Víctor Salmerón
La Casa Blanca prohibió al sistema financiero estadounidense participar en negociaciones que provean fondos al gobierno venezolano o a Pdvsa, cortando la posibilidad de que adquieran nueva deuda. La medida no afecta las transacciones con bonos emitidos en el pasado, excepto los títulos de la República que vencen en 2036 y que actualmente se encuentran en el portafolio de instituciones públicas. Además, se prohíbe que Citgo envíe dividendos al Gobierno al impedir que empresas que operan en Estados Unidos, controladas directa o indirectamente por el estado venezolano, transfieran beneficios.
En una medida que alivia las consecuencias de las sanciones el Departamento del Tesoro de Estados Unidos podrá permitir un periodo de 30 días para cerrar operaciones en marcha, el financiamiento de gran parte de las operaciones comerciales, incluyendo la importación y exportación de petróleo; negociaciones que solo involucren a Citgo y transacciones que impliquen la compra de alimentos, medicinas y equipos médicos. “Estas medidas están cuidadosamente calibradas para privar a la dictadura de Maduro de una fuente fundamental de financiamiento para mantener su gobierno ilegítimo, proteger al sistema financiero de Estados Unidos para evitar ser cómplice de la corrupción en Venezuela y del empobrecimiento de su población, y permitir la asistencia con fines humanitarios”, dijo la Casa Blanca
La insolvencia
Tras no ahorrar durante los años en que el petróleo se cotizó a altos precios, despilfarrar el dinero en proyectos que no son capaces de exportar y endeudarse velozmente, al punto de que el Banco Central registra que la deuda por bonos del Ministerio de Finanzas y Pdvsa saltó desde 27 mil 053 millones hasta 120 mil 204 millones entre 2004-2015, Venezuela enfrenta un severo déficit de divisas. El petróleo, que provee 96 de cada 100 dólares que ingresan al país, se mantiene en un nivel que no permite mayor oxígeno y el vencimiento de los bonos asfixia las finanzas públicas. El Gobierno y Pdvsa deben cancelar en octubre 1.634 millones de dólares y en noviembre 1.890 millones y la proyección es que con los precios actuales del petróleo hasta 2028 cada año los vencimientos representarán al menos un tercio de los dólares a obtener por los barriles exportados.
Las reservas internacionales, el tanque de dólares que administra el Banco Central de Venezuela y permiten importar, pagar deuda, cubrir contingencias y ayudar a la estabilidad del tipo de cambio, cuenta al cierre del pasado 22 de agosto con 9 mil 855 millones de dólares, el nivel más bajo en quince años e incluso inferior al registrado en 2002-2003 durante el paro petrolero. Del monto de las reservas solo alrededor de 700 millones de dólares puede ser utilizado de inmediato porque el resto del dinero está colocado en barras de oro, en el Fondo Monetario Internacional o en distintas categorías de bonos.
Rusia y China
Las sanciones de Washington hacen extremadamente difícil que el gobierno venezolano y Pdvsa puedan emitir nuevos bonos para obtener recursos y cancelar la deuda que está por vencerse al prohibir a las entidades financieras estadounidenses que participen en cualquier negociación que provea fondos a la administración de Nicolás Maduro. Además, acaba con la posibilidad de que estas entidades financieras acuerden algún tipo de reestructuración de la deuda, porque no podrían participar en una operación que implique canjear los bonos que están por vencerse por otros de mayor plazo.
Alejandro Grisanti, experto financiero quien se ha desempeñado como analista de Barclays Capital para América Latina, considera que el cerco podría endurecerse dejando al país a la voluntad de Rusia y China, países que anteriormente han otorgado financiamiento al gobierno de Nicolás Maduro:
“Veo altamente probable que Europa y el resto de los países de la región se unan a las sanciones anunciadas por Estados Unidos y Rusia no tiene la capacidad para financiar a Venezuela en las magnitudes que el país necesita. Durante los últimos dos años China, que sí tiene esa posibilidad, ha emitido señales de que no está dispuesta a hacerlo”, dice Grisanti.
