libcom.org
* Texto introductorio para entender esta definición esencial, traducido desde la página anarquista inglesa por la redacción del periodico madrileño Todo por Hacer, que lo ha publicado en su # 81, octubre 2017. Número completo accesible en http://www.todoporhacer.org/wp-content/uploads/2017/10/octubre_web.pdf.]
Para empezar, podemos decir que hay varias maneras de referirse a la clase. Muchas veces, cuando la gente habla de clase, lo hace en términos culturales y/o sociológicos. Por ejemplo, a la gente de la clase media le gustan las películas extranjeras, a la de la clase obrera le gustan el fútbol y a la de la clase alta la ropa sofisticada, etc. Pero otra manera de interpretar la clase está basada en las posiciones económicas. Nosotros/as hablamos de clase en este sentido porque es esencial para entender el funcionamiento de la sociedad capitalista y, por consiguiente, cómo podemos cambiarla.
Es importante enfatizar que nuestra definición de clase no tiene por objetivo clasificar individuos ni encajonarlos, sino entender las fuerzas que dan forma a nuestro mundo.
Clase y Capitalismo
El sistema económico dominante en el mundo actual es el capitalismo. Es, esencialmente, un sistema basado en la acumulación de capital–mercancía y dinero creando más mercancía y más dinero. Esto no ocurre por arte de magia, sino por la labor humana. Por el trabajo que hacemos, se nos paga solo un porcentaje de lo que producimos. La diferencia entre el valor de lo que producimos y el sueldo que se nos paga es la “plusvalía” que hemos producido. El/la empresario/a retiene este valor como su lucro, y lo re-invierte para ganar más dinero o para comprarse piscinas, abrigos de piel o lo que sea.
Para que esto ocurra, debe crearse una clase de personas que no posean nada con lo que ganar dinero (ya sean oficinas, fábricas, terrenos para agricultura u otros medios de producción). De modo que esta clase debe vender su propia habilidad para trabajar a fin de poder comprar servicios y artículos necesarios para sobrevivir. Esta es la clase trabajadora.
Entonces, en un extremo del espectro está esta clase sin nada que vender más que su capacidad para trabajar. En el otro extremo quedan los dueños de capital, que contratan trabajadores/as para incrementar este capital. Los individuos en la sociedad caerán en algún punto entre estos dos extremos, pero lo que es importante desde el punto de vista político no son las posiciones de los individuos, si no la relación social entre clases.
La Clase Obrera
La clase obrera, también conocida como “proletaria”, es por tanto es la clase forzada a trabajar por un sueldo, o a reclamar prestaciones si es que no encontramos un trabajo o estamos demasiado enfermos /as o viejos/as para trabajar. Vendemos nuestro tiempo y energía a un/a empleador/a para su beneficio. Nuestro trabajo es la base de esta sociedad. El hecho de que esta sociedad se base en el trabajo que hacemos cuando al mismo tiempo se nos aprieta para maximizar ganancias, es justo lo que hace que el sistema de clases sea vulnerable.
Lucha de clases
Cuando estamos en el trabajo, nuestro tiempo y actividades no nos pertenecen. Tenemos que obedecer al reloj, la tarjeta de asistencia, los/as jefes/as, los objetivos y las fechas límite.El trabajo ocupa la mayor parte de nuestras vidas. Podemos ver a nuestros/as jefes/as más que a nuestros/as amigos/as y parejas. Aunque disfrutemos parte de nuestro trabajo, lo experimentamos como algo ajeno a nosotros, sobre lo cual tenemos muy poco control. Cuando nos fuerzan a trabajar bajo estas condiciones, nos obligan a la resistencia.
Este antagonismo es central en el capitalismo. Entre estas dos partes hay un constante tira y afloja: los empleadores tratarán de reducir los sueldos, aumentar las horas y acelerar el ritmo de trabajo. Pero nosotros tratamos de resistirnos: ya sea de forma encubierta e individual, tomándolo con calma, aprovechando ciertos momentos para descansar y hablar con los colegas, pidiendo permisos por enfermedad o saliendo del trabajo temprano. O también podemos oponernos abierta y colectivamente con huelgas, retrasos, ocupaciones, etc. Esto es la lucha de clases. El conflicto entre los que trabajamos por un sueldo y nuestros/as e pleadores/as y gobiernos, conocidos como la clase capitalista, o “burguesía” en la jerga marxista.
Cuando resistimos la imposición del trabajo, decimos que nuestras vidas son más importantes que el lucro de nuestros/as jefes/as. Esto ataca la naturaleza misma del capitalismo, en el cual el beneficio es la razón para hacer cualquier cosa, y nos muestra la posibilidad de un mundo sin clases. Somos la clase obrera luchando contra el trabajo y las clases sociales.
