Periódico El Libertario
* Presentamos a continuación tres notas que recogen datos sobre la trayectoría de este inolvidable compañero, promotor de nuestro grupo en sus comienzos y que nos acompañó animosamente hasta su muerte.
I.- Nota informativa que difundimos a raíz del fallecimiento de Emilio Tesoro (10 octubre 2003)
La Comisión de Relaciones Anarquistas de Venezuela y el periódico El Libertario cumplen con la triste labor de informar que hoy ha fallecido el compañero Emilio Tesoro. Nacido en Almeria en 1907, ingresa a las Juventudes Libertarias y toma parte en la Guerra Civil en las milicias organizadas por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) para enfrentar al levantamiento fascista.
Exiliado a Brasil, vive 17 años en ese país formando parte activa del Centro de Cultura Social de Sao Paulo hasta el golpe militar de 1964, cuando debido a la crisis y las persecuciones políticas se muda a Venezuela. Toma contacto con el exilio español en la ciudad de Caracas y continua propagando incansablemente el ideal anarquista.
Forma parte del Colectivo Autogestionario Libertario (CAL) durante la década de los 80´s, grupo que edita por primera vez el periódico El Libertario. A comienzos de los 90's publica una revista llamada Miscelaneas Libertarias, con la cual mantuvo vivo el espíritu ácrata durante mucho tiempo. En 1996 participa en la creación de la Comisión de Relaciones Anarquistas, CRA, la cual retoma hasta nuestros dias la publicación de El Libertario.
Ha fallecido un hombre honesto, de una ética libertaria a prueba de fuego, de cuya vida las nuevas generaciones de libertarios venezolanos nos hemos inspirado para combatir sin tregua al Estado y al Capital. Emilio se vió aquejado de un cancer de piel el cual extinguió su temple el pasado viernes 10 de octubre. ¡Que la tierra te sea leve compañero! Tus compañeros de la CRA
[Tomado de https://red-libertaria.net/ha-fallecido-emilio-tesoro.]
II._ Emilio Tesoro Linare
Cruz Negra Anarquista (Venezuela)
El 10 de octubre de 2003 muere de un cáncer de piel en Caracas (Venezuela) el propagandista anarquista y militante anarcosindicalista Emilio Tesoro Linares. Había nacido el 5 de octubre de 1907 en Almería (Andalucía, España) en una familia modesta, formada por sus padres (Juan y Teresa) y cinco hermanos (José, Manuel, Mercedes, María y Juan Antonio). Sus hermanos, José y Manuel, llegarán a ser destacados militantes socialistas. Miembro de las Juventudes Libertarias desde comienzos de 1936, Emilio Tesoro encuadró en las milicias de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) para luchar contra el fascismo en el verano de ese año.
Al acabar la guerra vivió en Barcelona y luego se exilió. En 1947 se instaló en Sao Paulo (São Paulo, Brasil), donde participó activamente en el Centro de Cultura Social de esta ciudad. A raíz del golpe militar de 1964, de las persecuciones políticas y de la crisis económica subsiguiente, se trasladó a Caracas (Venezuela).
En la capital venezolana, donde vivían tres de sus hermanos (Manuel, María y Juan Antonio), se integró en la militancia libertaria del exilio español. Durante los años ochenta formó parte del Colectivo Autogestionario Libertario (CAL), el cual editó por primera vez el periódico El Libertario. A comienzos de los años noventa editó la revista Misceláneas Libertarias. En 1996 fue uno de los creadores de la Comisión de Relaciones Anarquistas (CRA), la cual retomó la edición de El Libertario, encargándose la página de ayuda y de solidaridad con los presos políticos y sociales. En esta época impulsó la creación de la Cruz Negra Anarquista (CNA) de Venezuela.
Además de sus artículos en El Libertario colaboró en diversas publicaciones anarquistas de la Península, como Bicel, CNT y Solidaridad Obrera. En Caracas existe desde 2004 el Centro de Documentación Emilio Tesoro, ligado a la CNA y especializado en la problemática carcelaria.
