Alfredo G.
En la ciudad de Imola se ha celebrado el setenta aniversario de la
creación de la Federación Anarquista Italiana (FAI). Después de esta
noticia, seguro que a nuestros lectores les surgen algunas preguntas:
¿Por qué en Imola y no en otro punto menos distante de las ciudades
meridionales? ¿Setenta años? ¿No había antes organización anarquista en
Italia?
Se ha realizado en Imola, ciudad del norte, porque allí se custodia el Archivo Histórico de la FAI, y a este acto se le quería dar una dimensión histórica; de alguna manera, el Archivo conserva la memoria del anarquismo militante de la FAI.
Se habla del setenta aniversario pero realmente se cumplen 71 años desde que en 1945 se creara la FAI. El problema ha sido que el año pasado no se pudo realizar porque los diferentes grupos, implicados en un sinnúmero de actividades, no pudieron materialmente "hacer un hueco" para la celebración del aniversario.
Entonces, ¿qué ocurrió en 1945? ¿No existía antes la FAI? En septiembre de 1945 se celebró en la ciudad de Carrara un congreso anarquista. Había terminado la Segunda Guerra Mundial y se había acabado con el fascismo (al menos aparentemente). Al congreso acuden mujeres y hombres que quieren reconstruir una organización anarquista que recoja las experiencias anteriores y sirva para proyectar el anarquismo en la sociedad y a la vez para defender las conquistas realizadas. Antes de la subida al poder de los fascistas existía la Unión Anarquista Italiana (UAI) que, entre otras cosas, llegó a editar un diario (Umanità Nova).
En el congreso de Carrara están presentes los viejos militantes procedentes de la UAI y otros más jóvenes. Proceden de la lucha clandestina, del exilio, de las cárceles, de los campos de concentración, del destierro; una parte muy importante ha participado en la lucha partisana, otros en el maquis francés; incluso los hay que estuvieron en España impulsando y defendiendo la revolución social. En Carrara, una población que se caracteriza por una fortísima presencia anarquista, se reúnen, discuten, analizan, planean y deciden reorganizarse. Se dan el nombre de Federación Anarquista Italiana. Las siglas coinciden con las de la Federación Anarquista Ibérica, gran luchadora por la revolución social en España y Portugal. ¿Casualidad?
Para conmemorar estos setenta años de actividad militante de la FAI se organizó, el pasado 22 de octubre, un Convegno (simposio) en Imola. Se planteó con unas características un poco novedosas para este tipo de actos. En primer lugar, en vez de contar con una seria de ponencias, se cuenta con testimonios de militantes, cuarenta en total. En segundo lugar, también se invita a participar a militantes que por una u otra razón abandonaron la FAI pero que, de alguna manera, siguen activos en el movimiento libertario. Las intervenciones se articulan en torno a tres puntos: La memoria militante, Experiencias organizativas territoriales, y La FAI y los ejes históricos de la segunda mitad del siglo XX.
Se pidió a los participantes un resumen escrito de su intervención y también el texto completo de su exposición. Todo esto con el fin de publicar luego las actas. Con esta práctica, las intervenciones fueron tan solo de unos diez minutos: un comentario vivo de la relación presentada por escrito. Desgraciadamente hubo algunas ausencias, debidas a la edad, a la enfermedad o a la imposibilidad material de acudir. En algunos casos se leyó el resumen de la intervención de quien no había podido estar presente.
A las diez de la mañana empieza el acto; intervengo para saludar en nombre del Comité de Redacción de Tierra y Libertad.
