Erasmo Calzadilla
Ya viene llegando, finalmente, lo que hace rato venía en camino: el contagio con la crisis en Venezuela. Nuestro principal aliado comercial y fuente de la mayor parte del petróleo que consumimos yace sumido en una grave crisis. ¿Pero qué es lo que sucede en el “hermano” país suramericano?
“¿De qué huevo tú saliste, no te enteras que bajaron los precios del petróleo y ahora Maduro no puede sostenerse?”. Esa es la tontería que los medios han difundido y la mayoría de la gente cree, pero es solo una pequeña parte de la verdad mezclada con buena porción de mentira. Según la hipótesis el problema quedaría resuelto con la recuperación del barril (así opina la izquierda oficial) o con la salida de Maduro del poder (para algunos analistas la mediocridad y corrupción del actual
gobierno ha jugado un papel fundamental).
Pero la crisis es mucho más profunda y de larga data porque depende, en última instancia, del declive de las fuentes de energía fósil. Este proceso viene ocurriendo de manera lenta pero inexorable y ya ha hundido a países como Siria, Yemen y Libia; ojalá nunca lleguemos tan lejos. En lo que resta de este post voy a tratar de explicar someramente la situación. Me apoyaré en una nota de Diario de Cuba. Dice el texto:
"Venezuela tiene las mayores reservas de crudo del mundo, aunque la producción ha disminuido en los últimos años en medio de una prolongada desinversión atizada por la caída de los precios del petróleo…"
El siguiente gráfico muestra la producción de petróleo en Venezuela y los precios internacionales del barril. La gráfica permite apreciar que la caída en la producción no es un fenómeno de “los últimos años”, como afirma Diario de Cuba. El descenso comenzó a finales de los 60; la segunda gran recaída arrancó unos años antes de que el gobierno bolivariano se instalara en Miraflores.
Ya viene llegando, finalmente, lo que hace rato venía en camino: el contagio con la crisis en Venezuela. Nuestro principal aliado comercial y fuente de la mayor parte del petróleo que consumimos yace sumido en una grave crisis. ¿Pero qué es lo que sucede en el “hermano” país suramericano?
“¿De qué huevo tú saliste, no te enteras que bajaron los precios del petróleo y ahora Maduro no puede sostenerse?”. Esa es la tontería que los medios han difundido y la mayoría de la gente cree, pero es solo una pequeña parte de la verdad mezclada con buena porción de mentira. Según la hipótesis el problema quedaría resuelto con la recuperación del barril (así opina la izquierda oficial) o con la salida de Maduro del poder (para algunos analistas la mediocridad y corrupción del actual
gobierno ha jugado un papel fundamental).
Pero la crisis es mucho más profunda y de larga data porque depende, en última instancia, del declive de las fuentes de energía fósil. Este proceso viene ocurriendo de manera lenta pero inexorable y ya ha hundido a países como Siria, Yemen y Libia; ojalá nunca lleguemos tan lejos. En lo que resta de este post voy a tratar de explicar someramente la situación. Me apoyaré en una nota de Diario de Cuba. Dice el texto:
"Venezuela tiene las mayores reservas de crudo del mundo, aunque la producción ha disminuido en los últimos años en medio de una prolongada desinversión atizada por la caída de los precios del petróleo…"
El siguiente gráfico muestra la producción de petróleo en Venezuela y los precios internacionales del barril. La gráfica permite apreciar que la caída en la producción no es un fenómeno de “los últimos años”, como afirma Diario de Cuba. El descenso comenzó a finales de los 60; la segunda gran recaída arrancó unos años antes de que el gobierno bolivariano se instalara en Miraflores.
Venezuela tiene las mayores reservas del mundo pero los pozos de buena calidad vienen mermando desde hace décadas. Va quedando el petróleo cuya refinación resulta energéticamente y (por ende) económicamente inviable. Tan grave es la situación que ahora el país importa crudo ligero y otros disolventes para mejorar la calidad del pesado que extrae. Y no se trata de un problema exclusivo de ese país, es un fenómeno global que ya sufre la inmensa mayoría de los grandes productores; especialmente funesto para aquellos con economía débil y poco diversificada.
El otro “errorcito” de Diario de Cuba, muy relacionado con el anterior, es asociar la caída de la producción con "la de los precios del petróleo". El descenso en la producción tiene un ritmo propio que no ha sido perturbado ni por el desplome actual de los precios ni por la escalada de hace unos años; en el lenguaje de los economistas diríamos que es inelástica. Y es así porque, como habíamos dicho, se trata de un proceso “natural” que muy poco depende de los vaivenes del mercado. El
Coeficiente de Correlación entre el precio del barril y la producción de petróleo en Venezuela es de 0,3. O, en otras palabras, no existe un vínculo matemáticamente apreciable entre los dos fenómenos.
