Daniel
Pinós
[Nota previa de El Libertario: Recientemente "Polémica Cubana", web en
francés de solidaridad con el anarquismo cubano, nos permitió conocer este
texto, originalmente publicado en el periódico Monde Libertaire # 25, julio-septiembre 2004. El artículo fue motivado
por la exhibición del film "Diarios de motocicleta", que en ese
entonces daba nuevos alientos a la épica que desde su muerte ha rodeado la
fígura del argentino. Entendemos que es importante difundir lo que acá se
expresa en el ámbito de habla castellana, donde se echa de menos una visión
anarquista informada y desmitificadora en torno al personaje.]
"Diarios de motocicleta", película del
director brasileño Walter Salles, recientemente presentada en el Festival de
Cannes, traza el viaje realizado a través de América Latina, en 1953, por un
joven burgués argentino llamado Ernesto Guevara de la Serna.
Este largometraje evoca algunos meses de la vida
del joven Guevara. Las bases de la obra de Walter Salles descansan sobre los
diarios de Guevara y su compañero de viaje, Alberto Granado. La odisea relatada
por ambos jóvenes aventureros argentinos desvela el impacto que tuvo sobre
Guevara el descubrimiento de los problemas de la pobreza y la injusticia en su
continente. Sin embargo, el joven Guevara de la película está muy lejos del
mito del Che. Salles trata el tema con lirismo y humanidad, en lugar de
centrarse en las posteriores decisiones políticas de Guevara. Todos conocemos
al Che Guevara, el guerrillero heroico que sacrificó su vida por la revolución.
Conocemos su participación en los preliminares de la revolución cubana, sus
responsabilidades ministeriales en la isla del Caimán Verde y su muerte trágica
en Bolivia. Pero, más allá del mito, del icono revolucionario en que se ha
convertido hoy día, ¿cuál fue su itinerario y cuáles sus decisiones políticas?
Los años
anteriores a la revolución cubana
Guevara participó a los 26 años en la revolución
nacionalista del presidente Arbenz, en 1954, en Guatemala. Con su título de
medicina en el bolsillo, deseaba ser útil en un país que trataba de instalar
una serie de reformas sociales. Pero la CIA derrocó el gobierno de Arbenz, que
se rindió sin lucha. Guevara tuvo que abandonar Guatemala con dirección a
México. El fracaso de Arbenz marcó profundamente al joven Guevara. Acababa de
descubrir la miseria en el continente americano, por lo que se radicalizó y
puso en cuestión la izquierda no comunista, a la que consideró culpable del
fracaso.
En Guatemala conoció a un grupo de exiliados
cubanos tras el fracaso de la toma del cuartel de la Moncada, en Santiago de
Cuba, en 1953, por las primeras tropas de Fidel Castro. En 1955 volvió a
encontrarlos en México, donde le presentaron a Castro, que acababa de salir de
la cárcel. Castro y Guevara se cayeron bien y estuvieron de acuerdo en un
punto: la lucha armada como único camino para la revolución. El Che se había
hecho marxista y lo afirmaba, mientras que Fidel Castro hacía numerosas
declaraciones públicas en las que hablaba sobre democracia y nacionalismo.
Pronto el Che aceptó que Castro se convirtiera en el jefe de la expedición
cubana que debería poner fin a la dictadura de Batista.
Cuando los supervivientes de la expedición frustrada
a bordo del Granma (1) en 1956, en la que fue herido Guevara, se emboscaron en Sierra
Maestra, el Che decidió optar por el papel de soldado al servicio de la causa
revolucionaria cubana. Con varios hombres de refuerzo llegados de los pueblos,
formó el segundo frente de la guerrilla en apoyo de Castro.
De la
guerrilla al poder
Algunos meses más tarde, Guevara había dado
pruebas de su audacia y su valor en el combate. Tanto, que un día Castro le
dijo que añadiera comandante a su nombre. En los meses que siguieron, Guevara,
segundo comandante de la guerrilla, llevó a cabo toda una serie de arrojadas
acciones: creó un territorio libre en El Hombrito, donde trató de instalar una
comunidad civil con escuela, hospital, taller de fabricación de armas,
panadería, periódicos y, más tarde, la Radio Rebelde.
