Héctor Lucena
Protesta opositora y represión no ceden. Una y otra aumentan, la primera con sacrificios humanos de pérdida de vidas, lesiones y pérdida de libertad y la segunda, cada vez más cruel y cruenta. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social reporta 2.675 protestas, 157 saqueos y 108 muertes en estos últimos tres meses.
Hay que señalar que los saqueos no se observa que formen parte de la protesta opositora, al menos aquella orientada por los partidos políticos. Los casos de saqueos se caracterizan porque las acciones ocurren en zonas populares, o son emprendidos por algunos pobladores que se trasladan a zonas comerciales a saquear. Los establecimientos comerciales e industriales hacen importantes inversiones en seguridad, especialmente en blindarse.
Protesta opositora y represión no ceden. Una y otra aumentan, la primera con sacrificios humanos de pérdida de vidas, lesiones y pérdida de libertad y la segunda, cada vez más cruel y cruenta. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social reporta 2.675 protestas, 157 saqueos y 108 muertes en estos últimos tres meses.
Hay que señalar que los saqueos no se observa que formen parte de la protesta opositora, al menos aquella orientada por los partidos políticos. Los casos de saqueos se caracterizan porque las acciones ocurren en zonas populares, o son emprendidos por algunos pobladores que se trasladan a zonas comerciales a saquear. Los establecimientos comerciales e industriales hacen importantes inversiones en seguridad, especialmente en blindarse.
En las situaciones de saqueos es visible la permisividad de las autoridades, ya que no intervienen y hasta se visibiliza en redes sociales a miembros de cuerpos oficiales participando de los saqueos, incluso, utilizando vehículos institucionales y no se conoce que los órganos que ejercen la disciplina en estas instituciones oficiales armadas hayan tomado medidas acordes con la gravedad de estas acciones. Los empresarios afectados y sus gremios, coinciden en llamar la atención de esta omisión oficial en los saqueos.
Otra manifestación que se desliza en las protestas y las represiones, es la de vandalismo. Hay uno que surge en las protestas opositoras convocadas por la MUD, pero que se sale de su control. Hay otro de origen oscuro, de acciones sigilosas que aprovecha momentos de soledad, que recurre especialmente al incendio y luego recibe amplia difusión desde los medios públicos, acusando obviamente, como responsables a quienes convocan la protesta opositora.
En cuanto a la represión, se distingue que se ejerce por un lado hacia manifestantes evitando que sus marchas avancen hacia determinadas sedes de entes públicos vinculados con las demandas o reclamos, o disolviéndolos de tal o cual sitio público. Otra represión ya selectiva, ubicando a determinados personajes opositores, sea siguiéndolos, acosándolos, amenazando y, finalmente deteniéndolos. Todo esto envuelto en el marco de un despliegue de amenazas emitidas sea por el Presidente de la República y por otros connotados personeros del régimen, que se repiten en niveles más bajos sea por militares represores y civiles seguidores del régimen.
La protesta se expresa algo diferente en una misma ciudad. Hay zonas emblemáticas que son escenarios cotidianos de protestas, pero otras excepcionalmente lo hacen. Igual hay determinados poblados de mediano y pequeño tamaño en donde tradicionalmente no se manifestaba en contra del gobierno, a lo sumo las protestas se dirigían a pedir determinado servicio público, como aguas, arreglo de calles, viviendas, gas, electricidad.
En los últimos tiempos se multiplican las protestas en esas zonas especialmente por alimentos y contra las arbitrariedades de acciones oficialistas dirigidas contra la delincuencia, como la polémica Operación de la Liberación del Pueblo -OLP-. Sin duda, no son protestas que fortalecen al gobierno en sus propósitos de ir a una ANC como la vía para salir de la crisis, como se anunció desde un primer momento, y ahora con masiva y continua propaganda.
Por supuesto que tanta actividad de protesta y represión agrega parálisis al funcionamiento de la actividad productiva, en el entendido que ya la parálisis parcial se había venido manifestando como resultante de las políticas económicas que desestiman y ahuyentan el esfuerzo productivo. Cada día menos producción y menos importaciones. La búsqueda de alimentos, medicinas y productos necesarios para el funcionamiento de hogares y de la actividad productiva, consume grandes energías de las personas.
La protesta de estos tres meses no es de desempleados, claro que los hay, pero es de un variado espectro de personas, desde aquellos que sacrifican en cada convocatoria el trabajo o sus actividades regulares, a otros que hacen sus arreglos para trabajar algo y también protestar, quienes están a tiempo parcial en la protesta van sólo algunos días y, hay quienes apoyan desde sus lugares de trabajo o residencia, con informaciones y logística. Por todo ello es un movimiento de masas de carácter nacional y multi clases sociales. Cualquier convocatoria debe tener presente que las personas han de invertir energía, tiempo y los limitados recursos para procurar lo necesario para vivir, pero no obstante, se mantiene la presencia de masas en múltiples acciones de protesta en casi todo el país.
Cada día son más contadas las poblaciones o zonas donde no se manifiesta la protesta. Los más remotos pequeños poblados andinos, llaneros, centroccidentales y orientales ejercen su protesta. En algunas zonas las protestas son cotidianas, abiertas y sin temor; comunidades que se sienten seguras de sus vecinos. Pero hay otras, donde las protestas conllevan riesgos por la vigilancia intra vecinal, se trata de los cooperantes como eufemísticamente les denominan altos personeros gubernamentales, lo que obliga a formas de protesta que no se planifican ni se anuncian.
Hay poblaciones de mediano o pequeño tamaño en las que predomina el empleo público, sea por la existencia de grandes empresas estatales o porque hay gran número de empleados al servicio de la administración nacional, regional o municipal, sumando todo ello más trabajadores que los que tienen un empleo privado. Esto facilita un mayor nivel de control e intimidación sobre estos trabajadores. Recientes están los despidos del pasado año por firmar en la solicitud del referendo. Pero no obstante, las precauciones destacadas, hay que recordar que en las elecciones de diciembre del 2015, los diputados ganadores fueron opositores en buena parte de esos mismos lugares. Hay posturas opositoras electorales pero que se inhiben de mostrarlas en protestas de calle.
Los jóvenes que miran su futuro incierto no resisten sus ganas y necesidad de protestar, por tanto muchos se trasladan para marchar y protestar en otras zonas. Aparte, hay ámbitos donde vecinos comprometidos con el régimen son parte o se vinculan, con las facciones civiles violentas o, pertenecen a los cuerpos armados, y eso ha influido en las diferentes formas de ejercer la protesta, pero no necesariamente modifica la inclinación, la preferencia y el ejercicio electoral, como demuestra lo ocurrido en diciembre del 2015, además de las tendencias verificadas en algún otro evento electoral pendiente constitucionalmente.
Para aquellos que desde el Gobierno, quienes con sus bases comiciales de esta convocatoria a la ANC, nos retroceden a la sustitución de la elección directa y universal como ya se ejerció en 1999, y también en las reformas de 2007 y 2009, el mensaje de la población en general es ratificar su compromiso con la protesta, aun en las más adversas condiciones de represión y sacrificio conocidas en la historia del siglo XX y XXI de la Venezuela moderna.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/component/k2/item/57331-protesta-y-represion-no-ceden.]
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