Fernando Escobar
Alan Moore (Northamptom, Inglaterra, 1953) hizo de la rebeldía una forma de vida. Desde su adolescencia, siendo expulsado del colegio en repetidas ocasiones, a fines de los setenta, empieza a colaborar con viñetas para publicaciones musicales con el seudónimo de Curt Vile. Al poco tiempo gana relevancia como dibujante, pero prefiere centrarse en la escritura de guiones iconoclastas y dejar el trabajo artístico en mano de diversos dibujantes de su confianza.
Ya a mediados de los ochenta es contratado por la gigante estadounidense DC Comics, con quienes mantendría una tensa relación de trabajo: la empresa se apropiaba de los derechos de autor y regalías de su trabajo. Un factor no menos importante en esa relación fue la constante censura que sufrían algunas de sus historias, que eran vistas por los ejecutivos como obras poco comerciales que abordaban temas polémicos o eran demasiado innovadoras en aspectos formales. Moore trabajaba varios proyectos de forma simultánea y en su actividad febril de los ochenta surgieron dos de sus obras icónicas: Watchmen y V for Vendetta. La lista de proyectos de Moore es larguísima, y el espacio no alcanza para enumerarla, pero a propósito de Ángeles Fósiles, vale destacar dos obras de finales de los noventa: Promethea, heroína de un universo paralelo que a través de sus aventuras recibe una introducción hacia la magia, y The League of Extraordinary Gentleman (La liga de los caballeros extraordinarios), cuyos personajes son extraídos de novelas clásicas de autores como H.G. Wells, Julio Verne o Robert Louis Stevenson
Negarse a abandonar su Northampton natal, sus continuas disputas con editoriales y las subsecuentes rupturas de contratos millonarios, así como su intento por formar una especie de sindicato junto a otros artistas gráficos británicos, lejos de cerrarle las puertas motivó a Moore a tomar el control total sobre su trabajo, asumiendo al anarquismo como único posicionamiento político posible.
Según Moore, la anarquía no es una patente de corso para el caos y el individualismo, por el contrario, anarquismo implica asumir la responsabilidad de nuestros propios actos para dejar de depender de un Estado opresor que no respeta la diversidad de pensamientos. En contraposición al anarquismo mooreano, tenemos al judeocristianismo y al que Moore considera el principal heredero del monoteísmo: el fascismo clásico, que bajo la muletilla de “la unión hace la fuerza” cometió las mayores atrocidades del siglo XX. El anarquismo es entendido como evolución y fuerza natural, tal como Moore lo expresa en una entrevista publicada en 2007 en un fanzine, un texto recuperado en el brillante prólogo que realiza el escritor Servando Rocha para la primera edición en español de Ángeles Fósiles:
“La anarquía, casi empieza con el principio de ‘en la diversidad, está la fuerza’, que tiene mucho más sentido desde el punto de vista del mundo natural. La Naturaleza, y las fuerzas de la evolución -por supuesto, si te ha tocado vivir en un país donde aún se siga creyendo en la evolución- en realidad no considera necesaria la idea de ‘en la unidad y lo uniforme está la fuerza’. Si quieres hablar sobre especies que han conseguido el éxito, entonces hablemos de los murciélagos y las cucarachas. Hay miles de variedades diferentes de murciélagos y cucarachas. Ciertos tipos de árboles y arbustos se han ido diversificando de forma tan espléndida que tienes a miles de ejemplos de esas especies básicas. Si lo contrastamos con los caballos o los humanos, sólo tendremos un tipo básico de humano y dos o quizá tres de caballos. Bajo términos del árbol evolutivo estamos demasiado al descubierto, con las ramas al desnudo. El programa al completo de la evolución parece ser la diversificación, porque en la diversidad está la fuerza”.
Alan Moore, entrevistado en Strangers in a Tanlges Wilderness (fanzine), 2007
[Fragmento de un texto más extenso, accesible en www.telegrafo.com.ec/cultura/carton-piedra/item/alan-moore-anarquia-y-arte-para-revivir-la-magia.html.]
