Sociedad de Resistencia de Oficios
Varios Capital / FORA
Hace
un tiempo que los medios masivos de comunicación están instalando en la opinión
pública un discurso muy poderoso tendente a culpabilizar a los trabajadores,
jubilados, niños, mujeres, inmigrantes y cualquier sector que se organiza,
resiste y protesta, de ser los causantes de los problemas del país,
justificando así la criminalización social para legitimar la represión
policial.
Denigrar
a los docentes y que la policía persiga a quienes adhieren al paro, amenazar a
sindicatos combativos con quitarle las personerías gremiales, las represiones
en las distintas manifestaciones, los grupos de tareas de policía civil y el
proyecto de bajar la edad de imputabilidad no son algunos ejemplos aislados
sino parte de un mismo plan de ajuste para avanzar en materia económica y
social.
Sin
mucho esfuerzo encontramos paralelismos entre estas estrategias actuales y las
que utilizó la última dictadura militar para justificar la represión atroz que
sufrió el pueblo trabajador hace 41 años. Y como tenemos buena memoria, no solo
comparamos las diversas estrategias de control, represión y ajuste económico de
éste gobierno con la última dictadura, sino también las que utilizaron los
gobiernos y dictaduras anteriores (caso reciente el de los cargos de Milani y
Berni en el Kirchnerato). Estas comparaciones no tienen como objetivo minimizar
el genocidio que comenzó hace 41 años, sino ampliar el horizonte, y verlo como
un proceso necesario para los gobernantes con el fin de instaurar un modelo
económico que de otra manera iban a tardar mucho más en imponer.
Nuestro
repudio actual a la última junta militar no tiene la intención, solamente, de
demonizar individualmente a sus ejecutores, sino de colocarlos de forma justa
dentro del engranaje que necesitaba el Estado en ese momento para seguir
reproduciendo el sistema. El mismo Videla dijo en su defensa que actuó para
defender la razón de Estado, estando todo el "Proceso de Reorganización
Nacional" archivado y documentado. Y esto es completamente lógico si
entendemos al Estado como una institución garante y reproductora del sistema de
explotación y opresión, dentro de la cual conviven guerras internas entre la
burguesía para resolver cómo explotarnos, lo que da a lugar a distintas formas
de gobierno, construyendo distintas herramientas de control según la época. Y
entendiendo esto no nos dejamos engañar con la polaridad antimacrista por fetiche,
ni olvidamos las miserias que generó el gobierno anterior, sabiendo que para
expandir la economía capitalista hoy necesitan un gobierno liberal y
francamente represivo, y que para consolidar eso en la actualidad necesitaron
de un Estado de bienestar que restituya la fe en la democracia luego del 2001,
que desarme a las organizaciones sociales y que contenga y dilate el
descontento popular.
Recordamos
esta fecha no solo para seguir desenmascarando el carácter terrorista -per se-
del Estado en todas sus formas de gobierno, sino también para comprender cuáles
eran los motivos por los cuales el Estado llegó a ese nivel represivo. ¿Qué
tenía que frenar? ¿Generaron tremenda maquinaria represiva para acabar con una
guerrilla que ya de por sí estaba en decadencia? ¿Utilizaron la teoría de los
dos demonios, donde el Estado debía responder de forma violenta a la violencia
que surgía del pueblo, como solo una excusa para justificarse? ¿O realmente
están convencidos, como nosotros, que el Estado no admite que se le cuestione
el monopolio de la violencia? Incluso si hilamos más profundo, viendo a quienes
apuntaba la represión, llegamos a la conclusión que su objetivo real era evitar
que la organización obrera siga creciendo y se siga afianzando en los lugares de
trabajo.
A
partir de que las estructuras sindicales institucionalizadas, creadas con el
objetivo de contener y canalizar el descontento social, son superadas por los
órganos de expresión y decisión propios de los trabajadores, el miedo de los
detentores del Poder de que les volquemos la balanza hacia nuestro lado iba en
aumento. Lo que más temían era que los trabajadores vuelvan a construir una
organización revolucionaria que no se arrodille, que no puedan comprarla y que
tenga como norte la emancipación social. Tenían miedo que los trabajadores en
el proceso de organización y radicalización, vuelvan a comprender que el Estado
no puede solucionar los problemas generados por el capitalismo y por el Estado
mismo, y que la única solución es abolir el sistema de explotación y
dominación. Hoy en día ese miedo no cambió. Tienen miedo de que los
trabajadores decidamos en asambleas, tienen miedo que salgamos a la calle y nos
encontremos con nuestros hermanos y hermanas, tienen miedo que no tengamos
dirigentes para tratar con ellos, tienen miedo a la clase trabajadora
organizada contra el Estado y el capitalismo. Ese miedo se manifestó en forma
de dictadura hace 41 años, y hoy las estrategias de control y la necesidad del
mercado hace que no sea conveniente esa forma de gobierno.
Hoy
nos prefieren frente al televisor y la computadora dirigiendo nuestro odio a
personajes efímeros. Hoy nos prefieren con el miedo al gatillo fácil, o a
perder el trabajo, o directamente a no tener trabajo, o buscando en la basura
para comer, o drogados con cualquier cosa, que es también una forma de hacernos
desaparecer. Hoy nos prefieren votando y en silencio.
Cualquiera
sea la forma de gobierno, el Estado va a buscar que los trabajadores sigamos
enriqueciendo a unos pocos, y ya demostró sobradas veces que va a hacer lo que
considere necesario para garantizarlo.
Los
trabajadores y trabajadoras de la Sociedad de Resistencia de Oficios Varios
Capital, adherida a la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), queremos
detener esta maquinaria explotadora que no se va a detener por decisión propia
y que solo nos mantiene en la miseria. Por esto es que queremos hacer crecer el
espíritu de rebelión en los lugares de trabajo y en los barrios; que
construimos organizaciones horizontales, asamblearias y federalistas en los
lugares donde estamos, y que impulsamos la acción directa para torcerle el
brazo a las patronales y a los gobiernos.
Ayer
y hoy, todo Estado es terrorista
Ayer
y hoy, luchamos por la emancipación.
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