Federación Anarquista Local de Valdivia - FALV
Contenidos - Acracia N°76 - abril 2018
* Nota editorial: 4 años de organización (Pág 2)
* Manual de desobediencia civil III por Ampato (Pág 4)
* Relatos de compas de la FALV (Pág 5)
* Con Silvia Rivera Cusicanqui, parte 1 (Pág 6)
* Mariana Pineda y Federico García Lorca, final por Elda (Pág 8)
* Campaña por Tamara Sol y 2do Foro A de Valdivia (Pág 10)
* Reporte de federaciones 1era CRIFA 2018 (Pág 11)
* Contacto FALV (Pág 12)
Contenidos - Acracia N°76 - abril 2018
* Nota editorial: 4 años de organización (Pág 2)
* Manual de desobediencia civil III por Ampato (Pág 4)
* Relatos de compas de la FALV (Pág 5)
* Con Silvia Rivera Cusicanqui, parte 1 (Pág 6)
* Mariana Pineda y Federico García Lorca, final por Elda (Pág 8)
* Campaña por Tamara Sol y 2do Foro A de Valdivia (Pág 10)
* Reporte de federaciones 1era CRIFA 2018 (Pág 11)
* Contacto FALV (Pág 12)
Nota Editorial: 4 años de voluntad, organización y libertad
Iniciaba el año 2014, y diversos grupos e individualidades anarquistas que venían colaborando desde hace un tiempo, decidieron ir ampliando sus pequeños grupos y mezquinos trabajos, sabiendo que en la unión radica la fuerza para emprender la enorme obra de emancipación. Nos decidimos por la organización voluntaria, en torno a ciertos principios que nos reunían, adoptando un modelo experimental (para nosotr@s, en la región chilena) de federalismo de grupos autónomos.
Estábamos de acuerdo en la imposibilidad de estar de acuerdo exactamente en todo, no obstante ello, nos podríamos colaborar en realizar trabajos y campañas conjuntas, potenciandonos l@s un@s con l@s otr@s, trabajos que serían muy difíciles de llevar a cabo por un pequeño grupo al margen del ostracismo social. Por otro lado, el federalismo nos permitía poner en práctica tanto la autoeducación entre pares, la autogestión, como la libre experimentación para la organización, tratando de actualizar una práctica anárquica un tanto decaída en estos fríos rincones, rechazando sobre todo la infiltración marxista en la organización anarquista, con la mal llamada tesis del “chileanway del comunismo libertario”.
Nuestra forma de asociación anarquista, no es la de los programas revolucionarios, ni de la unidad de ideas, ni de clase, ni de género. Carece de una estructuración jerárquica, y más bien habría que imaginarla como una red, que forma una verdadera malla, en cuyos nudos se encuentran diversidad de personas reunidas voluntariamente y que toman acuerdos responsables entre pares, libremente aceptados, en la cual se combinan métodos presenciales y virtuales, acordes a los nuevos tiempos, extremando algunas medidas de seguridad informática. Y como decíamos, a pesar de toda la diversidad que pudiese existir entre cada un@ de nosotr@s, nos reúne la sencilla pero poderosa idea de que cada persona podría llevar por sí misma las riendas de sus asuntos, donde por egoísmo la mujer y el hombre sabrán ponerse de acuerdo y por altruismo a cooperar junto a sus semejantes, como bien decía Federica Montseny.
Por supuesto que para ello es necesario una arraigada práctica cultural, que hoy en día no existe, y que quienes estamos en el movimiento anárquico tratamos de emular mediante una política prefigurativa que nos permita ir realizando hoy el mundo que construimos mañana. Pero falta andar mucho camino, sobre todo falta adecuar el discurso con las prácticas, ya que por un efecto de zombificación en nuestres espacios siempre se las arregla el del discurso más incendiario para encabezar discusiones que son absurdas y abyectas, por otro lado falta hacer más lo que “decimos” hacer, y de ese abismo de incongruencias que gobiernan la vida del compañere que se compromete con tal cosa, con tiempo de sobra y entusiasmo desbordante, pero que finalmente no contesta, o se hace el leso al momento de los que hubo.
El proyecto central del anarquismo, el de crear una sociedad de personas libres, tiene por flaqueza el grupo de gente que se dice ser anarca o libertaria actualmente, quienes llevan sobre sus hombros el pesado legado cultural autoritario, que rige nuestras vidas modernas, de las cuales pocas veces se dan cuenta, pero que al fin y al cabo jamás los llevaran a ser personas libres y a cooperar con sus semejantes, me refiero por ejemplo a compañer@s que cuando se trata de apañar a una tocata en beneficio, o al proyecto de autogestión de un compa, siempre le mendigarán una rebajita, por la amistá, pero jamás nunca le pedirán rebaja al traficante o al vendedor de copetes. Como resultado de esta incongruencia es que los proyectos y el movimiento anarco jamás se logran sustentar, ni afianzar, por no ser responsables de sus propios actos, y recordando a la querida Ursula K LeGuin, quien señaló que hacernos responsables de lo que elegimos para nuestras vidas y la de nuestros semejantes es vital para reconocernos como anarquistas o no.
[Tomado del periódico Acracia # 76, Valdivia, abril 2018. Número completo accesible en https://periodicoacracia.files.wordpress.com/2018/05/acracia76-online.pdf.]
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