Environmental Justice Atlas
* Las operaciones de Chevron en Venezuela no han tenido mayores inconvenientes u oposición, a pesar de sus impactos ambientales severos. El gigante petrolero opera en conjunto con la empresa petrolera del Estado PDVSA y tiene como objetivo central incursionar en la nueva frontera extractivista representada por la Faja del Orinoco
En su historia en Venezuela, Chevron tiene un nocivo aporte en los daños socio-ambientales provocados al Lago de Maracaibo, el lago de agua dulce más grande de América Latina, convertido en la actualidad en una cloaca petrolera, con daños muy difíciles de revertir en la actualidad. A esto hay que sumarle su participación en la financiación y promoción de la expansión de la explotación de crudos extra-pesados de la Faja Petrolífera del Orinoco, contribuyendo además con los crecientes daños ambientales que se producen en esos territorios. También destaca su aporte en la expansión del extractivismo de carbón en Venezuela, en especial, en la Mina Norte, estado Zulia, donde operó desde 1997 hasta 2005, dejando daños en las cuencas de ríos como el Guasare, en los suelos y en el aire. Es importante resaltar que en general existen pocos registros de las malas actuaciones de las compañías petroleras foráneas en el país, las afectaciones socioambientales a las comunidades y pobladores, así como las protestas y movilizaciones contra estos efectos. En el caso de Chevron, esta compañía opera en Venezuela desde la década del 20 del siglo pasado, aunque no de forma ininterrumpida –después de su salida a raíz de la nacionalización del petróleo a mediados de los años 70, retorna en la década de los años 90 (1996). Chevron ha dejado su marca en Venezuela. Sin embargo hay algunas precisiones que es importante hacer. Con la nacionalización del petróleo en el país, PDVSA asume un papel central en la actividad. En este sentido, el Estado venezolano absorbe las responsabilidades de la destrucción ambiental creada por las transnacionales y las “perdona”. Así que detrás de la gestión nacional se encubre el papel de estas compañías foráneas.
La situación actual es de permanencia de estos procesos. Hasta el día de hoy no hay ni asomo de alguna compensación por los daños causados por la compañía. Muy al contrario. Detrás de la retórica antiimperialista del gobierno nacional, Chevron ha mantenido muy buenas relaciones con éste. La compañía transnacional está a la espera del relanzamiento de varios de los proyectos en los cuales tiene licencia, dado que el gobierno venezolano se encuentra ahora en una intensa promoción de avance de las fronteras extractivas en todo el territorio nacional, ofreciendo garantías y facilidades a las transnacionales.
En el útil mapa elaborado por El Libertario que acompaña a este post, podemos ver que se mencionan las afectaciones socioambientales y las comunidades y pueblos indígenas comprometidos en las participaciones de Chevron en el occidente de Venezuela (Estado Zulia). En este sentido, como referencia es un mapa valioso, resaltando además que estas iniciativas de mapeo alternativo en el país son más que inusuales.
No obstante, el mapa es muy impreciso. No da cuenta de si son daños actuales o potenciales (los proyectos gasíferos están en negociación, aunque en exploración ya haya daños iniciales); no se expresa la dimensión de la participación de Chevron en estos procesos, lo que deja a otros actores responsables fuera de escena (una lectura fuera de la complejidad del proceso); en algunos casos no queda claro si se trata de proyectos gasíferos o de refinación y mejoramiento (donde Chevron también participa); y no refleja las afectaciones producidas por la empresa en proyectos de minería de carbón, como lo fue en el municipio Mara, estado Zulia. Todo esto, como lo hemos mencionado, es un síntoma de la carencia de información rigurosa sobre estos impactos de las compañías.
[Versión resumida de post publicado en http://ejatlas.org/conflict/la-huella-de-chevron-en-venezuela.]
* Las operaciones de Chevron en Venezuela no han tenido mayores inconvenientes u oposición, a pesar de sus impactos ambientales severos. El gigante petrolero opera en conjunto con la empresa petrolera del Estado PDVSA y tiene como objetivo central incursionar en la nueva frontera extractivista representada por la Faja del Orinoco
En su historia en Venezuela, Chevron tiene un nocivo aporte en los daños socio-ambientales provocados al Lago de Maracaibo, el lago de agua dulce más grande de América Latina, convertido en la actualidad en una cloaca petrolera, con daños muy difíciles de revertir en la actualidad. A esto hay que sumarle su participación en la financiación y promoción de la expansión de la explotación de crudos extra-pesados de la Faja Petrolífera del Orinoco, contribuyendo además con los crecientes daños ambientales que se producen en esos territorios. También destaca su aporte en la expansión del extractivismo de carbón en Venezuela, en especial, en la Mina Norte, estado Zulia, donde operó desde 1997 hasta 2005, dejando daños en las cuencas de ríos como el Guasare, en los suelos y en el aire. Es importante resaltar que en general existen pocos registros de las malas actuaciones de las compañías petroleras foráneas en el país, las afectaciones socioambientales a las comunidades y pobladores, así como las protestas y movilizaciones contra estos efectos. En el caso de Chevron, esta compañía opera en Venezuela desde la década del 20 del siglo pasado, aunque no de forma ininterrumpida –después de su salida a raíz de la nacionalización del petróleo a mediados de los años 70, retorna en la década de los años 90 (1996). Chevron ha dejado su marca en Venezuela. Sin embargo hay algunas precisiones que es importante hacer. Con la nacionalización del petróleo en el país, PDVSA asume un papel central en la actividad. En este sentido, el Estado venezolano absorbe las responsabilidades de la destrucción ambiental creada por las transnacionales y las “perdona”. Así que detrás de la gestión nacional se encubre el papel de estas compañías foráneas.
La situación actual es de permanencia de estos procesos. Hasta el día de hoy no hay ni asomo de alguna compensación por los daños causados por la compañía. Muy al contrario. Detrás de la retórica antiimperialista del gobierno nacional, Chevron ha mantenido muy buenas relaciones con éste. La compañía transnacional está a la espera del relanzamiento de varios de los proyectos en los cuales tiene licencia, dado que el gobierno venezolano se encuentra ahora en una intensa promoción de avance de las fronteras extractivas en todo el territorio nacional, ofreciendo garantías y facilidades a las transnacionales.
En el útil mapa elaborado por El Libertario que acompaña a este post, podemos ver que se mencionan las afectaciones socioambientales y las comunidades y pueblos indígenas comprometidos en las participaciones de Chevron en el occidente de Venezuela (Estado Zulia). En este sentido, como referencia es un mapa valioso, resaltando además que estas iniciativas de mapeo alternativo en el país son más que inusuales.
No obstante, el mapa es muy impreciso. No da cuenta de si son daños actuales o potenciales (los proyectos gasíferos están en negociación, aunque en exploración ya haya daños iniciales); no se expresa la dimensión de la participación de Chevron en estos procesos, lo que deja a otros actores responsables fuera de escena (una lectura fuera de la complejidad del proceso); en algunos casos no queda claro si se trata de proyectos gasíferos o de refinación y mejoramiento (donde Chevron también participa); y no refleja las afectaciones producidas por la empresa en proyectos de minería de carbón, como lo fue en el municipio Mara, estado Zulia. Todo esto, como lo hemos mencionado, es un síntoma de la carencia de información rigurosa sobre estos impactos de las compañías.
[Versión resumida de post publicado en http://ejatlas.org/conflict/la-huella-de-chevron-en-venezuela.]
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