Périódico El Sol Ácrata (Antofagasta)
* Dos notas aparecidas en el # 36, abril 2017, edición final de este vocero libertario.
Hace 5 años, entre varixs compañerxs decidimos llevar adelante un proyecto de propaganda. Nuestras inquietudes eran varias, así como no faltaban motivos para estar molestxs con respecto al orden actual de las cosas. Aquel año 2012 era particularmente trascendente: atrás habían quedado las grandes protestas estudiantiles, los paros nacionales y todo el período de movilizaciones que se vivió durante el gobierno de Piñera.
Aquel fue el tiempo en donde muchxs de nosotrxs entendimos las ideas anarquistas, las compartimos, las llevamos a la práctica y finalmente las asumimos como objetivo de vida. Aquel año, entre tomas, marchas, foros, conversatorios, ollas comunes y enfrentamientos, llegamos a entender que un mundo sin estado y sin gobierno es perfectamente posible. En todo ese contexto, y tomando en cuenta que en nuestra ciudad de inicio (Calama) no existía movimiento anarquista alguno, es que decidimos formar y mantener un medio de prensa impreso: un periódico.
* Dos notas aparecidas en el # 36, abril 2017, edición final de este vocero libertario.
Hace 5 años, entre varixs compañerxs decidimos llevar adelante un proyecto de propaganda. Nuestras inquietudes eran varias, así como no faltaban motivos para estar molestxs con respecto al orden actual de las cosas. Aquel año 2012 era particularmente trascendente: atrás habían quedado las grandes protestas estudiantiles, los paros nacionales y todo el período de movilizaciones que se vivió durante el gobierno de Piñera.
Aquel fue el tiempo en donde muchxs de nosotrxs entendimos las ideas anarquistas, las compartimos, las llevamos a la práctica y finalmente las asumimos como objetivo de vida. Aquel año, entre tomas, marchas, foros, conversatorios, ollas comunes y enfrentamientos, llegamos a entender que un mundo sin estado y sin gobierno es perfectamente posible. En todo ese contexto, y tomando en cuenta que en nuestra ciudad de inicio (Calama) no existía movimiento anarquista alguno, es que decidimos formar y mantener un medio de prensa impreso: un periódico.
Es así como nace El Sol Ácrata, siendo la primera experiencia en el anarquismo para muchxs de sus fundadorxs. El nombre, sin ir más lejos, es un guiño a la tierra en la que nació: Sol, por el astro central de nuestro barrio planetario, el cual se hace presente cada día sagradamente sobre las cabezas de los habitantes de Calama, mientras que Ácrata es claramente por nuestra orientación ideológica. De ahí El Sol Ácrata, el Sol que entendemos algún día iluminará y abrigará un mundo anárquico.
Desde aquellos días, solo queda un integrante de la redacción original. Lxs otrxs, por tal o cual razón, se apartaron de esta iniciativa, la que con el tiempo se trasladó a la costas de Antofagasta, donde logró formar un grupo editorial fuerte y nutrido, con mayor número de integrantes. La llegada de nuevxs compañerxs a la redacción, ayudó a que esta se nutriera más a nivel logístico, teórico y de diseño, haciendo que los últimos números de El Sol Ácrata sean de los más destacables de la historia viva de este medio impreso.
Esta, por distintas razones, será la última edición que saquemos. El desgaste del grupo, junto al deseo de muchxs de nosotrxs con hacer otros proyectos, nos llevó a tomar la decisión de acabar con El Sol. A pesar de ello, esperamos pronto encontrarnos en otro lugar donde la lucha nos llame, y más que despedirnos, esto es un hasta pronto, ya que tarde o temprano volveremos a usar nuestra mejor arma, las letras, contra toda esa gentuza que detestamos: curas, burgueses, políticos, militares, narcos y gente despreciable, personas que solo buscan la opresión, por sobre el bienestar común.
