Rodolfo Montes De Oca
Crónicas Negras es una serie de entrevistas realizadas a diferentes anarquistas que viven (o han vivido) en Venezuela, sorteando las vicisitudes de la existencia en el socialismo del siglo XXI, como un relato de los tiempos que atravesamos. Hombres y mujeres que desde la cotidianidad tratan de resistir la bota y las precariedades a la cual nos han sometido.
En esta entrega contamos con la presencial especial de Jaime Chang desde Brasil, compañero libertario, mejor conocido por todos como “el chino” por su ascendencia asiática, que durante mucho tiempo fue miembro de la escena anarcopunk local, colaborando con música, fanzines y arte. Aquí se los dejo:
Crónicas Negras es una serie de entrevistas realizadas a diferentes anarquistas que viven (o han vivido) en Venezuela, sorteando las vicisitudes de la existencia en el socialismo del siglo XXI, como un relato de los tiempos que atravesamos. Hombres y mujeres que desde la cotidianidad tratan de resistir la bota y las precariedades a la cual nos han sometido.
En esta entrega contamos con la presencial especial de Jaime Chang desde Brasil, compañero libertario, mejor conocido por todos como “el chino” por su ascendencia asiática, que durante mucho tiempo fue miembro de la escena anarcopunk local, colaborando con música, fanzines y arte. Aquí se los dejo:
¿Cómo era vivir en la Caracas socialista del siglo XXI?
Vivir en la “Caracas Socialista del Siglo XXI” fue una etapa crucial en mi vida, en la que me terminó de convencer de que no quería nada con el Estado, además me ayudó a crecer como individuo autónomo.
Recuerdo que trabajar o estar vinculado con el gobierno llegó a ser una meta, salvación o solución para muchos. Llegué a trabajar en varios proyectos culturales en el que existe una jerarquía basado en estatus, trayectoria laboral y antigüedad. Existía una brecha enorme entre los novatos como yo y los que ya estaban en la movida. En lugar de crecer todos juntos como colectivo de una manera solidaria, me percaté de cierta competencia en el ambiente ya que los antiguos se sentían intimidados con la nueva competencia. Había una mini mafia reclutando a los más capacitados o aquellos dentro del patrón estético. Luego veías a los mismos en todas las programaciones culturales y al poco tiempo con motos nuevas que el Estado ofrecía a precios populares, de aquellas que nunca llegan al concesionario que pareciera que ya estuviesen asignadas para ellos e hijos de militares.
La universidad era decadente cada día, los paros indefinidos y el comedor funcionaba cada vez menos.
Me emocioné mucho cuando el descontento que todos compartimos se sumó, había solidaridad con nuestros profesores, todos unidos por la misma lucha en una manera horizontal. Recuerdo que había convocatorias estudiantiles, venta de libros para recaudación de fondos para divulgar comunicados informativos, elaboración de pancartas.
Fuimos todos juntos a exigir nuestro derecho en el rectorado. Pero cuando la lucha va adoptando un matiz, el descontento que se había sumado se divide en rojo o azul.
La vida universitaria se redujo en hacer cola por un número en el departamento de secretaría para anotarse en una lista de espera. La atracción de la cola era ver en la cartelera los requisitos que debes presentar para sacar los trámites para irte, era como jugar bingo.
En lo social, el alto costo de vida, la inseguridad ayudaron a crear medios alternativos para combatirlo. Entre estas surgió la necesidad de generar un medio de ingreso con la DIYstro (distribuidora de material hazlo tú mismo). Combinando la necesidad que estás pasando con el tiempo de ocio: En youtube encuentras muchísimos video tutoriales de diversas disciplinas, incluso con materiales caseros que descartamos diariamente (por ende no hay excusa para no intentarlo).
Los encuentros caseros se volvieron más frecuentes y cada vez más amigos. Se habían convertido en oficinas o talleres de culinaria vegana, video foros, oficina hazlo tu mismo, ensayos abiertos, organoponía y hasta tatuaje.
¿Qué te motivo irte de Venezuela?
