Juan Linares
Los trabajadores venezolanos están afectados por problemas que son comunes y, en consecuencia, no caben soluciones individuales. Por ello, es necesario unir fuerzas mediante la organización, para luchar contra los problemas que los aquejan y, en definitiva, para luchar contra una sociedad radicalmente injusta, de la que son las principales víctimas. Esta situación es permanente, la historia de la clase obrera ha sido así; hoy el escenario no ha variado sino en las formas manifiestas de explotación. El desempleo, los bajos salarios, los contratos basura, la indefensión, el entreguismo sindical, los despidos individuales o colectivos, las desmejoras de derechos adquiridos, etc., hacen víctima a la trabajadora o trabajador de una situación social injusta con el exclusivo fin de mantener, y aún aumentar, los niveles de beneficios del capital. No importa si el patrono es público y privado, todos los amos buscaran mayores riquezas a costilla de los trabajadores.
Los trabajadores venezolanos están afectados por problemas que son comunes y, en consecuencia, no caben soluciones individuales. Por ello, es necesario unir fuerzas mediante la organización, para luchar contra los problemas que los aquejan y, en definitiva, para luchar contra una sociedad radicalmente injusta, de la que son las principales víctimas. Esta situación es permanente, la historia de la clase obrera ha sido así; hoy el escenario no ha variado sino en las formas manifiestas de explotación. El desempleo, los bajos salarios, los contratos basura, la indefensión, el entreguismo sindical, los despidos individuales o colectivos, las desmejoras de derechos adquiridos, etc., hacen víctima a la trabajadora o trabajador de una situación social injusta con el exclusivo fin de mantener, y aún aumentar, los niveles de beneficios del capital. No importa si el patrono es público y privado, todos los amos buscaran mayores riquezas a costilla de los trabajadores.
Pero la clase trabajadora tiene graves problemas porque se ha dejado manipular, dividir por las organizaciones partidistas y por la dirigencia sindical, que ha visto al sindicalismo como un negocio lucrativo para sus intereses personales, los trabajadores ha bajado su nivel de lucha y ha perdido la capacidad de organizarse, no está consciente que la organización y la lucha es la única forma de afrontar cada uno de los problemas que lo afectan y que solo con el esfuerzo colectivo compartido los puede solucionar.
Los trabajadores han perdido la mística y el sentido de pertenencia, de esto se han encargado la dirigencia sindical y los gobiernos de turno, pasando por AD, COPEI y el PSUV, en todos los gobiernos la clase obrera ha tenido graves dificultades con la libertad y la autonomía sindical, el comportamiento de la CTV de los tiempos del puntofijismo no tiene ninguna diferencia con la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST) de estos tiempos, toda su dirigencia obedece estrictamente a la línea del partido y la del gobierno, siempre eran y son una dirigencia sumisa, entreguista y negociadora de las reivindicaciones, económicas, sociales y políticas de los trabajadores.
Se ha perdido uno de los valores más importante que deben tener los trabajadores, como es la solidaridad de clase, este debe ser el principio que rige las relaciones de los trabajadores. Ante cualquier conflicto o problema en el que pueda encontrarse un miembro, o una parte de la organización, el conjunto de ésta ofrece su apoyo. No podemos dejar a nuestros dirigentes a merced del patrono, los trabajadores deben estar vigilante y siempre alerta, porque si hay un dirigente consecuente y clasista, será víctima de persecución por el régimen de turno, ahora está de modalidad con más saña la criminalización de las protestas, son decenas de trabajadores y dirigentes sindicales críticos que han sido víctima de decisiones judiciales aberrante que lo han privado de su libertad. La acción de los trabajadores ha estado determinada a solicitar mejores condiciones de trabajo y de trato por parte de las empresas tanto pública como privada que ha demostrado hasta la saciedad que mantiene una actitud de violentar los compromisos firmados con los trabajadores. Ese derecho emana de la propia Constitución y no se le puede oponer la aplicación de unos delitos que fueron incorporados al Código Penal tomados de los fascistas italianos de comienzos del siglo pasado. El código Penal venezolano aun orientado por el Código Zanardelli del siglo XIX.
El CNE como apéndice del gobierno actúa como la CTV en los tiempos de los adecos, paraliza y suspende elecciones, cuando los resultados no se vislumbran favorables a las fichas del PSUV, Cuando no es el CNE es el otro poder público servil y sus magistrados sin criterio ni independencia están a favor del gobierno, como es Tribunal Supremo de Justicia TSJ.