Toca ahora echar un vistazo sobre las típicas mentiras del gobierno cubano y los economistas que lo asesoran. Por la misma razón que hemos venido explicando, por ser un fenómeno de larga data con fundamento geológico y existir instrumentos matemáticos que lo describen, la crisis actual era perfectamente predecible. Podemos compararlo con una de esas tormentas tropicales que nacen al este del Atlántico y se desplazan lentamente rumbo oeste. Antes de su paso podemos hacer evaluaciones de riesgo y emprender acciones preventivas. La crisis que ahora llega a Cuba ya había impactado en otros países del área que recibían petróleo de Venezuela, como Uruguay y República Dominicana. ¿No era lógico pensar, o al menos sospechar, que también nos tocaría?
La respuesta es: Claro, por supuesto, lo sensato era asumirla como un escenario muy posible y actuar en consecuencia; tiempo de sobra hemos tenido. Pero por alguna razón que no logro comprender nuestros gobernantes prefirieron hacer caso omiso a las advertencias, no avisar a la población y continuar con sus fantasiosos proyectos de desarrollo y crecimiento al 4%. Ahora aparecen en escena como caídos de la mata ante una sorpresa inesperada, haciendo recortes y ajustes de última hora (tan como suelen ser) y asumiendo cero responsabilidad sobre sus injustificados errores de cálculo.
Hasta ayer, por lo menos, la economía cubana vivía un momento de gloria, relacionada con el turismo. A propósito de fiesta había un montón de gente comprando aires acondicionados, potentes hornos y lavadoras, duchas eléctricas y otros dispositivos altamente consumidores. Es probable que estos equipos no puedan ser explotados adecuadamente, si comienzan los recortes en el fluido eléctrico. Por otra parte, el alto consumo de los mismos estresará el sistema de distribución energética. ¿Y cuántos establecimientos estatales y particulares no han sido acondicionados de forma tal que es imposible permanecer en ellos sin ventilación artificial? Todo ello pudo prevenirse con un sistema de alerta temprana y ejecución de medidas ante el arribo de una crisis perfectamente predecible.
En su intervención Raúl Castro cometió “gazapos” dignos de resaltar. El primero de ellos: asegurar que la crisis en Venezuela tiene como causa la “guerra económica para debilitar el apoyo popular a su revolución”. Yo no sé si Raúl y sus asesores se creen semejante tontería o es solo para consumo de los que ellos consideran tontos. Lo cierto es que ya ha comenzado la tormenta y Castro segundo insiste en esa peligrosa y absurda tesis que no ayuda en nada a la hora de tomar las decisiones correctas. Para colmo asumen un optimismo irracional al creer que Maduro ganará la supuesta guerra, de donde deriva (y actúa como si) la crisis fuese COYUNTURAL!!! Madre santa.
En su visita a la isla hace ya varios meses, la Analista de Riesgo Gail Tverberg sugirió comenzar cuanto antes la preparación para la crisis, poniendo un empeño extraordinario en la agricultura de bajo consumo energético y el regreso de las familias al campo. Pero Murillo pretende avanzar en un sentido totalmente diferente. Nuestro Ministro de Economía quiere poner más recursos en la producción nacional de ron, y supongo no quedará atrás la de cerveza enlatada, la de agua embotellada, la construcción de hoteles, campos de golf y todo lo que el turismo necesita para florecer.
Cubanos, no es difícil concluir que nuestros gobernantes no están mostrando sagacidad o luz larga para comprender el panorama y, como antaño, nos van a meter de cabeza en lo más profundo del hoyo. Luego dirán que fue inevitable, que las circunstancias obligaron y el resto del cuento que ya sabemos. Todo esto de la crisis sin salida es muy difícil de asimilar, supongo, pero deberíamos pensar seriamente en ello, visto el hecho de que los pensadores profesionales no lo están haciendo bien. Podría ser, incluso, la oportunidad de fundar ambiciosos proyectos sociales: de acabar con el Capitalismo y volver a conectar con la Naturaleza y el espíritu, por ejemplo, o traer la añorada democracia a Cuba… Solo tenemos que situar las utopías en una perspectiva realista para que nuestras acciones no sean totalmente desacertadas.
[Publicado originalmente en el Boletín Ecológico El Guardabosques # 1, La Habana, julio 2016. Artículo también accesible en http://www.havanatimes.org/sp/?p=116929>http://www.havanatimes.org/sp/?p=116929.]
