Humberto Decarli
Desde
el mes de abril del presente año se produjo una reacción inesperada en la
población nacional, en especial la de los sectores populares. Fue una actitud
inédita luego de años de silencio, conformismo y sumisión, salvo el episodio
del año 2014, una rebelión estudiantil ahogada por la represión. La gente se
sacudió de la inercia y escepticismo que la había embargado a niveles
estratosféricos.
Antecedentes
La
llamada “salida” fue una iniciativa de insurgencia al nivel estudiantil
promovida por Leopoldo López, María Corina Machado y en menor escala Antonio
Ledezma. Estos tres líderes son esencialmente conservadores que no plantean
nada nuevo en materia económica, social, política ni cultural, pero lograron
colocarse en la cima del movimiento. Paralelamente el estado Táchira asumió una
postura de rebelión frente al gobierno militar.
El
movimiento fue dominado a sangre y fuego por la policía y la fuerza armada.
Apresaron a los estudiantes en el campamento frente al PNUD en Los Palos
Grandes, los detuvieron y todavía muchos de ellos se encuentran enjuiciados por
un Poder Judicial sórdido. López, Ledezma y los alcaldes de San Cristóbal y
Naguanagua, Daniel Ceballos y Scarano fueron privados de libertad. La ciudad de
San Cristóbal fue sometida con la mayor vehemencia.
El
Estado se impuso implacablemente y parecía emerger una dictadura a largo plazo.
La gestión gubernamental siguió con su consabida ineficacia y se inició una
debacle económica aún no superada sino incrementada. La panoplia de armamentos
represivos comprados a Rusia y Brasil desde la época de Chávez se elevó
consecuencia de ingentes compras internacionales. Bombas lacrimógenas,
tanquetas, fusiles y demás adminículos de contrainsurgencia fueron adquiridos.
El referéndum
revocatorio
La
angustia generada por la pobreza, la inflación, la recesión, el
desabastecimiento, escasez y baja de la calidad de vida se encauzaron por la
coalición opositora, la M.U.D., una liga de cuatro partidos (AD, Primero
Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo), a través de una salida electoral
como era terminar el mandato presidencial por intermedio de un referéndum
revocatorio,
La
calle se calentó y surgió una efervescencia en torno a esta esperanza electorera.
Sin embargo, la MUD congeló la democracia en los espacios públicos por la
aceptación de un presunto diálogo promovido por los intermediarios
internacionales postulados por el gobierno y el Vaticano. Al final no hubo
ningún resultado y el tiempo del referéndum precluyó como lo calculó el
chavismo. Todo terminó en una frustración general.
El actual año
El
2017 inició en el contexto de una tristeza y depresión general donde las
políticas públicas parecían haber adormecido a los hombres y las mujeres. Nos
apreciábamos comosumisos y humillados, soportando las grandes vicisitudes
económicas y sociales aparentemente ineluctables. No obstante, estimo que un
grafiti expresaba lo acaecido: “El hambre nos quitó el miedo”. Después del
primero de abril hasta finales del mes de julio la gente recuperó la confianza
en sí misma y se movilizó en lo que ha sido catalogada como la más grande y
extensa rebelión civil de Venezuela.
Ha
sido gradual la intensidad de la ola de participación y ha sucedido un hecho
inesperado. Los partidos de la M.U.D., formal y mediáticamente representan la
oposición al gobierno y desde esa posición se arrogan el derecho de poder
negociar. Y la fórmula dada a conocer para transar es lograr la suspensión de
la constituyente a cambio de efectuar las elecciones regionales en diciembre.
El
estatus actual de la lucha se encuentra en una gran expectativa de combate
callejero para impedir el fraudulento proceso constituyente. Se irá elevando en
la medida del entusiasmo y la ruptura de las ataduras rayanas al temor a la
represión. Sin embargo, el mundo no se acaba el 30 de julio porque hay una cosa
sobre la cual estamos seguros: el madurismono tiene la capacidad para resolver
la grave crisis económica-social y no existen perspectivas de aumento del barril
petrolero sino de descenso por el aumento de la producción americana, la
incorporación iraní al mercado luego del arreglo con occidente y la
probabilidad de acuerdo con Moscú que incidiría en aumentar la exportación de
ese país.
El
eje del estremecimiento citadino se encuentra en manos de un grupo de jóvenes
que van a la vanguardia de las manifestaciones exponiendo su vida y ahora
tienen un alto nivel de audiencia. Están por encima de los partidos políticos y
como ejemplo señalo lo sucedido los días martes y miércoles 18 y 19 de julio.
La MUD dejó libres los días lunes, martes y miércoles para enviar una señal de
inercia hacia el gobierno pero la resistencia convocó a trancazos esos dos
últimos días y dicha coalición hubo de
acatar tal llamado.
Los héroes anónimos
La
gente de la calle es asaz elevada en los actuales momentos por el fracaso
económico del régimen. Son personas que pernoctan en cualquier lugar público,
practican la mendicidad y comen de la basura. Son la secuela de aquella promesa
de Chávez de salvar a los niños de la patria, como cínicamente los denominó,
terminada en un estruendoso fracaso.
La
ONG Cecodap ha señalado acertadamente la inclusión de esta gente a la vida
cotidiana al recibir el reconocimiento de la sociedad por su auténtica participación
en los enfrentamientos con las hordas represivas del gobierno. Asimismo, por
vez primera están comiendo gracias a la solidaridad de las personas quienes la
incorporan a la dieta diaria. Ellos aportan su valentía y riesgo al enfrentar a
los bandidos gubernamentales.
Afortunadamente
hay la esperanza de que estos jóvenes organizados en la llamada resistencia
puedan hacer frente al oficialismo en todos los planos, prescindiendo de la
politiquería tradicional reunida en la MUD. Es la única garantía de luchar ante
el chavismo sin temer la posibilidades un arreglo a trastienda orquestado por
políticos del pasado de una catadura moral dudosa que puedan negociar,
respondiendo a sus propios intereses y no los de la gente, las grandes
aspiraciones de cambio del país.
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