Juan
Carlos Sánchez
La Faja Petrolífera del Orinoco se extiende por el
borde meridional de la Cuenca Oriental, al sur de los estados Guárico,
Anzoátegui y Monagas. Tiene una extensión de 700 Km. de este a oeste, y un
promedio de 70 Km. de norte a sur. Los hidrocarburos presentes son
fundamentalmente petróleo crudo extra pesado, es decir, con una densidad
inferior a 8°API y bitumen natural. El bitumen natural es un hidrocarburo con
una viscosidad dinámica igual o mayor a 10.000 miliPascales.segundo a la
temperatura del yacimiento y presión atmosférica, libre de gas, y que se
utilizó en el pasado para la manufactura de Orimulsión, una emulsión estable de
bitumen en agua exportada para ser utilizada en plantas termoeléctricas como
combustible. Se diferencia del petróleo crudo, en que la viscosidad dinámica de
éste es igual o menor a 10.000 miliPascales.segundo a la temperatura del
yacimiento y presión atmosférica, libre de gas. El crudo extra-pesado, debido a
sus características, no puede ser refinado en una refinería convencional,
requiere de un tratamiento que mejore su densidad API (a mayor densidad API en
petróleo éste es más liviano y más apetecido en los mercados), y reduzca su contenido
de azufre y metales pesados, para poder ser exportado. Este tratamiento se
denomina mejoramiento de crudos, mientras que la instalación en que se realiza
este proceso se denomina mejorador o planta mejoradora, y el producto obtenido
es un crudo mejorado o sintético.
Las reservas de petróleo crudo en la Faja al 31 de
diciembre de 1999, se estimaron en 135.000 millones de barriles, y las de
bitumen en 5.600 millones de barriles, en razón de la estricta aplicación de
los criterios definitorios de las reservas establecidas por el Ministerio de
Energía y Minas [63]. En la actualidad, Petróleos de Venezuela estima que las
reservas de petróleo de la Faja ascienden a 258.392 millones de barriles [64],
al asumir que es posible lograr un recobro del petróleo en sitio de 19%, es
decir alrededor del doble al estimado en 1999. Esta decisión, técnicamente muy discutible,
se tomó con la intención de posicionar geopolíticamente al país, de manera
forzada, como el de mayor cantidad de reservas de crudo a nivel mundial. En
efecto, el factor de recuperación es un valor que evoluciona con la innovación
tecnológica: en la década de los ochenta, el factor de recuperación utilizado
para la Faja fue del 4,3%, luego subió a 8,5% con la experiencia adquirida y
los avances tecnológicos que acompañaron al esquema de la apertura petrolera.
El uso hoy de un factor de recobro del 19% es lo que permite al gobierno
venezolano «certificar» 258.392 millones de barriles de reservas probadas. Sin
embargo, la búsqueda de información acerca de la justificación de este elevado
factor de recobro, solo arroja una nota en la página web de INTEVEP, que indica
que para este centro de investigación y desarrollo de PDVSA su reto con respecto
a la Faja es “lograr el factor de recobro mínimo de 20 por ciento del Petróleo
Original en Sitio” [65], es decir que las reservas certificadas de la Faja aún
no se corresponderían con la realidad, sino que se trata de un objetivo que
debe alcanzar PDVSA y que buena parte de tal responsabilidad está en manos de
INTEVEP.
La producción de petróleo crudo comenzó en la Faja
del Orinoco el año 1961 en los campos Morichal y Jobo en el estado Monagas.
Entre los años 1993 y 1997 se produjo la firma de los Convenios de Asociación
Estratégica entre PDVSA y empresas transnacionales, mediante los mismos la
producción de crudos mejorados de la Faja se ubicó en 233 MBD (miles de barriles
al día) en 2001 y luego a 600 MBD en 2005 [66]. En total, se construyeron
cuatro plantas mejoradoras en el área de Jose, al norte del Estado Anzoátegui.