El Che consideraba por entonces la dirección
clandestina del Movimiento del 26 de julio (2) insuficientemente
revolucionaria, simplemente antiimperialista. Castro solicitó la ayuda de
todos, no sólo de la Unión Soviética. Un país le dio su apoyo: Estados Unidos.
El 31 de marzo de 1958 llega a la Sierra Maestra un gigantesco cargamento de
armas procedente de Costa Rica. Su presidente, José Figueres, cercano a Estados
Unidos, colaboraba con la CIA. Esas armas hicieron posible la expansión de la
guerrilla hacia el centro de la isla. Después, los archivos de la CIA han
hablado, pero en La Habana y Washington se quedaron mudos. Guevara fue el
encargado de defender él solo una zona de la Sierra, cometido de importancia
pero más anónimo que espectacular. Lo que confirma su posición de segundo
comandante de la revolución fue la invasión de la isla y su fulminante avance
hacia La Habana.
Más espectacular todavía que el asedio y la
batalla de Santa Clara fue la toma del tren enviado como refuerzo por Batista,
que Guevara atacó, obligando a los militares a rendirse. Por sus acciones,
Guevara se convirtió, gracias a las cámaras de televisión y de prensa
americanas, en la figura decisiva de la revolución, situando a Castro en
segundo plano. La toma de Las Villas fue dramática para los seguidores de
Batista. Durante la batalla, un grupo de militares, atrincherados en un hotel,
se rindió. Los prisioneros fueron ejecutados sumariamente y sin juicio, en
presencia de fotógrafos, periódistas y cámaras. Las víctimas eran en su mayoría
jóvenes campesinos y parados recientemente reclutados en el ejército.
Uno de los objetivos de Guevara y de Castro fue
controlar el segundo frente de Escambray, muy importante desde el punto de
vista militar y político, porque se encontraba en el centro de Cuba, donde
operaban las fuerzas independientes del comandante Gutiérrez Menoyo (3), y las
del Directorio Revolucionario. Guevara, deseoso de la colaboración del viejo
Partido Comunista, firmó un pacto con el Directorio Revolucionario y marginó a
las fuerzas de Menoyo, degradando a los comandantes del Movimiento del 26 de
julio.
Director
de prisiones y presidente del Banco Nacional
Tras la huida de Batista, Castro restableció su
poder ordenando a Camilo Cienfuegos que tomara el cuartel de Columbia. Envió al
Che al cuartel de La Cabaña, posición secundaria a la entrada de la capital.
Prohibió a la tropas del Directorio Revolucionario que acompañaran a los
rebeldes a la entrada de la capital. Guevara había marginado a Menoyo; Fidel,
por su parte, reducía la influencia del Directorio y la de Guevara. La
fortaleza de La Cabaña, bajo la dirección de Guevara, el guerrillero histórico,
se convirtió en cárcel y centro de ejecuciones.
Guevara y Raúl Castro estaban preocupados por el
resurgimiento de un movimiento obrero y estudiante independiente, y por la
popularidad de algunos comandantes y ministros no comunistas. Por entonces,
declaró Guevara: "Hay que terminar con todos los periódicos, no se puede
hacer una revolución manteniendo la libertad de prensa. Los periódicos son
instrumentos de la oligarquía". En los meses que siguieron, la prensa
cubana fue prohibida, y sólo subsistió el órgano del Comité Central del Partido
Comunista, el diario Granma. Toda
oposición a cualquier acercamiento a la Unión Soviética fue severamente
reprimida. Los anarquistas fueron detenidos, torturados, condenados a largas
penas de cárcel u obligados a exiliarse (4).
Contrariamente a Fidel, que deseaba "ganar
tiempo", Guevara y Raúl Castro deseaban enfrentarse abiertamente a los
Estados Unidos y pactar con los comunistas. En marzo de 1959, la tensión entre
Raúl Castro, Guevara y los viejos comunistas por un lado, y Fidel Castro por el
otro, se exacerbó a propósito de la reforma agraria; los primeros eran
partidarios de expropiar las tierras de los latifundistas, mientras que Fidel
quería una ley.
