Marcos Valverde (Correo del Caroní)
Trascurrieron 10 horas entre un tuit y otro. Ambos provenían de la cuenta de la profesional en finanzas y especialista en desarrollo organizacional Adriana Medina (@cotidiana). Ambos, del 14 de diciembre. El primero era la petición: “Necesito con extrema urgencia para mi sobrino de 3 años que padece cáncer de pulmón Cardioxane principio activo Dexrazoxane. En Caracas”. 10 horas entre un mensaje y otro. 10 horas decisivas, se pudiera decir, para el sobrino de Medina. 10 horas en las que nada ocurrió porque nadie pudo ayudar: la medicina de la que dependía está escasa. El anuncio de la consecuencia llegó, luego, con pesadumbre: “El medicamento no se consiguió. Gracias a este maldito gobierno. Mi sobrino de tres años falleció esta madrugada”.
Trascurrieron 10 horas entre un tuit y otro. Ambos provenían de la cuenta de la profesional en finanzas y especialista en desarrollo organizacional Adriana Medina (@cotidiana). Ambos, del 14 de diciembre. El primero era la petición: “Necesito con extrema urgencia para mi sobrino de 3 años que padece cáncer de pulmón Cardioxane principio activo Dexrazoxane. En Caracas”. 10 horas entre un mensaje y otro. 10 horas decisivas, se pudiera decir, para el sobrino de Medina. 10 horas en las que nada ocurrió porque nadie pudo ayudar: la medicina de la que dependía está escasa. El anuncio de la consecuencia llegó, luego, con pesadumbre: “El medicamento no se consiguió. Gracias a este maldito gobierno. Mi sobrino de tres años falleció esta madrugada”.
Ese caso, uno de los que inauguró noticiosamente esta semana, ha puesto en relieve que la escasez en Venezuela no es solo un asunto de pasar horas en colas para comprar leche o papel higiénico, sino que supone la posibilidad, multiplicada y democrática, de morir debido a la ausencia de algún medicamento. El ingenio, sin embargo, se ha opuesto a la adversidad. De allí han surgido voluntariados que se erigen como alternativas para contrarrestar la desaparición de medicinas. Uno de ellos, la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida (Codevida), es hoy una de las más importantes de país y, debido a su alcance, ha sido reconocida internacionalmente.
Francisco Valencia (transplantado renal, según describe en su cuenta de Twitter, @valenciafran), su director, explica que Codevida surgió en 2013 para contrarrestar la escasez de medicinas. En ese momento, no estaba tan agudizada como ahora. “Cuando fundamos Codevida, a través de la mediación de la Organización Panamericana de la Salud, resolvimos algunos problemas de escasez, pero por el problema ha debido ampliar sus objetivos”, señala.
Proyección ante la crisis
Codevida acudió en marzo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El foco de la exposición estuvo en el repunte de los números de la escasez en Venezuela. “Si hay una persona con condición crónica y no consigue las medicinas, el tratamiento y la cura de esa persona no va a ser la que se espera. Para una persona que no tenga tratamiento de cáncer, sus probabilidades de generar metástasis son mayores”, expone.
Valencia destaca que organizaciones de venezolanos en el extranjero han suministrado tratamientos que ellos, luego, distribuyen. Por ejemplo, ahora mismo, en España, una tonelada y media de medicamentos aguarda por el envío. El camino fue el mismo: comunicarse a través de la cuenta de Twitter @codevida o del correo coalicionporlavida@gmail.com.
Otra iniciativa es #DonaTusMedicamentos, un grupo que, a través de Facebook, promueve el intercambio o la donación de medicamentos sin usar. Sus modalidades son más explícitas en donatusmedicamentos.org.ve.
Ciudad Guayana también cuenta con su propio club de donantes de medicinas: es el que de lunes a viernes, entre las 6:00 y las 9:00 am, organiza el programa La Tropa mediante la sección Una ayudaíta. El método consiste en llamar al programa, solicitar u ofrecer y, finalmente, coordinar las entregas. Solo basta escucha el programa a través de Rumba, 98.1.
El director de Codevida pone el dedo sobre una llaga: aun en países en guerra está garantizado el suministro de medicamentos que en Venezuela, sin ser uno de ellos, no se consiguen. ¿Una solución inmediata? Que se decrete una crisis para la activación de ayuda internacional. Solo que hay un detalle: para que eso ocurra, el gobierno debe admitir que hay una crisis. ¿Acaso lo hará? Ello sería un primer paso para que nadie, nunca, escriba de nuevo que “El medicamento no se consiguió. Gracias a este maldito gobierno”.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/cdad/item/40598-voluntarios-que-se-plantan-ante-la-escasez-de-medicinas.]
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