Estos Convenios se justificaron en virtud del aporte tecnológico y financiero
obtenido de las empresas socias de PDVSA. Sin embargo, en 2007 fueron
eliminadas estas Asociaciones Estratégicas, las cuales por decisión del Estado
migraron a la figura de Empresas Mixtas de PDVSA, un enfoque en el cual la
mayoría accionaria de las empresas pasó a manos del Estado venezolano.
La producción de bitumen natural en forma de Orimulsión,
comenzó el año 1990 con el inicio de la exportación a escala comercial para su
consumo en plantas termoeléctricas en Inglaterra y Canadá. La producción del año
2002, fue 77 MBD, pero en septiembre de 2006 el gobierno decidió cancelar el
desarrollo de los proyectos de Orimulsión, al considerar que el bitumen puede comercializarse
como petróleo pesado [63], con mayores ganancias. La Orimulsión dejó de producirse
en 2008 [66].
El agosto de 2005 el Ejecutivo Nacional anunció la
aprobación e inicio del Plan Siembra Petrolera 2006-2012, el cual incluyó
dentro de sus objetivos incrementar la capacidad de producción nacional hasta
5,8 MMBD (millones de barriles diarios) para el año 2012, de los cuales se
contemplaba aumentar la capacidad de producción de la Faja a 1,24 MMBD también
en 2012 [67]. Para el desarrollo de la Faja, se establecieron 31 bloques de producción
que fueron licitados y otorgados a diversos países y múltiples compañías
extranjeras [68] que asumieron la responsabilidad de participar en diferentes
actividades, desde la cuantificación de reservas y la exploración, hasta la
producción, mejoramiento y comercialización del crudo. De este Plan solamente
se hizo del conocimiento público sus lineamientos generales y los enunciados de
las metas e infraestructuras de los proyectos a realizar, no se ofreció
información acerca de cómo se pensaba armonizar este desarrollo petrolero con
las restricciones naturales existentes en la geografía regional, como lo son la
extensión de las aéreas inundables y la elevada sensibilidad ambiental de
espacios que requieren ser preservados, ni de los condicionantes demográficos y
socio-económicos locales para los proyectos, ni tampoco cómo se pretendía
abordar la marcada limitación existente en la dotación de servicios básicos en
la región (salud, vivienda, educación, electricidad, agua potable, saneamiento,
etc.). La no consideración de estos aspectos implicaba el riesgo de ocasionar
una situación de anarquía capaz de ocasionar daños ambientales e impactos sociales
muy significativos, muchos irreversibles, que representarían un costo demasiado
elevado no solo para el Plan, sino para las comunidades locales y para el país.
Para el año 2012, el esperado aumento de la producción
petrolera en la Faja, contemplado en el Plan Siembra Petrolera, no solo no se
produjo, sino que se estancó en una cifra de alrededor de los 500 MBD [58], y hasta
el presente no se tiene conocimiento público del avance en la construcción de
las obras de infraestructura petrolera que permitirá el incremento de la
producción de crudos extra-pesados. El desfasaje del plan de desarrollo petrolero
de la Faja era previsible debido a que el mismo está teniendo lugar en una
región escasamente poblada y deficitaria en infraestructuras y servicios
básicos, sin los cuales es muy difícil hacer avanzar el Plan. Asimismo, se
pretendió llevar adelante el Plan estando PDVSA en una situación precaria en
cuanto a conocimientos y destrezas gerenciales y técnicas, después de la
expulsión de personal calificado derivada del paro cívico de 2003. Se intentó
subsanar estos tropiezos confrontados en el desarrollo de la Faja del Orinoco, con
un macro-proyecto que fue anunciado por el Presidente de la Republica en 2008,
denominado Proyecto Socialista Orinoco [68], el cual fue elaborado por la
Corporación Venezolana del Petróleo, filial de PDVSA, y que vino a ser un
añadido o complemento de los proyectos petroleros de la Faja que incluyen
proyectos de desarrollo agrícola, un gran desarrollo industrial y de servicios conexos
a la actividad petrolera, infraestructuras de transporte, la capacitación
artesanal de un contingente de personas y el desarrollo integral de los centros
urbanos de la Faja para crear una red de ciudades socialistas, bien dotadas de
servicios de electricidad, agua, saneamiento, hábitat y vivienda, salud y
educación. Toda esta gran red de ciudades socialistas estaría controlada políticamente
mediante una red de consejos comunales federados que reportarían centralmente
al Ministerio de Comunas y que vendrían a reducir y sustituir las competencias
de los gobernadores de estados y alcaldes. Este Proyecto Socialista Orinoco
busca así, no solo armonizar a los sectores petrolero y no-petrolero, sino
también intentar transformar las relaciones de producción mediante formas de
propiedad social-estatal y el fortalecimiento de la capacidad de las personas para
el trabajo, con el propósito de contribuir a reducir la miseria y la pobreza
gracias a la creación de empresas comunitarias donde participarían los vecinos
e impulsarían el desarrollo de la economía local. En otros términos, el Proyecto
era también una especie de experimento para la promoción de manera forzada del
“socialismo del siglo XXI” a gran escala. Hasta el presente, se desconoce
públicamente cuál es el avance de este Proyecto Socialista.
