Desastre ambiental en el centro de Cuba: Cambio climático y burocratismo contra el ganado
Gabriela Radfar
Recientemente, en pleno mes de mayo, tuve la oportunidad de viajar a las provincias centrales de Cuba. Esta peregrinación incluyó Yaguajay, el municipio norteño de la provincia de Sancti Spíritus, famoso por la acción militar del comandante Camilo Cienfuegos al final de la guerra de 1956-59, quien liberara ese poblado de las tropas batistianas.
La zona de Yaguajay tiene una belleza singular, no sólo natural, sino dada también por las casas de quienes ahí habitan, donde se hace notar la preocupación por la tierra, la limpieza, y la vegetación. Se nota que hay ahí una población campesina que sabe cuidar su entorno. Éste, por su parte, posee elevaciones cársticas, con cuevas, y hay ahí singulares proyectos comunitarios, como lo es el del poblado de La Picadora, donde existen microindustrias, agricultura orgánica, y emprendimientos colectivos de agroturismo.
Pero mi impresión de ese viaje se empañó por lo que vi cuando, invitada por unos amigos, fui rumbo norte, hacia el litoral.
El litoral, donde existe un Parque Natural, está en general bien conservado y muestra un mangle desarrollado, excepto en las porciones donde la costa fuera usada históricamente para acarrear mercancía, desde los siglos anteriores y durante el periodo del desarrollo azucarero del territorio, industria extinta y desmantelada totalmente a partir del 2003.
Lo más terrible, sin embargo, no es ese deterioro, sino el efecto de la sequía en el ganado...
Convertida de agrícola en pecuaria, la zona rural de Yaguajay contiene dos tipos de empresas ganaderas: las cooperativas, y las pertenecientes al Estado. Estas últimas granjas son las que mostraron el horrible desastre del que fui testigo.
Las amplias áreas de pasto del Estado estaban plenas de yerba amarillenta, producto de la sequía. Y en esas inmensas extensiones, vacas. Pero no sólo vacas y terneros: también esqueletos limpios de vacas y terneros.
Huesos resplandecientemente blancos, resultantes de la liquidación de sus carnes por auras y hormigas. Y vacas muriéndose: todo in situ, nadie se las lleva, el ganado se muere de hambre y sed ahí mismo donde pasta, hasta los terneros.
Incluso las vacas que a veces entran a algún charco o laguna remanente no logran por su debilidad salir del viscoso lodo que caracteriza esa zona abandonada por sus ecosistemas originales, y caen ahí mismo, donde se las comen y se descomponen y contaminan el agua que es el único sustento del resto del ganado circundante.
Pude ver todas las fases del proceso: vacas sanas, debilitadas, moribundas, en proceso de ser comidas, reducidas a huesos blancos. ¡Horrible cuadro!
Sabido es cómo en Cuba la ley es severa con quienes matan ganado mayor sin permiso. Acá, el responsable es el Estado. El Estado lo es, por una simple razón: las aledañas haciendas ganaderas cooperativas no presentaban el cuadro descrito. Si bien ahí también faltaba el agua, los cooperativistas cuidan a sus animales, y al menos no les dejan morir de la macabra forma como lo hace el Estado. Cambio climático y burocracia estatista se han unido así en ese insólito acto de criminal descuido en desprecio por la salud, la vida y el bienestar animal, y por la economía de nuestra población.
No le tenemos miedo al cambio climático
Caperucita Re-verde
Una de las últimas modas estatales cubanas es el Cambio Climático. Entre las imágenes usadas para este nuevo apocalipsis revolucionario están, desde Noé (ahora viviendo en Cajío o Guanabo y preparándose para las próximas inundaciones costeras), Jonás (sobreviviendo dentro de un gran pez ¿será una claria?), hasta el Mesías (que ya sabemos dónde nació y qué Evangelio escribió después de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro... una importante especie biológica está en grave peligro de extinción, el hombre...bla bla bla).
Cualquiera que haya escuchado la Mesa Redonda del pasado 15 de mayo sobre el todopoderoso Plan del Estado para el enfrentamiento al cambio climático se convencerá que ya no hace falta comprarse motos eléctricas, filtros de agua, microwaves, ni ropa de Rusia, Panamá o Guyana; sino tanques de oxígeno, patas de rana y careta subacuática.
Por suerte para las TRD y las mulas importadoras de baratijas, la audiencia de este programa de la TVC es bajísima y solo algunos renegados del Pakete y articulistas cursis que escriben para boletines como este, lo vemos.
Ejerciendo el derecho ciudadano de acceso a la información ambiental, reconocido en la Ley 81 de Medio Ambiente, El Guardabosques visitó recientemente el famoso Dique Sur que se extiende por 52Km entre Playa Majana (Artemisa) y Playa Batabanó, para conocer sobre las labores de rehabilitación y mantenimiento de esta obra que formó parte de la llamada "Voluntad Hidráulica" que el Estado cubano realizó en los 80 con el objetivo expreso de no dejar que una gota de agua llegue al mar... y ahora es parte de la acción estratégica de Vida: mejoramiento de la infraestructura.
