Anarquismo básico
- EL PODER ES EL QUE TIENE EL MANGO DE LA SARTÉN
Ha habido una gran regresión mundial, principalmente por el desarrollo de una cultura del egoísmo (traducido en atomización, soledad y debilidad), que ha empequeñecido a la cultura libertaria. El Capitalismo y el comunismo autoritario lo consiguió asesinando a decenas, a cientos de miles de anarquistas en la primera mitad del siglo XX. Así el Capitalismo liberal ha triunfado e impuesto su hegemonía ideológica. Este es uno de los motivos por el que nuestro pensamiento no arrastra a más gente. La sociedad actual genera una gran inseguridad. Muchas personas necesitan identificarse con algo, tener un sistema filosófico que les dé solución a sus preguntas a base de consignas, seguir a una Estrella, obedecer instrucciones y órdenes en lugar de pensar por sí mismas... Esa forma de pensar es producto del Estado y del Capital, que os han expropiado vuestra responsabilidad y voluntad, y es por ello que las sectas autoritarias y religiosas más raras consiguen sus adeptos. El anarquismo exige responsabilidad individual, actividad independiente, capacidad de elección, y que reconozcas que la solución a tus problemas reside en tus manos. El anarquismo no promete un sueldo, ni una carrera política, ni la salvación, ni el paraíso, ni la felicidad, ni la perfección, que no es otra cosa
que la no existencia.
- EL PODER ES EL QUE TIENE EL MANGO DE LA SARTÉN
Ha habido una gran regresión mundial, principalmente por el desarrollo de una cultura del egoísmo (traducido en atomización, soledad y debilidad), que ha empequeñecido a la cultura libertaria. El Capitalismo y el comunismo autoritario lo consiguió asesinando a decenas, a cientos de miles de anarquistas en la primera mitad del siglo XX. Así el Capitalismo liberal ha triunfado e impuesto su hegemonía ideológica. Este es uno de los motivos por el que nuestro pensamiento no arrastra a más gente. La sociedad actual genera una gran inseguridad. Muchas personas necesitan identificarse con algo, tener un sistema filosófico que les dé solución a sus preguntas a base de consignas, seguir a una Estrella, obedecer instrucciones y órdenes en lugar de pensar por sí mismas... Esa forma de pensar es producto del Estado y del Capital, que os han expropiado vuestra responsabilidad y voluntad, y es por ello que las sectas autoritarias y religiosas más raras consiguen sus adeptos. El anarquismo exige responsabilidad individual, actividad independiente, capacidad de elección, y que reconozcas que la solución a tus problemas reside en tus manos. El anarquismo no promete un sueldo, ni una carrera política, ni la salvación, ni el paraíso, ni la felicidad, ni la perfección, que no es otra cosa
que la no existencia.
- LA DEBILIDAD DE LAS ORGANIZACIONES ANARQUISTASS
Por eso en este momento el anarquismo es débil, y para tener fuerza hay
que estar organizado. Organización significa aunar voluntades, elegir objetivos
y golpear en el punto elegido. No te quedes por tanto en tu casa pensando que
es inútil todo cuanto hagas, porque esa es precisamente una idea inculcada por
el Poder, que pretende tu resignación, tu depresión y tu pasividad. Busca a tus
iguales y únete. Y mientras los encuentras, tú solo puedes también actuar. Y verás
que enseguida te llegan aliados. Y dificultades.
- EL COMUNISMO AUTORITARIO
También la invisibilidad anarquista deriva de la nefasta competencia del comunismo de Estado. El comunismo autoritario se implantó en varios países usando métodos de terror y supresión de libertades. Y aplastó sin contemplaciones lo libertario, con una perseverancia bastante superior a la del Capitalismo. La eficacia del comunismo de Estado cegó a personas de todo tipo. La idea de vanguardia, el dogmatismo, el culto a la personalidad, el hecho de que durante décadas el comunismo de Estado intentó competir económicamente con el Capitalismo, el terror, la corrupción, los privilegios... desvirtuaron las ideas. En la actualidad hablar de transformación social es recordar a mucha gente lo que ocurrió en la URSS, en China, en Albania, en Cuba... y eso lo identifican también con el anarquismo, y con cualquier intento de cambio. Por eso mientras antes pasen al baúl de los recuerdos los partidos comunistas, mejor para la Humanidad. Yo quiero pedir a la rama socialista autoritaria que reflexione. Comparte muchos análisis económicos con los anarquistas y no hay tantas diferencias como se pudiera pensar. Lo que realmente separa a anarquistas y a comunistas —y que no es en absoluto irrelevante— es el análisis del Poder y de sus relaciones, la forma de funcionamiento, la insistencia que tenemos en no aprovechar las estructuras del Sistema... En definitiva las ideas de libertad, autonomía, acción directa, descentralización, pluralismo y respeto desde la igualdad, despreciadas tradicionalmente por el comunismo científico. Los anarquistas son libertario. Los comunistas de las ramas marxistas son autoritarios. Los libertarios desprecian la autoridad, y a la luz de los hechos históricos tuvieron razón desde el principio: de la imposición, de la dictadura, de la represión, de los especialistas, sólo se saca sufrimiento. Ahora, con la lección aprendida, sigue siendo irrenunciable intentar transformar la sociedad. Uníos y emplead el método anarquista.