A partir de finales de 2011, el Ministro de Petróleo
y presidente de PDVSA, comenzó a informar a través de los medios de
comunicación oficial acerca de nuevos planes de desarrollo específicos,
denominados “de producción acelerada”, en algunos de los campos de la Faja; es
así como en una reunión con la Cámara Petrolera que tuvo lugar en mayo de 2013,
anunció que se realizarían esfuerzos para llevar la producción de la Faja a un
poco más de 4 millones de barriles diarios en el 2.019 [69]. Este nuevo anuncio
de incremento de la producción petrolera, desmesurado y acelerado, contemplaba
la construcción de seis nuevas instalaciones industriales para el mejoramiento de
los crudos extra-pesados con una capacidad de 200.000 barriles diarios c/u, la
perforación de más de 10.500 pozos, una nueva refinería, patios de tanques y
varios oleoductos. En estas declaraciones tampoco se dieron explicaciones
acerca de cómo se pensaba armonizar tales esfuerzos con las características y
potencialidades del entorno físico natural y social, y los ecosistemas de la
región.
Ninguno de los planes anunciados por PDVSA para el
desarrollo la Faja del Orinoco se han cumplido, no eran planes con metas
realistas, y mucho menos ajustadas a las posibilidades de la PDVSA politizada.
Luego, con la caída del precio del petróleo, los proyectos de mejoramiento de los
crudos extra-pesados dejaron de ser económicamente viables.
El desarrollo de la Faja, previsto bajo el Plan Siembra
Petrolera de 2005, debió contar previamente con una actualización del Esquema
General de Ordenamiento Territorial del área de la Faja realizado en 1982, y ya
obsoleto para la fecha en virtud de su horizonte de planificación al año 2.000,
esto debió hacerse antes que los proyectos fuesen licitados y otorgados a
empresas extranjeras. Esta es una responsabilidad que recae totalmente en el
Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, por ser un asunto de su
exclusiva competencia, mientras que Petróleos de Venezuela, como empresa del
Estado, promotora de los proyectos petroleros, debió propiciar y apoyar la
realización de dichos esfuerzos de Ordenación, no solo por ser de interés y
beneficioso para los proyectos, sino en primera instancia para el país. En qué
medida se procedió o no de esta manera, es algo que no se ha dado a conocer
públicamente, pero resulta altamente probable que no se haya hecho, en virtud
del anuncio realizado a la agencia oficial de noticias del país por el Ministerio
del Ambiente en julio de 2012, informando que en esta fecha se dio comienzo a
la formulación del Plan de Ordenación del Territorio de la Faja Petrolífera del
Orinoco, y que a mediados de julio 2012 se efectuaría una inspección de campo y
en septiembre 2012 se entregaría una primera propuesta del plan, es decir,
siete años después de haber sido otorgadas las licencias [70]. Luego de este
anuncio, el Ministerio del Ambiente no ha ofrecido más información al respecto.
