Rafael Sánchez García
Sí, señores representantes de todos los poderes del planeta (el militar, el religioso, el económico y el político), soy anarquista, y lo soy porque no se puede ser otra cosa si uno se siente realmente humano, en el sentido más amplio del término, y no ha perdido la capacidad crítica ante todo lo que nos envuelve; no se puede ser otra cosa en este mundo en el que ustedes campan a sus anchas, y hacen y deshacen, como les viene en gana, con las vidas de todos los seres vivos, usando el PLANETA como si de su propiedad fuese.
Sí, soy anarquista porque la historia nos demuestra que, a causa de su forma de comportarse, todos ustedes no forman parte de la HUMANIDAD. Nacen en ella pero el egoísmo, la insolidaridad, el ansia de poder, de poseer y el afán e control de todos y de todo les aleja de la misma. Ustedes, a lo largo de la Historia, sólo se han dedicado a causar miseria, sufrimiento y muerte allá donde se han instalado, y como se han instalado por todas partes sólo han extendido la miseria y han coartado la libertad por doquier.
Sí, señores representantes de todos los poderes del planeta (el militar, el religioso, el económico y el político), soy anarquista, y lo soy porque no se puede ser otra cosa si uno se siente realmente humano, en el sentido más amplio del término, y no ha perdido la capacidad crítica ante todo lo que nos envuelve; no se puede ser otra cosa en este mundo en el que ustedes campan a sus anchas, y hacen y deshacen, como les viene en gana, con las vidas de todos los seres vivos, usando el PLANETA como si de su propiedad fuese.
Sí, soy anarquista porque la historia nos demuestra que, a causa de su forma de comportarse, todos ustedes no forman parte de la HUMANIDAD. Nacen en ella pero el egoísmo, la insolidaridad, el ansia de poder, de poseer y el afán e control de todos y de todo les aleja de la misma. Ustedes, a lo largo de la Historia, sólo se han dedicado a causar miseria, sufrimiento y muerte allá donde se han instalado, y como se han instalado por todas partes sólo han extendido la miseria y han coartado la libertad por doquier.
Sí, soy anarquista porque la sociedad por ustedes creada e impuesta no nos sirve a los seres humanos ni para vivir en paz ni en armonía con la naturaleza. Ustedes sólo saben de beneficios y del aumento de su poder hasta límites que rayan la locura humana.
Sí, soy anarquista, como tod@s aquell@s a l@s que ustedes detienen regularmente con el apelativo de terroristas anarquistas, con gran información en los medios de (des) información y los sueltan, sin cargos, un mes después sin que apenas se entere nadie. Y los sueltan porque el único armamento que utilizan son grandes estanterías de libros y periódicos con los que intentan abrir las mentes que ustedes previamente, a través de los medios y de la escuela, han embrutecido y les han hecho perder la capacidad crítica, haciendo de ellos buenos y dóciles ciudadanos. Ustedes temen más a ese tipo de armamento (los libros) que a las pistolas y las bombas (que ustedes fabrican y emplean alegremente, causando los muertos (perdón, que ustedes los llaman daños colatelares) que sean necesarios cuando de defender sus intereses y su poder se refiere. Por eso l@s anarquistas somos peligros@s, porque no queremos que se nos impongan, ni imponer, dogmas ni autoridades, lo nuestro ha sido siempre despertar conciencias para que se cuestionen todo y les cuestionen a todos ustedes. Por eso los anarquistas somos peligrosos, porque no queremos ser controlados, ni vigilados, ni adoctrinados, ni sometidos a ningún poder. Amamos la libertad de todos y cada uno de los seres vivos que habitan el planeta; hacemos de la libertad y la justicia social nuestra razón de ser, y ahí es donde tropezamos con todos ustedes, que son la antítesis de la misma porque el ejercicio de su poder y sus intereses están por encima de todo y de tod@s.
Sí, soy anarquista porque este mundo, como a tod@s mis compañer@s, no me gusta cómo está organizado. Por culpa de ustedes el planeta, como siempre, está continuamente en guerra, aunque ustedes intenten hacernos creer que aquí no pasa nada. Ustedes, cuando sus intereses económicos lo necesitan, invaden países y llevan la destrucción y la muerte, sí la muerte, aunque ustedes usen el eufemismo de daños colaterales, y quienes mueren son gente sencilla, trabajadora, gente del pueblo cuya única culpa es estar en un lugar ansiado por sus mezquinos y criminales intereses. Estamos en guerra porque ustedes apoyan y arman movimientos, en otras regiones del planeta, para que les ayuden a conseguir sus mezquinos intereses, resultando que luego se vuelven contra ustedes y provocan masacres por doquier, la última en París. Casi nunca mueren ustedes en esos atentados, casi siempre es gente del pueblo que no tiene culpa de las tropelías que ustedes cometen, y mueren gracias al armamento que ustedes, en su afán de lucro y de hacer negocio, les siguen vendiendo a todos los grupos terroristas habidos y por haber, y repito, siempre financiados por ustedes.
Sí, soy, y seguiré siendo, anarquista hasta el último de mis días. Y lo seguiré siendo porque ustedes me dan auténtico asco y ganas de vomitar. Ustedes hacen que a veces de asco el pertenecer al género humano, al cual han convertido ustedes en un dócil y sumiso rebaño, el cual les aupa, con la edulcorada venta de su falsa democracia, a las más altas instancias del Estado para, desde allí, seguir haciendo las tropelías que consideren necesarias para el mantenimiento de su poder y su estatus económico.