- INTEGRACIóN DE LA DISIDENCIA POR EL PODER
Un gran éxito del Estado ha consistido en comprar las conciencias y voluntades de la disidencia, y fragmentar sus actividades. No hay inquietud que no pueda ser absorbida por un sindicato, un partido, una ONG, una secta..., en la que se puede medrar, hacer carrera política y cobrar un sueldo. El ecologismo, el pacifismo, el voluntariado, se convierten en mercancías que se integran en el circuito económico del sistema capitalista. Y a la gente menos sumisa el Estado les prepara un ghetto. Allí van a parar y son toleradas mientras no creen problemas, las que se han venido a llamar tribus urbanas. Quien no se integra es así marginado, etiquetado y definido por el Poder, que de esta forma controla sus gustos, apetencias, estética y modo de vida. El Poder intenta siempre controlar el comportamiento, y lo consigue eficazmente.
El aislamiento
Dejando a un lado a cobardes, liantes, vagos y flojos que solo se sienten a gusto entre ellos cuando no hacen nada de cara al exterior, otro motivo por el cual el anarquismo no ha crecido deriva de los propios pecados de mis anarquistas. En una sociedad hostil hay ácratas que tienen tendencia progresiva ante los reveses de la fortuna, a cerrarse en banda, aislarse de los problemas de su entorno, y convertirse en personajes regruñientes que consideran globalmente a la gente de otros grupos como revisionistas, reformistas que no merecen tratos ni relaciones de ningún tipo. Es cierto que esto pasa porque muchas veces hemos ido por lana y salido trasquilados. En el fondo, todas las utopías serían válidas por igual para contentar a la gente si tuviésemos los mismos deseos, las mismas opiniones y las mismas condiciones de vida. Pero esta unanimidad de pensamiento es imposible, y a decir verdad no es ni siquiera deseable. Por eso en nuestra conducta actual y en nuestros deseos para el porvenir debemos tener en cuenta que no vivimos y no viviremos mañana en un mundo poblado únicamente de anarquistas.
Somos y seremos, de momento, una minoría relativamente reducida. Aislarse no es generalmente posible y, aunque lo fuera, perjudicaría la misión que nos hemos asignado y nuestro bienestar personal. Hay que encontrar pues el medio de vivir entre no anarquistas del modo más anárquico posible, y con la mayor ventaja posible para la propaganda y la expansión de nuestras ideas. Tendremos pues que secundar a quien quiera actuar para mejorar las cosas, incluso si corremos el riesgo de sufrir abandono y traición. Pero al utilizar las fuerzas de los demás y aprovechar todas las posibilidades de acción, debemos permanecer siempre fieles a nosotros mismos, y capacitarnos para ejercer nuestra influencia al menos en la proporción de nuestra fuerza: no regales tu energía; obtén contrapartidas; recuerda que en las alianzas siempre hay traiciones. Es posible; pero nosotros preferimos arriesgar la traición de los demás a traicionarnos nosotros mismos cayendo en la inacción. Y estas traiciones demostrarán siempre quiénes son realmente les que quieren hacer la Revolución.
Esto no quiere decir que os mezcléis en sopas de letras, ni que renunciéis a emplear vuestras fuerzas en solitario, preferentemente y sin ningún tipo de complejos, pues en ello reside precisamente la fuerza de la propaganda por el hecho. Dependerá de vuestra visión del momento y de vuestra visión estratégica y táctica, el que aceptéis posibles fuerzas aliadas o no. Es un problema a resolver por vosotros según las circunstancias.
La prepotencia de creernos libres de pecado puede darnos muchas sorpresas. Nunca hemos estado exentos de fallos, y hemos de ser los primeros en someternos a revisión continuamente, ver qué es lo que vale y qué no en cada situación práctica, y de ese análisis sacar las tácticas y estrategias a emplear. Por ello el improperio y el reproche dirigido a la gente que no nos secunda es desaconsejable, porque hemos de demostrar en primer lugar, que lo que decimos lo hacemos, que nuestra energía está dedicada no a criticar a los demás, sino a conquistar nuestra libertad, que queremos mostrar lo bien que lo hacemos nosotros, y no lo mal que lo hacen los demás. Si quieres convencer y atraer gente a tu campo, el insulto y el desprecio no es el camino adecuado. El camino es mostrar resultados.
Las cosas pueden decirse de muchas maneras, y la crítica razonada y basada en hechos y argumentos —que son muy duros si se exponen bien— siempre tiene más fuerza, que el lanzar voces alzando los brazos al cielo, enseñando dos olorosos sobacos peludos. Combate las jefaturas y relaciónate con la gente mostrando que tu acción libertaria es más válida que la de los autoritarios.
[Fragmento del libro Anarquismo básico, editado por la Fundación Anselmo Lerenzo, Madrid, 2016. Copia digital completa del libro puede obtenerse en http://fal.cnt.es/sites/all/documentos/A_Basico.pdf.]
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