Este Ministerio fue suprimido en septiembre de 2014; posteriormente, en marzo
de 2015 se creó el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, decisiones éstas que
afectaron significativamente la capacidad de la gestión ambiental del Estado.
Una explotación petrolera no puede ser considerada
sustentable, por cuanto se trata de una actividad extractiva de un recurso no
renovable finito. Sin embargo, es innegable que aunque el negocio petrolero en
sí no puede ser considerado sustentable, sus actividades pueden conducirse en
forma alineada con los criterios del desarrollo sustentable. Para ello, el
negocio petrolero, cuyo fin es generar beneficios financieros para el accionista,
sea éste el Estado o privado, debe incluir también el beneficio de la sociedad
con la que interactúa la empresa. Tales beneficios han de incluir no solo la
creación de empleos con salarios acordes a las responsabilidades de cada trabajador,
y el estímulo de la actividad económica de suplidores y contratistas, sino
también la creación de bienestar y la contribución a la mejora de la calidad de
vida de las comunidades, así como lograr un desempeño intachable en cuanto a la
preservación de la calidad del ambiente y la conservación de los ecosistemas.
Estas condiciones son imperativas en el caso de PDVSA por dos razones: por ser
una empresa del Estado, que como tal debe procurar el máximo beneficio para los
venezolanos, y porque está llamada a dar el ejemplo a sus numerosos socios en
la Faja. Si las actividades de PDVSA no están alineadas a la sustentabilidad,
es muy difícil que pueda exigirles a sus socios tal obligación.
Hasta el presente, el desempeño de PDVSA en materia
de sustentabilidad y particularmente en materia ambiental en sus actividades de
la Faja Petrolífera del Orinoco ha sido muy deficiente. La producción actual de
crudos mejorados de la Faja genera 14.000 toneladas al día de coque y 2.000
toneladas al día de azufre, estos sub-productos al comienzo de las actividades,
se exportaban en su totalidad y desde hace más de una década no se exportan,
sino que se acumulan en enormes cantidades y generan impactos ambientales por
la diseminación de partículas de coque y azufre por la acción del viento, lo
que se suma a la gran emisión de óxidos de azufre y de humo en los quemadores
de gas (mechurrios) que afectan a los cultivos, los suelos y los bosques de las
inmediaciones. Si la producción de crudos de la Faja se hubiese llevado a 4
millones de barriles, se estuviesen acumulando 110.875 toneladas diarias de
coque y 14.414 toneladas diarias de azufre.
Se desconoce qué destino tenía previsto PDVSA darle
a estas enormes cantidades de coque y azufre. Otro impacto significativo son
las emisiones cuantiosas de dióxido de carbono, principal gas de efecto
invernadero, que se generan por la producción de hidrógeno a partir del gas
natural, necesario para los procesos de mejoramiento por hidrocraqueo, que se
suman a otras emisiones de gases de invernadero en los procesos de extracción,
y transporte de crudos.
Estos serían los impactos ambientales más relevantes
del desarrollo petrolero de la Faja del Orinoco, pero no los únicos. Otros
impactos a considerar son: la gran cantidad de agua natural que requieren los
procesos extractivos del crudo, y el gran volumen de aguas residuales industriales
que se van a generar y que requieren de tratamiento y disposición; el aumento
de la probabilidad de ocurrencia de derrames debido al incremento de las
actividades petroleras y la generación de desechos industriales. Además, en el
área de la Faja existen ecosistemas muy frágiles que albergan una rica
biodiversidad y que deben ser protegidos de estos impactos, particularmente las
sabanas, morichales, bosques de galería y llanos inundables. El costo de estos
impactos, sobre todo una vez que ocurren y dañan los recursos naturales, no se
contabilizan cuando se realizan los estudios de rentabilidad de los proyectos
petroleros, constituyen externalidades, y si no se implantan de manera
permanente y eficiente los procesos de prevención y control, los daños y sus consecuencias
económicas y sociales terminan siendo un precio demasiado elevado a pagar.
