J.R. López Padrino
Hace ya 49 años la opinión pública fue impactada por una foto de Eddie Adams mostrando la ejecución de Nguyen Van Lém a manos del general Nguyen Ngọc Loan jefe de la policía nacional de la extinta República de Vietnam en una calle de Saigón (1/02/1968).
Casi 5 décadas después de la icónica publicación de la foto de Adams se repite tan dantesca escena, pero no en el lejano Saigón (hoy ciudad Ho Chi Minh), si no en Caracas. Los venezolanos fuimos testigos como el joven David José Vallenilla fue ajusticiado a manos de un sicario miembro de la Fuerza Armada Nacional (FAN), componente aviación. David José fue prácticamente "fusilado" por un matón cuyo instinto delincuencial lo llevó a dispararle por segunda vez cuando ya estaba herido mortalmente en el piso. Los integrantes de la FAN son unos criminales timoratos que responden con balas a las piedras, que utilizan "cartuchos aliñados" con metras y tuercas, que disparan las bombas lacrimógenas directamente al cuerpo de los manifestantes, que atropellan con tanquetas a ciudadanos, que asesinan con sonrisas sarcásticas a estudiantes "armados" con una bandera y un inmenso deseo de libertad. Esbirros del régimen que carecen de dignidad o moral alguna.
Hace ya 49 años la opinión pública fue impactada por una foto de Eddie Adams mostrando la ejecución de Nguyen Van Lém a manos del general Nguyen Ngọc Loan jefe de la policía nacional de la extinta República de Vietnam en una calle de Saigón (1/02/1968).
Casi 5 décadas después de la icónica publicación de la foto de Adams se repite tan dantesca escena, pero no en el lejano Saigón (hoy ciudad Ho Chi Minh), si no en Caracas. Los venezolanos fuimos testigos como el joven David José Vallenilla fue ajusticiado a manos de un sicario miembro de la Fuerza Armada Nacional (FAN), componente aviación. David José fue prácticamente "fusilado" por un matón cuyo instinto delincuencial lo llevó a dispararle por segunda vez cuando ya estaba herido mortalmente en el piso. Los integrantes de la FAN son unos criminales timoratos que responden con balas a las piedras, que utilizan "cartuchos aliñados" con metras y tuercas, que disparan las bombas lacrimógenas directamente al cuerpo de los manifestantes, que atropellan con tanquetas a ciudadanos, que asesinan con sonrisas sarcásticas a estudiantes "armados" con una bandera y un inmenso deseo de libertad. Esbirros del régimen que carecen de dignidad o moral alguna.
El vil asesinato de Vallenilla, al igual que las de otros jóvenes a manos de la pestilente bota militar y el paramilitarismo, no son actos aislados o ejecutados por extranjeros o exclusivamente por la GN. Ya basta de historias fabuladas. Estos hechos abominables son consumados por soldados venezolanos integrantes de la FAN, fieles ejecutores de la política de terrorismo de Estado, impuesta por el régimen de Maduro y su logia militar. Son el resultado del perverso y criminal Plan de Seguridad Nacional Bolivariano, de la resolución 08610 que el Ministerio de la Defensa dictó en febrero de 2015 que permite el uso de armas letales por parte de la FAN en manifestaciones y labores de control de orden público, lo cual fue avalado por el hamponato del TSJ. Resolución que contradice la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual establece que las labores de seguridad ciudadana y del orden público no pueden ser ejercidas por uniformados porque en el pasado fueron focos de violaciones a los Derechos Humanos. Son producto de la ejecución del Plan Zamora que ha implicado la detención arbitraria cientos de jóvenes, la operatividad represiva de la FAN en coordinación con los grupos paramilitares, el enjuiciamiento de civiles por tribunales militares, así como del asesinato con premeditación y alevosía de manifestantes en las calles del país.
Con la llegada del proyecto bolivariano al poder (1998), se instauró en el país un régimen que ha implantado el terror más profundo que ha conocido la sociedad venezolana, y posibilitó la imposición de un modelo de país autoritario-represivo, económicamente regresivo y socialmente injusto. El objetivo ha sido eliminar al activismo social, desmantelar la organización popular, disciplinar a la sociedad, imponer la militarización del país, consolidar el proyecto hegemónico y borrarle a la República hasta su propia memoria histórica. El proyecto bolivariano ha institucionalizado y repotenciado la ignominia del modelo represivo de la tan cuestionada IV República.
El iletrado Maduro ha recurrido al uso del poder de fuego de la FAN a fin de "aplastar sin misericordia" toda forma de protesta social, sembrando el terror y la muerte entre los venezolanos. El terrorismo de Estado impuesto por la barbarie facho-bolivariana nos ha colocado a todos en una situación de indefensión y de vulnerabilidad total ante un Estado forajido que violenta el orden constitucional cuantas veces le viene en gana. La represión y militarización de la sociedad venezolana constituyen los últimos recursos de los bandoleros en el poder ante la pérdida del apoyo popular y el deseo de imponer una Constituyente corporativa. La sociedad venezolana padece las consecuencias de la reedición de las tácticas de represión y contrainsurgencia puestas en prácticas por los regímenes militares del Cono Sur en el siglo pasado. Tácticas represivas y de muerte que aparentemente se profundizarán de acuerdo a lo declarado por el primate mononeuronal Ministro de la Defensa "tenemos que orientar esfuerzo hacia la creación de unidades ligeras de acción especial, que deben ser capaces de adecuarse a cualquier situación que se presente en el territorio" (25/06/2017).
David José murió con el corazón destrozado por el disparo de un miserable milico, pero lleno de sueños por un país mejor. Que vueles bien alto valiente forjador de libertades.
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