El otro “errorcito” de Diario de Cuba, muy relacionado con el anterior, es asociar la caída de la producción con "la de los precios del petróleo". El descenso en la producción tiene un ritmo propio que no ha sido perturbado ni por el desplome actual de los precios ni por la escalada de hace unos años; en el lenguaje de los economistas diríamos que es inelástica. Y es así porque, como habíamos dicho, se trata de un proceso “natural” que muy poco depende de los vaivenes del mercado. El
Coeficiente de Correlación entre el precio del barril y la producción de petróleo en Venezuela es de 0,3. O, en otras palabras, no existe un vínculo matemáticamente apreciable entre los dos fenómenos.
Toca ahora echar un vistazo sobre las típicas mentiras del gobierno cubano y los economistas que lo asesoran. Por la misma razón que hemos venido explicando, por ser un fenómeno de larga data con fundamento geológico y existir instrumentos matemáticos que lo describen, la crisis actual era perfectamente predecible. Podemos compararlo con una de esas tormentas tropicales que nacen al este del Atlántico y se desplazan lentamente rumbo oeste. Antes de su paso podemos hacer evaluaciones de riesgo y emprender acciones preventivas. La crisis que ahora llega a Cuba ya había impactado en otros países del área que recibían petróleo de Venezuela, como Uruguay y República Dominicana. ¿No era lógico pensar, o al menos sospechar, que también nos tocaría?
La respuesta es: Claro, por supuesto, lo sensato era asumirla como un escenario muy posible y actuar en consecuencia; tiempo de sobra hemos tenido. Pero por alguna razón que no logro comprender nuestros gobernantes prefirieron hacer caso omiso a las advertencias, no avisar a la población y continuar con sus fantasiosos proyectos de desarrollo y crecimiento al 4%. Ahora aparecen en escena como caídos de la mata ante una sorpresa inesperada, haciendo recortes y ajustes de última hora (tan como suelen ser) y asumiendo cero responsabilidad sobre sus injustificados errores de cálculo.
Hasta ayer, por lo menos, la economía cubana vivía un momento de gloria, relacionada con el turismo. A propósito de fiesta había un montón de gente comprando aires acondicionados, potentes hornos y lavadoras, duchas eléctricas y otros dispositivos altamente consumidores. Es probable que estos equipos no puedan ser explotados adecuadamente, si comienzan los recortes en el fluido eléctrico. Por otra parte, el alto consumo de los mismos estresará el sistema de distribución energética. ¿Y cuántos establecimientos estatales y particulares no han sido acondicionados de forma tal que es imposible permanecer en ellos sin ventilación artificial? Todo ello pudo prevenirse con un sistema de alerta temprana y ejecución de medidas ante el arribo de una crisis perfectamente predecible.
En su intervención Raúl Castro cometió “gazapos” dignos de resaltar. El primero de ellos: asegurar que la crisis en Venezuela tiene como causa la “guerra económica para debilitar el apoyo popular a su revolución”. Yo no sé si Raúl y sus asesores se creen semejante tontería o es solo para consumo de los que ellos consideran tontos. Lo cierto es que ya ha comenzado la tormenta y Castro segundo insiste en esa peligrosa y absurda tesis que no ayuda en nada a la hora de tomar las decisiones correctas. Para colmo asumen un optimismo irracional al creer que Maduro ganará la supuesta guerra, de donde deriva (y actúa como si) la crisis fuese COYUNTURAL!!! Madre santa.
En su visita a la isla hace ya varios meses, la Analista de Riesgo Gail Tverberg sugirió comenzar cuanto antes la preparación para la crisis, poniendo un empeño extraordinario en la agricultura de bajo consumo energético y el regreso de las familias al campo. Pero Murillo pretende avanzar en un sentido totalmente diferente. Nuestro Ministro de Economía quiere poner más recursos en la producción nacional de ron, y supongo no quedará atrás la de cerveza enlatada, la de agua embotellada, la construcción de hoteles, campos de golf y todo lo que el turismo necesita para florecer.
Cubanos, no es difícil concluir que nuestros gobernantes no están mostrando sagacidad o luz larga para comprender el panorama y, como antaño, nos van a meter de cabeza en lo más profundo del hoyo. Luego dirán que fue inevitable, que las circunstancias obligaron y el resto del cuento que ya sabemos. Todo esto de la crisis sin salida es muy difícil de asimilar, supongo, pero deberíamos pensar seriamente en ello, visto el hecho de que los pensadores profesionales no lo están haciendo bien. Podría ser, incluso, la oportunidad de fundar ambiciosos proyectos sociales: de acabar con el Capitalismo y volver a conectar con la Naturaleza y el espíritu, por ejemplo, o traer la añorada democracia a Cuba… Solo tenemos que situar las utopías en una perspectiva realista para que nuestras acciones no sean totalmente desacertadas.
[Publicado originalmente en el Boletín Ecológico El Guardabosques # 1, La Habana, julio 2016. Artículo también accesible en http://www.havanatimes.org/sp/?p=116929>http://www.havanatimes.org/sp/?p=116929.]
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