I.S.
Cuando uno ha nacido, vivido y llenado su existencia de experiencias en este territorio dominado por el Estado chileno, conoce lo que es estar acostumbrado a recibir cada año las fiestas de Septiembre ligadas a la historia nacional, supuestamente “nuestra” historia.
Sobre todo en un país que en los últimos años ha adoptado fielmente el modelo Neoliberal junto al idealizado sistema democrático pos dictadura, es de convenir para los que cuidan el orden sobreponer una historia falsa ligada a logros militares que supuestamente se lograron como “sociedad chilena”. La democracia y la salida pactada de la dictadura necesitaban imponer una propaganda de reconciliación que pudiera decir que todxs somos parte de una misma sociedad, que alguna vez tuvo “diferencias” pero que supo superarlas sobreponiendo la banderita tricolor sobre nuestros conflictos. Bonito discurso para olvidar 17 años de una de las Dictaduras más criminales que ha existido en la historia, y que ha estado en la boca de políticos de todos colores.
No es de extrañar que en un mes marcado en la historia por el golpe militar se utilice intencionalmente con la verborrea patriota y la propaganda chilena en todos los medios de comunicación. No es extrañar tampoco que la historia del Estado chileno, basada en guerras de poder, en conflictos patronales, en masacres obreras o en exterminios de grupos indígenas se disfrace de un pintoresco relato que nos hace parte a nosotrxs de esa historia.
Es así, como un conflicto entre elites criollas y españoles por intereses comerciales lo llamamos “guerras de independencia”. Es así, como patrones de fundos, oligarcas varios, son “héroes” de nuestra historia. Milicos autoritarios se transformaron en “padres de la patria”, conservadores ligados a grupos económicos se pusieron en el pedestal de la historia chilena y finalmente, la invención del Estado chileno y su imposición en el territorio por intereses comerciales a través de guerras, construcción de caminos, persecución y exterminio de grupos indígenas, lo llamaran en su relato “PROGRESO”.
Septiembre, mes de memoria para algunxs, se transforma en un respiro para politicxs sobre todo en un contexto donde las mañas de estos grupos se han ido descubriendo y la desconfianza social es aún mayor. Que mejor en un país corrupto que un mes de olvido y cinismo patriotero donde las fondas se instalan tapando a una sociedad en crisis, que vive estresada, desconfiada de “sus políticos”, con sueldos de mierda, endeudada por el sueñito neoliberal de obtener beneficios materiales. La cueca, las borracheras varias, comprar y pelearse por la carne en supermercados, el asaito, aplaudir a un imbécil en un rodeo, son los parches que utiliza el poder para sobreponerse a contextos de conflicto y enorme decepción social a las instituciones. En un país carcomido por el sueño de Milton Friedman y sus nefastas consecuencias sociales, el relato histórico chileno se convierte en un recurso cultural que se utiliza para ocultar el conflicto, para imponer una cortina sobre la realidad de sobrevivencia de un sueño económico en crisis y una institucionalidad que demuestra de qué lado está en este enfrentamiento.
No es nuevo. En todos los Regímenes políticos a lo largo de la historia de Chile se ha utilizado la herramienta patriota para ocultar el conflicto social, donde la cueca y políticos payasos bailando en fondas han dejado sorda enormes huelgas, revueltas que han sido silenciadas con bayonetas de milicos y disparos de pacos y donde también, nuestro silencio y complicidad han sido parte de este recurso.
Ya son suficientes años que hemos tenido que aguantar que muchas veces estas fiestas oculten la historia negra de este país construido en base al autoritarismo, la persecución, la cárcel y la muerte. Septiembre es un mes de enfrentamiento, de memoria y rabia por lxs nuestrxs, los que han caído bajo la tortura de un cobarde milico o un paco asesino. Seamos la molestia de este relato, la hostilidad de este recurso cultural y recordarle al poder que hay algunxs que aun recordamos quien comenzó esta guerra.
[Publicado originalmente en el periódico El Anárquico # 6, Santiago - Valparaiso, septiembre 2015. Edición accesible en https://periodicoelanarquico.files.wordpress.com/2015/09/sin-tc3adtulo-1.pdf.]
