Manuel Petrezuela
* Aníbal
D´Auria es abogado, politólogo y filósofo. Profesor de Teoría del Estado en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, sostiene que “el derecho
es un mundo de ficciones”.
Hablar
del anarquismo en un lugar tan coqueto como la zona de la Recoleta en Capital
es un tanto extraño. Pero resulta que Aníbal D´Auria es profesor titular de la
materia Teoría del Estado en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos
Aires (UBA), y por ahí se dio el encuentro. Tiene 53 años, dice que leyó ¿Qué
es la propiedad? de Proudhon a los 18 o 20 años y quedó fascinado. Su
currículum es extenso, se recibió de abogado en 1987 en la UBA, pero nunca
ejerció, realizó una diplomatura en la Facultad Latino Americana de Ciencias
Sociales (FLACSO) en 1992 en Ciencia Política, y se recibió de Licenciado en
Filosofía en 2004 también en la UBA. Se dedica de tiempo completo a la docencia
y a la investigación, en el Instituto Gioja de la misma facultad.
Su
relación con el derecho es puramente teórica: “me recibí de abogado y dejé el
diploma hecho un rollito”, asegura. Sin embargo, ha escrito libros como Contra
los Jueces (El discurso anarquista en sede judicial) y ha participado en la
producción de El Anarquismo frente al derecho (lecturas sobre Propiedad,
Familia, Estado y Justicia), entre otras publicaciones que aúnan temas que a
priori parecen no tener punto de encuentro. Llega a sostener que “el derecho es
un mundo de ficciones como la teología, y si uno no cree no funciona”.
Su
amor por el anarquismo tuvo su primavera, que rápidamente se transformo en
otoño y luego en un gélido invierno. Y el frío para las concepciones
revolucionarias llegó con la vuelta de la democracia y el radicalismo, lugar en
el que “hacía política” y dejaba de lado las ideas “nobles pero poco
realistas”, como las llegó a considerar en tiempos post-dictadura. Pero
apareció el neoliberalismo en los noventa de la mano del patilludo infame de La
Rioja, y hubo un resurgir en su interés sobre las teorías que supieron concebir
Proudhon, Bakunin, Kropotkin, y Malatesta. Entonces la duda parece casi obvia.
Qué fue lo que cambió, lo que vio, qué lo hizo cambiar de opinión. Las ideas
eran las mismas (al menos en su base) en el ´83 y no cambiaron en el 2017:
– ¿Puede considerarse al anarquismo como
una utopía?
Me
fastidia cuando me acusan de utópico gente que cree, por ejemplo, que 240
personas en Callao y Corrientes representan a 40 millones, o gente que cree que
una mujer pudo haber dado a luz virgen en el siglo primero, que esos sean los
que le digan utópica a una persona que cree en una sociedad libre de todo
autoritarismo. En el anarquismo se puede distinguir la parte diagnóstica, el
análisis que hace de la sociedad, de la política, del capitalismo, y creo que
no hay nada más realista que el anarquismo. La objeción de utopía surge cuando
se habla del proyecto, del sueño. En el anarquismo uno puede distinguir tres
niveles: por un lado está el lado más divulgado que es el lado de soñar una
sociedad a futuro, libre de explotación, de discriminación, y de gobierno del
hombre sobre el hombre. Pero también el anarquismo es considerado como dos
cosas más, primero como una filosofía de la existencia, esto es Max Stirner, el
derecho de cada uno a realizarse sobre su propia individualidad, una especie de
emancipación del propio individuo respecto de sus propios prejuicios, de sus
propios preconceptos, del autoritario que uno tiene dentro. Y también, en
segundo lugar, el anarquismo como una ética. Si a mí me demostraran, cosa que
no hay forma de saber porque hasta que no se hace un camino no hay forma de
saber cómo va a ser el mundo, pero si se llegara a demostrar que es imposible,
no sería una objeción para dejar de ser anarquista. Porque el anarquismo como
una ética, como una moral implica esto, uno lo puede tomar como una pauta de
comportamiento ético. Por más que siempre vaya a haber hijos de yuta, o
explotadores, eso no quiere decir que yo deba serlo. Es una falacia habitual
como sostener que “siempre hubo pobres y siempre va a haberlos”. No hay forma
de saberlo. Durante mucho tiempo se pensó que era imposible una sociedad sin
esclavitud o sin derechos individuales. La humanidad no ha sido siempre la
misma.
