Javier Vivas
Aunque el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus "aliados" (incluyendo quienes ayer eran acérrimos opositores) lograran en las próximas elecciones parlamentarias una mayoría circunstancial, es decir, nunca superior a los dos tercios de los diputados que conforman la Asamblea Nacional, la revolución bolivariana esta herida de muerte.
Aunque el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus "aliados" (incluyendo quienes ayer eran acérrimos opositores) lograran en las próximas elecciones parlamentarias una mayoría circunstancial, es decir, nunca superior a los dos tercios de los diputados que conforman la Asamblea Nacional, la revolución bolivariana esta herida de muerte.
La revolución bolivariana está herida de muerte porque ha perdido sus preceptos esenciales de existencia. El rechazo a la crítica. La repetición de los actores fracasados en distintas funciones del Estado. La corrupción de políticos convertidos en neo-burgueses en simbiosis con castas militares, empresariales y financieras. Y lo más grave, una población que sufre los rigores de un empobrecimiento acelerado como producto del ejercicio de una praxis disimulada de neoliberalismo económico, cuyas contradicciones se revelan en tener la gasolina más barata del mundo, pero también la inflación más alta del mundo, es la confesión del fracaso de un gobierno que autodenominado "socialista", sólo le quedó como finalidad pagarle a sus acreedores internacionales, sometiendo al pueblo al más perverso de los sacrificios: el hambre.
Es cierto que antes de morir Chávez existían fallas en el ejercicio de políticas públicas; pero este las reconocía. Ejecutaba acciones y aplicaba medidas de rectificación. De hecho, en varias ocasiones, asumía públicamente los errores y ordenaba que sus decisiones de ser necesario, fueran revertidas. Maduro, ha hecho todo lo contrario. No solamente durante sus casi tres años en el poder nos ha tenido junto con sus acólitos parafraseando el cuento de la "guerra económica", sino que el resto del país en ámbitos vitales como la educación y la salud sufre momentos muy complejos que ni siquiera garantizan que un niño, por ejemplo, reciba su comida en la escuela, o que un paciente, pueda ser objeto del tratamiento necesario que le garantice la vida en cualquier hospital.
Atrás han quedado las escuelas bolivarianas como espejo de esa educación pregonada por Simón Rodríguez o Prieto Figueroa. Incluso hasta los maestros han sido denigrados en su condición social al ser los peores remunerados de la administración pública. Lo que una vez fue "Barrio Adentro", el propio Maduro, ordena su "revisión", es decir, acepta que una de las misiones principales del sostenimiento de la revolución bolivariana se encuentra agonizante en la salud del pueblo venezolano.
Irónico resulta, que la actual Asamblea Nacional, con mayoría del PSUV, verbigracia, los mismos quienes nos afirman que para derrotar la susodicha "guerra económica", deben ser reelectos en sus funciones como diputados(as), son ellos(as) quienes aprueban un presupuesto nacional para el próximo año con una inflación del 60%. Entonces, ¿es con semejante tasa de inflación que vamos a derrotar la "guerra económica"? Diciéndonos que nuestro salario, ya de por sí destruido como ingreso social para nuestras familias, que éste va a seguir deteriorándose en términos de aumentos de precios de alimentos, bienes y servicios ¡Vaya manera de hacer política y de estar con el pueblo!
En otras palabras, Maduro y su "gabinete", con el apoyo de sus diputados lo que nos están diciendo a los venezolanos es que "por ahora" debemos vivir otro año de sacrificios. En consecuencia, ni el aumento de la gasolina, que con toda seguridad debe concretarse en el primer trimestre de 2016, aunado con un precio del barril del petróleo en promedio de 40 dólares, y por supuesto, el agravamiento de los problemas sociales, donde precisamente, el principal problema es el deterioro en el nivel de vida de la población, solamente presagian que la muerte de la revolución bolivariana, desgraciadamente, para quienes aún abrigábamos esperanzas en la reconducción y rectificación del Estado, esas esperanzas están llegando a su fin.
Solamente, el cambio de aquellos actores quienes han pactado con élites de poder empresarial y financiero, quienes sólo han demostrado incoherencia y pésima gestión en sus funciones, quienes sólo han demostrado ser amigos del capitalismo en su praxis de vida con un enriquecimiento descarado ante los ojos de un pueblo, es posible que aún quede una esperanza para evitar la muerte del sueño de Chávez. Aún quedan un pueblo con suficientes reservas morales, intelectuales y profesionales en el seno del chavismo para rescatar la revolución bolivariana. Lo demás será utopía. El madurismo no es chavismo. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
[Tomado de texto publicado en http://www.aporrea.org/actualidad/a216561.html.]
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