Humberto Decarli
El
poder, representado en los militares y sus personeros complementarios, había
mantenido en silencio y pasividad a la gente en Venezuela. Era impresionante
cómo habían logrado domesticar a las personas a través de dispositivos de
persuasión, sometimiento, conformismo, mendicidades clientelares, mecanismos
asistencialistas y el habituarse a vivir mal, y para complemento quedaba la
coercibilidad. Combinados todos esos factores se había logrado repetir acá la
experiencia cubana.
Sin
embargo, la arrogancia derivada de una opresión eficaz y la liquidación de una
salida electoral a la crisis, el impedimento del referéndum revocatorio gracias
a la negociación devenida en un presunto diálogo, dejaban bien plantado al
gobierno madurista con perspectivas a eternizar la dictadura.
Asimismo,
la caracterización de la venezolanidad daba para esa situación de inercia y
aceptación. Un pueblo habituado a depender del Estado, becas, bonos, sinecuras,
de aspirar a una bolsa de comida y poco más allá como la cabilla, el cemento y
el zinc en el pasado puntofijista, conformaba un perfil de tranquilidad por la
fatalidad de la situación existente.
DESCOMPOSICIÒN
DEL MODELO ECONÒMICO
El
fracaso del modelo rentista-extractivista se expresaba al bajar el valor de las
materias primas (el petróleo, el gas, el hierro, el acero y el aluminio) y
repercutía en una economía altamente dependiente de las importaciones. Las
administraciones adeco-copeyanas había acentuado la monoproducción de los
hidrocarburos a pesar de haber recibido dos ingentes bonanzas, la de 1973 y la
de 1978, terminadas en despilfarro y corrupción.
La
indigestión financiera inferida de la última hiperentrada de petrodólares,
ocurrida en la gestión chavista, repitió a la de sus pares puntofijistas y las
dos experiencias de Juan Vicente Gómez, la de 1918 con el café y en 1927 con el
petróleo, en cuanto al modus operandi de administrar esos ingresos imprevistos.
Se perdió la enorme liquidez en planes faraónicos (la Gran Venezuela, el eje
Orinoco-Apure), se incrementó la corrupción, se aumentó desproporcionadamente
la deuda externa y el país se movía de acuerdo a las oscilaciones del precio
del barril.
DERRUMBE
DEL CHAVOMADURISMO
Hugo
Chávez se fundamentó en su innegable carisma y las exportaciones de
hidrocarburos para dirigir a una Venezuela populista dada a la búsqueda de un
mesías y sobre todo, por ese machismo ancestral, en la idolatría hacia los
militares. Todo parecía marchar de una manera óptima como lo señala la letra de
esa lamentable canción de Billo sobre los cadetes, con el himno de la marina
gringa incluido, cuando el mundo se derrumbó.
Las
razones para el descenso son esencialmente dos. Primero, la reducción de las
entradas por concepto de fuentes energéticas fósiles debido a múltiples causas
incidentes en esa dirección, específicamente la sobreoferta energética gracias
al empleo del método del fracking en Estados Unidos y el aumento de la
producción de países de la OPEP como Arabia Saudita, el ingreso de Irán por el
acuerdo con occidente sobre su programa atómico, y las naciones independientes
como Rusia, Canadá y México, también elevando sus ventas. Venezuela no pudo
siquiera acelerar la producción porque PDVSA no estaba en capacidad para
hacerlo y cumplió fácilmente con los recortes por sus pobres dígitos exportadores.
Segundo,
el fallecimiento del presidente Chávez, quien con su imantación adormecía a
quienes aquí moran. Hubo que apelar al resaltamiento del culto a su
personalidad como si estuviera vivo para llenar el vacío incapaz de ocuparlo
algún dirigente del chavismo.
A
pesar de la caída de los ingresos se estimuló el gasto público creando dinero
inorgánico para cumplir con las metas clientelares. Concomitante, se activaron
los instrumentos represivos con la finalidad de impedir conflictividad social. Paralelamente
se criminalizó la protesta con esos mismos fines, con múltiples detenciones y
enjuiciamientos a quienes manifestaban con la complicidad del ministerio
público, aunque al final se está distanciando, y de la Defensoría del Pueblo,
legitimadora de la opresión.
