Miguel Sorans
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Un troskista argentino actualmente en Caracas relata su perspectiva del actual
y convulso panorama venezolano
Acosado
por protestas masivas en todo el país, y luego de una salvaje represión que
lleva 40 muertos y más de 350 heridos, Nicolás Maduro, convoca a una Asamblea
Constituyente fraudulenta. Pretende perpetuarse en el poder para seguir
ajustando al pueblo. Mientras siguen pagando la deuda externa crece el hambre.
No hay pan. Los salarios están entre 30 y 50 dólares. El gobierno de Maduro no
es de izquierda, es antiobrero. Tampoco es salida la oposición patronal de la
MUD. Hay que seguir movilizados hasta derribar a Maduro y preparar una alternativa política de
independencia de clase.
Hay
algo que sirve para definir qué pasa en Venezuela y qué es el gobierno chavista
de Maduro y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Uno se levanta un
domingo a la mañana y va a la panadería de la esquina a comprar pan y le dicen
“no hay pan” y “ni va a haber”. Punto. Pero eso no es sólo los domingos es
todos los días. Esto es Venezuela. Antes no hubo papel higiénico pero que no
haya pan es otra cosa. Esto es el hambre. La libertad democrática número uno
que no cumple Maduro. Hace meses que para millones es una odisea conseguir pan
y la harina para hacer las “arepas (pan de maíz y alimento popular por
excelencia en Venezuela)”. Por esto la mayoría odia a Maduro y a su gobierno.
Esta es la base del crecimiento de la rebelión popular. Además de reprimir e
impedir la libertad de expresión o el derecho a la protesta. No garantiza el
pan, la comida ni los medicamentos. Es hora de que los que desde la izquierda
aún pretenden defender a este régimen se den cuenta de lo que pasa. El pan
falta no por una supuesta “guerra económica”. Falta la comida porque siguen
pagando la deuda (en el 2016 se pagaron 18 mil millones de dólares y este se
pagarían 17 mil más) y siguen los pactos con las multinacionales del petróleo.
La farsa de la Constituyente
Como
un manotazo de ahogado, en medio de la gravedad de la crisis política y social,
Maduro sale a convocar a una supuesta Asamblea Nacional Constituyente. Como bien lo denuncia nuestro
partido hermano el Partido Socialismo y Libertad (PSL), la Constituyente es
fraudulenta porque una parte de sus 500 miembros serán designados por
organizaciones controladas por el gobierno y otra en “elecciones territoriales”
que no se sabe que significa. Maduro lanza esta maniobra para tratar de darse
tiempo en medio del crecimiento de las movilizaciones masivas que lo están
poniendo contra las cuerdas. Y por otro lado, con el cuento de la
“democracia participativa y
protagónica”, busca perpetuarse en el poder y no convocar a las elecciones presidenciales
que están pautadas para el 2018.
Su
objetivo es consolidar, cada vez más, un régimen totalitario con el modelo de
“partido único”. El gobierno y el régimen de Maduro se van consolidando como un
estalinismo burgués. Se trata de un gobierno represor que se dice socialista y
antiimperialista pero que gobierna para los empresarios y para las
multinacionales. Por eso la consigna central, no la única, para acabar con esta
situación es impulsar la movilización por “Fuera Maduro”.
Se ha iniciado una rebelión popular
democrática
La
disputa está en la calle. Hace más de un mes que se han iniciado y crecen las
movilizaciones masivas contra el gobierno en Caracas y en todo el país. Estas
movilizaciones van más allá de las convocatorias que hace la oposición patronal
de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática). Se han ido sumando sectores
populares de los barrios y comunidades que fueron base social del chavismo en
todas las ciudades del país. Esa rebelión adopta diversas formas marchas,
cacerolazos, cortes de calles y autopistas, con barricadas, marcha de mujeres y
hasta saqueos generalizados que muestran la desesperación de amplias franjas.
Por eso es totalmente equivocado interpretar que “son marchas de la MUD” y de
la “derecha”. Incluso la MUD tuvo que convocar presionada por su propia base . En
Caracas se han producido movilizaciones en barrios populares como El Valle,
Coche, el 23 de enero, Baruta y el barrio 5 de julio de Petare. En Valencia,
estado de Carabobo, en la última semana ha habido un levantamiento generalizado
en la zona sur de la ciudad, muy popular y obrera. Se han dado saqueos y
violentos choques con la policía en barrios como La Isabelica, San Blas, Los
Cedros, los Guayos, Tocuyito, entre otros. Esto se ha repetido en Táchira,
Mérida, Maracaibo, Barquisimeto, etc.
La
Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GBN)
junto a los “colectivos” paramilitares fueron los encargados de la represión.
Con un saldo hasta ahora de 40 muertos, mayoría jóvenes, más de 350 heridos y
centenares de detenidos. Estos detenidos están siendo enviados a tribunales
militares acusados de “terroristas”. La juventud estudiantil y popular barrial
tiene gran protagonismo. Hacen su propia autodefensa con escudos del estilo
medieval y barricadas en los barrios y en las calles. En las marchas urbanas,
incluso las que convoca la MUD, empiezan a ir sectores independientes que las
ven como un cauce para accionar contra Maduro. En Maracay, por ejemplo, un
grupo de jóvenes participó con un cartel que decía “Ni MUD Ni PSUV, Somos los
de abajo que venimos por los de arriba”. Los militantes revolucionarios del PSL
están participando de todo este proceso de rebelión popular, llevando sus
propias consignas y volantes.
Las fisuras en el chavismo y la lucha
por “Fuera Maduro”
La
persistencia de la movilización popular está provocando fisuras en el seno del
chavismo que aún son incipientes pero pueden crecer. La principal sigue siendo
la fiscal general Luisa Ortega Díaz quien volvió a diferenciarse del gobierno.
“No podemos exigir un comportamiento pacífico y legal de los ciudadanos si el
Estado toma decisiones que no están de acuerdo con la ley”, expresó durante una
entrevista para el diario The Wall Street Journal.
Otro
que tomó distancia ha sido Gustavo Dudamel, el conocido director del Sistema Nacional
de Orquestas Infantiles y Juveniles, simpatizante chavista, que repudio la
represión. Lo mismo sucedió con el hijo del dirigente chavista Tarek Williams
Saab, exgobernador de Anzoátegui y actual Defensor del Pueblo. También
expresaron su repudio figuras deportivas como los destacados beisbolistas Jesús
Aquilar, Eduardo Pérez y Robinson Chirinos.
La
lucha por la caída de Maduro está abierta. Como lo señala el PSL “la salida no
pasa por un gobierno de la MUD y sus partidos. Ellos representan la vieja
política patronal y proyanki. (...) Por eso no repudian el paquete de ajuste de
Maduro, ni se oponen a que siga pagando la deuda externa. Por eso tampoco
llaman claramente a que Maduro se vaya, y utilizan la movilización, impuesta
por la presión popular, para buscar una nueva negociación a espaldas del pueblo
y la juventud, tal como hicieron en el 2016 con el frustrado diálogo”.
La
lucha por el “Fuera Maduro” y su gobierno, plantea la lucha estratégica por un
Gobierno de los Trabajadores que lleve adelante un plan económico de emergencia
obrero y popular, como lo plantean nuestros compañeros del PSL. Por eso junto a
la movilización es necesario seguir impulsando la formación de un polo político
alternativo con los sectores que rompan por izquierda con el chavismo. Y
continuar impulsando la movilización popular hasta la caída de Maduro para
avanzar hacia los cambios de fondos que necesitan los trabajadores y el pueblo
venezolano.
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