Red Ambientalista Brisa
La superficie del Municipio Boconó es de aproximadamente 1.365km². Parte de este territorio fue declarado ABRAE (Áreas Bajo Régimen de Administración Especial): Parque Nacional Guaramacal, Parque Nacional Dinira, Monumento Natural Teta de Niquitao – Guirigay, y Zona Protectora de los ríos Guanare, Tucupido, Boconó, Masparro y La Yuca. La finalidad de estas ABRAE, es resguardar zonas boscosas y ecosistemas parameros, que albergan cuantiosos recursos naturales y son hábitat de especies endémicas. Aportan estas zonas inmensos volúmenes de agua vitales para el desarrollo de los habitantes de las comunidades urbanas y rurales, agricultura, sistemas de riego, generación de energía eléctrica y muchos más.
El río Boconó nace en el pico El Turmal, páramo Cendé a una altitud de 3.582msnm. Recibe numerosos afluentes entre ríos y quebradas; destacan los ríos Burate y Anús que nacen en los páramos Guirigay y Guaramacal, respectivamente. Hidrológicamente, forman la Cuenca del río Boconó con área aproximada de 1.614km2 hasta el embalse de Boconó – Tucupido (Peña Larga). Este territorio lo conforman las subcuencas Alto Boconó, Burate y Boconó Medio.
La cuenca ha confrontado una constante situación de vulnerabilidad originada por intervenciones antrópicas: ampliación de la frontera agrícola, deforestaciones, sustitución de plantaciones conservacionistas (café) por cultivos limpios (hortalizas), aplicación irracional de agrotóxicos, incendios forestales, extracción arbitraria de arena, alteración del fondo natural del río, ubicación de viviendas en las márgenes, descargas superficiales de aguas residuales, todo ello más la geología frágil que caracteriza al Municipio ha incrementado la erosión en su expresión máxima como son las cárcavas, en especial las del Alto de San Antonio que constituyen una amenaza latente por cuanto el constante aporte de material granular (arenas) levanta el lecho del río y acorta la vida útil de la Central Hidroeléctrica Boconó-Tucupido en la cual, según estudios técnicos de la Academia de Ciencias Agrícolas de Venezuela (ACAV) y Corpoelec a través de batimetrías recientes, se han cuantificado vastos volúmenes de sedimentos
Boconó ha sido afectado periódicamente por inundaciones. Se carece de estimaciones cuantitativas de la crecida de 1951: sólo se tienen imágenes de la tragedia. Velásquez y Pérez, 1990 y González, 1992, estimaron crecidas del 13 de agosto de 1972 en 255m3/s, 8 de junio de 1981 (800m3/s) y 5 de abril de 1990 (770m3/s), siendo estas dos últimas junto a la de 1981 las mayores crecidas generadoras de inundaciones, así como el estudio de los datos pluviométricos de diferentes estaciones que dieron origen a la inundación de 1990.
En cuanto al reciente episodio del desastre por inundación ocurrido en Urb. Coromoto (Vega Arriba), se puntualiza lo siguiente: durante 25 días del mes de junio llovió copiosamente así como en seis de los primeros ocho días de julio. Se presume que esta cantidad de agua que saturó los suelos, más la alta tasa de sedimentación del río Boconó antes descrita, contribuyó a lo ocurrido el 8 de julio que según Velásquez (2015) fue producto de la ruptura o falla del muro de contención -ya detectada desde años anteriores- y no de una crecida de gran magnitud.
¿Cuáles son las consecuencias de una inundación?: impacto sobre los recursos naturales por obstrucción de cauces, degradación de la calidad de aguas y suelos, disminución de su fertilidad, daños a propiedades, socavación y deslizamiento de viviendas, destrucción de infraestructura vial, urbanística y patrimonial, derrumbe de puentes y vías agrícolas, pérdida de productos perecederos, taludes, fallas de borde, cambio de escenarios paisajísticos, pérdida de vidas humanas, traumas psicológicos y económicos, desconcierto, desolación. Altísimos costos socioambientales y financieros.