A partir de su nombramiento, en noviembre de
1959, como presidente del Banco Nacional y responsable de la economía cubana,
el Che surge de nuevo como segundo personaje oficial de la revolución cubana.
En 1960 se convirtió en uno de los protagonistas de la crisis del petróleo,
durante el control de las refinerías americanas e inglesas y la posterior firma
de los acuerdos con Mikoyan (5). Raúl Castro controlaría a partir de entonces
el poder militar y policial; Guevara, la economía y la industria a partir de
1961. En cuanto a Castro, dirigía la reforma agraria y la política en general.
Guevara, que se inspiraba en el más rígido de
los modelos soviéticos, creía ciegamente en la centralización, la
planificación, la destrucción de toda forma de propiedad, grande o pequeña.
Creía también que, desde el poder, era posible destruir el capitalismo y
construir el socialismo. Castro y Guevara ordenaron la nacionalización del
ochenta por ciento de la riqueza cubana: tierras, minas, comercios, fábricas,
transportes, bancos e industrias. El primer síntoma de la crisis surgió en la
agricultura, durante la asamblea de producción de 1961, en que se decretó el
racionamiento de los productos nacionales y extranjeros. El 26 de junio de
1961, el Che declara que "los trabajadores cubanos deben poco a poco
acostumbrarse a un régimen de colectivización. Y de ninguna manera deben hacer
huelga". En efecto, habían estallado numerosas huelgas para protestar
contra la bajada de los sueldos decretada por el poder. La CTC (Central de
Trabajadores Cubanos) fue purgada de parte de sus dirigentes y los comunistas
se hicieron con el aparato sindical.
Guevara soñaba con una industrialización rápida
en Cuba, olvidando sus pequeñas dimensiones, su débil población, su falta de
recursos energéticos y de capitales. Y, sobre todo, que lo más urgente era
conservar, y no destruir la industria existente, en activo desde hacía más de
un siglo. La del azúcar, por ejemplo, con sus ciento cincuenta fábricas, su red
de transporte, de almacenamiento, de transformación y fabricación de productos
derivados, era de tipo capitalista, como las industrias textiles, del tabaco, del
alcohol, del cuero y de la alimentación. El país, con todos sus problemas
estructurales de monocultivo, de latifundio y de mercado único, tenía una
economía que permitía al setenta por ciento de la población tener un nivel de
vida de tipo occidental, y al treinta por ciento restante continuar con un
nivel de pobreza típico del tercer mundo.
Guevara
destruyó sin construir nada
Cuba producía pieles curtidas y calzados de
buena calidad. Guevara nacionalizó las grandes fábricas y los pequeños
talleres, suprimió los puestos de zapateros que había por todo el país y envió
a la mayoría de los obreros del calzado al campo. Rápidamente dejó de haber
zapateros y zapatos, y lo mismo sucedió con las panaderías, los tejidos, los
dentífricos, el tabaco y las cerillas. Su fe en los "países hermanos"
Checoslovaquia, Polonia, Rumanía y Bulgaria, le empujó a comprar -y a ellos a
vender- todas las máquinas improductivas que les quedaban.
La ruptura
con Fidel Castro
Cuba es una de las grandes reservas de níquel
del mundo. Con buenas inversiones, veinticinco mil obreros del níquel podrían
producir tantas divisas como el medio millón de trabajadores de la industria
del azúcar, siempre más cara y casi siempre no rentable. Fidel Castro pasó a
ser pro-azucarero cuando había sido contrario, y a partir de sus viajes a
Moscú, en 1963 y 1964, empezó a vender azúcar a los soviéticos. Dando muestras
por primera vez de su megalomanía, declaró: "Produciré diez millones de
toneladas de azúcar, será la recolección más grande de toda la historia de
Cuba, desarrollaré al cien por cien la industria azucarera, Kruschev me enviará
esas máquinas de cortar la caña que se llaman las liberadoras".