Cuando uno ha nacido, vivido y llenado su existencia de experiencias en este territorio dominado por el Estado chileno, conoce lo que es estar acostumbrado a recibir cada año las fiestas de Septiembre ligadas a la historia nacional, supuestamente “nuestra” historia.
Sobre todo en un país que en los últimos años ha adoptado fielmente el modelo Neoliberal junto al idealizado sistema democrático pos dictadura, es de convenir para los que cuidan el orden sobreponer una historia falsa ligada a logros militares que supuestamente se lograron como “sociedad chilena”. La democracia y la salida pactada de la dictadura necesitaban imponer una propaganda de reconciliación que pudiera decir que todxs somos parte de una misma sociedad, que alguna vez tuvo “diferencias” pero que supo superarlas sobreponiendo la banderita tricolor sobre nuestros conflictos. Bonito discurso para olvidar 17 años de una de las Dictaduras más criminales que ha existido en la historia, y que ha estado en la boca de políticos de todos colores.
No es de extrañar que en un mes marcado en la historia por el golpe militar se utilice intencionalmente con la verborrea patriota y la propaganda chilena en todos los medios de comunicación. No es extrañar tampoco que la historia del Estado chileno, basada en guerras de poder, en conflictos patronales, en masacres obreras o en exterminios de grupos indígenas se disfrace de un pintoresco relato que nos hace parte a nosotrxs de esa historia.
Es así, como un conflicto entre elites criollas y españoles por intereses comerciales lo llamamos “guerras de independencia”. Es así, como patrones de fundos, oligarcas varios, son “héroes” de nuestra historia. Milicos autoritarios se transformaron en “padres de la patria”, conservadores ligados a grupos económicos se pusieron en el pedestal de la historia chilena y finalmente, la invención del Estado chileno y su imposición en el territorio por intereses comerciales a través de guerras, construcción de caminos, persecución y exterminio de grupos indígenas, lo llamaran en su relato “PROGRESO”.
Septiembre, mes de memoria para algunxs, se transforma en un respiro para politicxs sobre todo en un contexto donde las mañas de estos grupos se han ido descubriendo y la desconfianza social es aún mayor. Que mejor en un país corrupto que un mes de olvido y cinismo patriotero donde las fondas se instalan tapando a una sociedad en crisis, que vive estresada, desconfiada de “sus políticos”, con sueldos de mierda, endeudada por el sueñito neoliberal de obtener beneficios materiales. La cueca, las borracheras varias, comprar y pelearse por la carne en supermercados, el asaito, aplaudir a un imbécil en un rodeo, son los parches que utiliza el poder para sobreponerse a contextos de conflicto y enorme decepción social a las instituciones. En un país carcomido por el sueño de Milton Friedman y sus nefastas consecuencias sociales, el relato histórico chileno se convierte en un recurso cultural que se utiliza para ocultar el conflicto, para imponer una cortina sobre la realidad de sobrevivencia de un sueño económico en crisis y una institucionalidad que demuestra de qué lado está en este enfrentamiento.
No es nuevo. En todos los Regímenes políticos a lo largo de la historia de Chile se ha utilizado la herramienta patriota para ocultar el conflicto social, donde la cueca y políticos payasos bailando en fondas han dejado sorda enormes huelgas, revueltas que han sido silenciadas con bayonetas de milicos y disparos de pacos y donde también, nuestro silencio y complicidad han sido parte de este recurso.
Ya son suficientes años que hemos tenido que aguantar que muchas veces estas fiestas oculten la historia negra de este país construido en base al autoritarismo, la persecución, la cárcel y la muerte. Septiembre es un mes de enfrentamiento, de memoria y rabia por lxs nuestrxs, los que han caído bajo la tortura de un cobarde milico o un paco asesino. Seamos la molestia de este relato, la hostilidad de este recurso cultural y recordarle al poder que hay algunxs que aun recordamos quien comenzó esta guerra.
[Publicado originalmente en el periódico El Anárquico # 6, Santiago - Valparaiso, septiembre 2015. Edición accesible en https://periodicoelanarquico.files.wordpress.com/2015/09/sin-tc3adtulo-1.pdf.]
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