Las elecciones del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares SUTISS se iban a realizar entre el 19 y 21 de enero de 2015, hace más de un año y con un recurso de nulidad y amparo cautelar interpuesto por tres trabajadores siderúrgicos, que alegaban supuestos vicios en la elección de la comisión electoral encargada de organizar los comicios Otra vez entre el TSJ y el CNE irrespetan la libertad y la autonomía sindical. La Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ordenó suspender las elecciones del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (SUTISS). Los trabajadores están en conocimiento que el CNE obstaculiza descaradamente en las elecciones sindicales, las interviene, las paraliza y no las certifica, que permite el fraude en las elecciones de la Federación Petrolera, que mantiene paralizados los procesos electorales sindicales de Fetralec, Fenasirtrasalud, Fentrasep y el Sindicato de CVG Ferrominera. La dirigencia sindical del PSUV agrupada en la CBST, que es el corporativismo sindical patronal y gobiernero, ellos saben que no va a ganar ni una partida de dominó.
El desastre de las empresas básicas y la impotencia de los trabajadores, ante el desastre administrativo y gerencial en CORPOELEC, con un contrato colectivo con más de seis años vencidos, las discusiones de este contrato no avanzan y los más seguro es que entre la federación eléctrica y el gobierno lleguen acuerdos, perjudicando las legítimas y justas reivindicaciones exigidas por los trabajadores. Son 42 mil trabajadores activos y 10 mil jubilados que esperan la firma de la Contratación Colectiva, vencido desde hace 6 años y la discusión y negociación en la mesa de discusión va año y medio, demoras que han causado un grave daño económico y social a los trabajadores y jubilados.
Otros trabajadores abandonado por el gobierno obrerista son los de IPOSTEL. La contratación colectiva vencida hace 23 años, la última firma de un contrato colectivo fue en 1992. Los trabajadores exhortan al Ministerio del Trabajo y al ministro para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, a instalar las mesas de negociación del contrato que ampara a 7 mil trabajadores activos y 4.500 jubilados. Los sindicalistas de este sector manifiestan que el último intento para negociar el contrato colectivo fue en 2014, cuando se introdujo el proyecto de convención con el respaldo de ocho sindicatos federados. El proyecto fue admitido por el Ministerio del Trabajo, pero en febrero de 2016 el titular de ese despacho, Oswaldo Vera, les informó que están “de manos atadas y no pueden discutir”.
Ante la desidia y la falta de contundencia de los trabajadores en sus luchas, todos estos factores, además de las divisiones y desorganización de los trabajadores por culpa de una dirigencia sindical incapaz, antiobrera, sumisa, mercantilista y entregada al patrono, mientras estos elementos estén presente la clase trabajadora estará condenada a no avanzar más allá de un reclamo de una reivindicación económica o conformarse con simples bonos como salario. Por eso el fracaso de los ensayos o cortinas de humos del Control Obrero y el Plan Socialista de Guayana, saboteado por ministros del gobierno, dirigentes sindicales y ante la pasividad asumida por los trabajadores, de permitir que la burocracia y la demagogia no permitieran el avance político de los trabajadores. No asumieron su rol, actuaron, como segundones, recibiendo migajas y no logrando asumir su papel histórico, de haber convertido las empresas del Estado en fábricas productivas y no en lo que actualmente son hoy, empresas que no llegan al 30 por ciento de su capacidad instalada. Porque el estado venezolano las abandono y la falta de insumos, repuestos, equipos, adecuación tecnológica y falta de recursos para la inversión, han convertidos las plantas en chatarras. La dirigencia sindical, los trabajadores callaron, no levantaron su voz, ante la debacle de las empresas básicas de Guayana, porque la lucha tiene que ser por sus reivindicaciones económicas y sociales, y la otra salvar las empresas, actualmente dirigida por la casta militar, sector que ha demostrado que son malos administradores de los recursos del erario público. No tienen una victoria o algo bueno que mostrar, sus gestiones están señaladas y denunciadas por falta de ética y moral. Su gestión esta marcada por la corrupción.
La dirigencia sindical y los trabajadores cual nunca han entendido su rol. Tal vez no es el poder político del que tanto se habla en las teorías utópicas del socialismo; socialismo que nunca ha existido, solo capitalismo de estado o capitalismo privado, ambos salvajes, donde los patronos tratan de limitar las reivindicaciones económicas y sociales de los trabajadores. La clase trabajadora si aún hay tiempo de emanciparse debe revisar todo lo hecho hasta ahora, porque hace años que dejo de luchar y su dirigencia se ha convertido en negociantes de todo lo que se pueda vender.
[Tomado de http://www.ruptura.info/opinion/la-emancipacion-de-la-clase-trabajadora-venezolana-juan-linares.]
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