Irme fue consecuencia de una crisis emocional. Me sentía engañando, triste, perdido, estancado, preso, observado. El molde social era ganar respeto y admiración siendo la persona más viva, simplemente no me identifiqué con ese patrón de comportamiento de perjudicar a muchos para beneficiar a pocos como constante y estar rodeado con personas con esa misma visión. Pienso que uno queda sin posibilidades de crecer como individuo.
El motivo principal de mi partida era destruir ese pasado y reconstruirlo en otro terreno aislado de todas las personas que cargan el peso de esa historia, resolver todo lo que se me pueda presentar sin contar con una palanca, teclas o contactos (estoy harto de amistad por interés), poner a prueba mi autonomía, y continuar practicando el portugués.
¿Durante tu tiempo en Venezuela alguna vez te robaron?, en Brasil hay delincuencia… ¿es igual a Venezuela?, ¿Dónde te sientes más seguro?
Me robaron una vez un discman con un cd de los dólares, robo inofensivo saliendo de la estación del metro de Chacaíto.
Sí hay robos, me intentaron robar en São Paulo regresando al lugar donde me estaban hospedando.
Comparando el hecho de salir sin preocuparme por la hora de regresar, me siento más seguro aquí. Quizás influye el uso dela bicicleta como medio de transporte y no depender del horario de servicio de un metro o autobús.
¡Has recorrido medio Brasil!... ¿Cuéntanos un poco de esa trashumancia por tierras cariocas?
Brasil es inmenso, cada estado es como un país donde el acento y el uso de las palabras y el contexto cultural varían mucho. São Paulo le dicen ciudad gris por el asfalto, los edificios y le agregaría el humo de las fábricas.
En diciembre 2014 hubo un festival de películas anarquistas muy interesante en el centro de São Paulo, habían varios sellos y distris como no gods no masters, imprensa marginal e invitados internacionales de las Federaciones Anarquistas. Representante de México, Francia, Radio Berlin, FAL en argentina, y La federación de Valdivia, Chile.
Hicimos un churrasco vegano en el centro social de los compas de revolta popular, hablé sobre movimientos, colectivos, publicaciones y bandas de Venezuela y culminamos con unas melodías en el acordeón.
Quedo impresionado con el inmenso mercado de Fé que posee Brasil. En una cuadra se pueden ver varias iglesias cristianas de diferentes ramos, una junto a la otra. En las favelas puedes ver galpones alquilados con gente abriendo iglesias. Es absurdo el número de iglesias, en todos los estados destaca este punto.
Es común ver muchas personas que viven en la calle y personas que recogen cartón en una carreta para reciclar. Tiene muchas personas de diversos rasgos étnicos, no es como siempre lo pintan en los comerciales de turismo. Conviven personas de la comunidad asiática, hispana, negros, GLBT e incluso estadounidenses y europeos, sea por turismo o trabajo. Con tanta diversidad étnica no me explico cómo es que se llega a ver intolerantes neo nazis en el metro. Siguiendo la línea de intolerancia, existe una segregación entre personas del norte con las del sur. Los nordestinos son considerados campesinos, pero en un aire peyorativo. Así como cuando algunos intolerantes usan gocho como término despectivo. Recorrí varios estados en las que conviví con estas personas, entre estos:
Bahia es hermoso, sus raíces negras están presentes en todos lados. Desde la capoeira y el bloco Olodum hasta los increíbles acarajés, una croqueta de frijol con una especie de ensalada y batapá, indudable opción vegana. La calidez bahiana se ve reflejada tanto en la gente como en el clima. Aquí conocí al colectivo crust or die y a los napalm raid. Me quedé en casa de un gran hermano, la convivencia increíble. Cada día crecíamos juntos viendo documentales, aprendíamos de las diferencias entre las movidas de aquí y allá, intercambio de bandas, fanzines, hicimos música, cocina vegana, limpiamos el terreno para la huerta.
Con esos golpes y la candela de Bahia fui forjando mi base. Incluso ese pana dejó su trabajo asalariado y trabaja de forma autónoma con comida vegana. Todos comenzamos vendiendo alfajores.
