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[Nota previa de El Libertario: El siguiente texto ha sido escrito por un anarquista britanico y publicado originalmente en el portal libcom.org. Aquí se comenta las recientes circunstancias de saqueos y accciones violentas en diferentes estados de Venezuela, instando a la izquierda mundial a entablar una “discusión honesta” sobre las razones por las cuales este gobierno socialista autoritario ha fracasado de manera tan estrepitosa.]
Las primeras víctimas de un motín son los amotinados. Eso es lo que los ciudadanos de Ciudad Bolívar en Venezuela están aprendiendo luego de la ola de saqueos donde se desvalijaron el 90% de los abastos y supermercados en cuestión de horas durante el fin de semana del 16 al 18 de diciembre y dado que el 80% de la fuerza de trabajo depende del comercio; ahora, además del hambre, la población se enfrenta a un horrible nivel de desempleo.
[Nota previa de El Libertario: El siguiente texto ha sido escrito por un anarquista britanico y publicado originalmente en el portal libcom.org. Aquí se comenta las recientes circunstancias de saqueos y accciones violentas en diferentes estados de Venezuela, instando a la izquierda mundial a entablar una “discusión honesta” sobre las razones por las cuales este gobierno socialista autoritario ha fracasado de manera tan estrepitosa.]
Las primeras víctimas de un motín son los amotinados. Eso es lo que los ciudadanos de Ciudad Bolívar en Venezuela están aprendiendo luego de la ola de saqueos donde se desvalijaron el 90% de los abastos y supermercados en cuestión de horas durante el fin de semana del 16 al 18 de diciembre y dado que el 80% de la fuerza de trabajo depende del comercio; ahora, además del hambre, la población se enfrenta a un horrible nivel de desempleo.
¿La razón de los saqueos? Miren al gobierno del Camarada Presidente Nicolás Maduro, “hijo de Chávez” y líder de la Revolución Bolivariana, quien ha gobernado por decreto por la mayor parte del año. Sin embargo, la causa directa de los saqueos comenzó hace una semana.
En la actualidad, el país sufre la mayor tasa de inflación en el mundo (estimada en más del 700% para este año), el gobierno mantiene un dramático control de cambio y precios, y la economía es totalmente dependiente del petróleo. Cuando los precios del crudo cayeron hace dos años, las importaciones (que representan el 80% de lo que los venezolanos consumen) se redujeron dramáticamente. Maduro decidió lidiar con estos problemas sacando de circulación el billete de más alta denominación del país. El ejemplar de 100 bolívares (comúnmente llamado “bolo” o “bolos”) tiene un valor aproximado entre 2 y 15 centavos norteamericanos, y el papel moneda ha perdido tanto valor que la mayoría de los comerciantes han empezado a pesar los billetes para evitar tener que contarlos.
El problema no tuvo mucho que ver con el retiro del billete, sino con la forma en la que lo hizo. Sin tener disponible el respaldo del nuevo cono monetario (el ejemplar iba a ser canjeado por una moneda del mismo valor), el domingo 11 de diciembre Maduro le dio a Venezuela 72 horas para depositar los billetes de 100 en los bancos. El decreto, sin embargo, fue publicado dos días más tarde, el martes 13, ya que el lunes había sido feriado bancario, así que las 72 horas empezaban a correr a partir del martes. Al fin, o eso creían los venezolanos, tenían hasta el viernes 16 de diciembre de 2016 para entregar sus billetes de 100 bolos. A cambio recibieron 50, 20, 10 o incluso billetes de 2 bolos.
Habían tantos problemas con esto que no podemos enumerarlos aquí, pero vamos a empezar con lo obvio. Si una persona trajera una caja con billetes de 100 bolos (que tienen un valor de dos centavos de dólar cada uno), se iría del banco con dos, cinco o diez cajas de billetes de menor denominación. La logística para llevar esas cajas a casa sería un problema que a su vez contempla otro número de problemas aún mayores, especialmente por la escasez y el costo del transporte, la delincuencia, etc.
Pero además de todo esto, los bancos ni siquiera tenían suficientes billetes de baja denominación para canjear, así que les dieron “pagarés” a los venezolanos. Pero éstos no tienen valor, y no puede ser usados para comprar comida y si alguien era lo suficientemente tonto como para ir a un cajero automático para retirar dinero, la máquina sencillamente le otorgaba ejemplares de 100 bolívares.