Más allá del centro de trabajo
La lucha de clases no solo se circunscribe al centro de trabajo. El conflicto de clases se revela en muchos aspectos de la vida. Por ejemplo, una vivienda asequible es algo que preocupa a toda gente de la clase obrera. Sin embargo, “asequible” para nosotros quiere decir “improductivo” para ellos/as. En una economía capitalista, a menudo tiene más sentido construir alojamientos de lujo, aunque haya miles de personas sin vivienda, que viviendas asequibles que todos nos podamos permitir. De modo que, las luchas para defender las viviendas de interés social o la ocupación de propiedades vacías también forman parte de la lucha de clases.
Del mismo modo, la prestación de servicios de salud también puede dar lugar al conflicto de clases. Los gobiernos o compañías intentan reducir el gasto en los servicios de salud al recortar presupuestos e introducir pagos por servicios, de modo que se transfiera la carga económica a la clase obrera; mientras, nosotros queremos los mejores servicios de salud por el menor coste posible.
La “clase media”
Mientras que los intereses económicos de los/as capitalistas son directamente opuestos a los/as de los trabajadores/as, una cierta minoría de la clase obrera vivirá en mejores condiciones que otras, llegando a obtener algún nivel de poder sobre los demás. Cuando hablamos de la historia y los cambios sociales, puede ser útil referirnos a esta sección del proletariado como la “clase media”, aunque no sea una clase económica distinta, con el fin de entender el comportamiento de diferentes grupos.
A veces, la lucha de clases puede ser descarrilada al crearse o extenderse la clase media. Por ejemplo, en el Reino Unido, durante las luchas de los años 80, Margaret Thatcher alentó el incremento de propietarios/as de viviendas particulares al vender casas de interés social a precios bajos, sabiendo que era menos probable que los/as trabajadores/as que mantenían hipotecas participasen de huelgas, favoreciendo mejoras individuales frente a las colectivas.
Conclusión
Cuando hablamos de clase en el sentido político, no hablamos de la forma de vestir, sino del conflicto básico que define el capitalismo: los/as que tenemos que trabajar para vivir contra los/as que se benefician de nuestro trabajo. Cuando luchamos por nuestros propios intereses y necesidades contra los mandatos del capital y del mercado, establecemos las bases para una sociedad diferente: una sociedad basada en el cumplimiento directo de nuestras necesidades, una sociedad comunista libertaria.
* Texto introductorio para entender esta definición esencial, traducido desde la página anarquista inglesa por la redacción del periodico madrileño Todo por Hacer, que lo ha publicado en su # 81, octubre 2017. Número completo accesible en http://www.todoporhacer.org/wp-content/uploads/2017/10/octubre_web.pdf.]
Para empezar, podemos decir que hay varias maneras de referirse a la clase. Muchas veces, cuando la gente habla de clase, lo hace en términos culturales y/o sociológicos. Por ejemplo, a la gente de la clase media le gustan las películas extranjeras, a la de la clase obrera le gustan el fútbol y a la de la clase alta la ropa sofisticada, etc. Pero otra manera de interpretar la clase está basada en las posiciones económicas. Nosotros/as hablamos de clase en este sentido porque es esencial para entender el funcionamiento de la sociedad capitalista y, por consiguiente, cómo podemos cambiarla.
Es importante enfatizar que nuestra definición de clase no tiene por objetivo clasificar individuos ni encajonarlos, sino entender las fuerzas que dan forma a nuestro mundo.
Clase y Capitalismo
El sistema económico dominante en el mundo actual es el capitalismo. Es, esencialmente, un sistema basado en la acumulación de capital–mercancía y dinero creando más mercancía y más dinero. Esto no ocurre por arte de magia, sino por la labor humana. Por el trabajo que hacemos, se nos paga solo un porcentaje de lo que producimos. La diferencia entre el valor de lo que producimos y el sueldo que se nos paga es la “plusvalía” que hemos producido. El/la empresario/a retiene este valor como su lucro, y lo re-invierte para ganar más dinero o para comprarse piscinas, abrigos de piel o lo que sea.
Para que esto ocurra, debe crearse una clase de personas que no posean nada con lo que ganar dinero (ya sean oficinas, fábricas, terrenos para agricultura u otros medios de producción). De modo que esta clase debe vender su propia habilidad para trabajar a fin de poder comprar servicios y artículos necesarios para sobrevivir. Esta es la clase trabajadora.
Entonces, en un extremo del espectro está esta clase sin nada que vender más que su capacidad para trabajar. En el otro extremo quedan los dueños de capital, que contratan trabajadores/as para incrementar este capital. Los individuos en la sociedad caerán en algún punto entre estos dos extremos, pero lo que es importante desde el punto de vista político no son las posiciones de los individuos, si no la relación social entre clases.
