Andrés McKinley
[Nota previa de El Libertario: Esta concienzuda investigación fue realizada desde El Salvador, pero nos advierte sobre un peligro palpable en muchos otros lugares del planeta y que ahora se hace patente en Venezuela, ante la amenaza planteada por el gobierno chavomadurista con el anuncio de la apertura del Arco Minero del Orinoco a la voracidad extractivista del gran capital transnacional, en alianza con el Estado venezolano. Por supuesto, aunque compartimos en lo esencial la descripción y denuncia del problema que acá se hace, diferimos de la optica ciudadanista, reformista y -a fin de cuentas- favorable a reforzar un supuesto papel moderador del Estado a la hora de proponer soluciones ante el problema.]
Prólogo (por Omar Serrano)
Esta publicación trata sobre dos realidades cruciales para la vida en nuestro planeta: el agua, que es el líquido más abundante en la Tierra y que representa el
recurso natural más valioso porque es la base para toda forma de vida; y, por otro lado, la minería metálica industrial que constituye una de las más graves –si no la más grave- amenazas para los recursos hídricos.
El agua es un recurso renovable, pero no inagotable. la acción del ser humano ha demostrado que los recursos hídricos son vulnerables y frágiles, especialmente cuando se extraen a un ritmo mayor que su ciclo natural de recarga. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAo), el consumo de agua en nuestro planeta se ha triplicado desde 1950 y el consumo por habitante ha aumentado en un 50%. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) nos alerta que, al ritmo que estamos usando el agua hoy en día, la humanidad necesitaría para el año 2030 el equivalente de dos planetas Tierra para satisfacer sus necesidades de este recurso y de otros recursos naturales. Agrava esta situación la injusta distribución del agua en el mundo. Esta desigual distribución del vital líquido, el crecimiento de la población, la contaminación o destrucción de las fuentes naturales de agua limpia y el mal uso que le hemos dado, están poniendo en peligro la provisión de agua para toda la humanidad.
La industria minera metálica juega un papel protagónico en la contaminación y destrucción de nuestras fuentes de agua dulce. Por sus impactos geográficos, hidrográficos y por sus consecuencias duraderas a lo largo del tiempo, la minería industrial se ha convertido en una de las amenazas más graves para los recursos hídricos del planeta. Particularmente ilustrativo resulta el caso de la mina Marlin en la vecina Guatemala, considerada como una de las minas más modernas de América Latina. Esta mina, operando en territorios del pueblo Maya desde el año 2005 (sin licencia social), gasta en un día 6 millones de litros de agua, equivalentes a lo que una típica familia Maya consumiría en 30 años. El resultado ha sido la pérdida de decenas de históricos pozos de agua que se han secado por la operación de la mina.
El trabajo que aquí se presenta quiere ser un reflejo de esta dramática situación de los recursos hídricos y de la amenaza a la que están sometidos por la minería metálica en nuestro planeta. Su autor, Andrés McKinley, profesional e incansable investigador, activista y experto en la minería, junto con Paul Hicks, especialista en la gestión integrada de los recursos hídricos, nos demuestran con datos y pruebas fehacientes esta realidad. Las afirmaciones del libro no son producto solo del conocimiento teórico, sino fruto también de muchos años de trabajo y de pisar los dificultosos caminos de la defensa de los recursos naturales y haber visto con ojos propios la destrucción a la que son sometidos.
Evidentemente, aunque este trabajo tiene una perspectiva global, no hay que olvidar que está hecho desde El Salvador, el más pequeño de los países del continente americano sobre el que se cierne la amenaza de la minería metálica industrial. Siendo el único país al borde del estrés hídrico de la región, sin ningún río ya con agua apta para el consumo humano y con el mayor deterioro ambiental del continente (solo después de Haití), la minería metálica industrial sería el toque de gracia en este camino de destrucción.
En otras latitudes, con grandes extensiones de tierra y de agua, esta amenaza quizá pueda disminuirse, aunque no eliminarse totalmente, con mejores legislaciones, reglamentos y con la participación de una ciudadanía empoderada y activa en la defensa y protección de sus recursos. Precisamente el libro intenta contagiar a los lectores y a los tomadores de decisión, sobre la gestión integrada de los recursos hídricos y sobre la impostergable participación activa e informada de la población afectada por proyectos mineros en el proceso de toma de decisiones. Este trabajo también quiere tocar la cabeza y el corazón de la población, para que se una a la defensa de los recursos hídricos en contra de la amenaza de la minería
metálica industrial.
Definitivamente, la actual situación hace que los cambios en los patrones de consumo y explotación de los recursos hídricos en busca de opciones más sostenibles nunca hayan sido más urgentes. Para la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas este aporte con mirada global se inscribe dentro de su compromiso con la sustentabilidad ambiental del país y de la región centroamericana.