Agrega que “China ha atado la posibilidad de nuevos desembolsos a proyectos petroleros y estos nuevos proyectos necesitan la aprobación de la Asamblea Nacional que ha sido desconocida por las autoridades venezolanas. Es difícil que China se comprometa en contratos que tienen hasta 30 años de plazo con la sola aprobación de la Asamblea Nacional Constituyente”. De acuerdo a sus estimaciones, “Venezuela necesita de ahora al cierre del año financiamiento por 2.900 millones de dólares para cancelar los vencimientos de deuda y después 8 mil millones de dólares al año”.
En un reporte enviado a sus clientes, la firma Torino Capital destaca que antes de las sanciones el mercado financiero ya estaba bastante restringido para el gobierno venezolano por la combinación de riesgo político, un modelo económico insostenible y el factor reputacional, pero el anuncio de la Casa Blanca impacta en las pocas fuentes de financiamiento que quedan abiertas como la posible venta en el mercado secundario de los bonos de la República que vencen en 2036.
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, considera que las sanciones complican el posible uso del oro que forma parte de las reservas internacionales como garantía para la obtención de fondos. “Si bien estas transacciones serían con bancos europeos, estas entidades financieras van a considerar esta posibilidad con mayor cuidado porque operan en Estados Unidos y temen al costo reputacional”, dice Asdrúbal Oliveros.
Recortar importaciones
Hasta ahora el gobierno de Nicolás Maduro ha recurrido a un severo recorte de importaciones para enfrentar el déficit de divisas. Antes de las sanciones de Estados Unidos las proyecciones de Ecoanalítica señalaban que este año las compras en el exterior se ubicarían en 15 mil 500 millones de dólares, una cifra que se traduciría en un descenso de 72% respecto a 2013.
Asdrúbal Oliveros señala que profundizar el recorte en las compras al exterior dejaría al país en una situación aún más difícil que la actual donde las empresas trabajan a media máquina por la falta de materia prima e insumos y es constante la escasez de bienes básicos en los mercados. “El Gobierno necesita obtener 2 mil 900 millones de dólares para pagar la deuda que se vence en lo que resta de año y mantener unas importaciones por el orden de 7 mil 700 millones en el segundo semestre. Si no obtiene el financiamiento y opta por aumentar el recorte entonces hablaríamos de importaciones por 4 mil 800 millones de dólares en el segundo semestre, es decir, un descenso de 50% respecto a las del mismo lapso de 2016, cuando ya la situación era bastante difícil”, señala Asdrúbal Oliveros.
El default
Sobre la mesa también está la posibilidad de que la administración de Nicolás Maduro no agrave el recorte de importaciones y opte por no pagar la deuda declarándose en default. Alejandro Grisanti afirma que “un default aumentaría el monto de las divisas disponibles para importaciones, pero la situación se agravaría una vez que los acreedores puedan comenzar a embargar activos de Pdvsa”. Añade que “el Gobierno ha enviado en las últimas tres semanas, tanto a Houston como a Nueva York, a abogados que lo representan para estudiar opciones de default. El Gobierno está estudiando esa posibilidad y estaría evaluando cómo hacerlo protegiendo los activos de la República”. Torino Capital indica en su reporte que es posible que el Gobierno considere que el impacto de un default desordenado es peor a una mayor contracción de las importaciones.
Un tema político
Ángel Alvarado, diputado miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, señala que “si el Gobierno quiere enfrentar los problemas económicos y buscarle una solución al tema de la deuda a través de un refinanciamiento, entonces tiene que reconocer que primero debe solucionar el tema político y contar con un programa de reformas creíbles. Aún sin estas sanciones de Estados Unidos era imposible un refinanciamiento exitoso de la deuda externa”. “Sin reconocer a la Asamblea Nacional e insistiendo en una Constituyente fraudulenta es imposible avanzar en un refinanciamiento de la deuda externa, el tema económico no está divorciado del político”, añade Ángel Alvarado.
La economía venezolana ya sufre una crisis sin precedentes. El PIB no ha dejado de caer desde el segundo trimestre de 2014 y la inflación se aproxima a los cuatro dígitos. Esto era antes de que las sanciones de Estados Unidos aumentaran de manera importante la posibilidad de un recorte de importaciones más severo o un incumplimiento desordenado en el pago de la deuda externa.
[Tomado de http://prodavinci.com/blogs/tras-las-sanciones-de-eeuu-es-inevitable-el-default-por-victor-salmeron.]
