Eduardo Montagut
En este tiempo de protestas, críticas, manifestaciones y contestaciones a un orden que no está garantizando los derechos fundamentales ni la misma subsistencia de muchas personas, se está planteando la necesidad de generar alternativas. En la Historia contemporánea podemos encontrar algunas referencias: la Comuna de París es, quizás, el ejemplo más intenso de una experiencia de gobierno obrero al margen del orden establecido, y así fue ya reconocida por muchos revolucionarios contemporáneos.
La Comuna surgió a partir del final de la guerra franco-prusiana [julio 1870-mayo 1871]. La derrota de Sedán produjo la huida del gobierno francés a Versalles. En septiembre de 1870, la ciudad de París quedó en manos de unos comités de distrito con un comité central. Este comité tenía a su cargo unos 60.000 hombres de la guardia nacional. El comité declaró una comuna directamente elegida por el pueblo y rechazó la autoridad del gobierno de Versalles. En enero de 1871, los prusianos llegaban a las afueras de París.
En París salió elegida una Asamblea comunal, organizada en diez comisiones, dedicadas a distintas funciones: subsistencias, finanzas, trabajo, justicia, etc. En la Asamblea se sentaban representantes de distintas sensibilidades: antiguos jacobinos, blanquistas, proudhonianos, bakuninistas, etc..
Como decíamos al principio, con la Comuna se intentó organizar un modelo político nuevo, en el que todos los poderes debían proceder de la soberanía popular. El día 19 de abril de 1871 se publicó la Declaración al pueblo francés, donde se pedía autonomía para todas las comunas que se constituyesen en ciudades y departamentos, con derechos ilimitados de reunión y prensa, enseñanza obligatoria gratuita, etc.. Las industrias y talleres abandonados por sus dueños pasarían a ser regidos por comités obreros en régimen de autogestión. Los pisos vacíos fueron requisados y hasta se decretó la liberalización del arte.
“¿Qué pide el pueblo de París? La autonomía absoluta de la Comuna extendida en todas las localidades de Francia. Los derechos de la comuna son: el presupuesto comunal, el reparto del impuesto, la dirección de los servicios, de la magistratura, de la enseñanza y la garantía absoluta de la libertad individual y de trabajo. Eso quiere París: una delegación de las comunas federadas”
Pero fuera de París se constituyó el primer gobierno de la III República con Thiers a la cabeza. El gobierno envió un potente ejército, comandado por Mac-Mahon, para ocupar la capital, ya que la Comuna suponía un serio desafío al orden. Ni la burguesía francesa ni los prusianos estaban dispuestos a tolerar lo que estaba ocurriendo. Los combates fueron intensos, con mucha violencia y fusilamientos de prisioneros por ambas partes. Por fin, el ejército venció la resistencia parisina y entró en la ciudad, desatándose una durísima represión. Se calcula que unos setenta mil comunards fueron encarcelados y se exiliaron. Los fusilados pudieron llegar a los veinte mil.
El fracaso de la Comuna repercutió en la marcha de la Asociación Internacional de Trabajadores [AIT o Primera Internacional], especialmente en Francia, y en el movimiento obrero de muchos países, ya que los gobiernos consideraron a las asociaciones obreras como enemigas del orden y la paz pública, apresurándose a prohibirlas y a reprimir cualquier manifestación del mismo.
[Tomado de http://losojosdehipatia.com.es/cultura/historia/la-comuna-de-paris.]