Humberto Decarli
El
gobierno y algunos sectores de oposición están proponiendo un proceso
constituyente por distintas razones. El oficialismo lo hace con la finalidad de
crear un Estado totalitario copiando el esquema cubano, para centralizar aún
más al poder y sobre todo, para impedir cualquier acto comicial por el
convencimiento de sufrir una derrota aplastante. Los otros grupos ubicados en
el bando opositor están motivados por cumplir una reestructuración del Estado
venezolano.
LA
CONSTITUYENTE DE HUGO CHÀVEZ
El
fallecido presidente venezolano fue categórico cuando estaba en la campaña
electoral del año 1998. Pensaba en la necesidad de remozar el poder en el país
a través de una Asamblea Nacional Constituyente para, entre otras actividades,
redactar una nueva constitución por estimar a la del 61 como obsoleta. Cuando
le preguntaban sobre cualquier aspecto futuro a resolver como presidente,
respondía que lo iba a solucionar mediante el proceso constituyente.
Fue
tan rotunda su creencia en el ordenamiento jurídico venezolano que llegó a
decir que su programa ideológico y de gobierno estaba en la constitución.
Aseverar tal propuesta desnudaba su postura sobre el aparato de dominación
porque dejaba sus ideas en un instrumento normativo, expresión escrita de las
reglas de la dominio. Nada más reaccionario descansaba en tamaña afirmación.
Para
Chávez la constitución nueva era la mejor del mundo, a su creer. Una expresión
normativa puede ser la máxima o la peor según sea la óptica con la cual se
mire. Fue el primer paso para conducirse a posteriori hacia un Estado
absolutista. Surgió de un tinglado puesto en escena para dar imagen de
legitimidad, a contrapelo de la puntofijista elaborada por el congreso
nacional, un camino bien heterodoxo, como una ley cualquiera.
No
fue realmente producto de un mecanismo de participación sino de un proyecto
preestablecido por el mismo jefe de Estado. Se incorporó un catálogo de
derechos humanos derivado de propuestas de varias ong aceptadas por quien todo
lo decidía pero es una carta magna totalmente presidencialista, con varias
trampas como la establecida en el artículo 303 donde se permite la
privatización de PDVSA a través de sus filiales, se igualó al capital
extranjero con el nacional y se agregaron dos poderes públicos para maquillar sus
funciones. Pero lo relevante a señalar fue una sintaxis, con circunloquios
incluidos por aquello de nombrar en masculino y femenino, hecha a imagen y
semejanza de su autor. El rol del soberano fue estrictamente plebiscitario.
LAS
CONSTITUYENTES EN AMÈRICA LATINA
En
décadas recientes se han presentado procesos constituyentes en la región. En
Colombia sirvió para cambiarle el nombre a la capital (ahora Santa Fe de
Bogotá) y liquidar al otrora poderoso M-19 al agregarlo a la legalidad y
convertirlo en un movimiento clientelar. También se efectuaron en Ecuador y
Bolivia siguiendo el esquema venezolano. Se caracterizaron por poca
participación, escasa discusión y fundamentalmente no se tomó en cuenta a la
gente a la hora de la toma de decisiones.
América
Latina tiene regímenes con democracias electorales pero el desempeño de la
gestión es inexistente desde el ángulo de la presencia de los seres humanos
porque las cúpulas o factores de poder son quienes tienen la última palabra.
Todo un lampedusianismo típico de la zona.
LA
PROPUESTA DEL CHAVOMADURISMO
La
anunciada por el gobierno el primero de mayo fue, prima facie, una sorpresa
porque en general no era esperada. No obstante, esta iniciativa se derrumbó en
la medida que la gente conoció sus causas y la operatividad de su instalación.
Además, arrastra el pesado fardo significado por un gobierno con una gestión
ineficaz a todas luces.
El
haber incorporado, además de la elección universal, directa y secreta general,
una sectorialización representando supuestamente a la sociedad, delata
claramente su naturaleza corporativista. Pareciera hecha por los ideólogos de
Benito Mussolini o por los cubanos, igual de totalitarios. Habrá sectores con
pocas personas con la misma representación de los electos abiertamente. Ese es
el mecanismo de burla a la sociedad.
Adicionalmente
se buscará eliminar a la Asamblea Nacional por la Asamblea Nacional
Constituyente con la finalidad de impedir el control y la emisión de leyes. De
la misma forma la Fiscal General será defenestrada para acaparar de esa manera
a todos los poderes públicos. La Contraloría, la Defensoría y los poderes
judicial y ejecutivo, dominarán la escena política e institucional. Es en
esencia, una concentración total del poder.
Además,
la nueva constitución debe establecer la comuna como norte de su geometría,
reproduciendo la estructura política cubana y por esa senda, terminar de
instalar el régimen dictatorial ya adelantado. Por supuesto, la finalidad
inmediata es impedir cualquier acto comicial por razones de adversidad por la
ineficacia del gobierno para resolver problemas tan elementales como el de la
comida. Dicho en otras palabras, es la vía institucional de eternizar el
esquema político estalinista.
LAS
CONSIDERACIONES OPOSITORAS
Más
de una formación contraria al oficialismo está preconizando acudir a un proceso
constituyente con el apellido de originario. Adhieren en forma fetichista a un
concepto del cual emanará la panacea universal. Se han convertido en unos
especialistas constitucionales con interpretaciones amplias y profusas sobre el
vértice de la pirámide kelseniana. Están insertos en la trayectoria de la
mentalidad de tinterillo, esto es, en el formalismo huero típico de los
leguleyos.
Pretenden
entender a la constitución como un contrato social, así conceptuado por le
ideología liberal la cual partía de la premisa de ser el instrumento sustancial
para regir al ser humano en sociedad omitiendo la interferencia de los factores
de poder en su elaboración. Tiene mayor autenticidad la definición de La Salle,
el viejo socialista europeo del siglo diecinueve, quien comprendía a la
constitución como un espejo capaz de reflejar los conflictos de poder de una
determinada sociedad.
REFLEXIONES
FINALES
El
telos de una constituyente es el camino de la toma de ciertas decisiones
políticas y la sintaxis de una nueva constitución. Es remozar o acomodar al
poder para supuestamente ser más eficaz la sumisión de la sociedad por parte
del grupo dominante. No es un salto cualitativo social ni nada que se le
parezca. El producto de todo este proceso desembocará en un instrumento clásico
como el narrado por Orwell en su obra 1984.
Para
finalizar es conveniente alcanzar un punto de inflexión. Cabe preguntarse si el
esfuerzo ideológico del Abate Emmanuel Sieyes sirvió para el progreso social.
Evidentemente que no porque el devenir de la Revolución Francesa se aceleró con
el radicalismo de Robespierre y Saint Just, entró en el Terror, hubo el golpe
del Directorio cuando el Termidor y culminó con el súmmum del autoritarismo, el
imperio y Napoleón Bonaparte. Leòn Tolstoi, ese gran ácrata cristiano, se
asombró cuando visitó París por primeva vez y observó que los galos aprecian
como un héroe al déspota de Córcega. Tiene plena vigencia la máxima de que todo
jacobinismo termina en bonapartismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.