La Casa Blanca prohibió al sistema financiero estadounidense participar en negociaciones que provean fondos al gobierno venezolano o a Pdvsa, cortando la posibilidad de que adquieran nueva deuda. La medida no afecta las transacciones con bonos emitidos en el pasado, excepto los títulos de la República que vencen en 2036 y que actualmente se encuentran en el portafolio de instituciones públicas. Además, se prohíbe que Citgo envíe dividendos al Gobierno al impedir que empresas que operan en Estados Unidos, controladas directa o indirectamente por el estado venezolano, transfieran beneficios.
En una medida que alivia las consecuencias de las sanciones el Departamento del Tesoro de Estados Unidos podrá permitir un periodo de 30 días para cerrar operaciones en marcha, el financiamiento de gran parte de las operaciones comerciales, incluyendo la importación y exportación de petróleo; negociaciones que solo involucren a Citgo y transacciones que impliquen la compra de alimentos, medicinas y equipos médicos. “Estas medidas están cuidadosamente calibradas para privar a la dictadura de Maduro de una fuente fundamental de financiamiento para mantener su gobierno ilegítimo, proteger al sistema financiero de Estados Unidos para evitar ser cómplice de la corrupción en Venezuela y del empobrecimiento de su población, y permitir la asistencia con fines humanitarios”, dijo la Casa Blanca
La insolvencia
Tras no ahorrar durante los años en que el petróleo se cotizó a altos precios, despilfarrar el dinero en proyectos que no son capaces de exportar y endeudarse velozmente, al punto de que el Banco Central registra que la deuda por bonos del Ministerio de Finanzas y Pdvsa saltó desde 27 mil 053 millones hasta 120 mil 204 millones entre 2004-2015, Venezuela enfrenta un severo déficit de divisas. El petróleo, que provee 96 de cada 100 dólares que ingresan al país, se mantiene en un nivel que no permite mayor oxígeno y el vencimiento de los bonos asfixia las finanzas públicas. El Gobierno y Pdvsa deben cancelar en octubre 1.634 millones de dólares y en noviembre 1.890 millones y la proyección es que con los precios actuales del petróleo hasta 2028 cada año los vencimientos representarán al menos un tercio de los dólares a obtener por los barriles exportados.
Las reservas internacionales, el tanque de dólares que administra el Banco Central de Venezuela y permiten importar, pagar deuda, cubrir contingencias y ayudar a la estabilidad del tipo de cambio, cuenta al cierre del pasado 22 de agosto con 9 mil 855 millones de dólares, el nivel más bajo en quince años e incluso inferior al registrado en 2002-2003 durante el paro petrolero. Del monto de las reservas solo alrededor de 700 millones de dólares puede ser utilizado de inmediato porque el resto del dinero está colocado en barras de oro, en el Fondo Monetario Internacional o en distintas categorías de bonos.
Rusia y China
Las sanciones de Washington hacen extremadamente difícil que el gobierno venezolano y Pdvsa puedan emitir nuevos bonos para obtener recursos y cancelar la deuda que está por vencerse al prohibir a las entidades financieras estadounidenses que participen en cualquier negociación que provea fondos a la administración de Nicolás Maduro. Además, acaba con la posibilidad de que estas entidades financieras acuerden algún tipo de reestructuración de la deuda, porque no podrían participar en una operación que implique canjear los bonos que están por vencerse por otros de mayor plazo.
Alejandro Grisanti, experto financiero quien se ha desempeñado como analista de Barclays Capital para América Latina, considera que el cerco podría endurecerse dejando al país a la voluntad de Rusia y China, países que anteriormente han otorgado financiamiento al gobierno de Nicolás Maduro:
“Veo altamente probable que Europa y el resto de los países de la región se unan a las sanciones anunciadas por Estados Unidos y Rusia no tiene la capacidad para financiar a Venezuela en las magnitudes que el país necesita. Durante los últimos dos años China, que sí tiene esa posibilidad, ha emitido señales de que no está dispuesta a hacerlo”, dice Grisanti.