Este objetivo no se alcanzó jamás. La reforma
agraria despojó a los campesinos de todo poder, la gestión de las cooperativas
agrícolas pasó a las manos de los burócratas nombrados por el poder del
momento. Cuba se endeudó en más de mil millones de dólares con Europa. Esta
suma, destinada al níquel, debía permitir desarrollar la industria y toda la
economía cubana. Pero el azúcar y el sociofidelismo devoraron implacablemente
esos millones de dólares prestados, provocando además la ruina de la producción
del níquel. Guevara, decepcionado, abandonó la economía y la industria; tenía
una visión clínica de la realidad, que no disfrazaba ni idealizaba como Fidel.
Su problema no era, por tanto, la visión de la realidad, sino su dogma, es
decir, el socialismo de Estado, del que no podía dudar. Guevara, gracias a sus
relaciones económicas con los países del Este y con la URSS, empezó a descubrir
el socialismo "real". Se acercó políticamente a China, a Vietnam y a
Corea del Norte. A finales de 1964, su suerte estaba echada y el Ministerio de
Industria fue absorbido por el INRA (Instituto Nacional de Investigaciones
Agrónomas). Su sueño de industrializar Cuba se desvanecía. La revolución se
hundía en la burocratización y la militarización. Sabiendo que no podía
alejarse de las normas soviéticas, y que estaba condenado a un porvenir
burócrata, decidió entregarse a la guerrilla latinoamericana con el proyecto
lejano de crear una alianza intercontinental que reuniera a África, América
Latina y Asia.
Guevara, que al principio fue el mejor apoyo de
los viejos comunistas cubanos y de la URSS, se fue haciendo con el tiempo más
crítico con el sistema soviético y con el "caudillismo" de Castro.
Los métodos de Fidel le parecían inadecuados para crear un hombre nuevo y una
nueva conciencia social capaz de construir el socialismo. Durante un Seminario
en Argelia, en 1965, acusó a la URSS de neocolonialismo. A su regreso a Cuba,
Guevara fue acusado de indisciplina por Fidel, Raúl Castro y el presidente
Dorticos, así como de irresponsabilidad y de haber comprometido las relaciones
de Cuba con la URSS. Guevara aceptó los reproches.
El fin
trágico del guerrillero
Desapareció de la circulación, y la prensa
mundial empezó a tejer el misterio guevarista. ¿Dónde ha ido el comandante
argentino? ¿Qué le ha pasado? En realidad, como se sabría más tarde, Guevara
había viajado a África. En 1966 vuelve a Cuba, tras su fracaso africano. Luego
marcha a Bolivia, en busca de la derrota o la muerte. ¿Por qué Castro no hizo
por Guevara lo que habrían hecho por él? Presión soviética, celos o
maquiavelismo. ¿Fue el Che un instrumento en manos de Fidel Castro? No supo o
no pudo nunca actuar independientemente de Castro. Che Guevara era más un
utopista que un realista. ¿De quién fue víctima, de la CIA, del KGB o de
Castro? Sin duda el peor enemigo de Ernesto Guevara fue el Che. En un mundo
dominado por Washington y por Moscú, se enfrentó a las dos potencias a la vez.
Don Quijote internacionalista, Robespierre tropical, idealista y cruel a la
vez. Personalidad compleja, representativo probablemente de las ilusiones y
confusiones de su tiempo, la historia guardará de él una imagen de aventurero,
de un personaje patético que vivió en esa época violenta, idealista, inhumana y
pragmática llamada Guerra Fría.
Notas
1.- "Granma" significa en argot inglés
"abuela", nombre del barco que atracó en Cuba el 1 de noviembre de
1956. De los 86 hombres que embarcaron, sólo sobrevivieron 12.
2.- Día del ataque a La Moncada, en Santiago de
Cuba.
3.- El comandante Eloy Gutiérrez Menoyo era hijo
de republicanos españoles refugiados en Francia en 1939, y hermano de un
resistente del maquis francés. Abandonó Cuba en 1961. Unos años después,
organizó una expedición armada que desembarcó en Cuba para derribar el poder
castrista. Fue capturado y condenado a veinte años de cárcel.
4.- Se puede conultar el libro El anarquismo
en Cuba, de Frank Fernández, editado por la Fundación Anselmo Lorenzo.
5.- Anastas Ivanovitch Mikoyan (1895-1978),
bolchevique prototípico del estalinismo más servil.
[Versión original en frances accesible en http://www.polemicacubana.fr/?p=12221.]
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