Gracias a esta previa y omnímoda Voluntad, se construyeron décadas atrás 241 presas con una capacidad de embalse de 8 795 Hm3, 61 derivadoras, 759Km de canales, 8 estaciones de bombeo de trasvase, 1401Km de diques, 176 minihidroeléctricas, 2737 asentamientos con 19742Km de tuberías de acueductos y 562 con 4703 Km de tuberías de alcantarillados, 57 plantas potabilizadoras, 7 plantas depuradoras, 317 lagunas de estabilización, 470 tanques y 862 121 fosas sépticas.
Esto permitió, según fuentes oficiales, una cobertura de agua potable y saneamiento que alcanzaron el 95 % y 94,3 % respectivamente, logrando una potabilización del 97,4 % y una cloración del 99 %, pero con saldo negativos de la mayoría de los ríos represados, las lagunas secadas, los acuíferos subterráneos salinizados, las bahías contaminadas, y las ciénagas dragadas...
En el tramo recorrido en Batabanó se pudo observar que la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, responsable de la obra, está vertiendo áridos con camiones, buldózer y otros equipos pesados, además de dragar los aliviaderos que permiten el paso de una parte del agua dulce represada por el dique, hacia los manglares de la primera línea de costa.
Estas poblaciones de mangle necesitan esa agua para su funcionamiento, sobre todo el mangle rojo, que en esta zona se encuentra degradado a consecuencia de tupiciones en los aliviaderos de este Dique. Como consecuencia de esa carencia de agua, la zonificación del manglar está invertida: la franja de mangle rojo está más al interior (donde todavía llega un poco de agua dulce), y antes del mangle prieto en el sentido tierra-mar.
No sabemos si las nuevas obras han corregido los errores en la concepción de los aliviaderos, y tengamos que volver a lamentar en 10 años, desastres naturales como los sufridos por las poblaciones de manglares.
Dos brigadas se encuentran trabajando actualmente, una comenzó en Cajío y la otra en Batabanó, y deben encontrarse para entregar terminado este tramo del dique.
En entrevistas realizadas se conoció que la zona forma parte del Proyecto Manglar Vivo, una iniciativa de la Agencia de Medio Ambiente de Cuba y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo que, a través del Fondo de Adaptación al Cambio Climático, financia los principales objetivos y acciones.
Ciertamente, en la zona visitada el manglar parece ir recuperándose poco a poco. No obstante, no mucho pudimos verificar la participación comunitaria en el sitio, elemento fundamental para que las transformaciones se mantengan, y poder hablar de un proyecto sostenible. Un aula ecológica, con lo último en tecnología, se ubica a la entrada del Refugio de Fauna Golfo de Batabanó. Esperemos que este sea un elemento que ayude al despegue del activismo ambiental en la región.
También pudimos ver un lamentable video-clip producido por el Proyecto Manglar Vivo donde participa el autodenominado grupo ecologista Cubanos en la Red que, a fuerza de bum bum y drones, nos entrega otro reggaetón ecológico en HD.
Después de otros similares relacionados con la Agricultura de Conservación hecho para congraciarse y sacarle unos euros a la FAO, reaparece este fraude musical y ambiental "oficial", cuya letra mezcla los informes de la contraparte cubana en proyectos internacionales con un poco de jerga raper, ruido de cualquier pre y gestos de cola de la Agencia Viajero para contribuir, dicen, a la educación ambiental de nuestros niños y jóvenes.
Semejante barbarismo, con perdón de los bárbaros, debe avergonzarnos, más si sabemos que la coreografía fue presentada como una iniciativa en el pasado desfile del 1ro de Mayo en Batabanó. ¿Hasta dónde...la Victoria Siempre...?
Muy cerca de uno de los aliviaderos del dique, fueron esparcidas recientemente las cenizas de la destacada científica Dra. Leda Menéndez Carrera, una de las tres especialistas cubanas participantes en la expedición En canoas del Amazonas al Caribe organizada por el destacado naturalista cubano Dr. Antonio Núñez Jiménez, y que recibió en el 2012 el Premio Julián Acuña de la Sociedad Cubana de Botánica por la obra de toda una vida, quien murió el pasado 12 de septiembre mientras se encontraba trabajando por la conservación de los manglares cubanos.
Está en una de las zonas donde todavía llegan abundantes aves migratorias y se refugian aquí, desde que este coto de caza fue convertido en Área Protegida. Ojalá que su alma espante tanta mediocridad, miseria humana y mezquindad que siempre rodean a los buenos espíritus, encarnados o desencarnados, que se proponen defender la vida, sin esperar permisos oficiales, dinero u otras espurias voluntades.
[Notas tomadas del boletín electrónico El Guardabosques # 6, La Habana, junio 2017. Número completo accesible en https://elguardabosquescuba.wordpress.com.]
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