generando estados de opinión y formas de
organización.
[Tomado de http://vientosur.info/IMG/pdf/VS136_J_Vadillo_Reflexiones_alrededor_de_la_historia_del_anarquismo.pdf.]
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