Olga Tamarit
Hace cien años, el 5 de Febrero de 1916, una pandilla de agitadores, anarquistas y lunáticos alumbraron a dadá en el Cabaret Voltaire de Zúrich, un local que aún existe y donde tenían lugar tertulias bohemias y encendidas, situado en el centro de la capital, en la calle Spiegelgasse. La Primera Guerra Mundial comenzaba a hacer mella en la sociedad, más de 15 millones de muertos resquebrajaban los cimientos y valores de una Europa en decadencia. "Sigan. Hagan el amor y rómpanse la cabeza.” “Nosotros desgarramos y preparamos el gran espectáculo del desastre.""Buscamos un conocimiento ridículo de la vida" gritaban aquellos parteros enloquecidos.
Hace cien años, el 5 de Febrero de 1916, una pandilla de agitadores, anarquistas y lunáticos alumbraron a dadá en el Cabaret Voltaire de Zúrich, un local que aún existe y donde tenían lugar tertulias bohemias y encendidas, situado en el centro de la capital, en la calle Spiegelgasse. La Primera Guerra Mundial comenzaba a hacer mella en la sociedad, más de 15 millones de muertos resquebrajaban los cimientos y valores de una Europa en decadencia. "Sigan. Hagan el amor y rómpanse la cabeza.” “Nosotros desgarramos y preparamos el gran espectáculo del desastre.""Buscamos un conocimiento ridículo de la vida" gritaban aquellos parteros enloquecidos.
Dadá más que producir arte se encargó de destruirlo y de esta manera negarlo. Una actitud que implicó una forma de anti-arte, acentuada con la aparición de Marcel Duchamp, el más audaz e intelectual del grupo, que cuestionó los cánones estéticos del arte tradicional y dio su más importante contribución con la invención de la obra "ready-made" del arte. Duchamp intentó “desaprender a pintar”, convirtiéndose así en una de las figura más sobresaliente del movimiento. Quería poner fin al deseo de crear obras de arte; por otra parte, al escoger un objeto en el que el artista no ha intervenido en su realización, un objeto corriente, fabricado en serie, el acto de Duchamp se convertía en algo corrosivamente desmitificador de las categorías estéticas que pesaban sobre cualquier obra. Renunció incluso a su nombre y adoptó seudónimos como el de R. Mutt, con el cual firmó su conocida “Fountain”, un urinario invertido que supuso, para muchos historiadores, el fin del arte tal y como se había entendido hasta la época y el inicio de la modernidad.
Dada pretend eliminar la obra de arte como pieza de museo. La fractura entre el arte y la vida, abierta a finales del siglo XIX, ha llegado a su punto máximo. Como Tristán Tzara escribe en el Manifiesto Dadá en 1918, "Dada no significa nada, es sólo un sonido producido por la boca". Dada no es arte, es anti-arte. Es arte que rechaza arte. Pero también debemos al movimiento de vanguardia uno de los mayores logros del arte del siglo XX, el fotomontaje. Esta técnica, inventada por Hausmann, Grosz y Heartfield y Hanna Höch, fue muy utilizada en Berlín como un arma política.
Otro artista que dio una contribución decisiva para el movimiento fue Man Ray, con sus fotografías de composiciones con objetos donde superpone formas, reinventando mundos diferentes a la vista. Hugo Ball llevó a cabo en el Cabaret Voltaire espectáculos divertidos con trajes de ensueño improbables, muchos de ellos confeccionados con cartón, casi como collages en movimiento.
El artista y fotógrafo Ernesto Artillo afirma “El collage está bien para repensar sobre la imagen. Se trata de romper literalmente una composición que ya existe para volver a crearla con un nuevo orden. Creo que es una técnica que concreta muy bien mi proceso de argumentación mental." La obra de este malagueño le debe mucho a Dadá, “No se me olvidará el día que me enseñaron en el colegio cómo hacer un poema dadaista según Tristan Tzara y cómo esa técnica es agradecidamente compatible con otros campos del vivir, incluida una conversación".
El movimiento Dadá puede presumir de ser precursor e inspiración del punk, la fuente de toda la anarquía , de todo lo que es ‘anti’ con su rechazo absoluto al canon, incluso en la ropa. Vaqueros rotos, clavos, tachuelas, pelo teñido, cadenas…diferentes épocas, diferentes interpretaciones, mismo origen. Lo que es cierto es que el movimiento que hoy cumple 100 años cambió la manera en la que Occidente se reflejaba en el mundo y en ese reflejo desvaído nos seguimos mirando sin reconocernos.
“Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: LA VIDA.” (Primer manifiesto dadá).
[Versión resumida del articulo original accesible en http://www.woman.es/lifestyle/ocio/dadaismo-cumple-cien-anos.]