Por cuanto eventos de esa magnitud son recurrentes (tiempos de retorno) y más aún cuando la Falla de Boconó está en actividad permanente lo que conlleva riesgos sísmicos, urge asumir responsabilidades colectivas para actuar en corto, mediano y largo plazo, y prevenir daños de mayor envergadura. En ese contexto se plantea lo siguiente:
a) Las autoridades respectivas deben reflexionar, apoyadas en la normativa legal, sobre los usos futuros de las áreas afectadas, con acuerdo a los resultados y sugerencias derivados de estudios técnicos aportados por representantes de instituciones expertas en la materia: un uso inapropiado implicaría riesgos para las personas y comunidades que se encuentran aguas abajo por cuanto sería impredecible el comportamiento del río en épocas críticas.
b) Al tramo que propiamente cumple funciones de embalse (confluencia de quebrada San Rafael con el río Boconó hasta quebrada La Milla) debe dársele un uso natural que mantenga su capacidad de regulación de crecidas. Las intervenciones que reducen el ancho hidráulico (muros marginales y saques de arena arbitrarios), disminuyen la capacidad de amortiguación de crecidas (es muy importante estudiar el caso de las areneras). Esas medidas son aplicables (y necesarias) al tramo intermedio quebrada La Milla-Puente Zumbador-Puente La Cavita, más urbanizado en sus márgenes, previo estudio hidráulico y de actualización de manchas de inundación correspondientes. Conviene entonces estudiar y ejecutar medidas no estructurales: reforestación en taludes y márgenes, agresiva campaña de Educación Ambiental (formal e informal) siembra dirigida y construcción de barreras de bambú.
c) Propiciar una Jornada (tercera semana de octubre próximo) en la cual participen expertos que analicen, estudien y emitan criterios firmes en las diferentes áreas involucradas (ambiente, geografía, hidrología, geología, urbanismo, ordenamiento territorial, economía, restauración ecológica, agronomía, ingeniería, estudio de riesgos y vulnerabilidad y/u otros).
d) Estudios técnicos de carácter hidráulico para prevenir desastres mayores; plan de ordenación territorial y urbanística es prioritario; declaración de Boconó como Municipio Piloto para ensayos agroecológicos; subsanar o mitigar la acción de procesos erosivos y torrenciales; medidas de control aguas arriba.
Se exhorta a los boconeses que ocupan altas posiciones de gobierno para que gestionen ante los organismos respectivos atención urgente a lo antes planteado; a las universidades, institutos, academias, Comisiones de Ambiente de la Asamblea Nacional, del CLET y del Concejo Municipal; Consejos Comunales, ONGs nacionales e internacionales, y a boconeses y admiradores de nuestro terruño, en cualquier espacio local, regional, nacional e internacional para que contribuyan con sus ideas, aportes técnicos u otros, a valorar, rescatar y consolidar la honrosa historia y exuberante biodiversidad del Jardín de Venezuela.
[Tomado de http://desarrollosustentable.com.ve/pronunciamiento-de-la-red-ambientalista-brisa.]
La superficie del Municipio Boconó es de aproximadamente 1.365km². Parte de este territorio fue declarado ABRAE (Áreas Bajo Régimen de Administración Especial): Parque Nacional Guaramacal, Parque Nacional Dinira, Monumento Natural Teta de Niquitao – Guirigay, y Zona Protectora de los ríos Guanare, Tucupido, Boconó, Masparro y La Yuca. La finalidad de estas ABRAE, es resguardar zonas boscosas y ecosistemas parameros, que albergan cuantiosos recursos naturales y son hábitat de especies endémicas. Aportan estas zonas inmensos volúmenes de agua vitales para el desarrollo de los habitantes de las comunidades urbanas y rurales, agricultura, sistemas de riego, generación de energía eléctrica y muchos más.
El río Boconó nace en el pico El Turmal, páramo Cendé a una altitud de 3.582msnm. Recibe numerosos afluentes entre ríos y quebradas; destacan los ríos Burate y Anús que nacen en los páramos Guirigay y Guaramacal, respectivamente. Hidrológicamente, forman la Cuenca del río Boconó con área aproximada de 1.614km2 hasta el embalse de Boconó – Tucupido (Peña Larga). Este territorio lo conforman las subcuencas Alto Boconó, Burate y Boconó Medio.
La cuenca ha confrontado una constante situación de vulnerabilidad originada por intervenciones antrópicas: ampliación de la frontera agrícola, deforestaciones, sustitución de plantaciones conservacionistas (café) por cultivos limpios (hortalizas), aplicación irracional de agrotóxicos, incendios forestales, extracción arbitraria de arena, alteración del fondo natural del río, ubicación de viviendas en las márgenes, descargas superficiales de aguas residuales, todo ello más la geología frágil que caracteriza al Municipio ha incrementado la erosión en su expresión máxima como son las cárcavas, en especial las del Alto de San Antonio que constituyen una amenaza latente por cuanto el constante aporte de material granular (arenas) levanta el lecho del río y acorta la vida útil de la Central Hidroeléctrica Boconó-Tucupido en la cual, según estudios técnicos de la Academia de Ciencias Agrícolas de Venezuela (ACAV) y Corpoelec a través de batimetrías recientes, se han cuantificado vastos volúmenes de sedimentos
Boconó ha sido afectado periódicamente por inundaciones. Se carece de estimaciones cuantitativas de la crecida de 1951: sólo se tienen imágenes de la tragedia. Velásquez y Pérez, 1990 y González, 1992, estimaron crecidas del 13 de agosto de 1972 en 255m3/s, 8 de junio de 1981 (800m3/s) y 5 de abril de 1990 (770m3/s), siendo estas dos últimas junto a la de 1981 las mayores crecidas generadoras de inundaciones, así como el estudio de los datos pluviométricos de diferentes estaciones que dieron origen a la inundación de 1990.
