Elizabeth Araujo
Autor de los filmes “Secuestro Express” y “Manos de piedra”, Jonathan Jakubowicz incursiona en la literatura. Su novela Las aventuras de Juan Planchard se agota en las librerías venezolanas y de EEUU porque describe la vida loca de los bolichicos, “esos chamos que de pelabolas pasaron a multimillonarios, gracias a las empresas ficticias que montaron con Chávez y ahora con Maduro”
No son pocos los venezolanos que sepan de su existencia, pero nunca lo advirtieron. Pudo tratarse, por ejemplo, del vecino del edificio con quien usted se topaba en el ascensor y se justificaba de no poder pagar los tres meses de condominio porque seguía en el desempleo. Hasta que un buen día se aparece con coche nuevo, y un sábado en la mañana se despide porque se compró una quinta en La Lagunita. De manera que Jonathan Jakubowicz no se inventó nada, o casi nada, sino enterarse de la suerte de algún conocido suyo para escribir Las aventuras de Juan Planchard, la historia del joven de El Cafetal egresado de la Universidad Metropolitana que, en un abrir y cerrar de ojos, ingresó al club de los bolichicos. Usted sabe, esos multimillonarios que se gastan, a decir del autor, miles de euros en banquetes, ferraris, joyas, pericos y putas, gracias a los negocios ficticios que montaron durante los gobiernos de Chávez y ahora con Maduro, sin importarles que su primo pobre de Trujillo muriera en la cola del hospital esperando una operación de apendicitis.
Autor de los filmes “Secuestro Express” y “Manos de piedra”, Jonathan Jakubowicz incursiona en la literatura. Su novela Las aventuras de Juan Planchard se agota en las librerías venezolanas y de EEUU porque describe la vida loca de los bolichicos, “esos chamos que de pelabolas pasaron a multimillonarios, gracias a las empresas ficticias que montaron con Chávez y ahora con Maduro”
No son pocos los venezolanos que sepan de su existencia, pero nunca lo advirtieron. Pudo tratarse, por ejemplo, del vecino del edificio con quien usted se topaba en el ascensor y se justificaba de no poder pagar los tres meses de condominio porque seguía en el desempleo. Hasta que un buen día se aparece con coche nuevo, y un sábado en la mañana se despide porque se compró una quinta en La Lagunita. De manera que Jonathan Jakubowicz no se inventó nada, o casi nada, sino enterarse de la suerte de algún conocido suyo para escribir Las aventuras de Juan Planchard, la historia del joven de El Cafetal egresado de la Universidad Metropolitana que, en un abrir y cerrar de ojos, ingresó al club de los bolichicos. Usted sabe, esos multimillonarios que se gastan, a decir del autor, miles de euros en banquetes, ferraris, joyas, pericos y putas, gracias a los negocios ficticios que montaron durante los gobiernos de Chávez y ahora con Maduro, sin importarles que su primo pobre de Trujillo muriera en la cola del hospital esperando una operación de apendicitis.
Reconocido en Hollywood como buen director y guionista desde el éxito de Secuestro Express, y luego con Hands of Stone, filme que presentó en el Festival de Cannes, Jakubowicz relata en su primera novela la vida loca de esos profesionales que, sin necesidad de inscribirse en el PSUV, dieron el golpe del siglo y ahora son vistos en los círculos de la clase alta de Miami, Nueva York, París o Madrid como los nuevos jeques con fondos ilimitados y pasión por la droga y las mujeres. “Con la suerte para mí que algunos de ellos se me acercaban porque conocían mi obra y entre un trago y otro me contaban sus historias”, revela este venezolano de 39 años, quien compara al cineasta con un psicólogo: todos te quieren contar su vida porque en el fondo todo el mundo cree que su vida merece una película.
Retratos de Jakubowicz: Los bolichicos que pululan en Miami, Nueva York y MadridLas aventuras de Juan Planchard, en Amazon.com
-Venezuela arde por todas partes y usted se aparece con una novela que le echa más gasolina al fuego ¿Las aventuras de Juan Planchard es una novela de denuncia?
-La novela salió en diciembre, cuando el país languidecía entre la ridícula ilusión electoral y la burla histórica del diálogo. Todo parecía perdido y no había sino frustración y derrotismo en el pueblo. Parece mentira pero nada de eso es parte de la realidad de Venezuela ahora, apenas cuatro meses después. Creo que toda la gasolina que se le pueda echar a nuestro fuego es necesaria, y así haya sido una sola persona la que dijo “basta” al leer mi obra, me enorgullece haber puesto mi grano de arena en ese despertar que finalmente estamos viviendo.