– ¿Tendrá que ver esa postura con la
finitud del hombre? ¿Esta cuestión de pensar sólo a partir de la realidad que
le toca vivir a cada uno en un momento histórico determinado?
Reproducís,
cuando aceptas la realidad como está, la reproducís. Si vos partís de la idea,
por ejemplo, de que una sociedad mejor es posible, a lo mejor no se logra eso,
pero se va a mejorar algo seguramente. Lo que hoy me parece bastante difícil de
aceptar es esa idea, que no sólo tenía el anarquismo sino todo el movimiento
revolucionario español, de la revolución redentora, que un hombre nuevo emerge
casi mágicamente. En el fondo es una idea religiosa secularizada.
– Desde el comunismo se critica al
anarquismo muchas veces esa falta de “plan” en cuanto a cómo pasar de una
sociedad determinada a esta otra. En los fines terminan coincidiendo…
Ese
es otro punto interesante porque si bien el anarquismo pudo caer en ese error
de la revolución redentora, de la idea espontánea, también el marxismo del
tiempo de Rosa Luxemburgo compartía las mismas ideas: la revolución no se puede
planificar, se tiene que dar urgente. Si eso es ingenuo, y probablemente lo
fuera, me parece que más ingenua y utópica es la idea de la revolución que
lleva a un gobierno de la clase obrera. Para el anarquismo es una contradicción
en los términos, desde el momento que sos gobernante ya no sos obrero. Es algo
obvio, es algo de ficciones religiosas, creo que es el gran acierto del
anarquismo teóricamente.
-¿La historia de las revoluciones
socialistas demuestran eso? ¿Lo que terminan pasando cuando el obrero llega al
poder?
Esa
es la pregunta, ¿son obreros los que llegaron al poder? Los anarquistas dicen
´no´, los obreros fueron carne de cañón en esas revoluciones e inmediatamente
fueron reprimidos. Por ejemplo, con la Revolución Soviética, que fue un sueño
maravilloso para muchos, incluso para los anarquistas. Después Kropotkin
termina preso en tiempos de Lenin, en prisión domiciliaria. Le escribe un par
de cartas a Lenin comunicándole de las tendencias autoritarias que estaba
tomando la revolución y la represión a los campesinos y obreros anarquistas. Y
Lenin le decía que no tenía noticias y que iba a hacer algo. Ya en la segunda o
tercera carta Kropotkin le escribe como diciendo ´me parece que vos sabés
bastante de esto y te estás haciendo el
boludo´.
Pero
en realidad estos obreros y campesinos fueron inmediatamente reprimidos por
estos revolucionarios de escuela que hablan de que el gobierno se funda en la
representación, esos se consideran más obreros que los obreros reales. Me
parece que es un defecto que está en casi todos los intelectuales, en los
intelectuales de izquierda es más peligroso, arrogarse una especie de
representación mágica porque creés que pensás más claro. Si pensás más claro
eso se discute, y se convence o no. Esa sería la vanguardia revolucionaria del
partido como intelecto del proletariado.
-¿Esa es una diferencia entre comunistas
y anarquistas en cuanto a la existencia de esa vanguardia iluminada que va a
llevar a la revolución? El anarquismo habla de una organización asamblearia de
base, de abajo hacia arriba.
La
idea de Soviets los anarquistas la compartían, eran soviets reales, consejos de
obreros y campesinos. Las diferencias del marxismo y el anarquismo son varias,
igual que los puntos de contacto, son como primos hermanos. Los partidos
comunistas, no digamos marxistas porque pobre Marx está muerto, se dedicaron a
matar más anarquistas que fascistas, en la Guerra Civil Española, en la
Revolución Rusa, mataron tanos anarquistas como zaristas con el verso de que
los anarquistas eran burgueses.
-Ya
en lo que respecta al derecho y el anarquismo, teniendo en cuenta que la ley
proviene de la autoridad y sirve para mantenerla, ¿cuál es la caracterización
del anarquismo respecto al derecho?
Te
digo una idea que comparto que leí en Kropotkin: ´toda conquista jurídica no es
otra cosa que la derogación de instituciones jurídicas previas´. Todo lo que se
llama avance de derechos son derogaciones de instituciones jurídicas previas.