Saludos de despedida
Periódico Acracia - Valdivia
Nunca es fácil decir adiós, despedirse, despojarse de aquello que de las comisuras del cerebro surgió, como creación, puñado de hojas, de voz libre, grito vivo en el desierto, replicado por el eco de sus altivos rincones, bajando por las alturas del Loa al exquisito océano Pacifico. Hoy tus páginas dicen adiós, mas no habrá letra ni palabra perdida, el desierto guarda en sí los secretos para conservar, de las más misteriosas formas, todo lo que lo habita; desde minúsculos organismos atrapados en la roca reseca a uno que otro perdido animal, que solitario queda momificado tras su último aliento de vida por la incesable acción del sol, la tierra y la sequedad. Ni las aguas se pierden mucho más, tras las torrenciales lluvias altiplánicas, las aguas se drenan por los recovecos de la tierra para depositarlas en el acuífero subterráneo de la cuenca del Loa. Y así con la palabra cantada o escrita, el desierto se las ingenia para conservar, atesorar en sus saqueadas y desvastadas tierras el rico pensar humano que versa sobre la emancipación social, el apoyo mutuo y la necesidad de echar raíces en libertad, réplica fiel de la insumisión del hombre antiguo, que no tuvo más ley que las forjadas por la rudeza del desierto más árido de este planeta azul, perdido en la inmensidad de estrellas de la vía láctea en el vasto e infinito universo. Pero el dejar atrás también es renovación, la larva no se convierte en mariposa hasta despojarse de su tiránico saco que loa cobija hasta cierto punto en su pequeño soplo de vida. Y se viaja más lejos quien menos carga se lleva consigo. Sin embargo, que nuestras manos y cerebros nunca dejen de destruir para dar paso al mundo nuevo...
[Textos publicados originalmente en el periódico El Sol Ácrata # 36, Antofagasta, abril 2017. Número entero accesible en https://periodicoelsolacrata.files.wordpress.com/2017/04/el-sol-c3a1crata-37-abril-de-2017.pdf.]
Nunca es fácil decir adiós, despedirse, despojarse de aquello que de las comisuras del cerebro surgió, como creación, puñado de hojas, de voz libre, grito vivo en el desierto, replicado por el eco de sus altivos rincones, bajando por las alturas del Loa al exquisito océano Pacifico. Hoy tus páginas dicen adiós, mas no habrá letra ni palabra perdida, el desierto guarda en sí los secretos para conservar, de las más misteriosas formas, todo lo que lo habita; desde minúsculos organismos atrapados en la roca reseca a uno que otro perdido animal, que solitario queda momificado tras su último aliento de vida por la incesable acción del sol, la tierra y la sequedad. Ni las aguas se pierden mucho más, tras las torrenciales lluvias altiplánicas, las aguas se drenan por los recovecos de la tierra para depositarlas en el acuífero subterráneo de la cuenca del Loa. Y así con la palabra cantada o escrita, el desierto se las ingenia para conservar, atesorar en sus saqueadas y desvastadas tierras el rico pensar humano que versa sobre la emancipación social, el apoyo mutuo y la necesidad de echar raíces en libertad, réplica fiel de la insumisión del hombre antiguo, que no tuvo más ley que las forjadas por la rudeza del desierto más árido de este planeta azul, perdido en la inmensidad de estrellas de la vía láctea en el vasto e infinito universo. Pero el dejar atrás también es renovación, la larva no se convierte en mariposa hasta despojarse de su tiránico saco que loa cobija hasta cierto punto en su pequeño soplo de vida. Y se viaja más lejos quien menos carga se lleva consigo. Sin embargo, que nuestras manos y cerebros nunca dejen de destruir para dar paso al mundo nuevo...
[Textos publicados originalmente en el periódico El Sol Ácrata # 36, Antofagasta, abril 2017. Número entero accesible en https://periodicoelsolacrata.files.wordpress.com/2017/04/el-sol-c3a1crata-37-abril-de-2017.pdf.]
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