-Usted se preguntaría una y otra vez cómo hicieron esos chicos profesionales, sin estar inscritos en el PSUV, para acercarse a Chávez, venderle un plan y volverse multimillonarios ¿A qué conclusión llegó?
-Chávez era un tipo pragmático. La inscripción en el PSUV sólo la consideraba necesaria como control social de los más necesitados. Pero en materia de negocios siempre se asoció con millonarios y en muchos casos con extranjeros. Como casi todos los guisos giraban alrededor del control de cambio, los empresarios con contactos en el exterior eran particularmente útiles para negocios de corrupción. A mí lo único que me impresiona es la magnitud del billete que se robaron.
-¿Usted conoció casos reales de bolichicos o simplemente se nutrió con noticias y denuncias de opositores, y lo demás se lo dejó a la imaginación?
-Conocí varios. Algunos desde que eran unos limpios y uno se los conseguía en rumbas de Caracas en los 90; y otros en el mundo del cine. Los chavistas han logrado apoderarse de tanto dinero que ya son bienvenidos en los círculos más exclusivos del cine mundial, pues se sabe que son inversionistas potenciales y sueltan dinero a lo loco con tal de codearse con alguna estrella de Hollywood.
-¿Por qué si hay unos supuestos corruptos de linaje como Diosdado Cabello o la familia Chávez la toma con esos muchachos que solo estuvieron en el lugar adecuado, en el momento adecuado?
-La corrupción familiar es algo típico en la historia del mundo. Miami está lleno de hijos de gobernantes de toda Latinoamérica que se robaron unos reales. Lo que hace único al chavismo es la extensión de la estructura criminal que construyeron, y cómo ésta se conjuga con un estilo de vida alocado que deja en pañales a Pablo Escobar. El venezolano es rumbero por naturaleza, y si de la noche a la mañana pasa de estar pelando a tener millones de dólares, se convierte en una especie de animal que lo único que quiere es gozar. Eso es lo que captura la historia de Juan Planchard. Lo que somos desde arriba hasta abajo, con dinero y sin dinero.
-¿Cuál sería la reacción de los venezolanos, que ya hoy lo han visto todo, al leer su novela y enterarse de ese mundo de droga, sexo y dólares de jóvenes que pudieron hacer algo por el país?
-Es muy importante que se entienda lo que pasó en Venezuela en los últimos 18 años. Hasta el día de hoy la revolución de Chávez tiene un aire de respetabilidad en buena parte de la población, sobre todo en esa enorme cantidad de gente que votó por él pero odia a Maduro. Todo eso desaparecerá si logramos exponer la realidad ante la gente. No podemos crear un nuevo país sin comprender la magnitud del asalto a Venezuela que realizaron. Mi libro es sólo el comienzo de un proceso de entendimiento que será muy duro para algunos venezolanos, que sí creyeron en las buenas intenciones de unos delincuentes que se aprovecharon de la voluntad de la gente. Para tener un país a futuro no sólo hace falta sacar a los ladrones del poder, también es necesario reformar los valores y carencias educacionales que hicieron posible el ascenso político de unos tipos que desde su primer acto público estaban cometiendo un crimen.
-Habrá quienes piensen que la aparición de esos muchachos avispados en la rebatiña chavista sirva de tapadera para que generales, ministros y diputados rojitos sigan robando.
-En el libro se describe la manera en la que se relacionan los bolichicos con ministros y militares, y cómo está estructurada la vaina. Es una de las razones por las que escribí el libro, pues la complejidad de la corrupción chavista no puede ser explicada en un artículo de opinión o mucho menos en una serie de tuits.
-Siendo esos bolichicos de su misma generación ¿no tuvo ocasión de estudiar con uno o conocer algunos de ellos en su estado larvario; es decir antes de que se corrompieran?
-Conocí algunos y con otros tengo amigos en común. Venezuela es un pueblo y todo el mundo se conoce.
-¿Cómo llevan los bolichicos su ritmo de vida?
-Entre Ferraris, perico, yates, putas, aviones privados, caballos de carrera y mansiones y pent-houses en todas las capitales importantes del mundo.
-¿Cuál cree que sea el sentimiento de esos tipos que, aunque están fuera del país, no son ajenos al escenario de miseria, de gente que muere por falta de medicamentos, etc.?