La memoria militante
Comienza la primera sesión presentada y coordinada por Giorgio Sacchetti. Hablan Aurora Failla y Soledad Nicolazzi de sus experiencias en el seno de familias anarquistas, relatos preciosos y emotivos; me quedo con una frase: "los hijos no son de quien los hace sino de quien los cría"; resaltan lo importante que resultó para su formación el conocer a toda la gente que pasó por sus casas. Settimio Pretelli nos cuenta anécdotas de su militancia en los años 70 y 80. Massimo Ortalli, uno de los responsables del Archivo Histórico de la FAI, interviene para hablar de la transmisión de la memoria entre generaciones y de la conservación de los documentos; Massimo Varengo nos cuenta la pequeña historia de la Redacción del semanario Umanità Nova entre 1974 y 1978; Patrizia Nesti hace lo mismo con el periodo 1986-1989. Alfredo Salerni basa su intervención en lo que significó para la FAI el congreso de Senigallia de 1987, con el debate sobre la organización formal y sobre la organización de síntesis. Walter Siri habla de sus 36 años en la FAI y acaba afirmando: "si la FAI no existiese, la inventaríamos". Mariella Bernardini, con su intervención "Temblad, temblad…", nos trazó una panorámica de un periodo significativo de lucha y pensamiento de las mujeres anarquistas, el transcurrido entre 1975 y 2000; muy interesante y emocionante. Cristina Valenti nos relató la presencia del Living Theatre en uno de los congresos de la FAI, con Julian Beck presentándose como anarquista no violento. Para cerrar la sesión, Errico Moroni habló de su experiencia en las luchas sociales.
A continuación fuimos a comer. Los compañeros de Imola hicieron un trabajo estupendo durante toda la jornada, pero a la hora de comer se superaron a sí mismos: en un momento estaban organizadas las mesas por todas partes y se servía una comida estupenda que, por respeto a los compañeros veganos, no tenía ninguna traza de productos animales. Otra cosa es que alguien trajera queso o embutido y lo compartiera con los omnívoros…
A las tres y cuarto empezó la siguiente sesión.
Experiencias organizativas territoriales
Presenta y modera Franco Schirone. Comienza Italino Rossi con un emocionante relato sobre las experiencias libertarias llevadas a cabo en Carrara tras la Segunda Guerra Mundial, haciendo hincapié en las cooperativas de consumo, que organizaron de forma libertaria la distribución de alimentos, y la Colonia Berneri, que ofrecía a los niños unas vacaciones en contacto con la naturaleza. Massimiliano Ilari nos habla de su experiencia anarquista en la ciudad de Parma; Gianandrea Ferrari resume la historia de la Federación en su ciudad, Reggio Emilia (en el número de octubre de Tierra y Libertad se puede leer el relato de una de las muchas iniciativas llevadas a cabo por los grupos de la FAI en esta ciudad, Las Cocinas del Pueblo). Enrico Calandri habló de los grupos en Roma durante el difícil periodo que va de 1969 a 1974, con la Estrategia de la Tensión compuesta por provocaciones, atentados de los servicios paralelos del Estado, represión y desinformación. Continúa hablando del movimiento en Roma Francesco "Fricche", que nos relata la actividad del interesante y rompedor Grupo Anarquista de Contracultura, entre 1979 y 1993. Finaliza la sesión Giordano Cotichelli hablando de las luchas en la sanidad pública, con el protagonismo de los anarquistas, con una referencia ejemplificadora en los conflictos del hospital de Chiaravalle.
Tras cinco minutos de pausa, se reanudan las tareas a las cuatro.
La FAI y los ejes históricos de la segunda mitad del siglo XX
Modera e introduce esta tercera sesión Italino Rossi, que da paso a Massimiliano Ilari, que nos habla del semanario Umanità Nova en el periodo que va de 1944 a 1953. Franco Schirone, en su intervención "Entre pasado y futuro", trató los sucesos acaecidos entre 1943 y 1950, es decir, entre la lucha partisana y la nueva realidad del capitalismo. Tiziano Antonelli habló de las reuniones nacionales de los trabajadores anarquistas, poniendo de relieve una realidad: los anarquistas no hablan de "ir al encuentro" de los trabajadores porque ellos mismos son trabajadores. Massimo Varengo afrontó el periodo 1968-1977, época de utopías y contrarrevoluciones; su discurso me emocionó particularmente porque la época que describió es en la que yo empecé mi militancia anarquista. Cosas de la edad. Giorgio Sacchetti cerró la sesión tratando de la Internacional Anarquista (de la que fue secretario en los años 80), trazando un mapa de realidades y recorridos. Después, algunos compañeros se empeñaron en que hablara yo también; brevemente, tuve palabras de agradecimiento por lo interesante de la jornada y remarqué lo que me pareció importantísimo para el desarrollo y difusión del anarquismo: la buena convivencia y el compañerismo. Dos características que habían estado presentes durante todo el día.
