Francisco Rubiales
La crisis económica, la
corrupción y el mal gobierno son tres enfermedades graves que están logrando
que el mundo cambie y que renazcan fantasmas que parecían olvidados, como el
desprestigio de la democracia y el resurgimiento de pensamientos y doctrinas
que se creían derrotadas, como el comunismo, el extremismo de derecha y, sobre
todo, el anarquismo, que se está instalando en el corazón de las sociedades
desarrolladas.
El pensamiento anarquista
resucita en el siglo XXI y está detrás de esa definición actual de la auténtica
democracia como "la organización de la libertad al margen del poder del
Estado". Los ciudadanos, frustrados ante sus gobiernos, que les maltratan
y decepcionan, recuperan el espíritu anarquista que rechaza el Estado como el
peor invento de la Humanidad y a esos partidos políticos que se lo han
apropiado, expulsando al ciudadano de la vida pública y de la política.
El pensamiento anarquista, en
retroceso durante el siglo XIX y derrotado en el XX, conserva, sin embargo, una
fresca y sorprendente vigencia en el pensamiento contemporáneo, perfilándose
claramente como uno de los principales inspiradores de la filosofía política
del siglo XXI, etapa en la que se está produciendo una reacción
"libertaria" del hombre contra unos estados que acumularon demasiado
poder y que oprimen y aplastan al pueblo desde "mentiras" a las que
denominan "democracias".
Siempre idealistas, confiados
ingenuamente en la capacidad de los colectivos para resolver sus propios
problemas, poseedores una sorprendente y terca fe en el hombre, individualistas
y a veces violentos, los anarquistas acertaron siempre en lo que criticaban y
fallaron en lo que construían. Su mayor acierto histórico ha sido generar una
propuesta de emancipación sin haber creado al mismo tiempo una política, una
constitución, un programa económico y un gobierno.
Su terca fe en la libertad
constituye hoy un ejemplo y un faro de inspiración, hasta el punto de que son
ya muy pocos los intelectuales de pensamiento libre que no comparten esa
crítica esencial del anarquismo a las instituciones que han sido creadas no
para beneficio de los ciudadanos, sino para reforzar el poder del Estado.
Los anarquistas fracasaron al
querer fabricar una maquina autónoma que, sin pretender conquistar el poder del
Estado, hiciera nacer una sociedad nueva en la que el Estado no tuviera sitio,
a pesar de que ese fue el mas hermoso y esperanzador intento de mejorar la
política y la convivencia humana en los últimos siglos.
Cuando los anarquistas
denunciaron al socialismo autoritario como una aberración política, recibieron
en pleno rostro el brutal puñetazo de una Unión Soviética triunfadora, teórica
patria de obreros y campesinos. Pero, sin embargo, tenían razón, como resulta
ahora evidente.
Los ciudadanos del siglo XXI
está redescubriendo el anarquismo, desprestigiado y vilipendiado por las poderosas
maquinarias de propaganda del comunismo y el socialismo. Resulta que las tesis
anarquistas no eran tan violentas, irracionales y peligrosas como decían y que
su rechazo al Estado todopoderosos e intervencionista, aquel que asesinó a
decenas de millones de sus propios ciudadanos, que terminaron abandonándolo y
derribando el vergonzoso Muro de Berlín, era un acierto lúcido y una vigorosa
defensa de la libertad y del ser humano.
El pensamiento anarquista no
ha dejado de estar presente en todas las luchas del hombre moderno contra la
opresión de los gobiernos, contra el poder abusivo de los partidos políticos,
contra la ocupación y sojuzgamiento de la sociedad civil, contra el
absolutismo, el comunismo, el nazismo, el capitalismo y la opresión, en la lucha
de los alzados y guerrilleros y en los movimientos de liberación y en las
cruzadas contra los grandes dramas de la humanidad: la guerra, la pobreza, el
hambre, la esclavitud, la marginación, la desprotección de los débiles y la
desigualdad.
Hoy, el anarquismo, como
filosofía que eleva al ser humano por encima del Estado y de todas esas
instituciones y artilugios que lo refuerzan y lo hacen imponente, recupera cada
día mas brío y potencia.
[Tomado de http://www.votoenblanco.com/El-pensamiento-anarquista-resucita-en-el-siglo-XXI_a6225.html.]
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