Por el momento, los planes de mejoramiento del
petróleo de la Faja están detenidos. Se sigue extrayendo el crudo extra-pesado
en cantidades limitadas, el cual se mezcla con crudos livianos importados de Argelia,
Nigeria, Angola o de Estados Unidos y se obtiene así una mezcla que se destina
a la exportación, pero con una rentabilidad baja. Como se mencionó antes, el
precio actual del petróleo impide la rentabilidad de nuevas infraestructuras
industriales de mejoramiento. Si a futuro el precio del petróleo llegara a
aumentar y los proyectos de mejoramiento en la Faja vuelven a ser rentables,
habría que desarrollar un modelo de negocio que tenga en cuenta la poca o nula
capacidad de PDVSA para hacer las cuantiosas inversiones necesarias, es decir,
un modelo que atraiga inversiones y tecnología extranjera. Pero, además habría
que tener también en cuenta que los proyectos deberán enfrentar en algún momento
en el futuro a las energías renovables, cuyo precio continúa bajando, y que
adicionalmente están siendo impulsadas como solución al problema del cambio
climático, es decir, los crudos mejorados podrían llegar a no ser competitivos
ante la transición energética. Sería necesario realizar un estudio comparativo
de las dos fuentes de energía y de sus mercados, previo a cualquier decisión de
inversión. ¿Sería correcto en tal escenario invertir en instalaciones
industriales de mejoramiento de crudo, que se construyen para un lapso de vida
útil de 60 o 70 años, si los hidrocarburos pueden verse desplazados del mercado
en ese lapso? El futuro del desarrollo petrolero de la Faja del Orinoco ante estas
perspectivas es, sin duda, incierto.
Notas
58. PDVSA. 2015. Informe de Gestión Anual 2015. http://www.pdvsa.com/index.php?tpl=interface.sp/design/biblioteca/readdoc.tpl.html&newsid_obj_id=14075&newsid_temas=111.
Enlace consultado por última vez en fecha 08.09.2016.
63. Sánchez, J.C y Gómez, E. (2008) “Geografía de
la Energía bajo el signo de los Hidrocarburos”. En: Geo Venezuela. Tomo 3.
Publicación de la Fundación Empresas Polar. Caracas.
64. PDVSA Página Web. Reservas. http://www.pdvsa.com. Enlace consultado por
última vez en fecha 16.08.2016.
65. INTEVEP. Objetivos. Sitio
web: http://www.pdvsa.com/index.php?tpl=interface.sp/design/readmenu.tpl.html&newsid_obj_id=416&newsid_temas=21.
Enlace
consultado por última vez en fecha 16.08.2016
66. Ministerio del Poder Popular de Petróleo y
Minería. (2012) Petróleo y otros Datos Estadísticos 2009-2010. Caracas.
67. PDVSA (2005) Plan de Negocios PDVSA 2005-2012. Siembra
Petrolera. Presentación ppt.
68. PDVSA (2010). Proyecto Socialista Orinoco.
Presentación ppt.
69. Cámara Petrolera de Venezuela. Resumen de
prensa 20 de mayo 3013. Ministro Ramírez revisa plan acelerado de producción de
la Faja Petrolífera del Orinoco. Sitio web: http://www.camarapetrolera.org/wp-content/uploads/2013/05/Resumen-de-Prensa-20-de-Mayo-de-2013.pdf.
Enlace consultado por última vez en fecha
05.09.2016.
70. Agencia Venezolana de Noticias. (2012) Comienza
formulación del Plan de Territorio de la Faja Petrolífera del Orinoco. Sitio web: http://www.elmundo.com.ve/noticias/petroleo/pdvsa/comienza-formulacion-del-plan-de-territorio-de-la-.aspx.
Enlace
consultado por última vez en fecha
05.09.2016.
[Texto extraído del Informe más extenso
titulado “La Transición Energética y su incidencia en Venezuela”, que en
versión original completa está disponible en http://desarrollosustentable.com.ve/wp-content/uploads/SanchezVersiondigital.pdf.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.