A las seis y cuarto de la tarde, Claudio Mazzolani, encargado de la logística, cerró la jornada agradeciendo la participación de los ponentes y el entusiasmo de todos los presentes. Tras las despedidas, algunos compañeros nos fuimos a cenar juntos. En la mesa la conversación giró, claro está, en torno al anarquismo, pero también (y sobre todo) hablamos de cine, de literatura, de sexo, de economía, de bellas artes, de lingüística… un compendio de temas propios de anarquistas. Porque formamos parte del mundo y no queremos recluirnos en guetos.
Epílogo
Aprovechando mi viaje, los compañeros me organizaron una serie de conferencias en varias ciudades, unas antes y otras después de la jornada de Imola. Hablé en Bellinzona (Suiza italiana), Milán, Bolonia, Livorno y Alessandria. Los temas tratados fueron la clandestinidad y el exilio en el franquismo, la Transición y la actualidad. Menos en Livorno, que hablé de la autogestión, en el pasado y en el presente. En todas partes fui tratado maravillosamente, con mucho cariño; me iban a esperar al tren, me invitaban a comer, me abrían sus casas para dormir, me compraban el billete para el siguiente tramo y me acompañaban hasta el tren. Me han regalado libros y han hecho aportaciones solidarias para nuestras ediciones. Las charlas en las sedes (que allí suelen llamar Círculos) fueron muy animadas. Tras mis conferencias las preguntas mostraban el interés de los asistentes y su alto nivel. De todas partes traje un recuerdo entrañable. En Bellinzona consiguieron sacar una columna anunciando la conferencia en el único diario de Suiza en italiano. En Milán me regalaron una bandera, en Livorno el texto de una obra de teatro sobre Pietro Gori con canciones (que ya me gustaría montar en castellano), en Alessandria, entre otras cosas, Salvatore Corvaio me escribió una dedicatoria que resume nuestras intenciones: "Anarquía es un abrazo al mundo". Por no hablar de los regalos de los viejos amigos…
En todas partes experimenté esa sensación de que el anarquismo existe en todos esos gestos de compañerismo que nos caracterizan y que los enemigos de la libertad (Estado, capitalismo y religión) jamás podrán arrebatarnos. Seguimos.
[Publicado originalmente en el periódico Tierra y Libertad # 340, Madrid, noviembre 2016. Número completo accesible en http://www.nodo50.org/tierraylibertad.]
Se ha realizado en Imola, ciudad del norte, porque allí se custodia el Archivo Histórico de la FAI, y a este acto se le quería dar una dimensión histórica; de alguna manera, el Archivo conserva la memoria del anarquismo militante de la FAI.
Se habla del setenta aniversario pero realmente se cumplen 71 años desde que en 1945 se creara la FAI. El problema ha sido que el año pasado no se pudo realizar porque los diferentes grupos, implicados en un sinnúmero de actividades, no pudieron materialmente "hacer un hueco" para la celebración del aniversario.
Entonces, ¿qué ocurrió en 1945? ¿No existía antes la FAI? En septiembre de 1945 se celebró en la ciudad de Carrara un congreso anarquista. Había terminado la Segunda Guerra Mundial y se había acabado con el fascismo (al menos aparentemente). Al congreso acuden mujeres y hombres que quieren reconstruir una organización anarquista que recoja las experiencias anteriores y sirva para proyectar el anarquismo en la sociedad y a la vez para defender las conquistas realizadas. Antes de la subida al poder de los fascistas existía la Unión Anarquista Italiana (UAI) que, entre otras cosas, llegó a editar un diario (Umanità Nova).
En el congreso de Carrara están presentes los viejos militantes procedentes de la UAI y otros más jóvenes. Proceden de la lucha clandestina, del exilio, de las cárceles, de los campos de concentración, del destierro; una parte muy importante ha participado en la lucha partisana, otros en el maquis francés; incluso los hay que estuvieron en España impulsando y defendiendo la revolución social. En Carrara, una población que se caracteriza por una fortísima presencia anarquista, se reúnen, discuten, analizan, planean y deciden reorganizarse. Se dan el nombre de Federación Anarquista Italiana. Las siglas coinciden con las de la Federación Anarquista Ibérica, gran luchadora por la revolución social en España y Portugal. ¿Casualidad?
