Carlos Nieto
En estos tiempos de profunda crisis en Venezuela, pareciera que aquel famoso slogan del fallecido Presidente Chávez “Patria, socialismo o muerte”, ha cambiado a otro igualmente dramático pero que dibuja en tres palabras la terrible situación que estamos viviendo los venezolanos hoy en día “Cárcel, socialismo y hambre”.
Muy a lo lejos quedaros aquellas expresiones del Comandante Chávez cuando a inicios de su mandato, allá por 1999, justificaba a los padres que salieran a robar para darle de comer a sus hijos y alegaba que si esto lo hacían por necesidad y no por robar era absolutamente valido.
En estos tiempos de profunda crisis en Venezuela, pareciera que aquel famoso slogan del fallecido Presidente Chávez “Patria, socialismo o muerte”, ha cambiado a otro igualmente dramático pero que dibuja en tres palabras la terrible situación que estamos viviendo los venezolanos hoy en día “Cárcel, socialismo y hambre”.
Muy a lo lejos quedaros aquellas expresiones del Comandante Chávez cuando a inicios de su mandato, allá por 1999, justificaba a los padres que salieran a robar para darle de comer a sus hijos y alegaba que si esto lo hacían por necesidad y no por robar era absolutamente valido.
Mucha agua ha corrido desde aquellos tiempos en que sin lugar a dudas los venezolanos gozábamos de una mejor calidad de vida, íbamos a un automercado a comprar lo que queríamos, sin más limitación que la del dinero que disponíamos para realizar nuestras compras, no era necesario madrugar, ni hacer colas interminables o tener un día determinado para adquirir nuestros alimentos.
Dieciocho años después las cosas han cambiado, diría que demasiado, los venezolanos nunca imaginamos vivir una situación ni siquiera parecida a la que hoy tenemos y donde el hambre se ha convertido en nuestro más cercano acompañante, hay millones de hogares que no tienen que comer, padres que se acuestan a dormir sin comer para poder darle lo poco que hay a sus hijos, niños que van a las escuelas sin haber desayunado simplemente porque en sus casas no hay comida.
Al hambre que ya de por si se ha convertido en algo muy difícil de llevar a cuestas, tenemos que sumarle que estamos todos sujetos a terminar en una cárcel si tan solo se nos ocurre alzar un poco la voz y quejarnos por lo que está pasando, que hace más difícil la carga si tomamos en cuenta que nuestro país no se caracteriza precisamente por tener las mejores cárceles del planeta y donde más se respeten los derechos humanos.
Solo basta rememorar la foto que circulo en el mundo entero en días recientes, donde se apreciaban a las 124 personas que fueron detenidas y encarceladas en el Estado Delta Amacuro, por exigir comida porque tenían hambre, la imagen de todos tirados en el piso, amarrados por una cuerda, harapientos y en condiciones deplorables, para imaginarnos el destino que nos espera a los que protestemos, gritemos o denunciemos que no tenemos que comer.
La ya declarada, dictadura venezolana, no solo persigue y encarcela a todo aquel que piense diferente, ahora también lo hace con el que tenga hambre y no tenga que comer y reclame su derecho constitucional a tener soberanía alimentaria, en estos tiempos, protestar no es un derecho, es un delito.
Lo ocurrido en Delta Amacuro en días recientes, también lo habíamos visto hace poco en el Estado Sucre, decenas de sucrenses presos por protestar por tener hambre y lo seguimos viendo día a día en diferentes sitios del país, y sin ser profeta del desastre, continuaran ocurriendo, pues el régimen desconoce la situación alimentaria del país y se burlan de la inteligencia de los venezolanos al extremo que nuestra canciller informo en la OEA que aquí hay comida para alimentar a 3 países igual al nuestro ¿Dónde la tendrán?.
No solo te llevan preso por tener hambre y expresarlo, sino que además te envían a cárceles ubicadas a miles de kilómetros de distancia del lugar donde eres detenido, por supuesto sin ninguna garantía de que los detenidos por tener hambre, van a tener un juicio justo y un debido proceso, pues nunca serán trasladados a su juez de causa, su juez natural y por lo tanto vivirá el destino de muchos de los reclusos en las cárceles venezolanas, completamente olvidados y marginados.
Contrariamente a aquella justificación que hacia el creador de esta mal llamada revolución, de que los padres que por estado de necesidad robaban para dar de comer a sus hijos tenían justificación, ahora la consigna cambia y el que protesta porque tiene hambre y no tiene que darles a sus hijos con seguridad la cárcel será su destino.
Cuando esto pase, porque no tengo ninguna duda de que va a pasar y muy pronto, son muchos los funcionarios del régimen que tendrán que dar muchas explicaciones por su indigna actuación en esta etapa oscura de nuestra historia, no podemos olvidar que las violaciones a los derechos humanos no prescriben.
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