Fui testigo de la mejor fiesta de San Juan en Campina Grande, en junio festejan por el maíz y celebración de la temporada de lluvia. Probé una hallaquita de jojoto muy rica, la pamonha. Fingí bailar forró hasta perder la conciencia. Nunca imaginé estar en una celebración de siembra en donde los protagonistas son el maíz y el acordeón. Sólo faltaba una cachapa para sentirme en casa.
Ahorita estoy en Fortaleza, Ceará. A pocos metros de la playa, un poco de calor. Estoy compartiendo un espacio junto a las 3 personas de Bike Vegan, promueve el ciclismo urbano como transporte y la culinaria vegana para todxs, desmitificándolo como gourmet. Además de compartir el conuco y el afecto con las gatas de casa, articulamos en la elaboración de fanzines de recetas veganas para difusión y en el estampado de franelas.
¿Ya eres un maestro del combate capoeira?
Aprendí lo básico de capoeira y me pienso que podría defenderme. Participé en ruedas entre amigxs, tanto en la lucha como en los instrumentos. Es admirable como todas las personas saben tocar pandeiro. La capoeira es básicamente dejarse soltar, afinar reflejos para reaccionar y controlar la mandinga o la mala intención. Aplicándolo en lo cotidiano me ha ayudado a salir de varias situaciones difíciles.
¿Si te pidiera que me dijeras la diferencia entre vivir en Brasil y vivir en Venezuela que me dirías?
Diferencias….Las playas caribeñas son envidiables, hasta ahora no existe sonoridad en la música (folclórica) que se compare con la nuestra: esa rítmica y escalas impredecibles simulando el canto del pajarillo innata en nosotros. Nuestro acento es hasta bonito.
La comida criolla queda invicta en los duelos de comida: arepa, cachapa, patacón La calidez humana y ese quiebra hielo que todos tenemos ante cualquier situación, la echadera de broma y esa intimidad de hermanos con la que todos nos tratamos.
¿Sientes algo de nostalgia? , ¿Qué es lo que recuerdas con más carriño de Venezuela?
Nostalgia solo por mi familia y amigos (en especial a los peludos y plumíferos), Lo que más recuerdo con cariño era ir todos los sábados en el mercado al lado de parque cristal a tocar y comer cachapas (mejores que las de la unión), la acústica de la entrada de Sabas-nieves, la chicha de ajonjolí de plaza el rectorado, los ríos y pastelitos de Mérida.
¿Qué técnicas, discusiones y aprendizajes que has aprendido en los grupos anarquistas de Brasil traerías a Venezuela?
Gestión y organización de eventos, ferias autónomas, talleres cocina vegana, desmitificándolo de gourmet, huerta techos verdes.
¿Cómo ves Venezuela a distancia?
Debo admitir que estoy un poco aislado de la situación actual; me entero por las difusiones de otros compañeros y a medida de lo posible colaboro con un arte.
¿Regresarías o pelearías desde tu actual ubicación por cambiar las cosas en Venezuela?
Para cambiar las cosas, regresaría
Para cerrar… ¿Qué te gustaría decirle a tus pares libertarios de Venezuela?
La difusión de fanzines con contenido vegano puede ser un enlace para llegar a miembros de la comunidad. A partir de ese interés en común, planteándolo como alternativa para combatir la escases, se podría organizar una actividad gestionada en conjunto con los miembros de la comunidad, recaudación de fondo para un bien en común por ejemplo: materiales para conuco comunitario.
Se podría hacer una publicación en formato de fanzine o un registro en video, en la que la comunidad cuente cómo nos organizamos y comparta problemas que se presentaron, cómo resolverlos y otros aprendizajes de la experiencia que podrían ser útiles.
Se podría hacer una convocatoria en comunidades vecinas presentando aquella iniciativa, ofrecer talleres de capacitación y organizar jornadas de esta iniciativa en otras comunidades, creando una especie de red comunitaria. Este esquema podría organizarse cada cierto tiempo, podría ser a beneficio de la recaudación de fondos para un centro social.
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