Para conmemorar estos setenta años de actividad militante de la FAI se organizó, el pasado 22 de octubre, un Convegno (simposio) en Imola. Se planteó con unas características un poco novedosas para este tipo de actos. En primer lugar, en vez de contar con una seria de ponencias, se cuenta con testimonios de militantes, cuarenta en total. En segundo lugar, también se invita a participar a militantes que por una u otra razón abandonaron la FAI pero que, de alguna manera, siguen activos en el movimiento libertario. Las intervenciones se articulan en torno a tres puntos: La memoria militante, Experiencias organizativas territoriales, y La FAI y los ejes históricos de la segunda mitad del siglo XX.
Se pidió a los participantes un resumen escrito de su intervención y también el texto completo de su exposición. Todo esto con el fin de publicar luego las actas. Con esta práctica, las intervenciones fueron tan solo de unos diez minutos: un comentario vivo de la relación presentada por escrito. Desgraciadamente hubo algunas ausencias, debidas a la edad, a la enfermedad o a la imposibilidad material de acudir. En algunos casos se leyó el resumen de la intervención de quien no había podido estar presente.
A las diez de la mañana empieza el acto; intervengo para saludar en nombre del Comité de Redacción de Tierra y Libertad.
La memoria militante
Comienza la primera sesión presentada y coordinada por Giorgio Sacchetti. Hablan Aurora Failla y Soledad Nicolazzi de sus experiencias en el seno de familias anarquistas, relatos preciosos y emotivos; me quedo con una frase: "los hijos no son de quien los hace sino de quien los cría"; resaltan lo importante que resultó para su formación el conocer a toda la gente que pasó por sus casas. Settimio Pretelli nos cuenta anécdotas de su militancia en los años 70 y 80. Massimo Ortalli, uno de los responsables del Archivo Histórico de la FAI, interviene para hablar de la transmisión de la memoria entre generaciones y de la conservación de los documentos; Massimo Varengo nos cuenta la pequeña historia de la Redacción del semanario Umanità Nova entre 1974 y 1978; Patrizia Nesti hace lo mismo con el periodo 1986-1989. Alfredo Salerni basa su intervención en lo que significó para la FAI el congreso de Senigallia de 1987, con el debate sobre la organización formal y sobre la organización de síntesis. Walter Siri habla de sus 36 años en la FAI y acaba afirmando: "si la FAI no existiese, la inventaríamos". Mariella Bernardini, con su intervención "Temblad, temblad…", nos trazó una panorámica de un periodo significativo de lucha y pensamiento de las mujeres anarquistas, el transcurrido entre 1975 y 2000; muy interesante y emocionante. Cristina Valenti nos relató la presencia del Living Theatre en uno de los congresos de la FAI, con Julian Beck presentándose como anarquista no violento. Para cerrar la sesión, Errico Moroni habló de su experiencia en las luchas sociales.
A continuación fuimos a comer. Los compañeros de Imola hicieron un trabajo estupendo durante toda la jornada, pero a la hora de comer se superaron a sí mismos: en un momento estaban organizadas las mesas por todas partes y se servía una comida estupenda que, por respeto a los compañeros veganos, no tenía ninguna traza de productos animales. Otra cosa es que alguien trajera queso o embutido y lo compartiera con los omnívoros…
A las tres y cuarto empezó la siguiente sesión.
Experiencias organizativas territoriales
Presenta y modera Franco Schirone. Comienza Italino Rossi con un emocionante relato sobre las experiencias libertarias llevadas a cabo en Carrara tras la Segunda Guerra Mundial, haciendo hincapié en las cooperativas de consumo, que organizaron de forma libertaria la distribución de alimentos, y la Colonia Berneri, que ofrecía a los niños unas vacaciones en contacto con la naturaleza. Massimiliano Ilari nos habla de su experiencia anarquista en la ciudad de Parma; Gianandrea Ferrari resume la historia de la Federación en su ciudad, Reggio Emilia (en el número de octubre de Tierra y Libertad se puede leer el relato de una de las muchas iniciativas llevadas a cabo por los grupos de la FAI en esta ciudad, Las Cocinas del Pueblo). Enrico Calandri habló de los grupos en Roma durante el difícil periodo que va de 1969 a 1974, con la Estrategia de la Tensión compuesta por provocaciones, atentados de los servicios paralelos del Estado, represión y desinformación. Continúa hablando del movimiento en Roma Francesco "Fricche", que nos relata la actividad del interesante y rompedor Grupo Anarquista de Contracultura, entre 1979 y 1993. Finaliza la sesión Giordano Cotichelli hablando de las luchas en la sanidad pública, con el protagonismo de los anarquistas, con una referencia ejemplificadora en los conflictos del hospital de Chiaravalle.