La Clase Obrera
La clase obrera, también conocida como “proletaria”, es por tanto es la clase forzada a trabajar por un sueldo, o a reclamar prestaciones si es que no encontramos un trabajo o estamos demasiado enfermos /as o viejos/as para trabajar. Vendemos nuestro tiempo y energía a un/a empleador/a para su beneficio. Nuestro trabajo es la base de esta sociedad. El hecho de que esta sociedad se base en el trabajo que hacemos cuando al mismo tiempo se nos aprieta para maximizar ganancias, es justo lo que hace que el sistema de clases sea vulnerable.
Lucha de clases
Cuando estamos en el trabajo, nuestro tiempo y actividades no nos pertenecen. Tenemos que obedecer al reloj, la tarjeta de asistencia, los/as jefes/as, los objetivos y las fechas límite.El trabajo ocupa la mayor parte de nuestras vidas. Podemos ver a nuestros/as jefes/as más que a nuestros/as amigos/as y parejas. Aunque disfrutemos parte de nuestro trabajo, lo experimentamos como algo ajeno a nosotros, sobre lo cual tenemos muy poco control. Cuando nos fuerzan a trabajar bajo estas condiciones, nos obligan a la resistencia.
Este antagonismo es central en el capitalismo. Entre estas dos partes hay un constante tira y afloja: los empleadores tratarán de reducir los sueldos, aumentar las horas y acelerar el ritmo de trabajo. Pero nosotros tratamos de resistirnos: ya sea de forma encubierta e individual, tomándolo con calma, aprovechando ciertos momentos para descansar y hablar con los colegas, pidiendo permisos por enfermedad o saliendo del trabajo temprano. O también podemos oponernos abierta y colectivamente con huelgas, retrasos, ocupaciones, etc. Esto es la lucha de clases. El conflicto entre los que trabajamos por un sueldo y nuestros/as e pleadores/as y gobiernos, conocidos como la clase capitalista, o “burguesía” en la jerga marxista.
Cuando resistimos la imposición del trabajo, decimos que nuestras vidas son más importantes que el lucro de nuestros/as jefes/as. Esto ataca la naturaleza misma del capitalismo, en el cual el beneficio es la razón para hacer cualquier cosa, y nos muestra la posibilidad de un mundo sin clases. Somos la clase obrera luchando contra el trabajo y las clases sociales.
Más allá del centro de trabajo
La lucha de clases no solo se circunscribe al centro de trabajo. El conflicto de clases se revela en muchos aspectos de la vida. Por ejemplo, una vivienda asequible es algo que preocupa a toda gente de la clase obrera. Sin embargo, “asequible” para nosotros quiere decir “improductivo” para ellos/as. En una economía capitalista, a menudo tiene más sentido construir alojamientos de lujo, aunque haya miles de personas sin vivienda, que viviendas asequibles que todos nos podamos permitir. De modo que, las luchas para defender las viviendas de interés social o la ocupación de propiedades vacías también forman parte de la lucha de clases.
Del mismo modo, la prestación de servicios de salud también puede dar lugar al conflicto de clases. Los gobiernos o compañías intentan reducir el gasto en los servicios de salud al recortar presupuestos e introducir pagos por servicios, de modo que se transfiera la carga económica a la clase obrera; mientras, nosotros queremos los mejores servicios de salud por el menor coste posible.
La “clase media”
Mientras que los intereses económicos de los/as capitalistas son directamente opuestos a los/as de los trabajadores/as, una cierta minoría de la clase obrera vivirá en mejores condiciones que otras, llegando a obtener algún nivel de poder sobre los demás. Cuando hablamos de la historia y los cambios sociales, puede ser útil referirnos a esta sección del proletariado como la “clase media”, aunque no sea una clase económica distinta, con el fin de entender el comportamiento de diferentes grupos.
A veces, la lucha de clases puede ser descarrilada al crearse o extenderse la clase media. Por ejemplo, en el Reino Unido, durante las luchas de los años 80, Margaret Thatcher alentó el incremento de propietarios/as de viviendas particulares al vender casas de interés social a precios bajos, sabiendo que era menos probable que los/as trabajadores/as que mantenían hipotecas participasen de huelgas, favoreciendo mejoras individuales frente a las colectivas.
Conclusión
Cuando hablamos de clase en el sentido político, no hablamos de la forma de vestir, sino del conflicto básico que define el capitalismo: los/as que tenemos que trabajar para vivir contra los/as que se benefician de nuestro trabajo. Cuando luchamos por nuestros propios intereses y necesidades contra los mandatos del capital y del mercado, establecemos las bases para una sociedad diferente: una sociedad basada en el cumplimiento directo de nuestras necesidades, una sociedad comunista libertaria.
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