-Me ha sorprendido recibir mensajes de bolichicos arrepentidos, que leen el libro y entienden que fueron cómplices de un crimen sin precedentes, algo que al parecer nunca antes habían pensado. Nuestra descomposición social es tan grande que un tipo que se mete 14 millones de dólares en negocios chavistas piensa que no hizo nada malo. Por eso el libro está narrado en primera persona, para que la gente comprenda la psicología de estos personajes, y cómo justifican lo que hicieron sin ningún remordimiento.
-Lo cierto es que su novela se ha convertido en éxito editorial en Venezuela. Siendo usted el director de Secuestro Express, es obvio que esta historia vaya también al cine…
-Estoy muy orgulloso de la obra como libro. Creo que Venezuela vive un momento en el que estamos sobresaturados de imágenes. Hace falta pensar y a veces un libro invita más a pensar que cualquier otro arte. Todo el mundo me decía que el venezolano no lee y yo me propuse ponerlo a leer. Es lo que nos hace falta, en todos los sectores de la sociedad. Si en Venezuela se rezara menos y se leyera más, toda nuestra desgracia se hubiese evitado. Antes de Chávez ya teníamos a la élite económica más inculta de la tierra, y la cosa no ha hecho sino empeorar.
-¿Cómo se desarrolló el proceso de investigación de nombres y el rol que esos “afortunados” ejercían en Miraflores? ¿Puede decir algunos nombres o apellidos ?
-La revolución legalizó el crimen a través del control de cambio, y los que lo aprovecharon en teoría no violaron ninguna ley. Eso en parte es lo que los hace tan difíciles de enjuiciar, y lo que les permite contar sus historias libremente. Tuve la oportunidad de conocer a varios a raíz del lanzamiento de mi película Hands of Stone (Manos de piedra, con Edgard Ramírez y Robert De Niro) en el Festival de Cannes. En torno al evento hay mucha rumba, y los chavistas son vistos como nuevos jeques con fondos ilimitados y pasión por el perico y las putas. Muchos se acercaban a mí porque conocían mi obra y entre un trago y otro me contaban sus historias. Un cineasta es como un psicólogo, todos te quieren contar su vida porque en el fondo todo el mundo cree que su vida merece una película.
-¿Con cuántos Juan Planchard se ha topado en Miami, Nueva York o París?
La realidad que refleja Juan Planchard no delata a un individuo sino a una sociedad que se devoró a si misma por su ambición de tener más.
Entre una cosa y la otra, tenemos que revisar el culto a Bolívar. Ahí está la clave cultural que permitió a la masa idolatrar a un militar. Nuestro drama fue que una mitad idealizó a Chávez; la otra, lo subestimó. Todos nos pasamos de idiotas.
-Madrid, según afirman, se ha vuelto santuario de bolichicos cuyas inversiones en restaurantes, inmuebles y hasta en la bolsa parecen no ser investigadas. ¿Será impunidad o complicidad?
-Ha habido algunas investigaciones, en los bancos de Andorra, en los que han salido chavistas con cientos de millones de euros. Es difícil evaluar si existe o no complicidad oficial en España. Lo cierto es que a Pablo Iglesias y a su partido no los conocería casi nadie de no ser por el realero que invirtió Chávez para impulsarlos. Y lo de Rodríguez Zapatero ayudando a Maduro a matar estudiantes, sin duda es uno de los capítulos más oscuros de la historia de la diplomacia española.
-Esta novela, al igual que su película "Secuestro Express", muestra a un venezolano inquieto por su país. ¿Es ese el ámbito en el que mejor se mueve su trabajo creativo o hay también una preocupación latente por el futuro de Venezuela?
-Venezuela me duele y me inspira. A veces creo que veo cosas que otros no ven y por ello siento la necesidad de decirlas. Cuando salió "Secuestro Express" muchos la acusaban de exagerada. Si la ves ahora te das cuenta de que en todo caso se quedó corta. Lo mismo pasará con Las Aventuras de Juan Planchard. Hay gente que cree que es exagerada, pero cuando se termine de destapar la información de lo que fue el asalto bolivariano a Venezuela, verán que todo nace de la realidad. Y que lo insólito es que todo esto haya ocurrido frente a nuestras narices.
[Tomado de http://laclase.info/content/retratos-de-jakubowicz-los-bolichicos-que-pululan-en-miami-nueva-york-y-madrid.]
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