Anoche escuché –en la voz grave de Serrano, locutor del noticiero estelar de la televisión estatal- la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) sobre la crisis migratoria cubana en Centroamérica. Una vez más he confirmado cómo el Gobierno logra mantener a la gente tranquila, sin cuestionar ni pelear por sus derechos. No lo hace a punta de pistola, utiliza otro tipo de arma: la desinformación.
Para un conflicto que lleva días de desarrollo, la declaración deja mucho que desear. Refiere que “más de mil ciudadanos cubanos han estado arribando a Costa Rica desde otros países de la región con la intención de viajar hacia los Estados Unidos”. Observen la sutileza, no es lo mismo decir “más de mil cubanos” que más de 1500 o casi 2000. El texto no revela la situación real de esas personas. Tampoco condena la actitud del gobierno de Daniel Ortega, es más, ni siquiera lo menciona. El pueblo de Cuba no merece saber de los gases lacrimógenos, la negativa de Nicaragua y sus amenazantes tropas antimotines custodiando la frontera como si de delincuentes se tratara. Cuba se limpia las manos aclarando que salieron del país de manera legal, y recordando que pueden regresar a casa si lo desean. Según el Minrex, “las autoridades cubanas se han mantenido en permanente contacto con los gobiernos de los países implicados, con el objetivo de encontrar una solución rápida y adecuada, que tome en consideración el bienestar de los ciudadanos cubanos”. Sin embargo, la nota no indica si también han mantenido “permanente contacto” con esos cubanos varados en Costa Rica.
Insulta que un gobierno no se pronuncie por la integridad física y psicológica de sus ciudadanos, sobre todo si se encuentran en una situación tan dolorosa. Es una burla a la inteligencia del pueblo que en la nota –por la que deben informarse- solo aparezcan como culpables la Ley de ajuste estadounidense y la política de pies-secos/pies-mojados que otorga ciertos privilegios a los nacidos en la isla.
Sí, es cierto que esas leyes estimulan, pero habría que analizar las causas del problema. Sería fácil, basta con indagar un poco. ¿Por qué los cubanos huyen en desbandada? ¿Por qué prefieren lanzarse a esa aventura con hijos pequeños, dejando atrás al resto de la familia, abandonando sus hogares? ¿Por qué se van personas con bajo nivel académico y profesionales? Nada de preguntas, es mejor soltar la papa caliente; por eso dedican cuatro párrafos a denunciar la Ley de ajuste y el Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos.
Así, utilizando la desinformación en un medio nacional informativo, evitan que la gente de a pie se informe. Parece un trabalenguas, un juego de palabras, pero es muy serio. Esas personas que cada día encienden el televisor para ver el noticiero y/o compran el periódico Granma y leen sus “informaciones”, tienen sus motivos para hacerlo. Mediante esa misma desinformación les han hecho creer que es ahí donde encontrarán la verdad.
El gobierno sabe bien lo que hace, por eso está tan lejos el internet para todos, no solo por el atraso tecnológico del país. Por eso el wifi es tan caro, no solo por las ganancias que reporta a la estatal Etecsa, sino porque a esos precios ¿quién puede emplear las cuentas para otra cosa que no sea la comunicación con la familia? ¿Habrá algún loco que gaste su dinero buscando información cuando aquí la puede encontrar tan fácil, barata y segura?
La desinformación genera estados de opinión y, aunque algunos no lo crean, la mayoría de las veces las reacciones son a favor del gobierno. O sea, la gente se traga el bodrio que le dan. Por eso mis vecinas, después del noticiero, solo comentaban sobre “esa gente engañada que se va sin pensarlo bien”, “las madres locas que someten a sus hijos a desgracias semejantes” y “el daño que ha hecho la Ley de ajuste”.
Yo no puedo asegurar si toda esta crisis migratoria fue tramada por el gobierno cubano, no tengo medios para confirmarlo ni soy especialista. Lo que sí puedo decir es que el espacio de la Mesa Redonda del lunes y el martes no trató este tema álgido y caliente. Durante toda una hora pudieron haber explicado bien de qué va la cosa, cuáles son las causas del problema y las posibles soluciones. Pero prefirieron dedicarla a otro asunto: el desarrollo de la televisión digital en el país. Está claro, la desinformación es un arma poderosa que extermina al bichito de la curiosidad y logra tener a la gente enajenada e indefensa.
[Tomado de http://observatoriocriticocuba.org/2015/11/19/la-desinformacion-un-arma-poderosa/.]
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