[Tomado de http://puertoreal.cnt.es/bilbiografias-anarquistas/5970-emilio-tesoro-linares-de-la-cruz-negra-anarquista.html.]
III.- Emilio Tesoro, in memoriam (Entrevista): “sin libertad no se podrá conseguir nada, jamás”
Francisco Mejía [Publicado originalmente en El Libertario # 35, noviembre-diciembre 2003]
Emilio siempre estuvo abierto a las nuevas generaciones curiosas por el ideal libertario. De aquí surge esta entrevista, realizada en diciembre de 1997, para una investigación escolar. La imprimimos en la memoria de un compañero de ética a prueba de fuego, a quien recordaremos como se muestra en estas respuestas: fogoso, con el verbo antiautoritario a flor de piel.
- ¿Qué significa el anarquismo para Emilio Tesoro?
Imposible describirlo en cuatro líneas, pero intentaremos decir alguna cosa. Para mí el anarquismo es la sociedad más perfecta de la que se ha hablado. Es una sociedad igualitaria en donde no habrá diferencias económicas. Esto es que no habrá ni ricos ni pobres. Lo que se produzca en una sociedad anarquista será repartido en partes iguales.
- ¿Está de acuerdo con esta ideología?
Sí, sí, naturalmente que estoy de acuerdo con ella. Si no, no estuviese luchando desde joven por su propagación, su desarrollo y su implantación. A pesar de los muchos prejuicios que he sufrido por tener ante la vida una posición anarquista. ¿Cómo no voy a estar a favor de que desaparezca la miseria que produce la sociedad capitalista?. ¿Cómo no voy a estar en contra de las diferencias económicas y financieras de la sociedad en donde existen los ricos que ya no saben que hacer con su dinero y miles de millones de personas que no tienen que comer? ¿Es esto justo? ¿En nombre de qué doctrina religiosa se pueden imponer tanta y tanta discriminación al ser humano? Las religiones, los políticos, los capitalistas, los dictadores, así sean Hitler o Stalin, son todos unos verdaderos criminales. Es por eso que el anarquista lucha con las mismas energías y fuerzas en contra de los enemigos de la libertad; bien sean hitlerianos o stalinistas, bien sean fascistas o comunistas totalitarios.
- ¿Cuál fue tu actitud y posición durante la Guerra Civil Española?
La de un hombre libre. La de un hombre revolucionario. La de un hombre que pensaba. Que había que luchar no por unos pocos, sino por todos los españoles en general. Fuimos, como anarquistas en aquella época, los más radicales y los que querían la emancipación total de los trabajadores. No solamente estuvimos como enemigos de los fascistas, franquistas; gente de derecha; la iglesia católica (fiel aliada de Franco en contra de los intereses del pueblo español), sino también de los comunistas que obraban bajo las órdenes de Stalin. La juventud ácrata, que quiere decir también anarquista y libertaria, fue en aquel entonces a coger el fusil y a combatir a la reacción nacional e internacional. Yo me aprecio de ser uno de ellos. Lo mejor de aquella juventud, anarquista o comunista, socialista o republicana, cayó atravesada por las balas reaccionarias de Franco.
- ¿Qué buscaban los anarquistas en la España del 36?
Fue la Guerra Civil o la Revolución Española, como también es conocida, la revolución más profunda y radical que hasta entonces y hasta nuestros días se había realizado en el mundo. Queríamos de una vez para siempre, acabar con los métodos reaccionarios educativos en los cuales la máxima autoridad eran la iglesia católica y los jesuitas. Terminar con las desigualdades sociales y queríamos acabar sobre todo con el hambre que los pudientes y gobernantes de España mantenían al grueso de la población española. Y sobre todo, por encima de esto, queríamos vivir en libertad. No en una libertad para nosotros; sino de todos los españoles.