Agrega que “China ha atado la posibilidad de nuevos desembolsos a proyectos petroleros y estos nuevos proyectos necesitan la aprobación de la Asamblea Nacional que ha sido desconocida por las autoridades venezolanas. Es difícil que China se comprometa en contratos que tienen hasta 30 años de plazo con la sola aprobación de la Asamblea Nacional Constituyente”. De acuerdo a sus estimaciones, “Venezuela necesita de ahora al cierre del año financiamiento por 2.900 millones de dólares para cancelar los vencimientos de deuda y después 8 mil millones de dólares al año”.
En un reporte enviado a sus clientes, la firma Torino Capital destaca que antes de las sanciones el mercado financiero ya estaba bastante restringido para el gobierno venezolano por la combinación de riesgo político, un modelo económico insostenible y el factor reputacional, pero el anuncio de la Casa Blanca impacta en las pocas fuentes de financiamiento que quedan abiertas como la posible venta en el mercado secundario de los bonos de la República que vencen en 2036.
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, considera que las sanciones complican el posible uso del oro que forma parte de las reservas internacionales como garantía para la obtención de fondos. “Si bien estas transacciones serían con bancos europeos, estas entidades financieras van a considerar esta posibilidad con mayor cuidado porque operan en Estados Unidos y temen al costo reputacional”, dice Asdrúbal Oliveros.
Recortar importaciones
Hasta ahora el gobierno de Nicolás Maduro ha recurrido a un severo recorte de importaciones para enfrentar el déficit de divisas. Antes de las sanciones de Estados Unidos las proyecciones de Ecoanalítica señalaban que este año las compras en el exterior se ubicarían en 15 mil 500 millones de dólares, una cifra que se traduciría en un descenso de 72% respecto a 2013.
Asdrúbal Oliveros señala que profundizar el recorte en las compras al exterior dejaría al país en una situación aún más difícil que la actual donde las empresas trabajan a media máquina por la falta de materia prima e insumos y es constante la escasez de bienes básicos en los mercados. “El Gobierno necesita obtener 2 mil 900 millones de dólares para pagar la deuda que se vence en lo que resta de año y mantener unas importaciones por el orden de 7 mil 700 millones en el segundo semestre. Si no obtiene el financiamiento y opta por aumentar el recorte entonces hablaríamos de importaciones por 4 mil 800 millones de dólares en el segundo semestre, es decir, un descenso de 50% respecto a las del mismo lapso de 2016, cuando ya la situación era bastante difícil”, señala Asdrúbal Oliveros.
El default
Sobre la mesa también está la posibilidad de que la administración de Nicolás Maduro no agrave el recorte de importaciones y opte por no pagar la deuda declarándose en default. Alejandro Grisanti afirma que “un default aumentaría el monto de las divisas disponibles para importaciones, pero la situación se agravaría una vez que los acreedores puedan comenzar a embargar activos de Pdvsa”. Añade que “el Gobierno ha enviado en las últimas tres semanas, tanto a Houston como a Nueva York, a abogados que lo representan para estudiar opciones de default. El Gobierno está estudiando esa posibilidad y estaría evaluando cómo hacerlo protegiendo los activos de la República”. Torino Capital indica en su reporte que es posible que el Gobierno considere que el impacto de un default desordenado es peor a una mayor contracción de las importaciones.
Un tema político
Ángel Alvarado, diputado miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, señala que “si el Gobierno quiere enfrentar los problemas económicos y buscarle una solución al tema de la deuda a través de un refinanciamiento, entonces tiene que reconocer que primero debe solucionar el tema político y contar con un programa de reformas creíbles. Aún sin estas sanciones de Estados Unidos era imposible un refinanciamiento exitoso de la deuda externa”. “Sin reconocer a la Asamblea Nacional e insistiendo en una Constituyente fraudulenta es imposible avanzar en un refinanciamiento de la deuda externa, el tema económico no está divorciado del político”, añade Ángel Alvarado.
La economía venezolana ya sufre una crisis sin precedentes. El PIB no ha dejado de caer desde el segundo trimestre de 2014 y la inflación se aproxima a los cuatro dígitos. Esto era antes de que las sanciones de Estados Unidos aumentaran de manera importante la posibilidad de un recorte de importaciones más severo o un incumplimiento desordenado en el pago de la deuda externa.
[Tomado de http://prodavinci.com/blogs/tras-las-sanciones-de-eeuu-es-inevitable-el-default-por-victor-salmeron.]
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