ACUMULACIÒN
DE FRUSTRACIONES
La
incapacidad de la revolución bolivariana en todos los órdenes ha creado la
sensación de imposibilidad de vivir. La escasez, el desabastecimiento, la
hiperinflación, la recesión, el desempleo, la economía informal, la
desmoralización y la inseguridad produjeron una retrasada pero efectiva
reacción en las personas, especialmente en los jóvenes quienes valoran la
destrucción y el aciago futuro que les espera en el país.
El
cúmulo de calamidades ha producido un cambio de actitud frente al oprobio.
Después de un proceso de conformismo irrumpe una conducta distinta. Los jóvenes
saben que si no pueden irse tienen que luchar para alcanzar una mejor nación lo
cual pasa por la salida de la actual administración chavomadurista. Ya han
hecho mutis demasiadas personas hacia diferentes regiones del mundo
convirtiendo al venezolano en un emigrante, impensable tres décadas atrás.
MANIFESTACIONES
MULTITUDINARIAS
Uno
de los signos más relevantes de las movilizaciones iniciadas en abril es la
naturaleza masiva de las participaciones. La incorporación ha ido in crescendo
en la medida del desarrollo de la crisis económica. Cada vez más son mayores y
la presencia de los sectores populares da un mentís al mito del arraigo del
chavismo en las barriadas populares. Solo la intimidación de los paramilitares
inhibe a la gente de activar en las zonas pobres del oeste caraqueño. Empero,
ha comenzado el desafío a los tonto macoute del gobierno.
La
activación de las manifestaciones ha sido permanente en el estado Táchira y los
altos mirandinos, donde se combate fieramente con los represores
gubernamentales sin ningún temor. Los merideños se han incorporado como lo
demuestra la localidad del páramo llamada Pueblo Llano donde la guardia
nacional fue rechazada por los pobladores y regresó con una invasión de gran
dimensión para dominarlos.
Los actos adversos al gobierno
contrastan con las acciones oficialistas, bien escuálidas, con el uso de
autobuses de otras localidades y la coacción a los empleados públicos para
obligarlos a asistir. Se aprecian pancartas de ministerios encabezando cada
sección y el utilizar los equipos y vehículos gubernamentales para adornar la
ausencia de entusiasmo al ir bajo presión.
LA
INTREPIDEZ DE LOS MUCHACHOS
La
vanguardia de las concentraciones está constituida por personas bien jóvenes
con una valentía inconmensurable. La angustia a perder la vida se va esfumando
en la medida que se asume la lucha con un contenido colectivo para aceptar la
posibilidad de la pérdida de la individualidad. Frente a las balas, proyectiles
de todo calibre, perdigones, metras, gas pimienta y lacrimógenas oponen palos,
piedras, cohetones, morrales para guardar su bastimento, bombas molotov y
fecales, escudos de madera o zinc, guantes para devolver los lanzamientos de
los órganos represivos y máscaras anti gas de elaboración casera.
El
distintivo es la temeridad al perderse el miedo a la represión, las torturas,
desapariciones, muertes, lesionados, heridos y en general, violaciones de los
derechos humanos en todas las escalas. La consciencia de no tener futuro por el
modelo oficialista es el leitmotiv del entusiasmo juvenil, dispuesto a morir si
fuere necesario con tal de cambiar al país. Nadie los conmina ni los persuade,
es una iniciativa indetenible e incansable.
Durante
la manifestación del primero de mayo en Caracas, en la Avenida Principal de La
Castellana, cientos de jóvenes se abrieron paso para ir hacia adelante y enfrentar
a la guardia nacional en la cota mil y fueron vitoreados por la riada humana
allí presente. Trotando avanzaron con sus implementos manuales para realizar la
faena de lucha diaria.