En cuanto al reciente episodio del desastre por inundación ocurrido en Urb. Coromoto (Vega Arriba), se puntualiza lo siguiente: durante 25 días del mes de junio llovió copiosamente así como en seis de los primeros ocho días de julio. Se presume que esta cantidad de agua que saturó los suelos, más la alta tasa de sedimentación del río Boconó antes descrita, contribuyó a lo ocurrido el 8 de julio que según Velásquez (2015) fue producto de la ruptura o falla del muro de contención -ya detectada desde años anteriores- y no de una crecida de gran magnitud.
¿Cuáles son las consecuencias de una inundación?: impacto sobre los recursos naturales por obstrucción de cauces, degradación de la calidad de aguas y suelos, disminución de su fertilidad, daños a propiedades, socavación y deslizamiento de viviendas, destrucción de infraestructura vial, urbanística y patrimonial, derrumbe de puentes y vías agrícolas, pérdida de productos perecederos, taludes, fallas de borde, cambio de escenarios paisajísticos, pérdida de vidas humanas, traumas psicológicos y económicos, desconcierto, desolación. Altísimos costos socioambientales y financieros.
Por cuanto eventos de esa magnitud son recurrentes (tiempos de retorno) y más aún cuando la Falla de Boconó está en actividad permanente lo que conlleva riesgos sísmicos, urge asumir responsabilidades colectivas para actuar en corto, mediano y largo plazo, y prevenir daños de mayor envergadura. En ese contexto se plantea lo siguiente:
a) Las autoridades respectivas deben reflexionar, apoyadas en la normativa legal, sobre los usos futuros de las áreas afectadas, con acuerdo a los resultados y sugerencias derivados de estudios técnicos aportados por representantes de instituciones expertas en la materia: un uso inapropiado implicaría riesgos para las personas y comunidades que se encuentran aguas abajo por cuanto sería impredecible el comportamiento del río en épocas críticas.
b) Al tramo que propiamente cumple funciones de embalse (confluencia de quebrada San Rafael con el río Boconó hasta quebrada La Milla) debe dársele un uso natural que mantenga su capacidad de regulación de crecidas. Las intervenciones que reducen el ancho hidráulico (muros marginales y saques de arena arbitrarios), disminuyen la capacidad de amortiguación de crecidas (es muy importante estudiar el caso de las areneras). Esas medidas son aplicables (y necesarias) al tramo intermedio quebrada La Milla-Puente Zumbador-Puente La Cavita, más urbanizado en sus márgenes, previo estudio hidráulico y de actualización de manchas de inundación correspondientes. Conviene entonces estudiar y ejecutar medidas no estructurales: reforestación en taludes y márgenes, agresiva campaña de Educación Ambiental (formal e informal) siembra dirigida y construcción de barreras de bambú.
c) Propiciar una Jornada (tercera semana de octubre próximo) en la cual participen expertos que analicen, estudien y emitan criterios firmes en las diferentes áreas involucradas (ambiente, geografía, hidrología, geología, urbanismo, ordenamiento territorial, economía, restauración ecológica, agronomía, ingeniería, estudio de riesgos y vulnerabilidad y/u otros).
d) Estudios técnicos de carácter hidráulico para prevenir desastres mayores; plan de ordenación territorial y urbanística es prioritario; declaración de Boconó como Municipio Piloto para ensayos agroecológicos; subsanar o mitigar la acción de procesos erosivos y torrenciales; medidas de control aguas arriba.
Se exhorta a los boconeses que ocupan altas posiciones de gobierno para que gestionen ante los organismos respectivos atención urgente a lo antes planteado; a las universidades, institutos, academias, Comisiones de Ambiente de la Asamblea Nacional, del CLET y del Concejo Municipal; Consejos Comunales, ONGs nacionales e internacionales, y a boconeses y admiradores de nuestro terruño, en cualquier espacio local, regional, nacional e internacional para que contribuyan con sus ideas, aportes técnicos u otros, a valorar, rescatar y consolidar la honrosa historia y exuberante biodiversidad del Jardín de Venezuela.
[Tomado de http://desarrollosustentable.com.ve/pronunciamiento-de-la-red-ambientalista-brisa.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.