Opinión - Península Ibérica: Qué entender de los comicios en Catalunya

Humberto Decarli

Los recientes resultados electorales de Catalunya expresan claramente lo aspirado por ese pueblo. Las tres formaciones independentistas obtuvieron la mayoría absoluta de la votación y de la representación en el parlamento de esa región. Estos comicios fueron un rotundo mentís a la postura represiva de Mariano Rajoy y su partido popular.

Análisis de la votación

Las elecciones arrojaron varios indicativos: primero, el partido de centro derecha, Ciudadanos, fue el más votado y logró 36 de los escaños en juego. Segundo, los tres grupos independentistas (Juntos por Catalunya 34, Esquerra Republicana 32 y la Cup, 4), totalizan 70 representantes que constituyen la mitad más uno de los 136 posibles. El Partido Socialista de Catalunya alcanza 17, uno más que la vez anterior, la coalición Podemos Izquierda Unida 8, tres menos, y el Partido Popular apenas 3, ocho menos.

Segundo, como se puede colegir, la mayoría absoluta del electorado apostó por quienes desean la independencia mientras que el P.P. fue el gran derrotado gracias a la conducta punitiva de su máximo dirigente. El socialismo y la izquierda tuvo una votación regular y discreta, respectivamente, continuando la saga de fracasos de Podemos, y Ciudadanos creció a costa de las formaciones de centro izquierda y centro derecha.

Tercero, Mariano Rajoy continúa con una conducta intemperante porque al conocer los resultados dijo que solo hablaría con la líder de Ciudadanos, Inés Arrimada, en un desplante hacia quienes desean una república separada de España y constituyen la mayoría del electorado.

Cuarto, la orientación del pueblo catalán es hacia la separación de España en forma de república, destino ineluctable a pesar de la reluctancia del gobierno monárquico de Madrid. Deberá el establecimiento central reflexionar y revisar su actitud de una unidad a la fuerza de toda España, dando paso a posiciones más flexibles y amplias como fórmula de avenimiento.

Quinto, la participación superó al ochenta por ciento de los electores, la más alta históricamente en esta clase de comicios. Implica una mayor legitimidad porque las personas vieron esta oportunidad como un medio de presionar al Estado español para resolver el problema suscitado con el parlamento disuelto cuando llamó a una consulta sobre la independencia.

Fracaso de la maniobra de Rajoy
 
Mariano Rajoy pensó que golpeando a los movimientos políticos pro independencia mediante la cárcel, la destitución y el exilio, la gente en esa próspera región iba a rectificar. Ocurrió lo contrario, se ratificó la iniciativa de independencia por medio de la votación a los tres grupos separatistas como una señal indubitable del criterio diáfano al respecto. Las activaciones hechas por el parlamento catalán de acudir a un referéndum para decidir si se separaba o no, tienen ahora más vigencia que nunca.

El mandato popular apunta hacia la secesión, la cual tarde o temprano se materializará por ser la dirección asumida por la mayoría de quienes viven en esta zona. Y no será un problema a resolver mediante la fuerza y con respuestas leguleyescas con base en la constitución española elaborada luego de la muerte del caudillo Francisco Franco por el cuadro político organizado en los Pactos de la Moncloa.

No existe otro camino que la mediación para lograr acuerdos con una meta al final de todo, la escisión de Catalunya del Reino de España. No es golpeando a los electores como se responde a una iniciativa popular sino con la conversación y el diálogo como herramienta de solución.

Perspectivas

El efecto de la recién elección es la instalación del parlamento regional donde obviamente hay mayoría de los movimientos por la independencia. Corresponde a estas organizaciones accionar propuestas para avanzar en el proceso de separación. En los primeros meses del próximo año se verán las consecuencias de esta votación en tanto se perfile una salida pacífica de la situación porque el gobierno central es quien tiene las armas y la represión, las cuales ha empleado hasta ahora.

Faltaría ver si Mariano Rajoy responde con la fuerza para someter a quienes pretender decidir un camino nuevo para Catalunya. Sería una torpeza mayúscula hacerlo pero con una mentalidad tan conservadora como la del Partido Popular, no es de extrañar la insistencia en la coerción para ahogar los deseos catalanes.

Mario Vargas Llosa, quien actuó luego del referéndum junto a otras figuras en defensa de la permanencia de la región en España sin haber sido reprimido por el ejército y la guardia civil hispana, señalaba que el concepto de patria era una idea ultramontana. Se quería referir a la convulsión desatada por el referéndum llevado a cabo en el mes de octubre de 2017. Podría ser aplicable a la nueva nación pero el premio Nobel omite que la fórmula de la España unida e inmortal fue una consigna franquista.

Ángulo libertario de la coyuntura
 
Haciendo abstracción de la legitimidad de dar el paso de secesión de España se debe reflexionar acerca de la realidad profunda de un proceso de independencia. Una emancipación tiene varias facetas. Puede ser una ruptura rotunda porque no va a ser un alejamiento exclusivamente político sino cultural e histórico. Pero puede efectuarse en el marco del poder y entonces la estructura social de dominación se mantiene incólume reproduciendo el esquema de la metrópolis.

El proceso de independencia latinoamericano y el de la descolonización fueron en esencia un rompimiento político fundamentalmente. Los países del hemisferio occidental se apartaron de España, Portugal, el Reino Unido y Francia en cuanto a los factores de poder del viejo continente. Solo Haití logró una separación completa porque se reivindicó la cultura africana por encima de la francesa, logro no alcanzado en las demás colonias.

Cuando en la década de los sesenta los países europeos tenían necesidad de zafarse de unos protectorados insostenibles desde el ángulo económico porque significaban un pesado fardo, procedieron a dejarlos tranquilos y a su vez estatuyeron una relación económica desigual porque era un intercambio de materia prima por productos elaborados. Sin embargo, la configuración social siguió igual porque los oprimidos continuaron en la misma situación. Los mantuanos o criollos reemplazaron a España en el caso venezolano y en el Congo, por ejemplo, los dirigentes autóctonos, luego del asesinato de PatriceLumumba, siguieron los úcases de los belgas.

Un verdadero proceso independentista pasa por desatarse los nudos económicos, políticos, históricos y culturales del central al cual ha estado sometido y además, avocarse a una sociedad abierta, democrática y amplia apta para ser tolerante y diferente de la cual se segregan.

Los fetiches establecidos

Quienes critican la ruptura catalana lo hacen siguiendo los cánones de defensa del colonialismo. Que si la constitución no permite una separación, la no aceptación de la Unión Europea o la dificultad de estar solo porque las transnacionales se alejaron de Catalunya y de la inversión. Los promotores del proceso independentista sostienen la necesidad de consolidar una patria catalana enmarcada dentro del proyecto de los Países Catalanes donde este paso sea el inicial para alcanzar una nación con el idioma y la idiosincrasia de tal pueblo.

Sin embargo, lo más importante, la opinión de la gente, queda en un segundo lugar porque no les importa la autodeterminación. Cualquier consideración parte de la premisa de la constitucionalidad y la eterna unidad de España. Queda claro que los resultados de estas elecciones parlamentarias son contundentes en ratificar a los frentes independentistas como sus representantes. Y además, es una expresión de constituir una república frente a una monarquía como la española cuyo rey fue designado por Francisco Franco en su oportunidad como su heredero.