LA
ALTIVEZ DE LA MUJER
La
participación femenina en la lucha ha sido impresionante. Jóvenes, adultas y de
edad avanzada se observan con asiduidad en las marchas y plantones. En igualdad
con los hombres soportan las andanadas policiales y militares y responden de
igual forma.
La
sorpresa mayúscula fue el video donde grupos de mujeres enseñaron sus senos al
aire en señal de desafío frente a la misoginia castrense, la cual ve a las
féminas como un objeto decorativo y complementario. Ante iniciativas originales
como esa no hay ninguna manera de responder, simplemente dejan absortos a los
milicos en un pleno desconcierto. La irrupción al descampado corporal expresa
la liberación del segundo sexo como lo denominó Simone de Beauvoir,
PRIMAVERA
ÀRABE
Lo
peor a ocurrir sería la reedición de la Primavera Árabe. Después de la
inmolación de un trabajador en Túnez en una situación de impedimento por la
policía al ejercicio de la economía informal, se desató en el mundo árabe un
resurgir de la gente frente a la tradición conservadora de esa zona donde
prevalece el autoritarismo. Fue una ilusión porque después de tantas luchas el
poder se recuperó y volvieron los de siempre a materializar el despotismo.
Cayeron
los sátrapas en sucesión. Ben Alì en Túnez, Alì Saleh en Yemen, Mubarak en
Egipto y Gadafi en Libia. No obstante, sus reemplazos no simbolizan nada nuevo
y por ello el mundo árabe sigue con la tradición autocrática de siempre. El
nuevo presidente de Túnez, Essebsi, reproduce los vicios del defenestrado,
Yemen se encuentra sumido en una guerra político-religiosa entre chiitas y
sunitas, entre Irán y Arabia Saudita; el actual jefe de Estado del país de los
faraones es Al Sisi, un militar conservador; y el caso de Libia es lamentable
porque se encuentra fracturada y a la desbandada. Ni hablar de Siria donde hay
una balcanización de la guerra.
Este
canto de libertad significado por la descomunal movilización del pueblo
venezolano, corre el riesgo de ser sacrificado por los negociadores de siempre
debido al arraigo del poder como en toda América Latina. Seguramente será
complicado hacer un cambio por la estructura existente.
LA
MOVILIZACIÒN
La
gente en la calle es la máxima expresión de la democracia. A los autoritarios
le asusta ese fenómeno y de allí su tendencia a torpedear el derecho a
manifestar. El chavismo activó una sentencia del máximo tribunal en la cual se
obligaba a pedir permiso para cualquier acto público contraviniendo la
constitución y dándole un sesgo restrictivo a una libertad consagrada en
tratados internacionales.
La
dictadura venezolana ha batido récor de contención e impedimento a la presencia
popular pacífica en las calles. Reprimiendo en exceso, en forma sangrienta,
alevosa e indiscriminada, ha procedido a tratar de impedir a los hombres y las
mujeres en movimiento por el temor a la ira de la gente.
PROGNOSIS
Independientemente
de cuál sea el desenlace de la actual crisis venezolana estimo que ha valido la
pena esta presencia masiva en las áreas públicas. Primero, porque ha despertado
al pueblo sumergido en la conformidad; segundo, debido a que era una praxis
democrática perdida por nuestra población; tercero, por la alegría de asumir la
toma de decisiones de manera autónoma. Incluso, si se llegase a ejecutar una
negociación entre cúpulas, muy probable, donde se establezca la impunidad y el
peso del sacrificio económico recaiga sobre las grandes mayorías.
Es
interesante hacer notar la falta de experiencia, de organización y de
ingenuidad en la gente. Esto acarrea la posibilidad de desarrollar la
democracia por la base, participativa y protagónica, fementidamente mencionada
en la constitución, sin estar bajo la tutela de los partidos políticos y los
grupos de presión. Pero puede ser pasto, por las características de la
subjetividad venezolana, de cualquier aventurero o mesías con miras a la
continuación del ejercicio autoritario del poder. Todo dependerá de la dinámica
de los acontecimientos y de la orientación predominante,
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