[Nota previa de El Libertario: Esta concienzuda investigación fue realizada desde El Salvador, pero nos advierte sobre un peligro palpable en muchos otros lugares del planeta y que ahora se hace patente en Venezuela, ante la amenaza planteada por el gobierno chavomadurista con el anuncio de la apertura del Arco Minero del Orinoco a la voracidad extractivista del gran capital transnacional, en alianza con el Estado venezolano. Por supuesto, aunque compartimos en lo esencial la descripción y denuncia del problema que acá se hace, diferimos de la optica ciudadanista, reformista y -a fin de cuentas- favorable a reforzar un supuesto papel moderador del Estado a la hora de proponer soluciones ante el problema.]
Prólogo (por Omar Serrano)
Esta publicación trata sobre dos realidades cruciales para la vida en nuestro planeta: el agua, que es el líquido más abundante en la Tierra y que representa el
recurso natural más valioso porque es la base para toda forma de vida; y, por otro lado, la minería metálica industrial que constituye una de las más graves –si no la más grave- amenazas para los recursos hídricos.
El agua es un recurso renovable, pero no inagotable. la acción del ser humano ha demostrado que los recursos hídricos son vulnerables y frágiles, especialmente cuando se extraen a un ritmo mayor que su ciclo natural de recarga. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAo), el consumo de agua en nuestro planeta se ha triplicado desde 1950 y el consumo por habitante ha aumentado en un 50%. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) nos alerta que, al ritmo que estamos usando el agua hoy en día, la humanidad necesitaría para el año 2030 el equivalente de dos planetas Tierra para satisfacer sus necesidades de este recurso y de otros recursos naturales. Agrava esta situación la injusta distribución del agua en el mundo. Esta desigual distribución del vital líquido, el crecimiento de la población, la contaminación o destrucción de las fuentes naturales de agua limpia y el mal uso que le hemos dado, están poniendo en peligro la provisión de agua para toda la humanidad.
La industria minera metálica juega un papel protagónico en la contaminación y destrucción de nuestras fuentes de agua dulce. Por sus impactos geográficos, hidrográficos y por sus consecuencias duraderas a lo largo del tiempo, la minería industrial se ha convertido en una de las amenazas más graves para los recursos hídricos del planeta. Particularmente ilustrativo resulta el caso de la mina Marlin en la vecina Guatemala, considerada como una de las minas más modernas de América Latina. Esta mina, operando en territorios del pueblo Maya desde el año 2005 (sin licencia social), gasta en un día 6 millones de litros de agua, equivalentes a lo que una típica familia Maya consumiría en 30 años. El resultado ha sido la pérdida de decenas de históricos pozos de agua que se han secado por la operación de la mina.
El trabajo que aquí se presenta quiere ser un reflejo de esta dramática situación de los recursos hídricos y de la amenaza a la que están sometidos por la minería metálica en nuestro planeta. Su autor, Andrés McKinley, profesional e incansable investigador, activista y experto en la minería, junto con Paul Hicks, especialista en la gestión integrada de los recursos hídricos, nos demuestran con datos y pruebas fehacientes esta realidad. Las afirmaciones del libro no son producto solo del conocimiento teórico, sino fruto también de muchos años de trabajo y de pisar los dificultosos caminos de la defensa de los recursos naturales y haber visto con ojos propios la destrucción a la que son sometidos.
Evidentemente, aunque este trabajo tiene una perspectiva global, no hay que olvidar que está hecho desde El Salvador, el más pequeño de los países del continente americano sobre el que se cierne la amenaza de la minería metálica industrial. Siendo el único país al borde del estrés hídrico de la región, sin ningún río ya con agua apta para el consumo humano y con el mayor deterioro ambiental del continente (solo después de Haití), la minería metálica industrial sería el toque de gracia en este camino de destrucción.
En otras latitudes, con grandes extensiones de tierra y de agua, esta amenaza quizá pueda disminuirse, aunque no eliminarse totalmente, con mejores legislaciones, reglamentos y con la participación de una ciudadanía empoderada y activa en la defensa y protección de sus recursos. Precisamente el libro intenta contagiar a los lectores y a los tomadores de decisión, sobre la gestión integrada de los recursos hídricos y sobre la impostergable participación activa e informada de la población afectada por proyectos mineros en el proceso de toma de decisiones. Este trabajo también quiere tocar la cabeza y el corazón de la población, para que se una a la defensa de los recursos hídricos en contra de la amenaza de la minería
metálica industrial.
Definitivamente, la actual situación hace que los cambios en los patrones de consumo y explotación de los recursos hídricos en busca de opciones más sostenibles nunca hayan sido más urgentes. Para la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas este aporte con mirada global se inscribe dentro de su compromiso con la sustentabilidad ambiental del país y de la región centroamericana.
[El texto completo -64 páginas- de este documentado trabajo, está disponible en http://www.uca.edu.sv/iudop/wp-content/uploads/La-Amenaza-de-la-Mineri%C3%ACa-Meta%C3%AClica-en-un-Mundo-con-Sed.pdf.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.