- ¿Qué cambios ideológicos surgieron entre los anarquistas de la época?
Esta pregunta es harto difícil de responder y no se puede, de ninguna manera, contestarla en unas cuantas líneas. En una organización anarquista como lo fue la que existía en España: Juventudes Libertarias, Federación Anarquista Ibérica y la Confederación Nacional del Trabajo, que tenían un millón de militantes o afiliados, no se puede creer que todos pensaban de una manera compacta y única. Venía ya desde tiempo habiendo algunas diferencias, pero todas ellas bajo el paraguas del anarquismo.
- ¿Qué experiencias ha tenido Emilio Tesoro después de España con grupos anarquistas?
Estuve 17 años en el Brasil antes de llegar a Venezuela. Inmediatamente que llego a Brasil me pongo en contacto con ellos. Había, para aquel entonces, varios grupos anarquistas por todos los estados que componen la nación brasilera. Yo me radiqué en Sao Paulo, formando parte del Centro de Cultura Social, que así se llamaba el centro anarquista de esa capital. Pero en asambleas o en congresos nacionales, me relacioné y conocí bastantes anarquistas brasileros. Se propagaban las ideas por medio de periódicos, teatro, radio y televisión. Para aquel entonces en el Brasil teníamos acceso a esos medios de comunicación. Hasta el golpe militar del 64, que cerraron y detuvieron a muchos compañeros, e incluso torturaron a muchos de ellos.
Gracias al golpe militar, la situación económica y social se torna muy pesada y muy peligrosa para los anarquistas. Entonces me vine a Venezuela. Una vez aquí, tomé parte en los grupos anarquistas que habían. Sobre todo, alrededor de un grupo de compañeros exiliados de la guerra civil española. Más adelante se forman nuevos grupos con compañeros venezolanos. Existían en los grupos algunos compañeros argentinos. Se fue haciendo lo que buenamente se podía. No eramos muchos, y a veces se formaban los grupos para al poco tiempo desaparecer y dar paso a la formación de otros nuevos. Entonces yo, puedo decir que desde unos seis meses antes de la guerra civil española, que se inicia en Julio del año 1936, siendo yo muy joven todavía, escogí el camino de la anarquía y todavía no he salido de él y posiblemente estaré en él hasta que mi muerte me llegue. Porque lo importante no son las metas a alcanzar, sino el camino que se escoge. No hay metas: hay rumbos. No hay continentes, hay contenidos. Yo escogí el camino de la igualdad, de la justicia social, de la libertad y de la ética anarquista. Y para mí, acepté el camino escogido.
- ¿Por qué a través del tiempo se ha ido transformando la interpretación de la palabra “anarquía”?
Una cosa o causa que se desconoce no se puede interpretar. ¿Cómo podría ya interpretar los hornos crematorios y campos de concentración de Hitler si los desconociera? Lo mismo sucede con la “anarquía”. ¿Cómo interpretarla si la desconocen? ¿Porqué no se interpreta el régimen de terror que en cualquier parte del mundo se genera por el alto mando y los poderes estatuidos de esas naciones?... Pues, muy sencillo: La mayoría de las personas son muy ignorantes para apreciar sus resultados. Entre los miles de libros que se han escrito de una manera imparcial y otros apologéticos, desde el siglo XIX y este siglo XX, editados y de diferentes autores, veríais que el concepto “anarquía” desde sus fuentes hasta aquí, no existe tan solo una interpretación, sino es que la anarquía es la formación de una sociedad que se organiza sin depender de tiranos y jefes. Una sociedad igualitaria y libertaria. Que haya cambiado el modo de decirlo, es una cosa; pero las raíces, su contenido, no ha cambiado. En todo caso ha evolucionado digo yo.
- ¿Está el anarquismo a la izquierda del marxismo?
