Humberto Decarli
La pregunta a efectuarse cuál será el resultado de la senda catastrófica acaecida en Venezuela en la actualidad. No es un requerimiento cualquiera por la complejidad de la experiencia nacional en cuanto al manejo del poder y la crisis acontecida. Una dirección orquestada desde la cúpula militar dominante, la oposición en general entregada al gobierno y la colaboracionista en pleno funcionamiento, y la poca acumulación de fuerzas para resistir al régimen autoritario, cuyo fin no se puede pronosticar fluidamente, son los rasgos predominantes en la actualidad.
La pregunta a efectuarse cuál será el resultado de la senda catastrófica acaecida en Venezuela en la actualidad. No es un requerimiento cualquiera por la complejidad de la experiencia nacional en cuanto al manejo del poder y la crisis acontecida. Una dirección orquestada desde la cúpula militar dominante, la oposición en general entregada al gobierno y la colaboracionista en pleno funcionamiento, y la poca acumulación de fuerzas para resistir al régimen autoritario, cuyo fin no se puede pronosticar fluidamente, son los rasgos predominantes en la actualidad.
Situación del gobierno en este momento
Muchas son las razones para que el cartabón madurista se encuentre muy preocupado. En primer término, las sanciones financieras internacionales están asfixiando al Estado, incapacitado de hacer frente al default parcial. En segundo lugar, la ineptitud de PDVSA para generar producción por el proceso de deterioro atravesado y siendo una economía dependiente de los hidrocarburos es mayor la importancia de su declive. Tercero, las medidas económicas adoptadas para enfrentar la estanflación no funcionan. El aumento del salario mínimo cada dos meses y el control de precios son un saludo a la bandera sin relevancia para detener la inflación y no hay ningún síntoma de reactivación del aparato productivo. Cuarto, la carencia de divisas hace más complicada la importación ingente de productos variados, desde alimentos y medicinas como repuestos para vehículos y demás accesorios no fabricados en el país. Quinto, la represión es fulminante para impedir las protestas sociales, traducida en muertos, heridos, detenidos, torturados, desaparecidos y la intimidación mediante estos mecanismos. Sexto, la distribución de comida está supeditada al apoyo del gobierno.
Ante el anterior cuadro dantesco, Maduro ha apelado a una elección fraudulenta no aceptada por más de ochenta países y numerosos organismos internacionales como el grupo de Lima, el G-8, la O.E.A. y la Unión Europea. Igualmente, muchas personalidades, expresidentes y representantes de ONG, lo repudian.
La oposición que compite por el poder estatal
Quienes supuestamente adversan al régimen mantienen una actitud ambivalente que ralentiza cualquier rechazo. La MUD, con o sin la máscara del Frente Amplio, se encuentra realmente paralizada porque no realiza acciones de calle, pretende reorganizarse sin tino alguno, los cuatro partidos que la dirigen tienen pocas coincidencias, los gobernadores adecos se han abocado a la parodia de liberación de presos políticos, no tienen ninguna capacidad de convocatoria porque la gente no les cree y en general, no presentan eficacia política alguna.
La opción, más colaboracionista dentro de ella tiene vínculos reales con el régimen y se prestó para darle un espaldarazo en el sainete electoral. Falcón y el otro candidato confesional, sirvieron para colorear un espectáculo bufo sin valor internacional. Además, organizaciones políticas cuasidesaparecidas como el MAS y Copei, pretendieron pescar en río revuelto al igual que dirigentes desfasados como Claudio Fermín y Eduardo Fernández.
El segmento presuntamente más radical, Soy Venezuela, integrado por los partidos Vente Venezuela y ABC, no tiene arraigo popular. Sus máximos líderes, María Corina Machado y Antonio Ledezma, son conocidos por su promoción en los medios desde hace mucho tiempo pero no alcanzar a prender en la población. Además, no presentan un programa de cambios para Venezuela y se limitan a ser declarativos, presentando supuestas soluciones sin determinar la manera de hacerlas. Una de las grandes razones por las cuales se ha mantenido el militarismo venezolano es la ausencia de una oposición acertada. Ha sido ambigua, con una postura imprecisa con alegaciones de democracia, de nostalgia puntofijista, populista y sin un proyecto de país. Lugares comunes, clichés, frases trasnochadas y la repetición de consignas desgastadas propias del pasado. Las arengas de sus líderes se traducen en expresiones repetitivas como si el tiempo no hubiese transcurrido.
La angustia gubernamental
Las
elecciones del 20 de mayo no han resultado provechosas para el gobierno
porque no generan confianza interna (excepto del candidato Bertucci) ni
internacional, dado el rechazo múltiples de varios frentes en el ámbito
exterior. Asimismo, el estrangulamiento provocado por las sanciones
financieras causa una situación de incertidumbre en el mundo oficial.