Los derechos del hombre son derogación de instituciones jurídicas represivas
como la tortura, el juicio inquisitorial. Ahora vos me decís en lo pragmático,
¿qué opinaría un anarquista de una reforma legislativa, como por ejemplo la de
matrimonio igualitario? Y en principio un anarquista está en contra del
matrimonio, ahora, siempre es preferible la igualdad, en esa desigualdad de
mierda incluso. Lo mismo con el voto de la mujer. Uno está en contra del voto,
pero si votan los hombres que también voten las mujeres.
-Teniendo en cuenta las últimas críticas
que bajan desde el gobierno nacional hacia los abogados y las leyes laborales.
Más allá de la visión del anarquismo frente al derecho, pareciera que a una
parte del poder le molestan algunas leyes y su aplicación. ¿Cómo se explica
esto?
Y
me parece que una actitud anarquista inteligente sería ver al derecho como un
arma más, pero no perder de vista a qué se apunta. Incluso electoralmente para
los anarquistas es un tabú votar, pero en determinadas circunstancias, en
legítima defensa, si hay que elegir entre un nazi y un liberal demócrata, creo
que en una situación así hay que ir y votar para impedir que llegue un nazi al
gobierno. Hay que analizar el contexto y ver la gravedad de la situación. El
anarquismo no es una ortodoxia, entonces hay que analizar si se está formando
parte de lo que se critica o si se está votando para evitar algo mucho peor.
Incluso en el contexto de la Guerra Civil Española los anarquistas aceptaron
formar parte del gobierno republicano, porque por más que eso era una patada en
los riñones para sus ideas, era preferible una república que el gobierno fascista.
Los anarquistas tienen que tener una visión realista respecto de los medios,
sin perder de vista los fines. Nunca pasar el papel de opresor, ni de
gobernante. Lo de formar parte del gobierno, tal vez se explique en el contexto
de la Guerra Civil en España. Después no hay que desechar ningún instrumento,
en la medida que sea para abrir islas de libertad y de solidaridad.
-¿El anarquismo rechaza todo tipo de
derecho o el derecho positivo que proviene del Estado? ¿Plantea alguna
alternativa?
Si
uno por derecho entiende el concepto Kelseniano de derecho como una norma
respaldada en la amenaza de coacción, habría que decir dos cosas: los
anarquistas creen en un orden normativo, obviamente no fundado en presiones y
castigos. Los anarquistas hablan de un contractualismo libre donde el momento
de rescindir el contrato se daría en cualquier momento. Ahora bien, imaginando
una sociedad libre, ¿se puede prescindir de todo tipo de sanción? Y no hablo de
coacción sino de sanción. Si por sanción entendemos que vos no cumplís con tu
palabra y entonces yo no hago más tratos con vos, entonces no se puede
prescindir de la sanción. Si por sanción entendemos eso, el anarquismo no puede
prescindir de un orden jurídico sancionatorio en alguna medida. Pero si por
sanción entendemos cárceles y jueces el anarquismo lo rechaza. Sin embargo, los
anarquistas han aceptado históricamente lo que se llama justicia vindicativa,
ir y pegarle un tiro a un dictador o a un torturador. En ningún caso esta
justicia se entendía como un sistema donde hay un verdugo y un criminal y la
justicia la tiene que hacer otro.
-¿Por qué creés que la violencia
vindicativa recibió y recibe más rechazo que la violencia institucional que de
forma solapada puede llegar a generar mucho más daño? ¿No es violencia la quita
de pensiones por discapacidad?
Como
antiguamente los gobernantes reclamaban su legitimidad invocando instancias
divinas, la forma moderna de ejecutar la violencia política es el contrato. Es
decir, ´represento a todos´. Y esto no es patrimonio de ningún gobierno, cuando
un tipo dice que representa a 40 millones de argentinos, lo dice tanto el de
derecha como el de izquierda con la legitimidad que le da la creencia en las
ficciones legales. Para mí creer que 250 tipos representan la voluntad de 40
millones es un disparate total. Que también es falso que sean 250. Porque,
pensando en la cámara de diputados, esos 250 a su vez responden a los caudillos
de bloque, responden a las indicaciones del partido.
–Si ese contrato se apoya en las teorías
contractualistas, ¿cuál es la diferencia entre el planteado por el anarquismo y
el planteado por los filósofos como Hobbes, Locke o Rousseau?
Lo
que se critica de esos filósofos es su base en hipótesis metafísicas, en la
ficción. Ningún Estado ha surgido de un acuerdo, esto es una gran mentira. Los
anarquistas creen en contratos reales, no en la ficción metafísica que hay un
contrato imaginario que no existe. Es una ficción para justificar políticas
contrarias a la voluntad de las personas que supuestamente están asociadas.