Sí, me reafirmo, soy anarquista porque gracias a su mal hacer han prostituido en el pueblo los valores de la solidaridad humana. Su mal hacer ha inoculado en los pueblos el miedo al diferente y a lo diferente, y lo estamos viendo ahora con la crisis de l@s refugiad@s de las diferentes guerras que padece la humanidad. Hemos de oír palabras que hacen daño en lo más profundo del sentimiento mano, pronunciadas por personas que son como esos refugiados, es decir, como nosotros, gente del pueblo, trabajadores/as, que en un momento de su mal hacer han de tomar caminos de exilio y desesperación para huir del hambre y la muerte. Y hacen daño porque esas palabras son el fruto de la ignorancia a la que ustedes han conducido a los pueblos y a la que ustedes ponen, cada día, todos los medios para que sea más profunda y no puedan salir de la misma. Ese es el gran triunfo de este mal llamado Sistema Capitalista, su Sistema, al cual deberían llamar Sistema de Control para el embrutecimiento de los pueblos en beneficio de unos cuantos. Sistema que podría ser fácilmente borrado de la faz de la Tierra si los más, los pobres, cobrasen conciencia de que tienen el deber de tomar el timón de todos los asuntos que le conciernen y les hacen desaparecer de la faz de la tierra a ustedes y a sus mezquinos y criminales intereses.
En fin, señores representantes de todos los poderes fácticos del planeta, por ahora pueden seguir durmiendo tranquilos, los pueblos a los que gobiernan y fastidian la vida a diario siguen drogados con este mundo consumista (el mundo capitalista), y los del resto del planeta, aún más pobres que nosotros, siguen, unos, intentando sobrevivir como les dejan y, otros, soportando cruentas guerras llevadas a cabo con las armas que ustedes fabrican y que no dudan en vender a sus propios enemigos
Después del cobarde atentado de París llevado a cabo por eso que ustedes llaman “El Estado Islámico”, uno más de los grupos terroristas, entre los que les incluyo a todos ustedes, que campan a sus anchas por el planeta llevando la destrucción y la muerte a cualquier rincón, hemos podido constatar que los muertos que pueden ser sus votantes tienen un estatus de defunción más elevado, por ejemplo, que todos los muertos que en concreto el grupo del atentado de París produce en Siria y otros lugares, donde las mujeres son vendidas como esclavas sexuales, los homosexuales son lanzados desde lo alto de los edificios y los hombres asesinados si no se unen a ellos. Esto es otra gran prueba de su gran “humanidad”. Ustedes no son humanos, si lo fueran dejarían de fabricar armas para la muerte. Ustedes son la maldad personificada y contra ustedes es contra quien hay que luchar, porque todos ustedes, los que nos gobiernan, los que nos pagan míseros salarios, los que investigan para la muerte y no para la vida, los que se pasan la vida entrenándose para las guerras, los que viven de a costa de los pueblos gracias a las religiones y los que para tener el estatus de ustedes emplean la violencia para conseguirlo, sólo quieren PODER Y ACUMULACIÓN DE BENEFICIOS.
Déjenme, para acabar, decirles que porque nos detengan no podrán nunca acabar con nosotr@s, que somos simples mortales y que sólo tenemos eso, una sola vida que vivir, la cual dedicamos a reivindicar la LIBERTAD, la SOLIDARIDAD y el APOYO MUTUO, pilares fundamentales para crear una sociedad que hunda y haga desaparecer los fundamentos de la suya, la de ustedes, la de aquellos que no merecen el calificativo de seres humanos, que han demostrado no servir más que para llevar la falta de libertad, la miseria, el hambre, la destrucción y la muerte a todos los lugares del planeta. Sí, soy anarquista, somos anarquistas, y nos enorgullece serlo y decirlo. Ustedes nos pueden asesinar o nos pueden encerrar, pero lo que no podrán hacer jamás, y eso es lo que más les preocupa, es asesinar y encerrar la LIBERTAD, la cual estará siempre presente entre los humanos. Ustedes podrán controlar y adormecer a los pueblos, pero siempre habrá mentes que no se dejarán doblegar y que tendrán sentimientos de una altura inalcanzable para sus tentáculos, y ese es el punto débil de vuestro pernicioso Sistema Social. Contra eso no tienen ustedes ni inteligencia ni medios de control disponibles. El pensamiento es libre y no hay escáner ni frontera que lo controle ni le corte el paso.
Y para terminar, desde aquí mandar un fraternal abrazo a tod@s aquell@s mujeres y hombres, compañer@s tod@s, que en cualquier parte, a pesar de los zarpazos del Poder, aportan su granito de arena por llevar las ideas de libertad y emancipación a los pueblos de todos los rincones del planeta. USTEDES TIENEN LA RAZÓN DE LA FUERZA, PERO NOSOTR@S TENEMOS LA FUERZA DE LA RAZÓN.
[Publicado originalmente en revista Orto # 179, Badalona, octubre-diciembre 2015. Numero completo accesible en http://revistaorto.net/sites/default/files/numeros/pdf/Orto%20179.pdf.]