Adicionalmente se esperan múltiples demandas de acreedores de los
llamados fondos buitres quienes acudirán a los entes correspondientes a
hacer valer sus acreencias con resultados positivos porque el Estado
venezolano se encuentra en una parcial cesación de pagos. Muchas son las razones para que el cartabón madurista se encuentre muy preocupado. En primer término, las sanciones financieras internacionales están asfixiando al Estado, incapacitado de hacer frente al default parcial. En segundo lugar, la ineptitud de PDVSA para generar producción por el proceso de deterioro atravesado y siendo una economía dependiente de los hidrocarburos es mayor la importancia de su declive. Tercero, las medidas económicas adoptadas para enfrentar la estanflación no funcionan. El aumento del salario mínimo cada dos meses y el control de precios son un saludo a la bandera sin relevancia para detener la inflación y no hay ningún síntoma de reactivación del aparato productivo. Cuarto, la carencia de divisas hace más complicada la importación ingente de productos variados, desde alimentos y medicinas como repuestos para vehículos y demás accesorios no fabricados en el país. Quinto, la represión es fulminante para impedir las protestas sociales, traducida en muertos, heridos, detenidos, torturados, desaparecidos y la intimidación mediante estos mecanismos. Sexto, la distribución de comida está supeditada al apoyo del gobierno.
Ante el anterior cuadro dantesco, Maduro ha apelado a una elección fraudulenta no aceptada por más de ochenta países y numerosos organismos internacionales como el grupo de Lima, el G-8, la O.E.A. y la Unión Europea. Igualmente, muchas personalidades, expresidentes y representantes de ONG, lo repudian.
La oposición que compite por el poder estatal
Quienes supuestamente adversan al régimen mantienen una actitud ambivalente que ralentiza cualquier rechazo. La MUD, con o sin la máscara del Frente Amplio, se encuentra realmente paralizada porque no realiza acciones de calle, pretende reorganizarse sin tino alguno, los cuatro partidos que la dirigen tienen pocas coincidencias, los gobernadores adecos se han abocado a la parodia de liberación de presos políticos, no tienen ninguna capacidad de convocatoria porque la gente no les cree y en general, no presentan eficacia política alguna.
La opción, más colaboracionista dentro de ella tiene vínculos reales con el régimen y se prestó para darle un espaldarazo en el sainete electoral. Falcón y el otro candidato confesional, sirvieron para colorear un espectáculo bufo sin valor internacional. Además, organizaciones políticas cuasidesaparecidas como el MAS y Copei, pretendieron pescar en río revuelto al igual que dirigentes desfasados como Claudio Fermín y Eduardo Fernández.
El segmento presuntamente más radical, Soy Venezuela, integrado por los partidos Vente Venezuela y ABC, no tiene arraigo popular. Sus máximos líderes, María Corina Machado y Antonio Ledezma, son conocidos por su promoción en los medios desde hace mucho tiempo pero no alcanzar a prender en la población. Además, no presentan un programa de cambios para Venezuela y se limitan a ser declarativos, presentando supuestas soluciones sin determinar la manera de hacerlas. Una de las grandes razones por las cuales se ha mantenido el militarismo venezolano es la ausencia de una oposición acertada. Ha sido ambigua, con una postura imprecisa con alegaciones de democracia, de nostalgia puntofijista, populista y sin un proyecto de país. Lugares comunes, clichés, frases trasnochadas y la repetición de consignas desgastadas propias del pasado. Las arengas de sus líderes se traducen en expresiones repetitivas como si el tiempo no hubiese transcurrido.
La angustia gubernamental
Para paliar la coyuntura el oficialismo ha asumido una iniciativa. Ha puesto en libertad condicional a varios presos políticos aunque paralelamente ha detenido y desaparecidos a nuevos activistas y militares. Al joven mormón preso en Venezuela se le liberó sin condiciones como gesto de buena voluntad ante el norte. Es una orientación para enviar signos de conciliación a la comunidad internacional hacia la búsqueda de enervar el ahorcamiento económico y dinerario por el cual atraviesa sin perspectivas de solución a corto plazo.
Pronósticos inmediatos
El paso de los acontecimientos nos lleva a pensar en una posibilidad de negociación de parte del chavismo ante los entes mundiales para movilizarse hacia una posible transición. Empero, hay reluctancia entre sectores oficialistas para una mediación porque temen detenciones y enjuiciamientos internacionales y prefieren resistir desde acá. Sin embargo, consecuencia de la recesión, rayana a una depresión, vamos rumbo a una paralización económica y social. De la misma manera, la hiperinflación aunada a la escasez y el desabastecimiento, generan turbulencias sociales cada vez más difíciles de quebrar ante la ausencia de liquidez para adquirir alimentos y medicinas en el exterior. El mecanismo de los Clap, la bonificación y dádivas así como el aumento del salario mínimo, no alcanzan a resolver la problemática.
Igualmente hay varias circunstancias que cierran el radio de acción del Estado venezolano tales como el que China y Rusia están preocupadas por el atraso de los pagos de la deuda, el Petro no logra éxito fuera del país, la imposibilidad de reestructurar o refinanciar las obligaciones por su punición significada por las medidas de Estados Unidos y en Europa, la poca capacidad de producción petrolera, el extractivismo minero insuficiente, el problema social causado por el éxodo masivo de los venezolanos hacia las naciones vecinas, el narcotráfico, el contrabando de extracción, especialmente el de la gasolina hacia Colombia y el Caribe, son múltiples facetas de un momento de convulsión en Venezuela.
Pareciera haber un desenlace próximo, más por el apremio patrimonial que cualquier otra consideración y probablemente será negociado con impunidad incluida dentro de las garantías del oficialismo. Hace falta la existencia de una fuerza alternativa para presentar opciones diferentes pero es poco factible su construcción en términos inmediatos.Es una tarea pendiente para recuperar a Venezuela.
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