También estaba el problema de las largas filas de personas para llevar los billetes al banco, que literalmente serpenteaban por las cuadras de las avenidas. Así que de esta manera repentina, los venezolanos que pasaron los últimos dos años haciendo colas para comprar alimentos regulados durante 10 horas, tuvieron que hacer otra para eliminar dinero que no vale nada.
¿Tú puedes ver el panorama e imaginarte el caos verdad? Bueno pues no fue suficiente con eso. Un día después de que venció el plazo otorgado por Maduro, en medio de las protestas, los saqueos y los motines en varias partes del país, Maduro decidió extender la validez del billete de 100 bolívares hasta el próximo 2 de enero de 2017. Además anunció que la llegada del nuevo cono monetario ha sido “saboteado” y que “no llegó como yo esperaba”.
Aquí dejamos a Nicolás, el niño llorando nuevamente, y volvemos a Ciudad Bolívar, donde las pandillas dirigidas por “pranes” o líderes negativos de organizaciones criminales desde prisión llamaban a la gente a salir a las calles para saquear tiendas. Mientras la Guardia Nacional y la Policía del estado miraban con los brazos cruzados (sin atreverse a enfrentarse a los “pranes” bien armados y a sus seguidores) una ola de destrucción barrió la ciudad. Tal vez no fuera casualidad que las tiendas de los comerciantes chinos fueran las principales víctimas, pues los venezolanos, hambrientos y desesperados, se apoderaron de todo lo que pudieron encontrar de valor y destruyeron el resto. Como sucede a menudo, cuando las minorías descargan una frustración que debería estar dirigida contra los gobiernos.
Dada la terrible situación del país, la gente no necesitó mucho esfuerzo para tomar lo que necesitaban. La desesperación está creciendo en Venezuela, donde ahora se necesitan 17 salarios mínimos para alimentar a una familia, e incluso profesionales (como mi amigo, un profesor universitario) sólo logran comer por menos de una semana en su salario.
Ciertamente, el agotamiento del precio del petróleo es una de las razones de los problemas que azotan hoy a Venezuela, pero no es la única, ni siquiera la razón principal. Incluso en 2013, cuando el precio del petróleo rondaba los US $ 100 / barril, este escritor dijo que “la llamada ‘Revolución Bolivariana’ está en bancarrota moral, ideológica y económica”. Pero la izquierda socialista no quiso oír eso, y otras denuncias sobre la decadencia del chavismo en Venezuela no encontraron lugar en sitios web de tendencia izquierdista. Así que hoy la ineptitud, la incompetencia y la irresponsabilidad del “Hijo de Chávez” -que, de hecho, reproduce las políticas de su “padre” con asombrosa consistencia- pasan desapercibidos en la mayoría de los medios internacionales de izquierda.
Irónicamente, los disturbios que destruyeron la ciudad de Bolívar comenzaron en el aniversario de la muerte de Simón Bolívar, el 17 de diciembre (1830), una localidad de importancia histórica en su lucha por la independencia. La ciudad de Bolívar fue antes conocida como “Angostura”, y fue el sitio del Segundo Congreso de Venezuela en 1819 donde “El Libertador” dio su gran discurso al Congreso, un discurso atado con ideas de la Ilustración.
Hoy en día esa ciudad, donde los ideales de la Ilustración se expresaron en una de las luchas independentistas más significativas de las Américas, está ahora cayendo en la oscuridad y el caos. La destrucción de Ciudad de Bolívar amenaza con arrastrar con ella el país donde el proyecto del “socialismo del siglo XXI” prometió un resultado diferente en América Latina al del socialismo del siglo anterior en la Unión Soviética.
A raíz del colapso de este proyecto, la izquierda mundial necesita abrir discusiones honestas sobre por qué estos gobiernos fracasaron. Anarquistas, socialistas libertarios, demócratas y otros que siempre sospecharon del leninismo -y el populismo del “caudillo” o “hombre fuerte” Chávez- tendrán importantes contribuciones en esa discusión. Es decir, si la izquierda socialista permite que nuestras voces sean escuchadas.
[Original en inglés en https://libcom.org/blog/bol%C3%ADvar-city-venezuela-ruins-21122016. Versión, con algunas correciones indispensables, de traducción accesible en http://www.notiexpresscolor.com/2016/12/23/libcom-venezuela-se-esta-rompiendo-en-pedazos-y-la-violencia-en-bolivar-podria-ser-solo-el-comienzo.]
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