Rousseau merece un párrafo aparte, porque Kropotkin lo ve como un tipo con
ideas precursoras del anarquismo. Pero se han hecho lecturas opuestas en donde
allí se ha visto el origen del totalitarismo de izquierda. En el contrato de
Rousseau hay una entrega total del individuo a la ley que va a ser igual para
todos, en el anarquismo como lo presenta Proudhon, uno siempre se reserva más
de lo que da. Cuando te dicen que es una utopía la anarquía es porque están
pensando cómo hacemos 40 millones de habitantes, y acá está la trampa, ¿por qué
tenemos que reunirnos 40 millones? Hay un efecto más que produce la
historiografía y es hacernos creer que un argentino de Gualeguaychú tiene más
cosas en común con un argentino de Ushuaia o Jujuy que con un uruguayo de Fray
Bentos. Esto está todo orientado por la historiografía argentina, ´los
uruguayos tienen que ser una provincia nuestra, los chilenos nos quieren robar
la Patagonia´, y estas mismas boludeces las enseñan en todos los países.
-Una de las críticas que llega al
anarquismo es justamente que no presenta formas prácticas de funcionamiento de
la sociedad, una alternativa fáctica. ¿Es una crítica fundada?
Comunas
libres propone el anarquismo, donde prevalezcan las relaciones cara a cara.
Ahora, vos me decís cómo se logra eso y es otra cuestión. Como lo propuso el
marxismo originario. Esas comunas pueden estar asociadas federativamente para
fines comunes, federalismo en serio. Lo que tenemos acá en Argentina son 24
estados unitarios que multiplican todo el aparato burocrático, con sistemas
judiciales autónomos. Si vos me decís que el país se organizara incluso en
términos de federalismo político, no federalismo económico como proponen los
anarquistas, a partir de una federación de comunas, sería mucho mejor.
Podríamos tener un estado federal en serio. El tema es cómo se logra eso.
Bueno, no se puede rechazar ningún instrumento, incluso la presión electoral.
Yo creo mucho en el poder de las ideas. Pero no hay ideas, está todo reducido a
slogans y a frases hechas, en Argentina y en el mundo.
-¿Entonces por qué no se concibe una
idea de organización, en la sociedad, sin la autoridad del Estado?
La
fantasmagoría religiosa es letal, y la fantasmagoría política es un derivado de
la fantasmagoría religiosa. ¿Cuáles son los tres poderes del Estado?
Legislativo, ejecutivo y judicial. Mirá que casualidad, son los tres modos que
te enseñan a pensar a Dios en el catecismo. Como providencia, como creador
legislador, y como juez. Tenía razón Schmitt
cuando decía que todos los conceptos jurídicos y políticos modernos son
conceptos teológicos secularizados. La idea del Estado de excepción es la
traducción política del concepto religioso de milagro. Un milagro qué es: la
prerrogativa que se arroga Dios, en términos teológicos, de interrumpir las
leyes del universo que él mismo creó. El estado de sitio qué es: es la
interrupción de la legalidad que el mismo Estado establece, siempre con motivos
de razones de Estado que son insondables. Son lo mismo que las razones de Dios,
uno nunca las entiende. ¿Quién la entiende? El ministro. Mirá que casualidad,
la misma palabra para el religioso y para el político, el tipo que sabe cuál es
el bien común, cuál la necesidad de la patria.
-La institución de la herencia también
se apoya en la idea religiosa de la perpetuidad del alma. Bakunin sostiene que
es la institución que funciona como pilar de todas las desigualdades e injusticias.
¿Por qué?
Se
habla de la voluntad del muerto. No es la voluntad del muerto. ¿Si está muerto
qué voluntad tiene? La herencia económica es la base de la desigualdad. Ni
siquiera es de origen capitalista, es de origen feudal. Se funda en una idea ficticia
de la voluntad del muerto. ¿Cómo puedo sostener la voluntad del muerto?, sólo a
través de la idea religiosa de la pervivencia del alma. Qué murió, el cuerpo,
pero el tipo está en algún lado viendo si cumplís con su voluntad. El derecho
es un mundo de ficciones, como la teología, y si uno no cree no funciona, y esa
es la tarea que yo creo que es importante, generar descreimiento.
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