No solamente a la izquierda, por decir alguna cosa, sino que está a la izquierda de cualquier ideología política-social conocida en el universo a través de todos los tiempos. Y sin embargo, en muchas ocasiones no es que está a la izquierda, sino que enfrenta a los postulados del marxismo. El anarquismo rechaza toda autoridad, bien venga del mundo político o del mundo religioso. El anarquismo está contra todos los dioses que ha habido a través de la historia y de los dioses existentes en la actualidad. Y se pronuncia en contra de Dios porque el mismo supone una autoridad suprema, y los anarquistas van en contra de todo autoritarismo y totalitarismo. El marxismo, y sobre todo como lo han entendido y lo siguen entendiendo los marxistas, es en su implementación autoritario y totalitario. Mientras que el anarquismo cree que sin libertad no se podrá conseguir nada jamás. El marxismo fortalece al Estado para después “destruirlo”; mientras que el anarquismo, al otro día de la revolución social, ya quiere ir a la abolición del Estado, por considerarlo el peor enemigo de la humanidad. No en vano ya en el siglo pasado se enfrentaron Marx y Proudhon. Después ya, en la Primera Internacional, se enfrentarían Bakunin y Carlos Marx. O somos marxistas, leninistas, stalinistas o somos anarquistas, combatiéndolos a todos ellos.
- Y por último, ¿qué alternativas proponen ante esta deplorable realidad?
Luchar, luchar. Protestar, protestar. Organizarse, organizarse. Propagar, propagar nuestras ideas por mediación de la octavilla, del afiche, del periódico alternativo; en las asambleas estudiantiles; en contra de las autoridades académicas cuando sea necesario, combatir a nuestros padres y demás partes de la familia en el sentido ideológico, filosófico y religioso. Y no confundir, nunca jamás, esta clase de protesta con aquella dentro de los artículos de la constitución, ni mucho menos con esa vandálica, violenta, agresiva y hasta demente de los encapuchados en la Universidad Central. No, nada de eso. Estos encapuchados, aunque quizás ellos lo ignoren, le están haciendo un servicio muy bueno a las altas jerarquías del poder; y nos están perjudicando a cualquier grupo que se esté organizando y esté luchando con otros métodos.
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Agujero tamaño del corazón
Haberlo conocido hizo la diferencia. Tropezárnoslo, en estos caminos de búsquedas y encuentros, conjuró un contexto proclive a cualquier cosa menos a las apuestas más difíciles, esas que no te harán rico y te ganarán la animadversión de los más. Pero ahí estaba él, con sus casi 80 años a cuestas y una vida que refutaba cualquier consideración de la rebeldía ingobernable como irrupción cutánea de juventud. Su ingenuidad infantil, disimulada tras la piel gastada –la misma contra la que el cáncer se hizo inclemente - simpatizaba pronto con quienes dábamos nuestros primeros pasos en el anarquismo. De allí, las palabras amables, solidaridad a manos llenas y la enseñanza permanente acerca de que la mejor propaganda eran nuestros propios actos, sino del compañerismo, del soñar con ojos abiertos, del grupo... del cual él siempre fue uno de sus animadores y entusiastas. No importó que fuéramos un puñado de muchach@s impuntuales; para él significábamos tanto como sus pares de la CNT, con quienes hizo la guerra y la Revolución en la España del 36, con quienes probó el néctar de imposible olvido, y del cual nosotr@s, con los ojos abiertos y un paladar impaciente, nos deleitábamos de su voz de cuando en cuando.
Así ha transcurrido cada tarde de sábado en los últimos ocho años hasta que se le enfermó el cuerpo. Cada puesta del sol había traído propuestas y debates, amables y agitadas, pero bajo los cuales se tejió una relación en la que decíamos a los otros "compañero" con insospechado orgullo. Desde el 10 de octubre cargamos con un agujero tamaño corazón en el pecho, pero también, los puños crispados y la mirada satisfecha por haber conocido a un hombre honesto. Que la tierra te sea leve compañero, nos harás un montón de falta.
> Sus compañer@s de El Libertario
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