Alan Moore (Northamptom, Inglaterra, 1953) hizo de la rebeldía una forma de vida. Desde su adolescencia, siendo expulsado del colegio en repetidas ocasiones, a fines de los setenta, empieza a colaborar con viñetas para publicaciones musicales con el seudónimo de Curt Vile. Al poco tiempo gana relevancia como dibujante, pero prefiere centrarse en la escritura de guiones iconoclastas y dejar el trabajo artístico en mano de diversos dibujantes de su confianza.
Ya a mediados de los ochenta es contratado por la gigante estadounidense DC Comics, con quienes mantendría una tensa relación de trabajo: la empresa se apropiaba de los derechos de autor y regalías de su trabajo. Un factor no menos importante en esa relación fue la constante censura que sufrían algunas de sus historias, que eran vistas por los ejecutivos como obras poco comerciales que abordaban temas polémicos o eran demasiado innovadoras en aspectos formales. Moore trabajaba varios proyectos de forma simultánea y en su actividad febril de los ochenta surgieron dos de sus obras icónicas: Watchmen y V for Vendetta. La lista de proyectos de Moore es larguísima, y el espacio no alcanza para enumerarla, pero a propósito de Ángeles Fósiles, vale destacar dos obras de finales de los noventa: Promethea, heroína de un universo paralelo que a través de sus aventuras recibe una introducción hacia la magia, y The League of Extraordinary Gentleman (La liga de los caballeros extraordinarios), cuyos personajes son extraídos de novelas clásicas de autores como H.G. Wells, Julio Verne o Robert Louis Stevenson
Negarse a abandonar su Northampton natal, sus continuas disputas con editoriales y las subsecuentes rupturas de contratos millonarios, así como su intento por formar una especie de sindicato junto a otros artistas gráficos británicos, lejos de cerrarle las puertas motivó a Moore a tomar el control total sobre su trabajo, asumiendo al anarquismo como único posicionamiento político posible.
Según Moore, la anarquía no es una patente de corso para el caos y el individualismo, por el contrario, anarquismo implica asumir la responsabilidad de nuestros propios actos para dejar de depender de un Estado opresor que no respeta la diversidad de pensamientos. En contraposición al anarquismo mooreano, tenemos al judeocristianismo y al que Moore considera el principal heredero del monoteísmo: el fascismo clásico, que bajo la muletilla de “la unión hace la fuerza” cometió las mayores atrocidades del siglo XX. El anarquismo es entendido como evolución y fuerza natural, tal como Moore lo expresa en una entrevista publicada en 2007 en un fanzine, un texto recuperado en el brillante prólogo que realiza el escritor Servando Rocha para la primera edición en español de Ángeles Fósiles:
“La anarquía, casi empieza con el principio de ‘en la diversidad, está la fuerza’, que tiene mucho más sentido desde el punto de vista del mundo natural. La Naturaleza, y las fuerzas de la evolución -por supuesto, si te ha tocado vivir en un país donde aún se siga creyendo en la evolución- en realidad no considera necesaria la idea de ‘en la unidad y lo uniforme está la fuerza’. Si quieres hablar sobre especies que han conseguido el éxito, entonces hablemos de los murciélagos y las cucarachas. Hay miles de variedades diferentes de murciélagos y cucarachas. Ciertos tipos de árboles y arbustos se han ido diversificando de forma tan espléndida que tienes a miles de ejemplos de esas especies básicas. Si lo contrastamos con los caballos o los humanos, sólo tendremos un tipo básico de humano y dos o quizá tres de caballos. Bajo términos del árbol evolutivo estamos demasiado al descubierto, con las ramas al desnudo. El programa al completo de la evolución parece ser la diversificación, porque en la diversidad está la fuerza”.
Alan Moore, entrevistado en Strangers in a Tanlges Wilderness (fanzine), 2007
[Fragmento de un texto más extenso, accesible en www.telegrafo.com.ec/cultura/carton-piedra/item/alan-moore-anarquia-y-arte-para-revivir-la-magia.html.]
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