Gustavo Godoy
Las corporaciones multinacionales se han beneficiado enormemente con la
gigantesca y acelerada desregulación de las últimas décadas en todo el globo.
El acceso a los grandes capitales, los mercados abiertos, los bajos salarios y
los paraísos fiscales han creado las condiciones perfectas para una
descomunal concentración de riqueza en el codicioso mundo corporativo. Los
precios de producción han bajado, pero también es cierto que la clase
media en los EEUU y Europa ha sido fuertemente golpeada durante este
mismo periodo debido a que los sueldos nunca mejoraron. Las nuevas tecnologías,
el constante flujo de inmigrantes, el debilitamiento de los sindicatos
y la mudanza de las fábricas hacia sitios donde la mano
de obra es mucho más económica han logrado que esto sea así.
En EEUU y Europa, las cosas no andan muy bien para la clase media. Sin
embargo, los medios y los partidos tradicionales no han abordado el
asunto con seriedad. Olvidándose de la gente común, los liderazgos
de las dos tendencias predominantes (centro-derecha, centro-izquierda)
han acordado llevar a cabo las mismas políticas y defender el status qo
consensuando un centro político común. Wall Street (la elite corporativa)
y los lobbys se han apropiado de la clase política en el poder. Debido a
esto, la insatisfacción es global.
Este sentimiento anti-establecimiento es genuino y justificado. Sin
embargo, el sistema está diseñado para evitar cambios radicales en beneficio de
la gente. No presenta alternativas reales. Es muy difícil romper
con estas estructuras de poder para el ciudadano de a pie por los canales
regulares. Eso obviamente es muy frustrante y despierta profundas desconfianzas.
Todo esto está ocurriendo en un momento cuando el mundo está atravesando la
crisis ambiental, la amenaza nuclear, guerras en el Medio Oriente,
tensiones globales, el problema migratoria y un colapso bancario a la
vuelta de la esquina. Y como si fuera poco, tener hoy acceso a información
fidedigna es cada vez más difícil. El debate público se ha tornado
cada vez más superficial olvidase de los hechos y la evidencia por un
lado , e ignorando los temas realmente importantes para centrase en lo
banal por el otro.
Esta frustración acumulada está siendo capitalizado por populistas
de extrema derecha cuya discurso fantasioso está basado en un
nacionalismo obtuso y un sensacionalismo irracional. El reciente triunfo
de Trump en EEUU, el éxito del Brexit en el Reino Unido y la victoria del
no en el referéndum en Italia han sido eventos asociados con este nuevo
fenómeno. Algo que también está muy presente en Francia, Holanda,
Austria, y Alemania, poniendo incertidumbre en el futuro de la Unión
Europea.
Estos “héroes de la clase media” han encontrado simpatía en el
trabajador cuello azul, el campesinado y desencantados de
diferentes latitudes. En términos generales, las zonas más vulnerables a
los cantos de estos personajes tienden a ubicarse en las áreas menos
desarrolladas como el campo y las pequeñas ciudades. Generalmente, las personas
en estos lugares tienden a ser a ser más conservadoras, menos
multiculturales, más viejas y relativamente menos educadas que los
habitantes de las grandes ciudades. Debido a su pérdida en
importancia en estos nuevos tiempos de “diversidad, libertinaje y caos urbano”,
la nostalgia, el resentimiento, el nacionalismo y los deseos por mayor
orden han invadido a estos sectores tradicionales.
El
descontento se ha refugiado en la extrema derecha en gran parte
también porque la izquierda está débil y fragmentada. Obama resulto
una desilusión; el progresismo en Grecia y España no generaron la
suficiente confianza; y las divisiones internas no han dejado construir una
alternativa viable. Por otro lado, la izquierda ha perdido su base
tradicional porque han preferido a los jóvenes profesionales y a las
minorías de las grandes ciudades donde una economía posindustrial está enfocada
más en las finanzas, la tecnología informática y los servicios,
abandonando así al movimiento laboral. Esto fue un error de la izquierda.
Estamos
viviendo tiempos oscuros. Por lo que se estamos viendo en estos primeros
años, al parecer este siglo será uno bastante largo. Tomará mucho de nuestro
esfuerzo poder superar las divisiones, la polarización y las
tensiones. Hay que activarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.