J.R. López Padrino
Cada vez que el narco-régimen de Miraflores percibe que se resquebraja el proyecto hegemónico bolivariano apela a un engañoso antiimperialismo que no trasciende más allá de una maniquea retórica orientada a reunificar su debilitada, fragmentada y desmoralizada militancia.
Sin dudas que el "antiimperialismo bolivariano" es tolerable, conveniente e inofensivo para el poder imperial. No pasa de ser una narrativa perezosa y acomodaticia para el público de galería mientras tras bambalinas ese "despreciable imperio" se ha convertido en el sostén económico fundamental de la "robolución". Prueba de ello ha sido la venta leonina de los bonos de PDVSA a la empresa norteamericana Goldman Sachs Group Inc. Esos bonos habían sido colocados por PDVSA ante el Banco Central de Venezuela como pago del financiamiento del Estado a la estatal petrolera dado su colapso financiero. Vale acotar que a pesar de ser PDVSA uno de los mayores exportadores mundiales de crudo y también uno de los mayores titulares de reservas comprobadas en el subsuelo, la estatal sufre de una insolvencia financiera que compromete su operatividad como empresa.
Cada vez que el narco-régimen de Miraflores percibe que se resquebraja el proyecto hegemónico bolivariano apela a un engañoso antiimperialismo que no trasciende más allá de una maniquea retórica orientada a reunificar su debilitada, fragmentada y desmoralizada militancia.
Sin dudas que el "antiimperialismo bolivariano" es tolerable, conveniente e inofensivo para el poder imperial. No pasa de ser una narrativa perezosa y acomodaticia para el público de galería mientras tras bambalinas ese "despreciable imperio" se ha convertido en el sostén económico fundamental de la "robolución". Prueba de ello ha sido la venta leonina de los bonos de PDVSA a la empresa norteamericana Goldman Sachs Group Inc. Esos bonos habían sido colocados por PDVSA ante el Banco Central de Venezuela como pago del financiamiento del Estado a la estatal petrolera dado su colapso financiero. Vale acotar que a pesar de ser PDVSA uno de los mayores exportadores mundiales de crudo y también uno de los mayores titulares de reservas comprobadas en el subsuelo, la estatal sufre de una insolvencia financiera que compromete su operatividad como empresa.
El valor real de los bonos PDVSA 2014 era de US$ 2.800 millones (vencimiento 2022), pero fueron rematados por el régimen siniestro de Maduro a los "camaradas" de Goldman Sachs en US$ 865 millones. Los "compatriotas" del Goldman Sachs Group Inc. se hicieron de los bonos de PDVSA con un descuento equivalente al 69%, es decir pagaron 31 céntimos por dólar. Los "camaradas de Wall Street" le han dado al régimen del tartufo de Miraflores un salvavidas financiero de $2,800 millones. Aunque no es extraño que los bancos compren deudas de países con dificultades económicas o en quiebra, esta operación financiera llama la atención porque la misma se da con un régimen que ha cometido graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo la institucionalización de la tortura y el asesinato de decenas de ciudadanos. Cosa veredes, el "odiado imperio del norte" socorriendo al iletrado Maduro. Como suelen decir, amor con amor se paga.
Más allá de la pirotecnia discursiva que proclama al Che como ídolo y ejemplo a seguir, los narcofarsantes bolivarianos son practicantes de una genuflexión vergonzosa frente al imperio y al toro de Wall Street. El bastardo de Miraflores, al igual que lo hizo el histriónico tte coronel, sigue privilegiando y protegiendo a las inversiones extranjeras, como nunca lo había hecho gobierno alguno en nuestro país. En la praxis los "camaradas del imperio" se han transformado en los grandes financistas de la facho-revolución bolivariana. Bastaría revisar las negociaciones con Inter American Coal, Chevron-Texaco, Conoco-Phillips, Ruhrkohle, Anglo American Coal y obviamente la más recientemente con Goldman Sachs Group Inc para entender lo inocuo y falaz de su antiimperialismo.
Son estos antimperialistas bufos los que le inyectan 860.000 barriles de petróleo y derivados diariamente a la economía del Tío Sam, quienes han pagado religiosamente una deuda externa ilegalmente contraída, aunque ello ha significado declararse en default con el pueblo venezolano (falta de medicamentos, de alimentos e insumos para la industria). Endeudamientos mayormente contraídos por el fallecido tte coronel y continuados por su espurio e ignorante delfín que han llevado los pasivos de la nación a una situación crítica, comprometiendo la capacidad de pagos de la República ante los entes financieros internacionales. Estos verdaderos servidores del imperio han sido quienes firmaron los tratados de la Doble Tributación y el de la Promoción y Protección de Inversiones. Además, tanto el insepulto comandante galáctico, como el ungido Maduro han expresado su voluntad de permanecer en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre las Inversiones (CIADI) del Banco Mundial, instrumento supranacional de dominación capitalista contrario a la soberanía y a la autodeterminación de los pueblos.
Estos narcosirvientes del imperio han subastado el país al mejor postor a fin de complacer al proyecto hegemónico global, obtener divisas para financiar su bastardo proyecto militarista, así como alimentar sus cuentas bancarias personales. Muestra de ello ha sido la desnacionalización neoliberal de las actividades medulares de la industria petrolera y de minería mediante la creación de las empresas mixtas y los convenios ilegales del Arco Minero del Orinoco. Igualmente, a través de la creación de las Zonas Económicas Especiales, paraísos de explotación capitalista salvaje en el territorio nacional, cuya soberanía ha sido cedida al control del inversionista extranjero.
Son unos renegados ideológicos que en nombre de un antiimperialismo burlesco han privilegiado a los capitales transnacionales a quienes han convertido en socios del saqueo perpetrado en contra de nuestro país, y financistas de su proyecto perverso (Goldman Sachs, etc.). No son más que un cartel de narcos financiados por Wall Street.
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