Tras cinco minutos de pausa, se reanudan las tareas a las cuatro.
La FAI y los ejes históricos de la segunda mitad del siglo XX
Modera e introduce esta tercera sesión Italino Rossi, que da paso a Massimiliano Ilari, que nos habla del semanario Umanità Nova en el periodo que va de 1944 a 1953. Franco Schirone, en su intervención "Entre pasado y futuro", trató los sucesos acaecidos entre 1943 y 1950, es decir, entre la lucha partisana y la nueva realidad del capitalismo. Tiziano Antonelli habló de las reuniones nacionales de los trabajadores anarquistas, poniendo de relieve una realidad: los anarquistas no hablan de "ir al encuentro" de los trabajadores porque ellos mismos son trabajadores. Massimo Varengo afrontó el periodo 1968-1977, época de utopías y contrarrevoluciones; su discurso me emocionó particularmente porque la época que describió es en la que yo empecé mi militancia anarquista. Cosas de la edad. Giorgio Sacchetti cerró la sesión tratando de la Internacional Anarquista (de la que fue secretario en los años 80), trazando un mapa de realidades y recorridos. Después, algunos compañeros se empeñaron en que hablara yo también; brevemente, tuve palabras de agradecimiento por lo interesante de la jornada y remarqué lo que me pareció importantísimo para el desarrollo y difusión del anarquismo: la buena convivencia y el compañerismo. Dos características que habían estado presentes durante todo el día.
A las seis y cuarto de la tarde, Claudio Mazzolani, encargado de la logística, cerró la jornada agradeciendo la participación de los ponentes y el entusiasmo de todos los presentes. Tras las despedidas, algunos compañeros nos fuimos a cenar juntos. En la mesa la conversación giró, claro está, en torno al anarquismo, pero también (y sobre todo) hablamos de cine, de literatura, de sexo, de economía, de bellas artes, de lingüística… un compendio de temas propios de anarquistas. Porque formamos parte del mundo y no queremos recluirnos en guetos.
Epílogo
Aprovechando mi viaje, los compañeros me organizaron una serie de conferencias en varias ciudades, unas antes y otras después de la jornada de Imola. Hablé en Bellinzona (Suiza italiana), Milán, Bolonia, Livorno y Alessandria. Los temas tratados fueron la clandestinidad y el exilio en el franquismo, la Transición y la actualidad. Menos en Livorno, que hablé de la autogestión, en el pasado y en el presente. En todas partes fui tratado maravillosamente, con mucho cariño; me iban a esperar al tren, me invitaban a comer, me abrían sus casas para dormir, me compraban el billete para el siguiente tramo y me acompañaban hasta el tren. Me han regalado libros y han hecho aportaciones solidarias para nuestras ediciones. Las charlas en las sedes (que allí suelen llamar Círculos) fueron muy animadas. Tras mis conferencias las preguntas mostraban el interés de los asistentes y su alto nivel. De todas partes traje un recuerdo entrañable. En Bellinzona consiguieron sacar una columna anunciando la conferencia en el único diario de Suiza en italiano. En Milán me regalaron una bandera, en Livorno el texto de una obra de teatro sobre Pietro Gori con canciones (que ya me gustaría montar en castellano), en Alessandria, entre otras cosas, Salvatore Corvaio me escribió una dedicatoria que resume nuestras intenciones: "Anarquía es un abrazo al mundo". Por no hablar de los regalos de los viejos amigos…
En todas partes experimenté esa sensación de que el anarquismo existe en todos esos gestos de compañerismo que nos caracterizan y que los enemigos de la libertad (Estado, capitalismo y religión) jamás podrán arrebatarnos. Seguimos.
[Publicado originalmente en el periódico Tierra y Libertad # 340, Madrid, noviembre 2016. Número completo accesible en http://www.nodo50.org/tierraylibertad.]
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